No cabe duda que los norteamericanos aún tienen la industria del entretenimiento más poderosa e inteligente del mundo, si bien, como todo, ya se haya también en decadencia: la proliferación de Reality Shows es una muestra clara de ello, sin embargo, ha producido series de televisión muy, pero muy interesantes en los últimos años; de entre ellas, "La Ley y el Orden" es mi favorita, quizá porque soy abogado.
"La Ley y el Orden" empezó a transmitirse en 1990, pero su época de mayor éxito abarcó desde el año 1998 al 2008, aproximadamente, en que se convirtió en una franquicia de la que se desgajaron varias series paralelas: además de "La Ley y el Orden", surgieron "Unidad de Víctimas Especiales", "Intento Criminal", "Juicio por Jurado" y hasta una referente al Reino Unido y al pequeño universo de la ciudad de Los Angeles, California; actualmente, la serie ha entrado ya en etapa de cierre y cancelación, y sólo subsiste la "Unidad de Víctimas Especiales".
Esta serie me ha gustado principalmente por tres cosas: 1.- Es muy objetiva, y el protagonista es en cada capítulo, el caso, (muchas veces un caso real y polémico, dramatizado totalmente) y no los personajes; salvo en las últimas temporadas de la "U.V.E.", donde cada vez se centra más en la figura de la Detective Olivia Benson, magistralmente interpretada por Marishka Hargitay, algo que creo yo, está traicionando la esencia del programa y está llevado a que "se desinfle". 2.- Su honestidad, sobre lo que abundaré más adelante y 3.- su visión neta y puramente jurídica.
Digo que es una serie tremendamente honesta, porque, a diferencia de otras series de la misma temática transmitidas ahora o en el pasado, como la franquicia CSI, o series como "L.A. Law" y otras muchas más ya sea policiacas o jurídicas y sobre todo, el cine, "La Ley y el Orden" no hace una apología del sistema legal norteamericano ni una presentación del mismo como el ideal a seguir por todo el mundo. Es cierto, se concentra, como la mayoría de todas las representaciones del ámbito legal en los medios, en la materia penal; por un lado, porque es la parte más desarrollada del Common Law, y más, digámoslo así, "seria", que no ha tomado préstamos del Civil Law para desarrollarse, (se aduce que el fideicomiso viene del "trust" inglés, pero, en realidad, éste deriva del "fidei commitiis" romano) es también el que, con el juicio por jurados, manifiesta más su presunta naturaleza democrática e igualitaria, y también el que se presta más al drama, podemos imaginar que una serie sobre juicios mercantiles ejecutivos o laborales sería aburridísima sin duda.
Sin embargo, en esta serie no podemos ver persecusiones rocambolescas, hazañas increíbles de policías súperheroicos, villanos que maquinan golpes de estado o la conquista del mundo; no, acá vemos, con un gran realismo, crímenes, desgraciadamente, cada vez más cotidianos: homicidios, fraudes, violaciones, robos millonarios y trata de personas con policías que ganan salarios bajos y que trabajan con presupuestos restringidos y sin artilugios tecnológicos como sobre todo aparece en CSI: Miami o CSI: Nueva York. Han aparecido casos de jueces y policías corruptos, casos de ideologización de la Justicia o su empleo para alentar o defender cuestiones políticas y aparecen constantemente casos en que se plantean dilemas éticos. Si bien es cierto que en muchas de esas ocasiones se respira en la serie el espíritu de la Izquierda y del "progresismo", que recordemos, es la postura política dominante en el medio del espectáculo estadounidense, también es cierto que la inmensa mayoría de las veces en la serie se evita caer en la presentación de juicios de valor, esto se deja en manos de la audiencia, lo cual es algo muy positivo, pues la serie no pretende realmente imponer una forma de pensar.
