El "Celeste Imperio" o "Imperio de los Dragones" ha sido desde tiempo inmemorial un país misterioso, enigmático y siempre tendiente a encerrarse en sí mismo, así como a considerarse superior al resto del mundo, su propio nombre en chino-mandarín: Zhonghuó, significa "reino del centro"o "centro del mundo", la misma muralla china significaba su deseo de separarse del resto del mundo, considerado como la barbarie que contrasta con lo que ellos identificaban como el verdadero y auténtico mundo civilizado.
China nace en el año 221 a.C. con la unificación relizada por Qin Shing Huang Di, rey de Quin, que sometió al resto de los llamados Estados Combatientes; sin él, China no existiría, sino tendríamos una serie de Estados en el este de Asia con distintas culturas y grados de desarrollo; serían los Han, que gobernaron entre el siglo II a.C y III d.C., quienes sentarían las bases de una cultura china unificada, y hasta con un idioma común a toda una región enorme que apenas se unificaba por la obediencia al Hijo del Cielo, naciendo la lengua China Mandarín, como un idioma artificial, creado precisamente por la élite burocrática, a fin de redactar los documentos oficiales y comunicarse los decretos imperiales en una sola lengua entendible por todos los habitantes de las 52 etnias que componen en realidad a China.
China es la "cultura madre" del Asia Oriental, tiene mucho de admirable e impresionante. Todo el resto de naciones del este de Asia, incluso su más tenaz rival: Japón, le debe a China su sistema de escritura, costumbres como la ceremonia del té, formas arquitectónicas, artísticas y de vestir, así como de pensamiento filosófico: el Taoísmo, por ejemplo, dio origen al Sintoismo en el Imperio del Sol, mientras que el Confucianismo influyó mucho en las formas políticas de las naciones asiáticas; entre tanto, China sufrió ataques o invasiones, sobre todo provenientes de las estepas del centro de Asia, sin embargo, todos estos invasores, como los Mongoles de Genghis y posteriormente, de su nieto, Kubilai, y los Manchurianos, terminarían por ser integrados por China y convertirse en sus adalides, los Mongoles conformarían la Dinastía Yuan, y el clan dirigente manchuriano de los Aisingoro se convertiría en la Dinastía Qing, última que ocupó el trono de la Ciudad Prohibida.
China por tanto, es increíblemente poderosa en muchos aspectos, pues para empezar, cuenta con la mayor población de la Tierra: 1,300 millones de personas, que le lleva a ser el mayor mercado de consumo y el mayor mercado de mano de obra del mundo, más aparte grandes elementos de influencia de poder ideológico o "poder blando", y gracias al poder económico con el que cuenta actualmente, puede armar un poderío militar bastante fuerte, sobre todo desde los años 50 y 60, en que China se convirtió también en potencia nuclear.
Ya lo decía Napoleón: China era el gigante dormido que cuando despertara iba a conmocionar al mundo, y así ha sido. Sin duda, el gigante asiático tiene mucho de admirable y mucho incluso de aplaudirse, como el hecho de, tras un siglo XIX desastroso, y una primera mitad del siglo XX sumida en guerra civil y la criminal invasión japonesa durante los años 30 y la II Guerra Mundial, China, en el espacio de cuarenta años sacara a 400 millones de personas de la pobreza extrema y constituyera la clase media más numerosa del planeta, liderara la carrera espacial, con sondas que han alunizado en la "Cara Oculta" de nuestro satélite, el desarrollo de tecnologías y logrado el respeto de la Comunidad Internacional, después de haber permanecido aislada durante siglos y hasta haber peligrado su existencia no solo como Estado, sino como nación misma.
Sin embargo, China, es para empezar, una verdadera anomalía histórica: su carácter como verdadero imperio, ya que con diversos cambios y transformaciones, China ha llegado hasta nuestros días, aglutinando en su seno a diversos pueblos que hoy en día deberían haber evolucionado a Naciones co identidades propias y posiblemente a Estados soberanos, su subsistencia y el carácter que tiene como "cultura madre" del Asia Oriental, la convierte en un caso similar a que el Imperio Romano continuara existiendo como entidad política en nuestros días en Occidente. Es por tanto, un verdadero monstruo, y como tal, es peligroso, y hoy estamos viendo el tamaño del hambre de poder y de riqueza que el dragón chino posee, lo que hace que, actualmente, se encuentre incluso pretendiendo lucrar con la pandemia del Coronavirus COVID-19, misma que se originó en su suelo y no hizo nada por evitar su extensión en el resto del mundo.
