Dos eventos recientes me han llevado a hacer ciertas reflexiones acerca de la más que evidente decadencia de México no solo como Estado, sino como sociedad, iniciando desde el aspecto cultural; dichos eventos fueron, por un lado, la muerte del cantautor guerrerense José Manuel Figueroa, mejor conocido con el pseudónimo de Joan Sebastian, (pronunciado como si fuera portugués el primer nombre y el segundo, como si fuera en inglés) y la presencia en Guadalajara, dentro de la exposición para jóvenes emprendedores del también cantautor, vocalista de la banda de Heavy Metal británica Iron Maiden, Bruce Dickinson (a la izquierda).
Y digo que esto me lleva a grandes preguntas al constrastar a ambos personajes; es cierto, las comparaciones son odiosas, pero también lo es que al hacer el ejercicio, uno puede dilucidar una serie de factores o de lo que pasa en nuestro país y en otras latitudes, y en particular, entre nuestra realidad subdesarrollada y aquello que hace a la isla del norte de Europa un país perteneciente al "Mundo Desarrollado".
Tanto el deporte como la farándula son reflejos del estado de una sociedad, no nos extrañe que comparemos lo visto en una Champions League o en una Eurocopa de Naciones con el lamentable espectáculo que hemos presenciado en el caso de la Copa América y ahora de la Copa de Oro: ha sido una muestra de lo peor del fútbol, con un nivel de juego lamentable, violencia, trapacerías y corrupción, -- el berrinche de Neymar, la provocación rayana en lo homosexual de Jara hacia Cavani, la apatía y mediocridad de Messi y la forma corrupta con la que México ha avanzado a la final del torneo de la CONCACAF, con "errores arbitrales" y faltas inexistentes, incluso más descaradas y menos ambiguas que aquel famoso penal de Robben en la pasada Copa del Mundo, son muestra de la tónica de corrupción, abusos, bajo nivel, tercermundismo y mediocridad de nuestro continente, desde Alaska a la Patagonia. (sí, incluyo a EUA, cuya hegemonía, como les parecía a Orwell y a Wilde, se debe a una anomalía histórica: increíble que una sociedad inculta, heterogénea, con traumas raciales y carente de raíces como la norteamericana se haya encumbrado sobre las europeas salvo por la destrucción de éstas en las Guerras Mundiales, mientras que Canadá es una nación en formación).
Algo similar ocurre al comparar a estos personajes, pese al carácter que tradicionalmente se la ha achacado al rock pesado o Metal, de rebeldía, violencia y hasta satanismo, la realidad es que muchos de sus ejecutantes, intérpretes o compositores son todo lo contrario, --claro, los hay quienes han tenido vidas llenas de excesos como Ozzy Osbourne o Axl Rose-- y el caso de Dickinson es uno de ellos, Iron Maiden, pese a la imagen presuntamente terrorífica de su mascota Eddie, personaje que aparece en todas las portadas de sus discos, y que no es más que una momia, que puede aparecer como justiciero, monstruo del espacio, policía cyborg, faraón o fantasma, soldado británico en Crimea o piloto de la RAF en la Batalla de Inglaterra, centra las letras de sus canciones y las temáticas de sus discos en la Ciencia Ficción de autores como Philip K. Dick o Robert Heinlein (Stranger in a Stranger Land), la literatura de Terror de Poe o Lovecraft (Murders in the Rue Morge, Dance of Death), la Historia como es la Conquista de América del Norte por los Británicos, (Run to the Hills), la Guerra de Crimea o la Segunda Guerra Mundial (The Trooper, Aces High), los Faraones Egipcios (Powerslave) y hasta Alejandro Magno, relatos bíblicos (The Number of the Beast), la era de los grandes navegantes portugueses, españoles e ingleses (The Rhyme of the Ancient Mariner, The Talisman) y reflexiones sobre la vida (Wasted Years, Wasting Love, Rainmaker), lo que muestra la amplia cultura de los miembros de la banda, en especial del propio Dickinson y del bajista Steve Harris que componen la mayoría de los temas, sin olvidar a Janick Gers, David Murray y Adrian Smith en las guitarras y al escocés Nicko McBrian en la batería y percusiones, quien incluso, avecindado en Miami, es católico y hasta catequista en su parroquia. Para nada, los Irons han hecho alguna tonta y cursi canción de amor en sus más de 30 años de carrera.
