En medio de toda la crisis provocada por la pandemia del Coronavirus COVID-19, destaca el caso de México. He mencionado escuetamente el caso español y la negligencia, cuando no el dolo criminal manifestado por el Gobierno Izquierdista encabezado por el PSOE y Podemos que alentaron la realización de eventos masivos como las manifestaciones feministas del 8 de marzo, sabiendo que la epidemia comenzaba a cernirse sobre la Península Ibérica, minimizando los alcances y efectos de la enfermedad, para después, con obvia prisa, indecisión y premura, ordenar el Estado de Emergencia mientras su actuar es muy cuestionado, y para muchos, ha sido la peor gestión que gobierno alguno ha realizado sobre la epidemia; sin embargo, a comparación del actuar de la Administración de Pedro Sánchez en España, la Administración de López Obrador ha sido mucho peor, desastrosa, y absolutamente irresponsable.
Decía Víctor Hugo que los acontecimientos históricos pasan dos veces, la primera, como tragedia, y la segunda, como comedia. Así, creo que el mandato de AMLO en nuestro país es una representación, a modo de ópera bufa, de lo ocurrido hace veinte años en Venezuela. Esto no quita que no vaya a tener consecuencias trágicas, incluso casi apocalípticas para México.
Para empezar, es claro que AMLO llegó al poder con un amplio apoyo popular, como nunca, queda claro que él y su partido, MORENA, son el cumplimiento más exacto del adagio aquél que dice que "todo pueblo tiene el gobierno que se merece", admitámoslo, la conducta desplegada por gran parte de las personas ante la cuarentena --que cuentan con las posibilidades de respetarla-- muestra en mucho que la actitud que se le recrimina al Presidente es la misma que tiene una gran parte de la población, la gente acudió a eventos masivos como los festivales musicales Vive Latino y Hell & Heaven, y ya decretadas o recomendadas las medidas de aislamiento social tanto por autoridades locales y federales, sale de vacaciones a centros turísticos, pese a que se está restringiendo los accesos a las playas, y las ciudades coloniales, lo mismo que los llamados "pueblos mágicos", se encuentran desiertas y hoteles se hayan cerrados.
Además de ello, en algunas partes ya se han desatado saqueos, y un buen número de personas salen a la calle continuamente, claro, hay muchos que lo hacen por necesidad, en un país en que las actividades informales sostienen buena parte de la Economía Nacional, fruto de décadas de estrangulamiento hacia los contribuyentes y la permisividad hacia vendedores ambulantes, mercachifles, mototaxistas y demás por ser vistos y usados como clientela electoral no solamente por el partido del actual Presidente, sino por todos los institutos políticos que a nivel federal, estatal o municipal han ejercido el poder. ¿Y qué podemos decir de la frivolidad de muchas que ahora, medio en broma, medio en serio, han convertido casi en símbolo sexual al Subsecretario de Salud López Gatell tras sus constantes apariciones públicas en estos últimos días?
Dios nos ampare, pero la crisis del Coronavirus, lo mismo que la elección de López Obrador a la Presidencia de la República y un mandato ya de de un año y medio casi lleno de desaciertos, indecisiones, escándalos y demagogia, entre otras cosas, son el resultado natural de la decadencia de nuestra vida pública iniciada desde la Independencia misma. MORENA, finalmente, es la expresión de una clase política decrépita y moribunda, incapaz ya de producir nuevos liderazgos, por ello el Gabinete Presidencial actual no es más que una colección de momias de las escorias emanadas de todos los Partidos Políticos, recordemos que en México no hemos tenido, desde 1867, verdaderas opciones alternativas a la elite "Liberal" y sus derivados: PRI, PAN, PRD, MORENA, PT, MC, finalmente, todos vienen del mismo origen y no cuentan con diferencias reales en sus propuestas ideológicas, todas circunscritas, en mayor o menor medida, a un consenso socialdemócrata, al intervencionismo estatal, el asistencialismo y formas autoritarias de ejercicio del Poder, su idolatría y apego a la figura de los caudillos, así como la concepción del Poder como un fin en sí mismo y no un medio para lograr el progreso de la sociedad, y cómo no, a la corrupción y el uso de la maquinaria gubernamental como medio de enriquecimiento personal.