Véamos algunos detalles sobre China, que debemos tomar en cuenta:
- ¿China sigue siendo comunista? A pesar de que China ha adoptado, desde hace unos cuarenta años, durante el gobierno de Deng Xiao Ping, una economía de libre mercado y de apertura al exterior, China en realidad, sigue teniendo una base comunista, la realidad es que no existe un rompimiento entre la política seguida por Mao y la seguida posteriormente por Deng; la apertura la comenzó el primero al acercarse a EUA, gobernado en aquel entonces por Nixon y habiendo roto con la URSS. Mao igualmente, sus campañas de El Gran Salto Hacia Adelante y la Revolución Cultural, tuvieron un brutal costo humano de 50 millones de muertes; pero a diferencia de Stalin, que realizó su genocidio buscando conservar el poder y persiguiendo opositores, Mao realizó sus matanzas en el esfuerzo por industrializar rápidamente y de golpe a China, en cierta forma, Mao realizó la Revolución Meiji china, (misma que en Japón debió tener igualmente un enorme costo humano, más allá de la Rebelión Samurai de Tsushima) que complementó con la llamada Revolución Cultural, que aunque impregnada de fanatismo marxista, buscó desterrar algunas ideologías que consideraba, mantenían a los chinos en la Antigüedad, como el Confucianismo, aunque luego, rescataron esta corriente filosófica que, es sin duda, una de las mayores razones para sustentar la mentalidad de sumisión de los asiáticos ante la autoridad, sea en China, Japón o Tailandia. La realidad es que los chinos han seguido la interpretación marxista que indica que, como paso previo al logro del comunismo, hay que pasar por el capitalismo, más cuando China era hasta el reinado de Puyi, una sociedad semifeudal y agraria. Incluso, Trotsky y Lenin, tras la finalización de la Guerra Civil Rusa en 1921, trataron de implementar la Nueva Política Económica o NEP, que fue un intento por convertir a Rusia, de una sociedad agraria y todavía con rasgos feudales, en un país capitalista --como paso previo al socialismo-- pero que se vio truncado por la llegada al poder de Stalin, quien comenzó con la estatización de una economía que quedó estancada, preparando el terreno para el desastre de 1989-1991; cabría pensar que si Trotsky hubiese ganado el pulso al georgiano por el poder en el Kremlin, probablemente la URSS habría evolucionado de una manera muy similar a China.
- ¿Es China una Dictadura? Por supuesto que sí y bastante tiránica, con aspectos tales como el crédito social, la política del hijo único (que se ha relajado en los últimos años) y la vigilancia extrema policíaca a la sociedad, todas ellas medidas verdaderamente orwellianas y que semejan lo que hemos visto en algunas obras de Ciencia-Ficción como la película Enemigo Público con Will Smith (misma que tiene unos veinte años pero es enormemente actual) y la gran serie de J.J. Abrams Person of Interest, con James Claviezel; pero aquí cabe hacer algunas precisiones: Primero, lo mismo que en el caso de Rusia, China antes de su revolución no era un paraíso de las libertades; las distintas dinastías reinantes desde el 221 a.C. hasta 1911 fueron regímenes en buena medida totalitarios, igual que el Zarismo, no en balde, el Partido Comunista es visto en buena medida como una dinastía más; Segundo, de una dictadura personal, como la que ejercieron tanto Mao Tse Tung como Deng Xiao Ping, que no fueron Presidentes de la República o Jefes de Estado, sino líderes del Partido Comunista; se pasó, a partir de 1993 en que hubo una profunda reforma constitucional, a una institucionalización de la dictadura: ahora el Jefe del Estado o Presidente de la República, es a la vez, líder del Partido Comunista, pero además, se buscó establecer una colegiación en el ejercicio del poder, los presidentes Jiang Zeminh y Hu Jintao, ejercieron el poder de manera más limitada, además de que el Presidente era más un ejecutor de las decisiones tomadas por una serie de comités y consejos, que alguien dotado de un poder unipersonal al estilo del presidencialismo norteamericano o mexicano, además de que el enorme parlamento chino ejerce un auténtico control sobre las demás instancias de poder. Tercero: En realidad, el régimen chino no es una dictadura de Partido Único, sino de partido hegemónico en la clasificación de Duverger; existe una coalición formada por el Partido Comunista con otros ocho partidos políticos, incluyendo un ala del Partido Nacionalista que se opuso a Chiang Kai Shek, pero también se cuenta con el Partido Demócrata Campesino y Obrero, La Liga Democrática, la Sociedad Jiusan y otros, todos ellos, tienen participación en el Parlamento y en la Asamblea Consultiva, una especie de cámara alta.