De igual manera, no se les conoce escándalo alguno --todos son padres de familia con décadas de matrimonio-- ni ningún involucramiento con las drogas, salvo el caso de McBrian que sí sufrió un problema de alcoholismo en sus años de juventud en los años 80, ya totalmente superado.
Musicalmente, y como se demuestra al escuchar las fusiones sinfónicas que se han hecho de rock pesado o su interpretación con instrumentos clásicos, el Heavy Metal demuestra un gran parecido con la música clásica y barroca --basta escuchar a la banda finesa Apocalyptica-- lo que exige un gran conocimiento y dominio de los instrumentos, no se trata de músicos improvisados, sino de verdaderos profesionales.
Dickinson es un tipo extraordinario: cantante de formación académica como tenor de ópera, es campeón de esgrima, Licenciado en Historia y en Mercadotecnia, recientemente ha recibido un Doctorado en Música, y además es piloto aviador, ha sido director de mercado de una aerolínea, es dueño y director de una empresa que da mantenimiento a aviones Airbus y Boeing, y además está por abrir su propia línea aérea.
Ahora volteémos a ver a Figueroa; incluso consultando su biografía en Wikipedia uno se da cuenta del contraste enorme con el británico: no tuvo educación musical formal, ex-seminarista que abandonó los estudios para sacerdote antes de decidir dedicarse a la música, donde comenzó al inicio de los años 70 como uno más de los baladistas que proliferaron durante estos años de la mano de Televisa y del conductor Raul Velasco; algunos, dentro del ámbito hispanoamericano fueron grandes talentos, como los españoles Camilo Sesto, Raphael y Julio Iglesias, y en México tenemos a José José y más recientemente a Luis Miguel, pero junto a estas luminarias (contrariamente a lo que se piensa, ser baladista o crooner como se les llama en el ámbito anglosajón no es cosa sencilla o propio de gente con talentos limitados, fuera del mundo de habla hispana tenemos al inmortal Frank Sinatra en EUA, al canadiense Paul Anka y al británico Engelbert Humperdinck, quien llegara a desbancar a los Beatles de las listas de popularidad, o más recientemente a Michael Bolton y al excelente Josh Groban, y a quienes no se les puede demeritar sus logros; sin embargo, en la época del perdominio de Televisa, el limitado gusto del entonces todopoderoso señor del espectáculo y su visión cuadrada y anacrónica del mismo, llevó a que éste fuera el género predominante), había muchos verdaderamente prescindibles y olvidables, siendo Figueroa, la verdad, parte de ese montón, teniendo un éxito moderado.
No fue sino hasta la década de los 90 que Figueroa se hizo con fama y éxito plenos desde que adoptó el género y una imagen "folklórica" que no tenía nada que ver con su estado natal del sureste, sino más bien con el norteño Sinaloa: la música de banda, las suertes ecuestres, el sombrero de tejana y la chaqueta de cuero, de un de repente, el oscuro baladista de imagen urbana se convirtió en estrella refulgente de la cada vez más dominante escena "grupera" o de la banda, género e imagen además relacionada con los narcotraficantes, que como es sabido, surgieron en su mayoría en Sinaloa, y que se fue haciendo cada vez más presente en los medios mexicanos a lo largo de las dos últimas décadas, junto con todo un empobrecimiento cultural y en todas las clases sociales; conocido además por sus aventuras amorosas y vida promiscua, en particular con su relación con la costarricense Maribel Guardia con la que procreó un hijo, mientras sus canciones, monótonas que giran sobre el "amor" una de las más notorias Secreto de Amor, es claramente una elegía a una relación adúltera, se inscribían y tenían cada vez más audiencia en el público mexicano, de escasa educación y selección en lo que oye, cada vez más dominado por la "narcocultura".