La ignorancia, la falta de conciencia y de escrúpulos del pueblo mexicano no ha sido sino el producto de cerca de 140 años de adoctrinamiento, que no de educación, impartida por las instancias estatales en la población desde la infancia; ha importado más la narración de la Historia Oficial contenida ya desde el México a Través de los Siglos de Riva Palacio o la obra de Pérez Verdía para legitimar el triunfo y el ejercicio del poder en principio por Porfirio Díaz como heredero de Juárez, y después de los Revolucionarios, trazando líneas de imposible continuidad con un pasado indígena glorificado a la vez que se marginaba y empobrecía a los descendientes de dicho pasado; ha importado más inventarnos un folklore falso y tradiciones inventadas con figuras inexistentes hasta el siglo XX como el Día de Muertos, las Catrinas, los charros y la música del mariachi, con tal de separarnos del tronco de la Hispanidad y de la modernidad occidental, haciéndonos sentir "únicos y diferentes", antes que enseñar a los mexicanos a pensar por sí mismos, a sentirse orgullosos de su verdadero yo hispánico y su herencia clásica, a emprender sin depender del Gobierno y a resolver problemas por sí mismos, se le ha enseñado que los violentos y destructores son héroes a los que les debemos la patria, y no es de extrañarse que se admire al Chapo Guzmán si antes se enseñó que un bandolero y asesino como Doroteo Arango/ Pancho Villa, es un revolucionario defensor del pueblo.
Es natural que llegue al poder quien odia conceptos de la libre empresa y la justicia de alcanzar la prosperidad económica a costa del trabajo y el esfuerzo y arriesgar patrimonio, salud y vida, cuando se ha enseñado hasta también por ciertos sectores de la Iglesia en México que la miseria es una virtud y que Cristo mismo era casi un indigente (cosa que no es cierto, no era millonario, evidentemente, pero tampoco vivía en la miseria, ningún carpintero, hasta el día de hoy, desempeña un oficio que no deja para comer, y la palabra que en el original griego define la profesión de San José, y por ende de Jesús, es tekton, lo que implica que además de la carpintería probablemente realizaba labores de construcción, escultura, talla en madera y otras artesanías, todo lo cual aseguraba una vida decente en aquel entonces), desde el cine nacional con Nosotros los Pobres y las telenovelas, se ha adoctrinado en la maldad inherente a la riqueza y el bienestar y las virtudes y bondades de la pobreza; se trata de formar una población empobrecida, conformista y ávida de recibir dádivas gubernamentales para mal vivir, pero sin ánimos de valerse por sí misma.
Por eso, el triunfo de MORENA y de AMLO, y el desastre sanitario y económico al que parece nos dirigimos de manera inevitable es sólo la consecuencia de doscientos años de destrucción en los aspectos moral, político y económico de lo que alguna vez fue la región más próspera de la Tierra por una casta mezquina y depredadora de su propia gente.
¿Podremos salir de ésta? ¿Qué hacemos con López Obrador? En primera, he de confesar que el propio personaje me parece enigmático; dudo mucho, --y tal vez se me pueda decir que lo estoy subestimando-- que se trate de un genio político, me parece que además, se encuentra en evidente decadencia física y mental, y que creo, además, se encuentra fuera de la realidad, sumido en un mundo fantástico de mezcla de ideas socialistas extremas, megalomanía, inclinaciones autoritarias y supersticiones; definitivamente no es el mismo que fuera Jefe de Gobierno de la Ciudad de México durante el periodo 2000-2006 y contendió a la Presidencia de la República ese año, siendo derrotado por Felipe Calderón, al frente de la capital, para bien o mal, tomaba decisiones, e incluso sus conferencias de prensa matutinas en las que libraba una guerra de dimes y diretes con el entonces Presidente Vicente Fox, tenían chispa y sentido del humor.
