Este 2012 se está caracterizando, sobre todo en nuestro mundo occidental (Europa, América y parte de Oceanía), por ser un año marcadamente electoral: EUA, México, Venezuela o Francia son algunos de los países en los que se celebrarán elecciones para el cambio de autoridades, fundamentalmente de Jefe de Estado. Fuera de ese ámbito, en Rusia acaban de celebrarse las elecciones presidenciales, y en China empieza ya la especulación respecto a la sucesión de Hu Jintao, que se verificará el próximo año, en que habrá de cambiarse al titular del Ejecutivo del imperio asiático. Por esa razón, y como decíamos a inicios de año, este es un "año del miedo", dominado ante todo, por la incertidumbre; veamos algunos casos:
1.- Venezuela: ¿Hasta Siempre, Comandante?
Los más recientes reportes indican que la salud del Teniente Coronel de Paracaidistas Hugo Rafael Chávez Frías, Presidente de Venezuela se encuentra muy grave, ya que el cáncer, iniciado probablemente en la próstata, se le ha extendido al cólon, a los huesos de la cadera, ganglios linfáticos e incluso, a la médula espinal. (en la imagen) Operado casi casi de emergencia este sábado, el mandatario venezolano pretende hacer pasar de que se encuentra de maravilla, en plena recuperación; sin embargo, se encuentran noticias en sentido contrario, aparentemente filtradas de fuentes cubanas, que aducen que el aspirante a dictador se encuentra muy grave y prácticamente, a las puertas de la muerte, incluso dudándose de que llegue a las elecciones a celebrarse en octubre, en las que buscaría una nueva reelección.
Otros, sin embargo, creen que Chávez está fingiendo padecer cáncer a fin de mover a la compasión del electorado o al pánico entre sus seguidores, lo que reforzaría su régimen ante el temor de que el mismo llegase a su fin y con él todos los beneficios asistencialistas que el militar ex-golpista ha diseminado sobre ciertos sectores de la sociedad a cambio de su apoyo incondicional.
La realidad es que, en un régimen autoritario y con culto a la personalidad como el chavista, la salud misma del caudillo es un misterio y es parte de toda la estrategia de generación de incertidumbre que es básica para el ejercicio del poder y el control de los posibles adversarios al evitar que las debilidades del sistema o del gobernante sean de su conocimiento; no en balde, en Corea del Norte, en los últimos meses del mandato de Kim Jong Il su estado de salud se manejó siempre como una incógnita, pero nunca se declaró con apertura y certeza cuáles eran los padecimientos del "Amado Líder", sino hasta el momento de la muerte, y aún así, solo hay especulaciones acerca de la causa de la enfermedad terminal que se llevó a la tumba, o a la deificación, al segundo de los Kim.
Ante este escenario, no cabe duda que se han abierto los tiempos para pensar en el post-chavismo y preguntarse qué sucederá si el Presidente fallece. Por un lado, este puede ser el momento de la oposición, con un candidato joven, carismático y activo como Henrique Capriles Radonsky, aunque también podría pensarse que Chávez prepara una sucesión dinástica similar a la cubana, dejando en su lugar a su hermano Adán, actual Gobernador de un estado: Zulia; de llegar Chávez a Octubre y ser reelecto, no dudemos que utilizará los últimos meses de vida y de mandato para crear una estructura de poder que asegure la continuidad de su régimen, después de todo, no sería tanto por él, sino por los intereses detrás de él. Recordemos que Chávez en mucho ha sido el instrumento del BRIC y otras potencias emergentes, como Irán, para lograr escindir a Sudamérica de la influencia norteamericana, por lo que hay mucho en juego are estas potencias, que ganaron a Caracas para su causa y seguramente, no querran perderla y permitir que haya cierto renacimiento de la presencia norteamericana en el cono sur.
