Termina el 2021 y nos deja con expectativas, no del todo positivas, para el año que empieza: la Pandemia del COVID-19 continúa y parece agravarse, con la variante OMICRÓN, siguiendo el alfabeto griego que las nuevas cepas o mutaciones del patógeno se han generado tras dos años de azote global; pero también, crece la desconfianza y la incertidumbre ante lo que, para muchos, puede ser no otra cosa que el alarmismo de ciertas élites y gobiernos que han encontrado en la enfermedad surgida en China un mecanismo para lucrar económicamente, en la política partidista o para incrementar el poder de los Gobiernos, sobre todo en Occidente, adoptando un sistema de vigilancia y de recorte de libertades que beneficia tanto a las empresas tecnológicas como a los políticos al saber prácticamente todo de nosotros, para poder obrar acorde a las tendencias del mercado y de las ideas y opiniones de la gente, y también moldearlas en pos de sus intereses comerciales o políticos.
2021 termina y comienza el 2022 con focos de tensión crecientes en la eterna rivalidad que ya, desde tiempos clásicos, Heródoto marcaba como el principal motor de la Historia: Oriente Vs. Occidente, cada vez es más clara y sin tapujos, la rivalidad y las tensiones entre los grandes Imperios Asiáticos: China y Rusia, y Europa y Estados Unidos, han volado las caretas y es claro que el Celeste Imperio busca la hegemonía y el desquite tras haber vivido el Siglo de las Humillaciones entre 1840 y 1949, en que Mao y sus Comunistas tomaron el poder e iniciaron un proceso para recuperar el rol de una de las civilizaciones más antiguas como potencia líder de la Tierra e imponerse a los bárbaros del oeste, que para los chinos son súbditos renegados del Reino del Centro.
La amenaza China se cierne en dos vertientes: la probable recuperación de Taiwán por vía militar, lo que dejará a todos los vecinos del Asia Oriental ante un dragón que se habrá quitado la máscara y se dispondrá a asegurarse la supremacía guerrera en la región y el mundo y hará saltar chispas a EUA, quien se encontraría en el dilema no solamente de enfrentar a una potencia nuclear, sino a su principal socio comercial y con quien su economía se encuentra actualmente fuertemente entrelazada; lo que hace que su otra arma de destrucción masiva: la quiebra de la Inmobiliaria Evergrande, y el más que posible estallido de la burbuja de los bienes raíces en el Celeste Imperio amenace no solo al "milagro económico chino", sino a toda la economía mundial, como terremoto, porque hoy en día, todos, absolutamente todos le compramos y le vendemos a China. Eso tiene muy nervioso a Xi Jinping, que ante una crisis económica brutal en el horizonte, pueda decidir ir por Taiwán, como los militares argentinos por las Malvinas, hace 40 años, a fin de impulsar el fervor patriótico en apoyo del régimen y tapar el problema que no ha sido capaz de resolver.
Rusia como hemos dicho, también tiene enfrente el problema de Ucrania que cumple hoy, 30 años, desde la desaparición del Imperio Ruso/Soviético y la creación de una serie de Estados cuya función ha sido ser un cinturón de contención y evitar que el Gigante Eslavo siga siendo el elefante en la cristalería que ha sido desde que Pedro el Grande metió a Rusia en el concierto de las grandes potencias europeas.
Para el discurso oficial occidental, como lo pronuncia la historiadora Anna Applebaum, esto es la guerra, como siempre, en términos maniqueos, del bien contra el mal, de la libertad occidental contra la opresión y el totalitarismo oriental, ante lo cual tanto Putin como Xi se ríen a carcajadas: la pandemia ha hecho que un país liberal como Australia se haya convertido en el 2021 en un inmenso campo de concentración, donde las autoridades se han comportado con una crueldad inaudita para un país, presuntamente "democrático", como recordando a los isleños de hoy que sólo son descendientes de presidiarios (recordemos que empezó siendo una colonia penal) y cavernarios (los aborígenes) a los que el Gobierno colonial debía "corregir" y "civilizar" mediante la más bruta de las fuerzas, y ni qué decir respecto de la creciente censura y medidas de "corrección política" desatadas en pos de la inclusión y la no-discriminación que están destruyendo la libertad de conciencia, de expresión y de creatividad en Occidente, y hasta de trabajar y determinar a quién o para quiénes va tu producto o servicio, además de la vigilancia que ejercen sobre ti las empresas a través del Internet para venderte y ofrecerte cosas acorde con tus tendencias e intereses.
Lo que sí es cierto, es que la esfera de influencia tanto de Moscú, como de Pekín ha crecido con el apoyo de fuerzas autoritarias de Izquierda que se adueñan de Hispanoamérica, y probablemente lo hagan también de Brasil en las próximas elecciones presidenciales, con el regreso de Lula Da Silva, y ahí tenemos el caso de Chile, donde han elegido a un joven demagogo y fanático marxista, apoyado por la generación de los Millenials resentidos, ofendidos y enojados pese a haber nacido y vivido sus pocos años en la mayor prosperidad de la Historia, o en Perú, donde ha llegado al poder un sujeto casi analfabeta que ha sido incapaz de construir un gabinete estable.
Y entre tanto, un EUA débil, dirigido por una administración que es causa de mofa al interior, aupada y desesperadamente protegida por los medios de comunicación, Hollywood y el Silicon Valley, que no han hecho otra cosa que aumentar las burlas hacia el Presidente Biden ante su evidente senilidad e incapacidad para el cargo, así como resaltar la ineptitud y antipatía de la Vicepresidente Harris, siendo el punto culminante el ridículo desatado por el slogan Let´s Go Brandon, surgido de un penoso intento de una periodista deportiva vendida al Partido Demócrata por tapar los sonoros gritos de una multitud que lanzaba majaderías en contra del anciano mandatario, el supuestamente más votado de todos los tiempos en EUA en las elecciones de 2020... Increíblemente, la gran república del norte parece dirigirse camino al Tercer Mundo, con una inflación galopante similar a la de sus vecinos del sur, la derrota miserable en Afganistán, las débiles e inciertas medidas contra China y Rusia, y una política energética que destruye la autosuficiencia lograda bajo Trump y que beneficia enormemente a la Casa de Saud, en Arabia, bajo el manto de la Ecología...