Figueroa se hizo con tierras en su pueblo natal de Juliantla, Guerrero, prácticamente se volvió cacique del lugar mientras dos de sus hijos murieron sospechosamente asesinados y siempre se habló de su relación con los cárteles del Narcotráfico.
¿Porqué en México tienen arrastre figuras del espectáculo como Joan Sebastian? ¿Porqué se nos presenta como nuestra mayor gloria de la música popular un personaje circense, de risa, como Alberto Aguilera, o más bien su stage personna: Juan Gabriel, cómica, ridícula y exageradamente homosexual cantando canciones de desamor --que algunos dicen no escribe él y que son igualmente simplonas y monótonas como las de Figueroa-- que en un país desarrollado sería tomado como una especie de show man de cabaret, comediante o una curiosidad, y no tenemos músicos o personajes polifacéticos, positivos y cultos como Bruce Dickinson? ¿Porqué tenemos una cultura popular tan sórdidamente decadente?
La respuesta está en una palabra: EDUCACION, el pueblo mexicano tiene la farándula que se merece, si no está educado, si no conoce de música, si no conoce de Historia, Literatura, Filosofía, y todas aquellas ramas del saber ni siquiera a nivel básico que cualquier persona debe tener respecto al pasado y al presente de la sociedad en que vive, difícilmente podrá apreciar la buena música, el buen cine o la buena TV, ni tampoco leerá los clásicos ni se interesará por conocer más a fondo de su religión, quedándose en Paulo Coelho y en las demagógicas homilías de Bergoglio sin conocer ni de Platón o de Santo Tomás de Aquino, tampoco podrá aprender que hay otras formas de divertirse más allá de tomar cerveza hasta la embriaguez y hablar con leperadas. Y no me refiero solo a la Educación académica, que de sobra sabemos es un desastre tras haber sido arruinada por políticos y sindicatos, sino a la formación en los hogares, con familias y generaciones enteras cuya escuela, cuya fuente de "sabiduría" han sido los medios: prensa y TV que les ha enseñado aberraciones y basura.
No nos extrañe que el país parezca estar precipitándose en un abismo de decadencia y de vulgaridad, de agresividad y falta de civismo, de pérdida de valores y de perpetua politiquería, es lo que hemos construido, sin que nadie quiera salir del agujero en que nos encontramos; ¿y todavía se enojan por lo que ha dicho Donald Trump?, cuando viendo a personajes como Jenny Rivera, Pittbull, Lupillo Rivera, o Figueroa, los "narcocorridos" el reggaetón y demás no mostramos los mexicanos o los hispanos en general sino una cultura que enaltece el crimen, ínfimamente vulgar y que denota una ruina, unos despojos (claro, los anglosajones también tienen sus "joyitas" como Miley Cyrus o Britney Spears, Justin Bieber o la italoamericana Madonna) de lo que fue, alguna vez, la dinámica y gloriosa herencia de Cervantes.