Y es que quizá no todo ha sido negativo del chavismo: esa asertividad y ruptura con la tradicional dependencia o matrimonio monógamo entre Latinoamérica y EUA podría no ser del todo negativa, sino todo lo contrario: Chávez ha sabido abrir a su país a las potencias emergentes en un momento en que éstas ascienden y EUA declina, y eso le ha permitido, sin duda, ejercer una política exterior muy propia y ajena a la imposición de los intereses de Washington sobre los de Caracas, de llegar la oposición al poder, buien harían en continuar en esa vía, aunque balanceándola también con relaciones amistosas y respetuosas con la todavía súperpotencia del norte, sin llegar a hipotecar los intereses nacionales a favor de ésta, pero tampoco a favor de Moscú, Teherán, Pekín o Brasilia.
2.- Rusia: La era Putin continúa:
En la crónica de una victoria anunciada, Vladimir Vladimirovich Putin fue electo Presidente de la Federación Rusa para un tercer periodo, su aliado, alumno y "delfín" Dimitri Anatolyevich Medvedev así lo confirmó en un acto multitudinario frente a las murallas del Kremlin el domingo pasado, con lo que el ex-agente de la KGB ejercerá ahora un mandato de 6 años que concluirá hasta el 2018, pudiendo entonces reelegirse inmediatamente para otro más, que fenecerá hasta el 2024, hoy en día, Putin tiene 59 años de edad, para ese año, tendrá 71 y es previsible que entonces se retirará ya del ejercicio efectivo y directo del poder; la cuestión está en que Medvedev quizá no pueda ser pensado como el sucesor de su inmensa figura, dado que no es mucho mayor que él, quiza unos diez años si mucho, y es casi su contemporáneo, por lo que el reto del todavía Primer Ministro será en estos 12 años estructurar un sistema institucional de mando en Rusia que no dependa de la personalidad situada en el misterioso palacio amurallado del centro de Moscú y de sus cualidades e ideas individuales, sino de un entramado de órganos formados con personas capaces y con un sistema de toma de decisiones efectivo.
Ya en el pasado, los Rusos fueron incapaces de hace una institucionalización efectiva del poder: el personalismo de Nicolás II orilló en mucho a que el Zarismo acabara en desastre, y la lenta cuesta abajo del sistema soviético comenzó tras la muerte de Stalin y la salida de la fuerte presencia de Kruschev, Brezhnev institucionalizó la corrupción, el compadrazgo y el nepotismo, y los débiles y breves mandatos de Andropov y Chernenko hicieron insalvable la situación para un Gorbachov en cuya persona se encarnaban las esperanzas de salvar el edificio soviético, mientras que en la enferma, viciosa e indolente persona de Yeltsin se presentaba el peligro de destrucción hasta de la nación. Este exceso de peso de las personas en el poder y falta de institucionalidad contrasta con el exitoso caso chino, donde, tras Mao y Deng, los gobiernos de Jiang y Hu se han caracterizado por haber creado un sistema efectivo de ejercicio de la autoridad y toma de decisiones que no depende de la fuerza ni de las ideas personales del Jefe del Estado o de un "hombre fuerte", sino del esquema de órganos de gobierno contemplado en la Constitución.
Por lo pronto, Putin enfrenta el surgimiento de una oposición, de la que hablábamos ya a fines del año pasado, que todo indica, es apoyada desde Occidente, que teme el renacimiento del poder ruso sobre una Europa cada vez más debilitada, amenazada al sur por el resurgimiento islámico e internamente atormentada por sus problemas económicos, y con una gran dependencia energética que los moscovitas están decididos a aprovechar para aumentar su fuerza y presencia sobre el continente al que siempre han querido pertenecer y controlar, y en el que siempre han sido rechazados. Como dice el columnista Justin Raimondo, la postura favorable a esta oposición de parte de centros como Washington o Londres, es tanto hipócrita como errada, pues se trata de grupúsculos minoritarios y que serán todo menos democráticos: los viejos Comunistas fanáticos que a diferencia de Putin y todos los que conforman el Partido Rusia Unida, no se han convertido a posturas más moderadas o liberales, fascistas como Zhirinovsky o grupos ultranacionalistas e incluso neonazis, como el nuevo Partido Nacional-Bolchevique, que predica verdaderos disparates.