- Xi Jinping: Mucho del desequilibrio, y de la crisis actual, quizá es responsabilidad de las ambiciones y el hybris del actual titular de la Presidencia en China, quien, desde su llegada al poder, parece querer instaurar una dictadura personal, al estilo de Mao y Deng, de quienes quiere aparecer como continuador y como autor de la prosperidad china actual y, cantando victoria, de su subida al trono de las naciones como primera potencia mundial; Xi ha tratado de estimular el culto a su personalidad y aprovecha la fama y el glamour que su esposa, Peng Liyuan, estrella de la música asiática, le brindó, al mostrarla como la primer "Primera Dama" al estilo de las esposas de los mandatarios estadounidenses. Muy probablemente, más que el propio Partido Comunista o Gobierno en general, haya sido Xi quien decidiera tapar la aparición de la epidemia para proteger su propia imagen, el Presidente quiere aparecer como el hombre del triunfo, el que ha retado a la gran potencia occidental actual: EUA y su notorio Presidente Trump y le ha arrebatado el dominio mundial, por lo que las malas noticias, como la epidemia, no le convenían a su figura en lo particular. Xi se ha vuelto un problema para el régimen, y si éste quiere salvar la cara, deberá volver al camino de la institucionalidad, que fue clave de los éxitos de Jiang y Hu, destituyendo al actual mandatario, un verdadero enfermo de soberbia.
Primero.- Creo que por un lado, establecer un sistema democrático en China es imposible: son 1,300 millones de personas y con una gran diferencia étnica, de hecho en inglés, la expresión "Chinese Democracy" o en español: "China libre", es un sinónimo de "Anarquía", creo que la idea de un gobierno de tecnócratas y expertos, en que se ascendía a base de méritos, como había evolucionado el régimen hasta antes de Xi Jinping, es algo acertado --con esto, no defiendo al Comunismo, una ideología repugnante, pero un gobierno aristocrático, sin duda, es la mejor de las formas de gobierno posibles--, no en balde, Platón y Aristóteles eran partidarios de un sistema aristocrático, en contraposición de una Democracia que, como estamos viendo acá en México, o en la propia España, ha llevado al poder a populistas con ínfulas tiránicas, gracias a la demagogia y la propaganda y si no es a eso, a una lucha estéril e interminable de partidos, y cuando se llega a la estabilidad, como muchos países europeos, entonces empiezan a difundir problemas ficticios: feminismo, LGTB, aborto, legalización de drogas, etc. para justificar la lucha de partidos.
Segundo.- creo que, en mucho, el problema chino se ha debido a dos cosas: China es en sí misma un Imperio, el último imperio de la antigüedad que subsiste hasta nuestros días, es como ver al Imperio Romano existente en la actualidad, o como si Irán volviera a construir el Imperio Persa anexándose Turquía, Siria, Irak, Pakistán y Afganistán y todo el Cáucaso en nuestros días, o se constituyera un nuevo Califato en el mundo islámico, es en sí misma, un gigante demasiado poderoso, quizá lo ideal sería dividirla en varios Estados nacionales modernos; por otro lado, también las ambiciones de poder personal de Xi Jinping, porque con sus antecesores: Hu Jintao y Jiang Zeminh, el régimen chino había evolucionado a un régimen institucionalizado, evitando volver a caer en las dictaduras personales de Mao y Deng; en este caso, lo que debería suceder es la caída de Xi y volver a un régimen institucional. Xi es quien ha tratado de aparecer ante los chinos y ante el mundo, como el autor de la hegemonía china, y en mucho, él fue el responsable personal del ocultamiento de la epidemia para no empañar su imagen triunfalista.
