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4 de noviembre de 2012

EL SISTEMA DE PARTIDOS EN EUA


¿Sabían ustedes que en realidad, en la contienda electoral por la Casa Blanca no están compitiendo 2 candidatos: Obama y Romney, sino 6 en total? Así es, en Estados Unidos existen, además del Partido Demócrata y del Partido Republicano, otros cuatro institutos políticos con registro nacional y que han presentado candidatos a la Presidencia de la República, y que en los distintos procesos electorales presentan a sus aspirantes a ambas cámaras del Congreso, a las gubernaturas y demás cargos de elección popular federales, estatales y municipales en nuestro vecino del norte. Sin embargo, estos partidos rara vez han logrado algún triunfo, además de que, por cuestión de recursos económicos, no siempre presentan candidaturas nacionales o locales.

Estados Unidos, prácticamente desde el momento de la consumación de su Independencia con la firma del Tratado de Versalles en 1781 mediante el cual Inglaterra reconocía su separación de la corona británica, ha contado con un sistema de partidos políticos que ha evolucionado y se ha mantenido tras doscientos años de  procesos electorales dentro de un orden constitucional que no ha sido interrumpido o roto, ni siquiera por la Guerra Civil de 1860-1865.

Los dos actuales partidos Republicano y Demócrata, originalmente formaban uno solo, fundado por Thomas Jefferson, el verdadero inventor de la nación norteamericana, que tenía como rivales al Partido Federalista y al Partido Liberal o "Whig", que parecía una extensión o sucesión del añejo y tradicional partido británico, hoy en día disminuido ante el Partido Laborista, aunque ha hecho alianza con el Partido Conservador o "Tory" de David Cameron. La realidad es que la ideología en Estados Unidos nunca ha sido muy diversa ni importante, todos estos partidos eran instrumentos de los "Padres Fundadores" o próceres de la Independencia que eran decididos seguidores del Racionalismo Inglés y la Ilustración Francesa, todos, partidarios de las ideas de John Locke, Adam Smith, Rousseau, Voltaire, Montesquieu y Diderot, todos, por tanto, creían en la libertad individual, la propiedad privada y su defensa por el Estado, la Democracia Representativa y el Estado de Derecho, y sus diferencias eran matizadas.

Fue en la década de 1850 cuando se dio el cisma en el Partido Demócrata Republicano, en torno al tema de la esclavitud y como resultado de las tensiones liberadas tras la Guerra con México: no deja de ser irónico que Obama, el primer presidente negro, haya llegado al poder con el apoyo del Partido Demócrata, que precisamente se escindió de su ahora gran rival en torno al tema de la esclavitud de los africanos: los Demócratas eran la facción aristocrática, conservadora y favorable a la servidumbre de las personas de color, dirigida además por los grandes terratenientes sureños, entre tanto, los Republicanos, que integraban a los grandes industriales del Norte, tomaban una posición más liberal e igualitaria, favorables a la libertad de los negros, más que nada porque la esclavitud no era necesaria en una sociedad industrial en la que no existían los grandes latifundios que requerían mano de obra.

Cuando terminó la Guerra Civil, ocurrió la mutación, los Demócratas cambiaron su orientación hacia una postura más urbana, más abierta a los inmigrantes que por oleadas empezaron a llegar, fundamentalmente de Irlanda, Italia y Europa del Este, los Republicanos, en cambio, fueron adoptando una posición más nacionalista y conservadora, terminando la mutación para la década de 1930, en que los Demócratas adoptaron, durante el mandato de Franklin Delano Roosevelt, una serie de ideas socialdemócratas o Keynesianas, sobre todo tendientes a buscar solución a la terrible crisis de 1929, y se fijaron un populismo en el discurso que hicieron compatible, sin embargo, con sus bases ideológicas liberales. Los Republicanos, por su parte, se mantuvieron más firmes en éstas y apenas le hicieron cambios. Los Demócratas, además, pugnaron por una mayor intervención del Estado en la Economía, los Republicanos en cambio, se mantuvieron en la defensa a ultranza del laizzes faire-laizzes passer, y un Estado-Policía con una estructura gubernamental pequeña y barata.

Para la década de 1870 los caricaturistas dieron motivo a que ambos partidos adoptasen sus logotipos actuales: el burro de color azul predominante para los Demócratas y el elefante de color rojo principalmente para los Republicanos, pues se comparaba la grandilocuencia elefantina de unos con la aparente humildad del equino de los otros. Para esa década, además, los otros partidos se habían disminuido o desaparecido, y el sistema norteamericano quedó reducido a un bipartidismo perfecto, o casi, de ahí en adelante nacían y morían partidos, muchas veces para apoyar causas individuales de políticos repentinamente desafectos con uno u otro instituto político y que quedaban desplazados, puesto que la aristocracia norteamericana, conformada por los grandes empresarios y los políticos profesionales se alinearon con uno u otro bando, lo que significó además que solo los elefantes y los burros contaban con los fondos necesarios para sostener campañas políticas a nivel nacional en un país muy extenso territorialmente y además, muy poblado.