Algo similar ocurre al comparar a estos personajes, pese al carácter que tradicionalmente se la ha achacado al rock pesado o Metal, de rebeldía, violencia y hasta satanismo, la realidad es que muchos de sus ejecutantes, intérpretes o compositores son todo lo contrario, --claro, los hay quienes han tenido vidas llenas de excesos como Ozzy Osbourne o Axl Rose-- y el caso de Dickinson es uno de ellos, Iron Maiden, pese a la imagen presuntamente terrorífica de su mascota Eddie, personaje que aparece en todas las portadas de sus discos, y que no es más que una momia, que puede aparecer como justiciero, monstruo del espacio, policía cyborg, faraón o fantasma, soldado británico en Crimea o piloto de la RAF en la Batalla de Inglaterra, centra las letras de sus canciones y las temáticas de sus discos en la Ciencia Ficción de autores como Philip K. Dick o Robert Heinlein (Stranger in a Stranger Land), la literatura de Terror de Poe o Lovecraft (Murders in the Rue Morge, Dance of Death), la Historia como es la Conquista de América del Norte por los Británicos, (Run to the Hills), la Guerra de Crimea o la Segunda Guerra Mundial (The Trooper, Aces High), los Faraones Egipcios (Powerslave) y hasta Alejandro Magno, relatos bíblicos (The Number of the Beast), la era de los grandes navegantes portugueses, españoles e ingleses (The Rhyme of the Ancient Mariner, The Talisman) y reflexiones sobre la vida (Wasted Years, Wasting Love, Rainmaker), lo que muestra la amplia cultura de los miembros de la banda, en especial del propio Dickinson y del bajista Steve Harris que componen la mayoría de los temas, sin olvidar a Janick Gers, David Murray y Adrian Smith en las guitarras y al escocés Nicko McBrian en la batería y percusiones, quien incluso, avecindado en Miami, es católico y hasta catequista en su parroquia. Para nada, los Irons han hecho alguna tonta y cursi canción de amor en sus más de 30 años de carrera.
De igual manera, no se les conoce escándalo alguno --todos son padres de familia con décadas de matrimonio-- ni ningún involucramiento con las drogas, salvo el caso de McBrian que sí sufrió un problema de alcoholismo en sus años de juventud en los años 80, ya totalmente superado.
Musicalmente, y como se demuestra al escuchar las fusiones sinfónicas que se han hecho de rock pesado o su interpretación con instrumentos clásicos, el Heavy Metal demuestra un gran parecido con la música clásica y barroca --basta escuchar a la banda finesa Apocalyptica-- lo que exige un gran conocimiento y dominio de los instrumentos, no se trata de músicos improvisados, sino de verdaderos profesionales.
Dickinson es un tipo extraordinario: cantante de formación académica como tenor de ópera, es campeón de esgrima, Licenciado en Historia y en Mercadotecnia, recientemente ha recibido un Doctorado en Música, y además es piloto aviador, ha sido director de mercado de una aerolínea, es dueño y director de una empresa que da mantenimiento a aviones Airbus y Boeing, y además está por abrir su propia línea aérea.
Ahora volteémos a ver a Figueroa; incluso consultando su biografía en Wikipedia uno se da cuenta del contraste enorme con el británico: no tuvo educación musical formal, ex-seminarista que abandonó los estudios para sacerdote antes de decidir dedicarse a la música, donde comenzó al inicio de los años 70 como uno más de los baladistas que proliferaron durante estos años de la mano de Televisa y del conductor Raul Velasco; algunos, dentro del ámbito hispanoamericano fueron grandes talentos, como los españoles Camilo Sesto, Raphael y Julio Iglesias, y en México tenemos a José José y más recientemente a Luis Miguel, pero junto a estas luminarias (contrariamente a lo que se piensa, ser baladista o crooner como se les llama en el ámbito anglosajón no es cosa sencilla o propio de gente con talentos limitados, fuera del mundo de habla hispana tenemos al inmortal Frank Sinatra en EUA, al canadiense Paul Anka y al británico Engelbert Humperdinck, quien llegara a desbancar a los Beatles de las listas de popularidad, o más recientemente a Michael Bolton y al excelente Josh Groban, y a quienes no se les puede demeritar sus logros; sin embargo, en la época del perdominio de Televisa, el limitado gusto del entonces todopoderoso señor del espectáculo y su visión cuadrada y anacrónica del mismo, llevó a que éste fuera el género predominante), había muchos verdaderamente prescindibles y olvidables, siendo Figueroa, la verdad, parte de ese montón, teniendo un éxito moderado.