A mi parecer, el verdadero peligro está en quiénes están detrás de AMLO y están interesados en mantenerlo al frente pese a sus erráticas decisiones, su desprestigio internacional ante la pésima imagen y las críticas que se ha ganado por sus dichos ante la epidemia y su falta de acción ante ella (la escena de la foto es una de esas ridiculeces épicas en las que ha caído, en que sacó estampitas de la devoción del "Detente enemigo, que el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo" como su defensa frente al virus, así como su "dólar de la suerte", lo primero no deja de ser molesto para uno como Católico, recordando que AMLO es protestante, aunque también muestra sus superstición, ya manifestada desde el día de su toma de posesión con la presencia de brujos y chamanes indígenas, por lo que para uno es una devoción, para él --y mucho católico con poca formación también.-- es un simple amuleto).
Ha quedado claro, por ejemplo, la alianza que existe entre el Mandatario y el llamado Cartel de Sinaloa, y en especial con la familia del conocido capo, hoy prisionero en EUA, Joaquín el Chapo Guzmán, tras haber liberado al hijo de éste, Ovidio, hace unos meses, cuando las fuerzas armadas lo habían capturado, y ahora tras haber acudido a un encuentro con la madre del mafioso en el cumpleaños del propio Ovidio en Badiraguato, el pueblo natal del capo.
También ha quedado clara la coincidencia en ópticas y menosprecio al peligro que representa la pandemia con el monopolista Ricardo Salinas Pliego, propietario de la televisora TV Azteca y de la cadena de tiendas Elektra, todo lo que me hace pensar que AMLO y el régimen de su 4T es en realidad una fachada para una alianza entre el crimen organizado, grandes empresarios contrarios a la liberalización de la economía para no perder sus posiciones privilegiadas, oportunistas y radicales que medran o buscan hacer realidad sus tesis en las que creen fanáticamente; lo cual, todo combinado, forma un cocktail muy peligroso, puesto que, tal y como tristemente debemos admitirlo, desde 1821, y sobre todo tras 1867, a muchas de las elites políticas mexicanas les ha convenido mantener a México en la pobreza y la mediocridad para medrar ellas, siendo esto algo característico de Hispanoamérica desde la Independencia, en que las elites criollas optaron por mantener a sus países hundidos con tal de dominar y prosperar a costillas de sus pueblos.
Es curioso que con todo descaro, AMLO se haya atrevido a aparecer saludando a la madre de uno de los criminales catalogados por EUA entre sus peores enemigos, justo cuando Washington ha fincado cargos por narcotráfico en contra del mandatario venezolano Nicolás Maduro, pero lo hace, seguramente, al amparo de uno de los grandes defectos de Donald Trump como Presidente del coloso del norte, y es su escasa comprensión del ámbito internacional y del rol que ocupa en él su país; Trump ha buscado encerrar a Estados Unidos en sí mismo y practicar el aislacionismo, con lo que ha regalado amplios espacios a sus rivales o decididos enemigos: ha entregado el Medio Oriente a Rusia, que funge ahora como árbitro en la lucha por el poder regional entre Irán, Arabia y Turquía, mientras que el apoyo a Israel se ha limitado a ser meramente nominal, haciendo que el Estado Judío igualmente se encierre en sí mismo y aparezca pasivamente ante la tormenta desatada alrededor suyo, en que se lucha, prácticamente, por ver quién tendrá el derecho a destruirle. Pese a la orden de captura contra Maduro y hacer cierto despliegue militar frente a las costas de Venezuela, puedo prever que no pasará nada: Trump ha prometido a sus electores no intervenir en el exterior, acabar con el oneroso aventurerismo militar que caracterizó a los mandatos de Bush Jr. y Obama, y los intereses rusos, persas y chinos que sostienen a esa dictadura brutal, tan semejante a las que ellos han practicado desde tiempos inmemoriales, mas la epidemia, que incluso parece afectar también a sus fuerzas armadas, le disuadirán de hacer algo.
De igual manera, parece que AMLO supo dorarle la píldora y presentarse al igual que el neoyorkino, como un outsider enfrentado a la Clase Política y a los poderes fácticos; la conducta de Trump hacia el tabasqueño lleva a indicar que, mientras éste se mantenga cumpliendo con su parte en la política migratoria, donde la disposición del Presidente mexicano ha sido de completo servilismo y sometimiento, le dará igual aún si se trata de un gobierno que encarna los intereses de los enemigos más feroces de su nación, como son los carteles del crimen organizado.
