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4 de julio de 2012

LA HISTORIA DEL PRI I--ORIGENES (1920-1938)

Antes de comenzar, quisiera puntualizar algunas cuestiones, el post anterior, fue muy duro y quizá algunas personas se sintieron aludidas y ofendidas, lo siento y les pido disculpas, pero no pude evitarlo, prefiero decir las cosas tal y como pienso, sin simulaciones ni dándole por su lado a nadie, porque no pretendo ni erigirme ni como faro ni guía, ni referencia para nadie, solamente expreso lo que pienso y opino sobre el mundo que veo a mi alrededor, les podrá gustar o no, me podrán leer o no, no me importa, aquí yo seguiré expresándome según me plazca.

Y por supuesto, lo que menos quiero o pretendo ser es un "intelectual"--Dios me libre de serlo--así que el adjetivo de "pseudointelectual" que por ahí me dirigieron lo tomo como un cumplido, como dije, detesto la idea de tomar poses o de ser visto como un referente, una guía, gurú o lo que sea, ese no es el objetivo de este blog, si así fuera, en vez de escribir en este sitio de Internet estaría buscando todos los medios y los contactos para aparecer ante las cámaras pontificando como lo hace nuestra sobrepoblada comentocracia, no, aquí yo expreso mis opiniones tal y como muchos lo hacen en el Tweeter o en el Facebook y lo hacen en forma todavía más insultante o carente de fundamentos a lo que yo hago, o posteando "spams". Se que tengo miles de defectos, errores y pecados, a veces soy soberbio, a veces carezco de empatía, y de que no soy la mejor persona del mundo, decir o ponerme como un ángel bajado del cielo sería una mentira, yo se todo eso y ya lo había dicho, y se también que eso se refleja en lo que escribo; ni modo, así es esto.

Algo que trato de evitar es caer en lo "políticamente correcto", hoy en día, mucha de la hipocresía que nos rodea se manifiesta en el lenguaje, en que hemos perdido la capacidad de llamar al pan, pan y al vino, vino, todo se designa mediante eufemismos, a un viejo o anciano, le decimos que es "adulto mayor", y si yo digo que el futbolista Mario Ballotelli es "negro" dirán que soy racista, no, hay que decir que es "afroitaliano" o algo así, mientras que Obama es un "afroamericano", por lo que supongo que Nelson Mandela será un "afroafricano", si en el post anterior me referí a una persona como "lisiada" no lo hice por denigrarla, ni la criticaba por ello, lo hacía por que padece de una discapacidad física que la hace necesitar o identificarse con lo hecho por Televisa con el TELETON, véase la definición de la Real Academia Española: 

lisiado, da.
(Del part. de lisiar).
1. adj. Dicho de una persona: Que tiene alguna lesión permanente, especialmente en las extremidades. U. t. c. s.


Dicho sea de paso, quizá no empleé bien el término, al referirse éste, de manera especial a las extremidades y no a los pulmones.

Y por supuesto que sé que es una persona muy valiosa, inteligente ingeniera en Mecatrónica y una excelente madre, además de que sé de su problema de salud deseo de todo corazón que se recupere, sobre todo por sus hijos, lo que quería decir es que produjo en mí un enorme rechazo su actitud de que en un momento determinado sale a criticar el resentimiento social contra Televisa y reconocerle a ésta sus acciones benéficas, para después, porque la empresa televisora no apoya al candidato o candidata de su preferencia, sacar ese mismo resentimiento social contra aquella y como otros muchos de mis contactos de Facebook unirse a la campaña de linchamiento y de odio irracional contra cierto político o cierta postura en este horrendo proceso electoral en vez de una defensa razonada y serena de sus posiciones o preferencias. En otras palabras, quiero decir que con esa actitud influyó en mi decisión al momento de votar.