En cuanto a su planteamiento puramente jurídico, esto queda claro al ser en cada episodio, el caso a resolver el verdadero protagonista, incluso, se puede ver que cada capítulo está dividido en dos partes, precisamente las del procedimiento penal: primero, la investigación policial y la obtención de las pruebas; la segunda, la estructuración de las mismas y la presentación ante los tribunales de los cargos por la Fiscalía, o representación social. En esto radica su principal atractivo, así como en presentar al Common Law con todas sus virtudes y defectos, no se presenta como la octava maravilla, ni lo más perfecto, sino como un sistema legal con cuestiones positivas y negativas: se destaca la forma de estructurar y desahogar las pruebas y la oralidad del procedimiento, pero también se plasma la subjetividad, la debilidad del juicio por jurados que son fácilmente manipulables, y que hace a veces de los Juicios verdaderas competencias entre los fiscales y la defensa por el chantaje emocional de 12 legos a los que se encomienda determinar la culpabilidad o no de una persona, las enormes lagunas presentes en un sistema que carece de codificación legal verdadera y de una doctrina certera sobre la personalidad, sobre la naturaleza del delito y de las penas, lo fácil que es plantear nuevas cuestiones aunque sean verdaderos disparates al fin de evitar la condena y llegarle al corazón a los jurados antes que a la razón, o el anacronismo de una constitución hecha para tiempos pretéritos que nadie se atreve a reformar por ser considerada casi sagrada y que se ajusta con calzador a la realidad actual.
Por todas esas virtudes la serie tuvo permanecia por poco más de 20 años, ahora, sin embargo, se encuentra en proceso de cancelación: la "Ley y el Orden" original terminó en 2010, "Juicio por Jurado" apenas duró 2 temporadas, y "IntentoCriminal", que se centraba mucho en el procedimiento judicial, donde se contó sobre todo con la excelente participación del actor Vincent D'Onofrio, y por un tiempo, con Jeff Goldblum, también ha sido cancelada, siendo muy interesante la óptica puramente detectivesca y cerebral de esta rama de la franquicia, la rama situada en Los Angeles, pese a la excelente actuación de Terrence Howard que hacía de cada episodio un verdadero tratado de derecho penal angloamericano y a la también muy destacable participación del mexicoamericano Alfred Molina no cuajó, lo mismo que la visión británica, en la que se observaba una gran crítica a los formalismos excesivos y anacronismos del sistema legal inglés, por lo que queda únicamente en transmisión la "Unidad de Víctimas Especiales", donde sin embargo, el exceso de protagonismo cada vez mayor de la Hargitay, quien si bien no heredó la belleza y el sex appeal de su madre Jane Mansfield, rival de Marilyn Monroe en el Holywood de los 50, sí heredó la presencia y fortaleza de su padre, el actor y fisicoculturista húngaro Mikki Hargitay, estrella del peplum europeo de aquellos mismos años, y posee un extraordinario talento actoral, aunque ha caido en el encasillamiento como Olivia Benson, siendo hoy por hoy la actriz mejor pagada de la pequeña pantalla en EUA, la está transformando cada vez más en una serie policiaca convencional.
Todo lo anterior era de esperarse, finalmente las audiencias se cansan y exigen nuevos platillos visuales en la pantalla, y la Ley y el Orden finalmente, cumplió su ciclo, sin embargo, creo que quedará en la Historia de la TV como la mejor serie en su género y muy digna de ver incluso con intenciones académicas para tener una aproximación, muy apegada a la realidad de lo que es el Common Law.