Y en México, donde por primera vez parece que tenemos un gobierno paralelo con el de nuestro vecino del norte, AMLO continúa en una especie de limbo que sólo ha sido destructivo, nada le sale bien, y además, parece no tener idea de qué hacer, sea ante la Pandemia, sea ante la delincuencia --aunque sigue la impresión de que él se encuentra coludido con ésta-- la inflación y todos los demás problemas que aquejan al país; el tabasqueño sólo sabe hacer campaña, echarle la culpa a otros, como a España, a los gobiernos anteriores, al eterno pretexto de la corrupción, flagelo que continúa y quizá hasta con más fuerza, es el caso de un político que es bueno como candidato, pero malo como gobernante, además de que su evidente desgaste físico y mala salud y el anclaje a dogmas ideológicos de los años 70, lo tienen viviendo fuera de la realidad y parece no entender el momento crucial de la Historia que el mundo está presenciando; yo, personalmente, no creo que tenga planeado eternizarse en el Poder de manera similar a los dictadores de América Central y del Sur, donde los regímenes de Maduro, Díaz-Canel y Ortega parecen gozar de una salud robusta para desgracia de sus pueblos y ante la indiferencia del Mundo, pero con el espaldarazo del Kremlin y la Ciudad Prohibida, más bien creo que su Presidencia concluirá en 2024, con sus hijos y él mismo convertidos en magnates, como muchos políticos de viejo cuño priísta lo hicieron precisamente en los 70 y 80, para dar paso a un nuevo mandatario surgido no tanto del voto como del consenso entre los Partidos de nuestra corrupta clase política que se resiste a morir, que es, precisamente, como me parece que llegó él.
Y lo más grave es que este 2021 termina con una profunda división en la Iglesia Católica en torno a la Liturgia acorde a la cual debe celebrarse la Santa Misa, alrededor del Motu Proprio Traditiones Custodes emitido por el Papa Francisco I, y las posteriores respuestas a las Dubia formuladas por diversas congregaciones y fieles al respecto. Yo tenía pensado escribir al respecto, pero finalmente no lo hice, pues antes necesito profundizar más en el estudio de los documentos del Concilio Vaticano II y de lo que dicen los Liturgistas, sólo diré que me parece una lucha entre extremistas irreconciliable, porque ciertamente es entendible que se dictara dicho Motu Proprio y se buscara una regulación más estricta de la Misa Tradicional o Tridentina, ante el secuestro que estaban haciendo de ella grupos extremistas, muchos de ellos quiméricos, como Carlistas, que sueñan con el restablecimiento de una monarquía absoluta del siglo XVIII bajo la rama rebelde de los Borbón (una dinastía de conversos al catolicismo por interés, corruptos, lujuriosos y déspotas que han sido nefastos para España, y que provocaron en Francia a la Revolución) grupos claramente neo-Nazis y antisemitas que llegan a negar el Antiguo Testamento, fanáticos y puritanos de moral farisaica, y que además, cada vez más generaba la mentalidad entre los fieles seguidores de esta Misa, una concepción de ser mejores o más católicos que los que asisten al Novus Ordo Missae.
Desde mi experiencia personal, veo que parroquias que siguen la "Misa Nueva" son tan activas y tienen gente tan devota como los que asisten a la Tradicional, las razones de porqué la gente ha abandonado la Religión no tienen que ver con la forma en que se celebre la Eucaristía, que es tan válida en uno como en el otro rito, sino se debe a otras cuestiones, sobre todo de tipo moral, de las que quizá hable después, cuando me sienta con la debida información y conocimiento, tras las lecturas y cierta investigación que haga.
Pero tampoco hay que generalizar, no todos los seguidores de la Misa Tradicional caen en esos grupúsculos o toman esas actitudes, como tampoco todos los que siguen la Misa Nueva son Modernistas, inmorales o de plano herejes, y ese quizá sea el error del Motu Proprio, como también es evidente la deriva más política del Papa Bergoglio en su pontificado, así como su lenguaje más propio de un demagogo sudamericano que de un Vicario de Cristo, con su preocupación mayor hacia temas sociales, producto de su formación en la Compañía de Jesús bajo el Padre Arrupe y la Teología de la Liberación, y de su propia época, pues vivió su juventud y formación en el seminario en los años sesenta; el Papa es de la misma generación que los Beatles, los Rolling Stones y muchos de su edad pudieron haber andado en aquellos años de hippies, por lo que es un hijo de su tiempo; lamentablemente, todo ello parece no tener un buen efecto en la Iglesia, sino lo contrario, cunde la confusión y la división, además de que parece ser bastante connivente con el Globalismo, contrario a sus antecesores Benedicto XVI y San Juan Pablo II.
En fin, para terminar, es cierto, el panorama para 2022 no parece ser muy optimista, pero debemos tener la esperanza, sobre todo, en Dios Nuestro Señor, que dirige la Historia, que lo que suceda obedecerá a sus planes. Debemos tener fe, y fortaleza, para las dificultades que puedan venir en los próximos doce meses. Como dijo San Juan Pablo II: no hay que tener miedo, sin miedo, se puede ser feliz y tener paz, en medio de cualquier prueba.
¡¡FELIZ 2022!!