En fin, quizá me excedí en decir "¡Ya basta!" con el anterior post, pero es que ya es hartante ver como a pesar de haber concluido el proceso electoral, el odio y el veneno se sigue destilando, la división y el conflicto entre todos nosotros sigue cundiendo y me parece una exageración desorbitada los panoramas apocalípticos que muchos pintan, las teorías conspiranóicas que siguiendo a López Obrador, muchos se imaginan y que superan cualquier argumento de Chris Carter o de J.J. Abrams, Tom Clancy, David Icke o Daniel Estulín juntos, con esa actitud, contribuyen enormemente a mantener el mito del "Presidente todopoderoso" y la concepción de la propia inutilidad e impotencia como ciudadano, además de darse un soberbio, hostil y divisor aire de superioridad moral de quien votó por Josefina o por López Obrador por encima de quienes votamos por Peña Nieto que en nada contribuye a la unión que debe existir entre todos ante los difíciles retos que vienen para nuestro país.

Aclarado lo anterior, y si siguen ofendidos, ¡Cuánto lo siento! ¡no me importa!, entremos al tema del día.
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LA HISTORIA DEL PRI I:




La inmensa mayoría de los que ahora integran el "Movimiento 132"  nacieron bajo el mandato de Carlos Salinas de Gortari, entre 1988 y 1994, así que empezaron a tener más conciencia de lo que pasaba en su entorno, como a los 10 años de edad, a fines del último Gobierno del PRI, el encabezado por el Dr. Ernesto Zedillo Ponce de León o incluso, ya bajo Vicente Fox del PAN, así que en realidad, no conocen nada acerca de la era de 70 años del PRI en el poder (1929-2000), yo mismo incluso, no empecé a tener conciencia de la realidad del país sino hasta ya a mitad del Gobierno de Don Miguel de la Madrid (1982-1988) por lo que me tocaron las postrimerías del régimen, ya cuando éste estaba muy transformado y muy diferente a su etapa de apogeo, mismo que podemos fijar entre los años 1940 a 1968, por lo que mi primera fuente de conocimiento de ese periodo fueron los relatos de mis padres, y mi propia experiencia sobre su etapa final. Los estudiantes universitarios actuales, por su parte, solo conocen los relatos de sus padres sobre la etapa última del régimen, pero claro, en estos relatos hay que tomar en cuenta lo que dice el refrán: "cada quién habla de como le va en la feria" y se conocen por supuesto, versiones parciales o subjetivas, que no por serlo no contienen trozos de verdad, pero que deben ser completadas mediante la lectura de obras de Historia, de revistas y periódicos de la época, de informes estadísticos, memorias de personajes o viajeros que conocieron el periodo y demás... dudo mucho que, hoy en día, haya una buena cantidad de estudiantes con la curiosidad y el ánimo suficientes para consultar todo esto.

Pero empecemos desde el principio, aunque sea redundante; el PRI surge de la Revolución Mexicana, etapa violenta que abarca de los años 1910 a 1920. El mismo, en esencia, no fue otra cosa más que un conflicto por el poder; su causa: la sustitución del anciano General Don Porfirio Díaz que había gobernado México por 33 años de manera ininterrumpida, salvo por los 4 que la silla presidencial fue ocupada por su compadre Manuel González. Su derrocamiento, por el movimiento armado de Francisco I. Madero fue el inicio de una lucha entre caudillos por el poder. Y es que la obtención, mantenimiento y sucesión en el poder ha sido el principal problema de nuestra Historia y la causa de todos nuestros conflictos, la cuestión ideológica, el planear un programa económico o social, son cosas secundarias, supeditadas al logro y control del poder, en la Revolución, los únicos caudillos que postularon una causa ideológica o social, como fueron Emiliano Zapata, los Flores Magón o Francisco Villa terminaron eliminados u olvidados, mientras que los vencedores fueron los caudillos que lucharon entre sí por el poder de la forma más cruel y descarnada.

Díaz fue derribado por Madero, éste por Victoriano Huerta, quien a su vez cayó ante las armas de Carranza, Carranza derrotó a Villa y a Pascual Orozco y eliminó a Zapata, pero a su vez fue eliminado por su otrora lugarteniente: Alvaro Obregón y con él, llegó una casta política venida del norte del país.