En 1919 sin embargo empezaron a surgir terceros partidos más organizados, el primero, el Partido Comunista norteamericano, que incluso intentó realizar atentados terroristas y un movimiento revolucionario, lo que motivó el nacimiento del FBI y el siniestro imperio de Edgar Hoover, con fines de llevar a cabo operaciones contrarrevolucionarias, evidentemente, después de la Segunda Guerra Fría y con la rivalidad contra la Rusia Soviética, el Partido Comunista fue ilegalizado y perseguido, sobre todo bajo McArthy, los otros partidos que nacieron, al no contar con afiliados económicamente potentes, estaban condenados a ser ignorados, además de ser vistos con sospecha, mientras que la adscripción de los industriales y empresarios, entre ellos los magnates de los medios, pronto hicieron que la atención de los reflectores y la opinión pública únicamente se cernieran sobre los dos grandes partidos; así, los terceros en las contiendas electorales quedaron pronto en la irrelevancia, salvo cuando resultaban ser lo suficientemente ricos como para costearse por sí mismos una campaña decente y con agarre entre cierto sector del electorado, como ocurrió con Ross Perot, en la campaña de 1992, el magnate de la industria automovilística ha sido el último candidato independiente en realmente representar cierta amenaza contra el bipartidismo en EUA, y se llevó al final, un buen porcentaje de los votos: el 18%, antes de él, sólo Theodore Roosevelt, ya expresidente, en 1912 y habiendo renunciado a su militancia Republicana, intentó reelegirse como abanderado del Partido Progresista, quedando en segundo lugar ante Woodrow Wilson, el candidato Demócrata y vencido al Presidente Republicano Taft, que quedó en tercer lugar de las preferencias.

Hoy en día, existen los siguientes partidos políticos nacionales en EUA, con sus respectivos candidatos presidenciales:



  • Partido Verde: Partido de orientación ecologista es mucho más serio que el remedo de partido de ese nombre que existe en México, verdadero negocio familiar de los farmacéuticos González-Torres, postulan reformas económicas no solamente en el sentido de hacer más sustentable la economía en cuanto a la relación con el ambiente, sino también en la búsqueda de modernización de infraestructuras y fuentes de energía, se coloca sin embargo a la Izquierda del espectro político y contrario al bipartidismo y dominio de la aristocracia político-empresarial que domina EUA, su candidata actual a la primera magistratura es la activista por el ambientalismo de origen judío (pero anti-sionista) Jill Stein, que ha sido ya arrestada dos veces por sus protestas contra el sistema bipartidista durante esta campaña y exigir que el debate presidencial debía estar abierto a los seis candidatos y no solamente a los dos principales. Ha pedido además reducir el tamaño de las fuerzas armadas, evitar el intervencionismo en el exterior y dedicar dichos recursos a las necesidades de la gente pobre en el país. Entre sus más ilustres militantes se encuentra Ralph Nader, que en la elección del año 2000 consiguió 3 millones de votos, el mayor alcance electoral de este instituto político.



  • Partido Libertario: Fundado en 1971, se coloca a la extrema derecha del espectro, es partidario de las ideas de Ayn Rand que ya alguna vez comantábamos en este espacio al hablar de las ideas del candidato a la Vicepresidencia republicano Paul Ryan; en general, esta compuesto por disidentes del Partido Republicano tendientes al anarco-capitalismo, han predicado el aislacionismo de EUA y con mucha sensatez, el olvidarse de fungir de un rol imperialista en el mundo o intentar "democratizar" a las demás naciones cuando el mismo sistema norteamericano dista de serlo al haber inequidad en el proceso. Su actual abanderado es Gary Johnson, ex-Republicano y ex-Gobernador de Nuevo Mëxico.