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Sherlock:
Si de hacer televisión con calidad, creo que nadie, nadie supera a la BBC de Londres, la televisora británica es famosa por sus adaptaciones a TV de obras de la literatura, algunas han sido verdaderas maravillas, obras maestras que han hecho que la "caja idiota" no lo sea tanto o sea un canal para la difusión de la cultura y la inteligencia. Todavía es de recordar aquella magnífica adaptación de la novela de Robert Graves: "Yo, Claudio" en la que el novelista inglés recreaba con cierta investigación histórica y mucha imaginación, las hoy perdidas memorias del emperador Claudio I, que reinó en Roma del año 41 al 54 d.C. con tal grado de maestría tal que mucha gente piensa que la novela en cuestión es una autobiografía auténtica de aquel Augusto príncipe. La serie realizada por la BBC en los años 70 es igualmente una superproducción impresionante y de calidad insuperable, y fue transmitida aquí en Jalisco por el canal 7, canal cultural del Gobierno del Estado y que probablemente es la mejor oferta en TV abierta en nuestra localidad.
Ahora, la BBC nos vuelve a sorprender con "Sherlock" serie en la que se adapta al personaje de Arthur Conan Doyle, tan de moda por las películas dirigidas por Guy Ritchie y protagonizadas por Robert Downey Jr. y Jude Law, pero con la particularidad de trasladar al mítico detective de finales del siglo XIX a inicios del XXI.
Los resultados son extraordinarios, la adaptación es tan buena y da tanta frescura a las historias de Holmes, interpretado magistralmente por el joven talento de Benedict Cumberbacht, mientras que el papel del Dr. Watson es interpretado por Martin Freeman, (ambos en la imagen) que ni parece que las mismas fueron escritas en la Inglaterra Victoriana, es una lástima que debido a que en México seguimos con el berrinche provocado por el programa "Top Gear" de la misma televisora pública británica, (lo que en realidad pasó fue que Calderón se ofendió ante los chistes dirigidos contra su amigo Medina Mora, embajador de México ante la isla, a quien tildaron de haragán), y no podamos ver esta producción en ningún canal, sin embargo, sí podemos adquirir la primera temporada, compuesta por tres episodios de hora y media cada uno, en DVD.
Si pueden, háganlo, es una miniserie que realmente vale la pena, me atrevería a decir que es hasta mejor que la película holywoodense y merece disfrutarse.
En cuanto a su planteamiento puramente jurídico, esto queda claro al ser en cada episodio, el caso a resolver el verdadero protagonista, incluso, se puede ver que cada capítulo está dividido en dos partes, precisamente las del procedimiento penal: primero, la investigación policial y la obtención de las pruebas; la segunda, la estructuración de las mismas y la presentación ante los tribunales de los cargos por la Fiscalía, o representación social. En esto radica su principal atractivo, así como en presentar al Common Law con todas sus virtudes y defectos, no se presenta como la octava maravilla, ni lo más perfecto, sino como un sistema legal con cuestiones positivas y negativas: se destaca la forma de estructurar y desahogar las pruebas y la oralidad del procedimiento, pero también se plasma la subjetividad, la debilidad del juicio por jurados que son fácilmente manipulables, y que hace a veces de los Juicios verdaderas competencias entre los fiscales y la defensa por el chantaje emocional de 12 legos a los que se encomienda determinar la culpabilidad o no de una persona, las enormes lagunas presentes en un sistema que carece de codificación legal verdadera y de una doctrina certera sobre la personalidad, sobre la naturaleza del delito y de las penas, lo fácil que es plantear nuevas cuestiones aunque sean verdaderos disparates al fin de evitar la condena y llegarle al corazón a los jurados antes que a la razón, o el anacronismo de una constitución hecha para tiempos pretéritos que nadie se atreve a reformar por ser considerada casi sagrada y que se ajusta con calzador a la realidad actual.