El norte de México había estado ausente hasta entonces de los grandes acontecimientos patrios, colonizado e integrado plenamente al desarrollo nacional bajo el Porfiriato, en la Revolución fue donde tuvo protagonismo sin igual, desplazando al centro-occidente-sur: Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Querétaro, Puebla, Estado de México, Distrito Federal sobre todo y Oaxaca como polo decisor y fuente de liderazgos en nuestro país. Madero y Carranza eran de Coahuila, Pablo González de Tamaulipas, Villa de Durango aunque pasó gran parte de su vida en Chihuahua, los Flores Magón hicieron sus experimentos socialistas en Baja California, pero sobre todo, fue Sonora la que dio lugar a una nueva camada de líderes a los que se conoció como la "Dinastía Sonorense".

Los principales representantes de dicha "dinastía" fueron Adolfo de la Huerta, Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, provenientes de familias de clase media alta rural, pequeños empresarios y comerciantes, tenían un modo de ver las cosas muy diferentes a los hasta entonces tradicionales políticos provenientes del centro del país, así como una carencia total de escrúpulos. Llegados al poder con el asesinato del Presidente Venustiano Carranza, impusieron como Presidente Interino a De la Huerta, que preparó el terreno para que Obregón le sucediera, como efectivamente pasó; al terminar el mandato de éste, De la Huerta pensaba que le tocaría regresar al poder ahora sí como Presidente Constitucional, pero Obregón le cedió el mando a su subalterno, un gris general de origen judío: Plutarco Elías Calles, De la Huerta se alzó en armas y fue vencido y desterrado; terminando sus días como profesor de canto y música en Nueva York... Igualmente, y temiendo la popularidad del "Centauro del Norte", eliminaron a Pancho Villa que se encontraba retirado en su Hacienda de Canutillo.

Calles asumió el mando pero se sentía incómodo con la sombra del "manco de Celaya" (se le conocía así a Obregón por haber perdido un brazo en batalla ante dicha ciudad guanajuatense, enfrentado a Zapata y Villa coaligados, a los que derrotó en forma aplastante, pues es considerado uno de los mejores estrategas mexicanos de la Historia, siendo pionero, en 1913 en la construcción de líneas de trincheras comunicadas por teléfono para combatir a Huerta, algo que influyó en los militares franceses y alemanes un año después) mientras la "dinastía" cometía un error estúpido e innecesario: la persecusión religiosa contra la Iglesia Católica, en la que influyeron tanto la Masonería a la que los "dinastas" sonorenses pertenecían como los intereses--cuándo no--de Estados Unidos, quienes ya le habían sacado a Obregón los llamados "Convenios de Bucareli" mediante los que Washington reconocía al gobierno salido de la muerte de Carranza a cambio de que México se sometiese como cliente económico de EUA y renunciase a tener industrias aeronáutica y automotriz propias, además de su propia mentalidad de norteño: los Sonorenses no sentían mucho aprecio por la Jerarquía católica tan presente en el Occidente y Sur de México y sí más por la figura del párroco local, del misionero al que veían pobre y solitario, por contraste al Obispo de Guadalajara o Puebla rodeado de pompa y circunstancia, de igual manera, la influencia cultural de los norteamericanos hace que en los norteños el sentimiento religioso sea más laxo o considerado como menos importante en su vida que, por ejemplo la actividad económica, ante todos estos factores, sumado a su desconocimiento o de plano desprecio por la forma de vida de la gente del sur, no vieron problema en aplicar las medidas socialistoides y anticlericales, heredadas del Liberalismo Juarista-Porfirista de la Constitución de 1857 que siguieron en la carta de Querétaro de 1917.

También influía en ello una cuestión económica, basada en el proyecto económico, pero también de control político que era parte del ideario revolucionario: la colectivización del campo mediante la implantación de la figura del Ejido en todo el país y las limitaciones a la propiedad privada de la tierra, así como la conversión del campesinado en un sector o grupo totalmente dependiente del Estado. Así, la existencia de la clase de los "Rancheros", clase media rural, independiente y emprendedora, propietaria de minifundios que muchas veces se organizaba a través de fundaciones y obras religiosas para financiarse y exigir sus derechos era vista como un obstáculo para la aplicación del proyecto previsto en la constitución emanada de la Revolución, todo ello llevaría a la cruenta Guerra Cristera, conflicto totalmente innecesario y que fue propiciado por el Gobierno de Obregón y Calles por sus ínfulas cesaropapistas, es decir, de controlar el hecho religioso a los intereses y dictados del Estado, aspiración que desde Gómez Farías y Juárez, en el siglo XIX, se había buscado.