Claro, eso demuestra que ni a Hillary Clinton, ni a Obama ni a ninguno de esos abnegados "defensores de la Democracia" y "promotores de la Libertad" dichos ideales les interesa en demasía, más bien, les interesa exportar el caos y la anarquía a potencias que peligrosamente aparecen remontar posiciones, y en especial en el caso de un viejo enemigo como Rusia, al que hay que asegurarse que no vuelva a levantar cabeza tras haberse hundido. Lo que podemos ver en Libia actualmente muestra precisamente lo bien que se exportaron la Democracia y la Libertad a dicho país norafricano.
No creo, finalmente, que los intentos de remover a Putin tengan éxito, el ex-espía se ha asegurado crear un entramado político y de órganos de seguridad bastante fuerte a su alrededor; incluso, cuenta con el apoyo de la otrora rebelde Chechenia, que hoy, salvo pequeñísimas células radicales islámicas, aparece como una de las regiones más adictas a su liderazgo; sin embargo, esta oposición sí puede convertirse en un factor de desestabilización constante bajo su nuevo mandato presidencial y, de crecer durante el mismo, podrían llegar a representar una amenaza, pero si Putin logra, pese a los muchos obstáculos y cuestas empinadas que debe superar Rusia, hacer que su país deje de ser un mero exportador de materias primas, hidrocarburos y armas, se convierta en una verdadera potencia económica y reconquiste su preeminencia en la geopolítica, en especial dentro del epacio post-soviético de Europa y Asia. Por lo pronto, está convencido de la importancia de la reconstrucción moral de la sociedad rusa y de ahí medidas como hacer obligatoria la enseñanza religiosa y ética, y evitar que vicios occidentales, como el homosexualismo, lleguen a su país, a fin de restaurar el tejido de la sociedad rusa, seriamente dañado por décadas de Marxismo.
Todo esto hace que, sin duda, Putin ya tenga un lugar asegurado con preeminencia en la Historia del gigante eslavo.
3.- Tras el "súpermartes", todavía no hay nada claro entre los Republicanos:
En el proceso interno del Partido Republicano, las cosas siguen sin destrabarse, aunque la ventaja la sigue llevando Mitt Romney, pero seguido de cerca por Rick Santorum. Sin embargo, esto no implica que ya el mormón tenga asegurada la nominación por el partido del elefante para enfrentarse, ahora sí en el verdadero proceso electoral, al actual Presidente: Barack Hussein Obama que busca la reelección por el Partido Demócrata.
La realidad es que el proceso interno del "Great Old Party" ha sido enormemente costoso y desgastante, primando la guerra sucia entre los precandidatos, al salir a la campaña "de adeveras", el nominado se encontrará muy debilitado tras meses de contienda interna y de dimes y diretes, con un electorado además, cansado de tanta campaña y tanta politiquería, lo cual facilitaría las cosas al afroamericano, pese a haber realizado, hasta ahora, una Administración más que mala, con la situación económica reventando, y haber hecho todo lo contrario a lo prometido originalmente hace 3 años: cese de las guerras, cierre de Guantánamo y reforma migratoria; en realidad, y pese a la salida de Irak, el país se encuentra al borde de nuevas aventuras bélicas en Siria e Irán, tras haberse visto envuelto en el conflicto libio, Guantánamo sigue funcionando alegremente, con sus muros henchidos de prisioneros, la Administración Obama se haya embarcada abiertamente en campañas de asesinatos selectivos incluso de ciudadanos norteamericanos que, sin debido proceso, sean identificados como peligros potenciales y con un discurso abiertamente militarista, y por último, ha roto todos los récords en deportación de inmigrantes ilegales.
El problema con los Republicanos es que ellos, (al menos, no son hipócritas como los Demócratas) en vez de poner fin a todo lo anterior, están más bien comprometiéndose a continuarlo o incluso, hacerlo más grave, destacando, por ejemplo, su belicismo, dirigido sobre todo a contentar al lobby judío representado en el AIPAC (Instituto de relaciones americano-israelíes) al que también Obama ha contentado, si bien, con más realismo y sabedor de que en cuestión económica, "el horno no está para bollos" o más bien no está para guerras, señalando que EUA e Israel seguirán con su especial relación en la que el primero es el guardián/comparsa del segundo, pero desea dejar espacio a la diplomacia para que, a través de ella, se evite que los Persas terminen por lograr la bomba atómica--y el Estado Judío siga siendo el único con arsenal nuclear en Oriente Próximo--y si esto fracasara, entonces sí procedería la acción militar.