Por todas esas virtudes la serie tuvo permanecia por poco más de 20 años, ahora, sin embargo, se encuentra en proceso de cancelación: la "Ley y el Orden" original terminó en 2010, "Juicio por Jurado" apenas duró 2 temporadas, y "IntentoCriminal", que se centraba mucho en el procedimiento judicial, donde se contó sobre todo con la excelente participación del actor Vincent D'Onofrio, y por un tiempo, con Jeff Goldblum, también ha sido cancelada, siendo muy interesante la óptica puramente detectivesca y cerebral de esta rama de la franquicia, la rama situada en Los Angeles, pese a la excelente actuación de Terrence Howard que hacía de cada episodio un verdadero tratado de derecho penal angloamericano y a la también muy destacable participación del mexicoamericano Alfred Molina no cuajó, lo mismo que la visión británica, en la que se observaba una gran crítica a los formalismos excesivos y anacronismos del sistema legal inglés, por lo que queda únicamente en transmisión la "Unidad de Víctimas Especiales", donde sin embargo, el exceso de protagonismo cada vez mayor de la Hargitay, quien si bien no heredó la belleza y el sex appeal de su madre Jane Mansfield, rival de Marilyn Monroe en el Holywood de los 50, sí heredó la presencia y fortaleza de su padre, el actor y fisicoculturista húngaro Mikki Hargitay, estrella del peplum europeo de aquellos mismos años, y posee un extraordinario talento actoral, aunque ha caido en el encasillamiento como Olivia Benson, siendo hoy por hoy la actriz mejor pagada de la pequeña pantalla en EUA, la está transformando cada vez más en una serie policiaca convencional.
Todo lo anterior era de esperarse, finalmente las audiencias se cansan y exigen nuevos platillos visuales en la pantalla, y la Ley y el Orden finalmente, cumplió su ciclo, sin embargo, creo que quedará en la Historia de la TV como la mejor serie en su género y muy digna de ver incluso con intenciones académicas para tener una aproximación, muy apegada a la realidad de lo que es el Common Law.
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Sherlock:
Si de hacer televisión con calidad, creo que nadie, nadie supera a la BBC de Londres, la televisora británica es famosa por sus adaptaciones a TV de obras de la literatura, algunas han sido verdaderas maravillas, obras maestras que han hecho que la "caja idiota" no lo sea tanto o sea un canal para la difusión de la cultura y la inteligencia. Todavía es de recordar aquella magnífica adaptación de la novela de Robert Graves: "Yo, Claudio" en la que el novelista inglés recreaba con cierta investigación histórica y mucha imaginación, las hoy perdidas memorias del emperador Claudio I, que reinó en Roma del año 41 al 54 d.C. con tal grado de maestría tal que mucha gente piensa que la novela en cuestión es una autobiografía auténtica de aquel Augusto príncipe. La serie realizada por la BBC en los años 70 es igualmente una superproducción impresionante y de calidad insuperable, y fue transmitida aquí en Jalisco por el canal 7, canal cultural del Gobierno del Estado y que probablemente es la mejor oferta en TV abierta en nuestra localidad.
Ahora, la BBC nos vuelve a sorprender con "Sherlock" serie en la que se adapta al personaje de Arthur Conan Doyle, tan de moda por las películas dirigidas por Guy Ritchie y protagonizadas por Robert Downey Jr. y Jude Law, pero con la particularidad de trasladar al mítico detective de finales del siglo XIX a inicios del XXI.
Los resultados son extraordinarios, la adaptación es tan buena y da tanta frescura a las historias de Holmes, interpretado magistralmente por el joven talento de Benedict Cumberbacht, mientras que el papel del Dr. Watson es interpretado por Martin Freeman, (ambos en la imagen) que ni parece que las mismas fueron escritas en la Inglaterra Victoriana, es una lástima que debido a que en México seguimos con el berrinche provocado por el programa "Top Gear" de la misma televisora pública británica, (lo que en realidad pasó fue que Calderón se ofendió ante los chistes dirigidos contra su amigo Medina Mora, embajador de México ante la isla, a quien tildaron de haragán), y no podamos ver esta producción en ningún canal, sin embargo, sí podemos adquirir la primera temporada, compuesta por tres episodios de hora y media cada uno, en DVD.
Si pueden, háganlo, es una miniserie que realmente vale la pena, me atrevería a decir que es hasta mejor que la película holywoodense y merece disfrutarse.
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