Siguiendo con comentarios relativos a cuestiones de literatura y/o cine de ciencia ficción y fantasía, tenemos el próximo estreno de la película "John Carter, entre dos mundos" como ha sido el tículo que se le ha asignado en Hispanoamérica, producida por Disney, llevando a la pantalla, al fin, y gracias en mucho, a la tecnología actual en materia de efectos especiales que permitirán hacer casi reales a las criaturas inteligentes y animales con las que la imaginación de Edgar Rice Burroughs pobló a Barzoom, es decir, a Marte, nuestro planeta vecino y por el cual sentimos, en general, tanta fascinación.
Edgar Rice Burroughs fue el autor de una serie de novelas que describen las aventuras que vive John Carter, un ex-capitán del Ejército Confederado en la Guerra Civil Estadounidense trasladado misteriosamente, en una forma que nunca queda, afortunadamente, aclarada, al planeta rojo, donde se ve envuelto en una serie de conflictos e intrigas entre diferentes razas marcianas enfrentadas. Burroughs describe un Marte en decadencia y crisis, la atmósfera es cada vez más tenue y el planeta, mas seco, pareciera que en proceso de muerte; aunque hoy la lectura de las novelas podría parecer un tanto infantil y más cercana a la fantasía que a la ciencia ficción más dura, hace 100 años, época en que empezó a publicarse la saga, Burroughs se sustentaba en las teorías más avanzadas de su tiempo respecto al planeta rojo.
Así, una de las grandes glorias de la astronomía en EUA: Percival Lowell, a fines del siglo XIX, determinó de sus observaciones que el planeta se encontraba cruzado por una red de canales, e incluso, parecía que los mismos eran ampliados en el transcurso del tiempo, e incluso, llegó a elaborar un planisferio marciano en el que describía cada canal, lago o represa que creyó identificar.
en realidad, las aparentes trazas de los canales marcianos no son sino la sombra de cadenas montañosas, cráteres y otros accidentes geográficos, como el enorme cañón conocido como el "Valis Marineris" y variaciones de los movimientos de grandes masas de arena por los vientos que cambian con las estaciones; con la calidad de los telescopios decimonónicos de lentes imperfectamente pulidos, y una buena dosis de imaginación o predisposición a ver evidencias de vida inteligente en todo, Lowell y otros astrónomos de la época, como el italiano Schiaparelli, que antes que el norteamericano fue el primero en creer la existencia de canales sobre la superficie marciana, aunque él les atribuía un origen natural, evidentemente parecía que Marte se encontraba cruzado por canales de riego, grandes masas de agua líquida y zonas verdes de vegetación.
Ciertamente, no ha sido sino hasta las últimas misiones no tripuladas enviadas a Marte que se ha encontrado evidencia de que alguna vez Marte tuvo agua líquida sobre su superficie, pero eso, al parecer, ocurrió hace cientos de millones de años, y que ahora, gran parte del vital líquido se encuentra congelada bajo las primeras capas de suelo o concentrada en los polos del mundo rojo, por lo que, a fines del siglo XIX ningún astrónomo vió canales con agua corriente en ellos, más bien, se los imaginaron.
Aún así, las afirmaciones engañosas de Schiaparelli y Lowell estaban sustentadas científicamente: se basaban en la observación a través del telescopio, y habían sido publicadas en las revistas científicas y libros más prestigiados de la época. Burroughs, hombre educado en Harvard y de oficio periodista, conocía la obra de los citados astrónomos, (a quienes no debemos denostar por haberse equivocado con Marte, ambos tuvieron grandes aportaciones acertadas a la ciencia) y al igual que dos décadas antes, el británico H. G. Wells se sustentó en ella para elaborar su clásico "La Guerra de los Mundos", partiendo de la idea de un planeta moribundo en que sus habitantes, desesperados, marchaban a la Tierra en la búsqueda de recursos naturales que les salvaran de la destrucción y extinción, empezó la redacción de una saga de acción y aventuras que ocurre en el planeta al que sus habitantes, divididos en diversas razas inteligentes y enfrentadas, llaman "Barzoom", nombre que hoy en día usamos mucho los geeks para referirnos a ese mundo. Carter, además, en marte cuenta con su fuerza y agilidad aumentadas, ya que ante la más débil gravedad del planeta, cuya masa es la mitad del nuestro, la anatomía humana diseñada para esas condiciones más extremas, por así decirlo, desarrolla unas capacidades ampliadas.
Burroughs publicaría el primer volúmen referente a las aventuras de Carter en 1912 en el suplemento literario del diario en el que trabajaba, en Chicago, de ahí en adelante, vendría la fama y la fortuna, sobre todo impulsada con su mayor trabajo: Tarzán, por el que es más conocido, y donde juega con la idea del "Buen salvaje" y los supuestos casos de niños criados por animales, desde Rómulo y Remo hasta el extraño caso de Kasper Hauser en Alemania a inicios del siglo XIX y seguramente influenciado por el Mowgli de su contemporáneo Rudyard Kypling, aunque, claro, las intenciones de Burroughs al narrar las aventuras de el joven y salvaje Lord Greystyoke en las selvas del Africa Central son, precisamente, hacer una novela de aventuras, en lo que Burroughs es considerado, junto al italiano Emilio Salgari como uno de los más ágiles narradores, y expertos en manejar las escenas de acción, capaces de describir un paisaje completo con unas cuantas palabras y estimular la imaginación de los lectores.