No fue sino hasta la década de los 90 que Figueroa se hizo con fama y éxito plenos desde que adoptó el género y una imagen "folklórica" que no tenía nada que ver con su estado natal del sureste, sino más bien con el norteño Sinaloa: la música de banda, las suertes ecuestres, el sombrero de tejana y la chaqueta de cuero, de un de repente, el oscuro baladista de imagen urbana se convirtió en estrella refulgente de la cada vez más dominante escena "grupera" o de la banda, género e imagen además relacionada con los narcotraficantes, que como es sabido, surgieron en su mayoría en Sinaloa, y que se fue haciendo cada vez más presente en los medios mexicanos a lo largo de las dos últimas décadas, junto con todo un empobrecimiento cultural y en todas las clases sociales; conocido además por sus aventuras amorosas y vida promiscua, en particular con su relación con la costarricense Maribel Guardia con la que procreó un hijo, mientras sus canciones, monótonas que giran sobre el "amor" una de las más notorias Secreto de Amor, es claramente una elegía a una relación adúltera, se inscribían y tenían cada vez más audiencia en el público mexicano, de escasa educación y selección en lo que oye, cada vez más dominado por la "narcocultura".
Figueroa se hizo con tierras en su pueblo natal de Juliantla, Guerrero, prácticamente se volvió cacique del lugar mientras dos de sus hijos murieron sospechosamente asesinados y siempre se habló de su relación con los cárteles del Narcotráfico.
¿Porqué en México tienen arrastre figuras del espectáculo como Joan Sebastian? ¿Porqué se nos presenta como nuestra mayor gloria de la música popular un personaje circense, de risa, como Alberto Aguilera, o más bien su stage personna: Juan Gabriel, cómica, ridícula y exageradamente homosexual cantando canciones de desamor --que algunos dicen no escribe él y que son igualmente simplonas y monótonas como las de Figueroa-- que en un país desarrollado sería tomado como una especie de show man de cabaret, comediante o una curiosidad, y no tenemos músicos o personajes polifacéticos, positivos y cultos como Bruce Dickinson? ¿Porqué tenemos una cultura popular tan sórdidamente decadente?
La respuesta está en una palabra: EDUCACION, el pueblo mexicano tiene la farándula que se merece, si no está educado, si no conoce de música, si no conoce de Historia, Literatura, Filosofía, y todas aquellas ramas del saber ni siquiera a nivel básico que cualquier persona debe tener respecto al pasado y al presente de la sociedad en que vive, difícilmente podrá apreciar la buena música, el buen cine o la buena TV, ni tampoco leerá los clásicos ni se interesará por conocer más a fondo de su religión, quedándose en Paulo Coelho y en las demagógicas homilías de Bergoglio sin conocer ni de Platón o de Santo Tomás de Aquino, tampoco podrá aprender que hay otras formas de divertirse más allá de tomar cerveza hasta la embriaguez y hablar con leperadas. Y no me refiero solo a la Educación académica, que de sobra sabemos es un desastre tras haber sido arruinada por políticos y sindicatos, sino a la formación en los hogares, con familias y generaciones enteras cuya escuela, cuya fuente de "sabiduría" han sido los medios: prensa y TV que les ha enseñado aberraciones y basura.
No nos extrañe que el país parezca estar precipitándose en un abismo de decadencia y de vulgaridad, de agresividad y falta de civismo, de pérdida de valores y de perpetua politiquería, es lo que hemos construido, sin que nadie quiera salir del agujero en que nos encontramos; ¿y todavía se enojan por lo que ha dicho Donald Trump?, cuando viendo a personajes como Jenny Rivera, Pittbull, Lupillo Rivera, o Figueroa, los "narcocorridos" el reggaetón y demás no mostramos los mexicanos o los hispanos en general sino una cultura que enaltece el crimen, ínfimamente vulgar y que denota una ruina, unos despojos (claro, los anglosajones también tienen sus "joyitas" como Miley Cyrus o Britney Spears, Justin Bieber o la italoamericana Madonna) de lo que fue, alguna vez, la dinámica y gloriosa herencia de Cervantes.