  • Partido de la Justicia: Partido de Izquierda, está formado por ex-Demócratas más radicales a la tendencia socialistoide del partido del burro, partidarios de las ideas socialdemócratas europeas, progresismo, relativismo e intervención del Estado en los procesos económicos como garante de la igualdad social son sus principales banderas, entre sus propuestas más polémicas se encuentran el de abrir la frontera totalmente a la migración, se opone a la libre tenencia de armas y se manifiesta a favor de legalizar las drogas, el aborto y el gaymonio, su candidato a la Presidencia es Rocky Anderson, ex-militante demócrata y ex-alcalde de Salt Lake City, Utah, su compañero de fórmula es el intelectual chicano Luis J. Rodríguez, literato y periodista reconocido en el área de Chicago, además por su labor altruista a favor de los jóvenes hispanos.
  • Partido Constitucionalista: Situado más al centro, este partido es más genuinamente conservador, no plantea el estatismo como la solución a los problemas como lo hacen los Demócratas, pero también se manifiesta en contra del Liberalismo salvaje de Republicanos y Libertarios, además de estar muy inspirados en las ideas de la Democracia Cristiana europea y la Doctrina Social Cristiana, englobando a Católicos y Protestantes conservadores, clamando además que debe volverse al genuino espíritu de los padres Fundadores y Constituyentes de Filadelfia de 1787 que era profundamente Iusnaturalista y opuesto a toda ambición imperial e intervencionista en el exterior. Su candidato a la Presidencia es Virgil Goode,  quien siempre ha militado en este instituto político y llegó a ocupar una curul en el Congreso Estatal de Virginia durante 6 periodos consecutivos. 
Estos candidatos han llevado a cabo sus propios debates que no han sido cubiertos por los grandes medios de comunicación norteamericanos, que los ignoran olímpicamente, en lo que ellos han denunciado, con toda razón, como una clara intención de boicotear el surgimiento de terceras fuerzas políticas en Estados Unidos y que en cualquier otro país del mundo, como Venezuela o Nicaragua serían señaladas como prácticas claras antidemocráticas, pero que en la todavía primera potencia mundial son ignoradas y toleradas, sin que nadie se atreva a ejercer de observador electoral o exigir reformas necesarias para que se amplíe la oferta política real en el país, igualmente, han señalado el matrimonio existente entre las grandes empresas y los dos grandes partidos como el principal factor que impide una mayor apertura y una mayor pluralidad en el debate de los asuntos públicos en Estados Unidos, junto con una laxa regulación electoral que permite fraudes --como en Florida en el 2000, donde nadie duda de cómo el entonces Gobernador Jeb Bush a través de las autoridades electorales facilitaron la victoria de su hermano George Jr. en la entidad-- y mantiene un sistema que descansa no en la calidad de las propuestas y del contenido de los discursos, sino en el dinero que los partidos y sus aspirantes pueden gastar y emplear en propagandas, campañas carísimas y tiempo en los medios de comunicación para convencer a un electorado ciego ante todo aquello que no ven en la TV, dinero además que se sostiene en las aportaciones de empresas y lobbies, grupos de interés y ONG's, lo cual después se traduce en corrupción y venta de influencias y pago de favores.

Tal parece que no están tan descaminados, ese bipartidismo surgió de la división interna de la aristocracia que ha controlado los designios de Washington desde los primeros tiempos de la vida independiente del coloso del norte, pero hoy en día, siguiendo la teoría aristotélica de las formas de gobierno, podemos decir que ha degenerado en una oligarquía que busca más bien mantener vivos sus privilegios y sus prebendas utilizando como instrumento para obtenerlas y sostenerlas a la maquinaria estatal más poderosa sobre la Tierra antes que ver por el beneficio de las mayorías en ese mismo país, a las que abiertamente explotan y hasta desprecian.

Para muestra, un botón: la farándula holywoodense se ha decantado abiertamente por el Partido Demócrata al menos desde la época de Kennedy y con Obama el romance es absoluto, y no falta la oportunidad en que  George Clooney, Jennifer López y otros salen a escena apoyando al afroamericano en el que dicen, se encuentra la esperanza de cambio real y de mejora para una población que, como lo ha desnudado el Huracán Sandy, se encuentra en un proceso cada vez mayor y más acelerado de empobrecimiento, así, mientras en Nueva Jersey, Queens, Staten Island y Long Island mucha gente sufre carencias y pasa hasta hambre en medio de un gélido otoño y la dantesca destrucción de sus casas, empleos y vida por el paso del fenómeno meteorológico, sin electricidad, agua potable, calefacción o combustible ni transporte público, un buen número de actores y cantantes se dieron cita en el lujosísimo hotel Waldorf Astoria para celebrar una fiesta de disfraces a beneficio... ¡de la siembra de árboles en las áreas verdes de la Gran Manzana!

O por el lado Republicano podemos ver a la Asociación Nacional del Rifle irresponsablemente alentando a la compra-venta y posesión libre de armas de alto poder, sin que les importe el cada vez mayor número de masacres e incidentes por loquitos que ejercen su derecho reconocido por una constitución del siglo XVIII, pensada para una realidad que ya no tiene nada en común con la actual, para andar armados por donde quieran y detonarlas en contra de los primeros que tengan la mala fortuna de encontrárselos, pero ¿qué sucede? que existen muchos que se benefician de los enormes huecos, imprevisiones e inaplicabilidades de una Ley formulada hace 230 años, y de un sistema que poco a poco ha ido quedando desfasado.

A Estados Unidos lo están matando sus propias élites que no desean que opere ningún cambio que les lleve a perder el dominio que ejercen sobre su país y por ende, sobre el globo y que les representa beneficios sobre todo económicos, ni Obama ni Romney representan un cambio real en ello, sino mantener vigente el estado de cosas que, en su decrepitud, se derrumbará, lo malo es que ese derrumbe arrastrará a todo nuestro mundo occidental consigo, pero eso sí, estas élites se buscarán la manera de salir bien libradas del desastre, seguirán en el Waldorf Astoria festejando, finalmente, no sentirán ninguna pena por una patria artificial surgida de la febril mente y las ideas experimentales de Thomas Jefferson y que ni siquiera tiene un nombre propiamente dicho, mientra, sus fondos, a buen recaudo, estarán depositados en bancos chinos.

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