Tercero.- Por otro lado, quien puede hacerse crecer como oposición al Partido Comunista Chino es al movimiento fundamentalista budista Falun Gong, cuya dirigencia se encuentra actualmente exiliada en Nueva York, EUA, el cual, por supuesto, tampoco es ni liberal ni democrático, ni pro-occidental, y recuerda mucho a lo que fue el movimiento del Reino Celestial Taiping, a mediados del siglo XIX en contra del decadente Gobierno Imperial de los Qing; surgido del fundamentalismo budista y que fue particularmente brutal, la Guerra Civil desatada se llevó a la tumba, según estimaciones, a cincuenta millones de chinos... así que Mao no ha sido el único genocida en el Celeste Imperio.
Si lo que se quiere es debilitar a China, una opción es impulsar una lucha por el poder entre los Falun Gong y el Partido Comunista; después de todo, el peor enemigo de los chinos son los propios chinos, y sus guerras civiles han sido particularmente sangrientas y han terminado por separar a China en distintos Estados en los periodos de interregno, el propio cine chino ha recordado esos episodios, como la excelente película Acantilado Rojo, que recuerda una de las grandes batallas en la rebelión de gobernadores regionales contra el régimen Han y la dictadura implantada por el Primer Ministro Cao Cao que terminó prácticamente suplantando al último emperador de dicha dinastía, que se extinguió y dio paso a un periodo de fragmentación en varias monarquías.
Eso sí... si Falun Gong llegara al poder en Pekín, no aseguraría la llegada de la Democracia y la Libertad a China, ni de la tolerancia al Cristianismo, y si se rescatara al movimiento Nacionalista, actualmente exiliado en Taiwán, país que se ha democratizado al estilo de Japón, es de tomarse en consideración que originalmente, con Chiang Kai Shek, el Kuomintang tampoco era liberal, democrático y respetuoso de los derechos humanos, sino apoyaba también la dictadura del Generalísimo. En Taiwán se ha tenido la ventaja de tener un territorio y población ostensiblemente muy menores, lo que permitió que el experimento democrático funcionara.
Para terminar: realmente China representa un problema a nivel mundial, la profecía atribuida a Napoleón, se ha cumplido y es un dragón enormemente poderoso que ha demostrado su capacidad de sembrar, sin irse a la guerra, el terror en el mundo entero, basta una mala decisión de su gobierno para conmocionar al mundo; sin embargo, ha quedado tocado, la confianza en China se ha hundido, y habrá que verse si los Chinos han amarrado a tal grado al sistema económico mundial a sus intereses que conseguirá llevarse el gato al agua tras esto y que la comunidad internacional no hará nada en su contra. Lo que podrían hacer países como EUA, las potencias europeas o Japón, es sacar sus inversiones de China y recuperar industrias productivas para sus territorios, con esto, dañarían y reducirían los éxitos económicos alcanzados por el régimen Comunista, y le harían tambalearse.
Pero cabe hacer una reflexión final: ¿Los regímenes democráticos occidentales pueden actualmente, ostentarse con una superioridad moral respecto al chino? Igualmente han ocultado información y maquillado cifras, han utilizado la pandemia como instrumento para sus fines políticos, las grandes corporaciones nos tienen vigilados y obtienen datos sobre nuestras preferencias y gustos cada que nos metemos a Internet, o con los dispositivos de escucha para hacer los "hogares inteligentes", difunden propaganda a través del cine, la TV y otros medios en torno a lo "políticamente correcto" y se censura todo aquello contrario al "progresismo" instaurado como ideología oficial: género, feminismo, LGTB, aborto, eutanasia, legalización de drogas, ecologismo, multiculturalismo... todo aquel que se manifieste en contra de ello, es clasificado como portador de "lenguaje de odio" y es bloqueado en las redes, y Gobiernos, partidos y entidades defensoras de la corrección, desatan ejércitos de trolls y bots en defensa de sus patrones y para lograr la "muerte social" de los disidentes, exactamente igual a como lo hace el régimen pekinés.
Quién sabe, eso me hace temer que este régimen totalitario y mentiroso ya ha ganado, pues el mundo ya es, en buena parte Made in China.