En este sentido, creo que López está tranquilo, sabe que mientras Trump continúe en la Casa Blanca, no tendrá qué temer ante una administración que considera que bastaban las cifras macroeconómicas para situarlo como Primer Potencia Mundial y no un actuar sostenido para mantener dicha posición, cifras que, por otro lado, ahora aparecen comprometidas ante el flagelo del Coronavirus, si llegaran los Demócratas ya sea con Biden, o con Sanders, a ocupar el Despacho Oval, tampoco tendría mucho de qué preocuparse, cuando el partido del burro ha mostrado muchas extrañas coincidencias con el Foro de Sao Paulo, --¿Está acaso el crimen organizado internacional igualmente detrás del partido Demócrata, enmascarado tras ideologías demagógicas?-- y dentro de su "progresismo" ha planteado la legalización de las drogas.
López ha dicho que la crisis provocada por el Coronavirus le viene como anillo al dedo, probablemente para ante los cierres de empresas provocados por el parón económico planteado como medida para evitar la expansión del patógeno, y sin estímulos fiscales ni paquetes de rescate como los planteados por Trump, acusar a la exigua clase empresarial de egoístas y causar el empobrecimiento; por supuesto, esto no afectará a sus valedores como Carlos Slim o Salinas Pliego y Azcárraga, quienes ansían volver a los tiempos dorados de los años 80 y 90 cuando crearon sus monopolios al amparo del poder del que eran aliados, y probablemente verán la ocasión de expandirse nuevamente en detrimento de pequeños competidores; Obrador necesita el empobrecimiento para generar una masa que dependa perpetuamente del gobierno, así como unos culpables a fin de desviar la atención y a quién culpar de todos los males mientras disfruta de las mieles del poder.
Esto es de modo semejante a lo ocurrido en Venezuela, con la diferencia que, en su momento, Chávez pudo sostener un Estado asistencialista y mantener a su clientela electoral con los recursos que le devengaba un boom petrolero, mismo que hoy es imposible: PEMEX, está en quiebra y es insalvable, pese a que AMLO, en su irrealidad, pretenda rescatarla y relanzar a esta ineficiente, corrupta y anacrónica empresa pública como principal fuente de recursos para su régimen, algo que ya no puede ser. Cuando ya a Maduro le tocó ver que los ingresos petroleros se hicieron polvo, no le quedó más que, como ha seguido siendo hasta hoy, sostenerse mediante la fuerza, mientras chinos, persas y moscovitas saquean y esclavizan al sufrido pueblo venezolano, vendido por su gobierno a estas autocracias, además de que dedicó todos los recursos a sostener a la isla parásita que es Cuba hasta quedar exangüe. ¿Eso mismo hará Obrador? ¿Hasta entonces Trump se dará cuenta que habrá dejado su estratégica frontera sur en manos de los enemigos exteriores más implacables que ha tenido su nación?
¿Y qué pasará con nosotros? ¿Qué pasará cuando AMLO no tenga más recursos, mismos que busca sacar de extinguir fideicomisos públicos, exigir impuestos y recortes en áreas estratégicas como el sistema de salud, mismo que ha dejado a merced de la pandemia, con tal de tener dinero para comprar votos y difundir su propaganda hueca? Ya ha habido saqueos en algunas partes del país ante la cuarentena, --precisamente a tiendas Elektra de su aliado Salinas Pliego-- ¿Le bastará la fuerza para sostenerse? ¿Le proporcionará recursos el Narco, una vez haya legalizado el tráfico de drogas y se promueva el vicio para obtener recursos vía impuestos, al incrementarse el consumo de venenos vendidos como estimulantes tipo el tabaco o el café?
La incertidumbre se cierne sobre México, pero en general, el futuro pinta negro... en pocas palabras, estamos recibiendo las consecuencias de los errores de nuestro pasado, el pago de nuestras culpas como un pueblo apático, atenido a líderes mezquinos y a nuestra desidia... ¿Cambiaremos después de esto?... Lamento ser pesimista, pero lo dudo.
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