Ante esta situación, es que entre los Republicanos comienza a barajarse el sacarse de la manga un "candidato de unidad" al estilo mexicano: el ungido como tal sería ni más ni menos que el ex-gobernador de Florida Jeb Bush, hermano del ex-presidente y que cuenta con el visto bueno de los inmigrantes hispanos, pues está casado con una mexicana nativa de León, Guanajuato, satisfaciría los belicismos de los judíos y quizá sería aceptado por todos los miembros del partido.
Como se ve, el panorama electoral en esos tres casos está bastante complicado: en Venezuela, la sucesión de Chávez abre un panorama oscuro de incertidumbre, en Rusia, Putin sabe que tendrá que hacer frente a numerosos retos internos y externos, y en EUA, la falta de liderazgos y la defensa de su cada vez más desafiada primacía mundial amenazan con un futuro conflictivo y doloroso. Sigamos al tanto de lo que ocurra.
La realidad es que el proceso interno del "Great Old Party" ha sido enormemente costoso y desgastante, primando la guerra sucia entre los precandidatos, al salir a la campaña "de adeveras", el nominado se encontrará muy debilitado tras meses de contienda interna y de dimes y diretes, con un electorado además, cansado de tanta campaña y tanta politiquería, lo cual facilitaría las cosas al afroamericano, pese a haber realizado, hasta ahora, una Administración más que mala, con la situación económica reventando, y haber hecho todo lo contrario a lo prometido originalmente hace 3 años: cese de las guerras, cierre de Guantánamo y reforma migratoria; en realidad, y pese a la salida de Irak, el país se encuentra al borde de nuevas aventuras bélicas en Siria e Irán, tras haberse visto envuelto en el conflicto libio, Guantánamo sigue funcionando alegremente, con sus muros henchidos de prisioneros, la Administración Obama se haya embarcada abiertamente en campañas de asesinatos selectivos incluso de ciudadanos norteamericanos que, sin debido proceso, sean identificados como peligros potenciales y con un discurso abiertamente militarista, y por último, ha roto todos los récords en deportación de inmigrantes ilegales.
El problema con los Republicanos es que ellos, (al menos, no son hipócritas como los Demócratas) en vez de poner fin a todo lo anterior, están más bien comprometiéndose a continuarlo o incluso, hacerlo más grave, destacando, por ejemplo, su belicismo, dirigido sobre todo a contentar al lobby judío representado en el AIPAC (Instituto de relaciones americano-israelíes) al que también Obama ha contentado, si bien, con más realismo y sabedor de que en cuestión económica, "el horno no está para bollos" o más bien no está para guerras, señalando que EUA e Israel seguirán con su especial relación en la que el primero es el guardián/comparsa del segundo, pero desea dejar espacio a la diplomacia para que, a través de ella, se evite que los Persas terminen por lograr la bomba atómica--y el Estado Judío siga siendo el único con arsenal nuclear en Oriente Próximo--y si esto fracasara, entonces sí procedería la acción militar.
Ante esta situación, es que entre los Republicanos comienza a barajarse el sacarse de la manga un "candidato de unidad" al estilo mexicano: el ungido como tal sería ni más ni menos que el ex-gobernador de Florida Jeb Bush, hermano del ex-presidente y que cuenta con el visto bueno de los inmigrantes hispanos, pues está casado con una mexicana nativa de León, Guanajuato, satisfaciría los belicismos de los judíos y quizá sería aceptado por todos los miembros del partido.
Como se ve, el panorama electoral en esos tres casos está bastante complicado: en Venezuela, la sucesión de Chávez abre un panorama oscuro de incertidumbre, en Rusia, Putin sabe que tendrá que hacer frente a numerosos retos internos y externos, y en EUA, la falta de liderazgos y la defensa de su cada vez más desafiada primacía mundial amenazan con un futuro conflictivo y doloroso. Sigamos al tanto de lo que ocurra.
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