Las novelas de Burroughs sobre Marte son además, inspiradoras, mi primer contacto con ellas fue en la serie documental "Cosmos" producida y presentada por el astrofísico norteamericano Carl Sagan. El ciertamente, no fue un genio original que desarrollara alguna de las teorías más avanzadas sobre el universo, aunque no es de menospreciarse su participación e influencia en el programa espacial norteamericano, especialmente en las misiones no tripuladas de las décadas del 70, 80 y 90: las sondas Mariner, Viking, Pionner, Galileo o Cassini desarrollaron muchos experimentos diseñados por él y tuvo mucha responsabilidad en el seguimiento de esas misiones; sin embargo, muy probablemente ha sido uno de los últimos grandes divulgadores del conocimiento en el mundo.
Es cierto que el señor Sagan es muy polémico a la fecha por haber sido también quizá el primero en postular que la ciencia es la medida de todas las cosas y que puede, por tanto, pretender llegar a las causas últimas de las cosas, sustituyendo a la Filosofía y a la Teología en ello; sin embargo, su postura personal fue siempre muy ambigua en torno a la existencia de Dios, tal y como puede verse en su única novela: "Contacto", en la que sus personajes principales son una astrónoma y un teólogo que terminan enamorados en el contexto de una comunicación con extraterrestres vía radiotelescopio, y en la que concluye al final que así como existen grandes enigmas en el universo, existe algo más allá, una dimensión sobrenatural o espiritual que, al final, no puede ser negada ni explicada en términos científicos. No en balde, Sagan falleció, víctima de una forma de cáncer en los huesos, reconciliado con el Judaísmo de sus padres, sin embargo, su obra fue muy importante por la fácil explicación que hace de la Historia de la Ciencia y de cómo se fueron dando los grandes descubrimientos, logró hacer digerible para la mayoría de las personas conceptos complicados como la Gravedad, la Evolución de la vida (es de recordar su "calendario cósmico", en que reducía los 15,000 millones de años desde el Big Bang hasta la actualidad a 1 año, por ejemplo), la formación y muerte de las estrellas y otros fenómenos y teorías, y de cómo nuestro destino está más allá de este planeta, en la exploración y conquista del espacio.
Esto viene a colación pues Sagan mismo dijo que fue leyendo las novelas de Burroughs sobre Marte que se interesó en la ciencia, yo, que de niño me interesé en la ciencia al ver el programa televisivo de Sagan, me interesé en buscar las novelas sobre John Carter, finalmente, logré comprar el primer tomo: "Una Princesa de Marte" en una Feria del Libro de aquí de Guadalajara, y al leerlo, no me decepcionó. Espero que, en esta adaptación cinematográfica se respete la esencia de la obra escrita de Burroughs, por lo visto en el trailer, así será, con lo que espero, muchos se animen a leerla o, viendo la película, se interesen por el verdadero Barzoom, al que podemos ver por las noches como un lucero rojo en el cielo, que nos está esperando y llamando, para que, como John Carter, algún día podamos caminar sobre él y conquistarlo.
El fenómeno Adele:
La multipremiada cantautora británica: Adele, es un refrescante mensaje en la industria musical de que, en el ámbito del pop, dominado hasta ahora por figuras prefabricadas, producto del quirófano de los cirujanos plásticos e impulsadas por la mercadotecnia más descarada que populariza letras vacías y música monótona, bailes extravagantes y modas absurdas, la austera imagen de una joven vestida con sencillez y con evidente sobrepeso, pero una extraordinaria voz que oscila entre ser de contralto y mezzosoprano, capaz de escribir letras inteligentes surgidas de vivencias personales y de componer música dentro del complicado estilo del Soul y del Jazz, muestran que, pese a todo el oropel, lo que realmente importa y lo que realmente triunfa al final es el talento.
Quizá los Grammys premiaron, (como siempre) las millonarias ventas de su álbum "21", pero esto no pudo ocurrir por accidente ni por la publicidad, completamente avocada a vender espejismos o de plano basura envuelta en colores, (como Lady Gaga, Katy Perry, Justin Bieber y demás) sino que, en este caso, su disco llegó a tales cotas de éxito por su calidad indiscutible y el talento de su autora, que ha inspirado a muchos a seguir sus pasos; por ahí tenemos el caso de los "Vázquez Sounds" grupo de tres hermanos adolescentes de Mexicali que se han hecho notorios por sus vídeos en YouTube, interpretando el tema "Rolling in the Deep" con el que esta joven inglesa saltó a la fama mundial.
Esperemos que ella se mantenga en el buen camino que lleva en su carrera y nos siga sorprendiendo con nuevas experiencias musicales, es de agradecerse que aparezcan grupos o solistas como ella que nos demuestren de tanto en tanto, que la buena música no ha muerto y que como diría Jorge Valdano: "lo más importante es el talento" y que éste siga imponiéndose.