Y es que la Revolución Mexicana no fue más que un enfrentamiento interno entre los Liberales vencedores de la Reforma e Intervención Francesa, junto con una pequeña reacción conservadora encarnada en el agrarismo de Zapata, esto ya empezaba a prefigurarse desde la victoria de 1867 y la rivalidad entre Juárez y Díaz, después, tras la muerte del abogado zapoteca, comenzaron las rivalidades entre Don Porfirio y Sebastián Lerdo de Tejada, entrando, como tercero en discordia, José María Iglesias, después, cuando el General Mixteca quedó dueño del Estado, durante los 33 años de su dominio personal hubo de enfrentar uno que otro pronunciamiento militar de sus otrora compañeros de armas en el bando Liberal: Jerónimo Treviño, Mariano Escobedo, entre otros, o las intrigas de quienes le querían comer el pastel: Ignacio L. Vallarta, Bernardo Reyes y aún el compadre Manuel González que habría querido durar más tiempo de los 4 años que Díaz le dejó el Gobierno.Tras caer la dictadura, los candados sueltos hicieron que las luchas por el poder parecieran no tener fin, ante eso, Obregón, pero sobre todo, Calles, buscaron la creación de un sistema que evitase el conflicto por el poder y reconstruyese el orden.

Obregón lo intentó restableciendo la reelección, es decir, él intentaría ser un nuevo Porfirio Díaz que se eternizaría en el poder y establecería una dictadura militar; sin embargo, justo cuando había sido reelecto, fue asesinado, echándosele la culpa a un Cristero: José de León Toral, la realidad indica que, muy probablemente, quienes le liquidaron fueron sus propios escoltas, enviados por el todavía presidente Plutarco Elías Calles.

Ante la muerte de Obregón, Calles se hizo con el control del Estado, entregaba la presidencia, pero él se colocaba como el poder detrás del trono, inaugurándose una etapa conocida como el "Maximato" que duró de 1928 a 1934, en la que él se había proclamado como "Jefe Máximo de la Revolución", en un acto realmente de bonapartismo, lo que no dejó de producir inconformidades en muchos otros miembros menores de la "Dinastía Sonorense" que se consideraban mejores que él, después de todo, Calles había sido un oficial gris y dedicado a la logística antes que al combate en la Revolución, y había ocupado puestos políticos más por suerte que por mérito; Calles y Obregón ya habían lidiado con estos caudillos mediante las sutiles armas del asesinato político, la persecución y el destierro, tal y como lo retrata Martín Luis Guzmán en su novela "La Sombra del Caudillo", misma que sería llevada al cine en 1960 por Julio Bracho, película que estuvo prohibida en México hasta 1990, pues con otros nombres y situaciones ficticias, se relata la muerte del General Francisco Serrano, quien pretendió postularse a la presidencia en vez de Obregón, para sustituir a Calles.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, sería injusto quedarnos con que todo fueron crímenes, violencia gangsteril, violaciones a los derechos fundamentales como la libertad de creencia y de cultos y demás; en Obregón y Calles había un sincero deseo de restaurar la paz y el orden en el país y volver de alguna forma, al desarrollo que se había presentado en la época porfiriana, para ello, se tenía que resolver el problema fundamental de la sucesión en el poder, causa de todas las guerras intestinas que se habían librado en México.

Bajo el pelele de Calles, Emilio Portes Gil, se llegó a un acuerdo con la jerarquía de la Iglesia en México, tras no poder vencer a los Cristeros, en algo que se ha interpretado como una traición de los Obispos a los fieles, la realidad es que se llegó a una solución muy similar a la aplicada por Porfirio Díaz durante sus 33 años de dictadura y que se mantuvo, hasta 1991: la simulación. EL Gobierno no reconocía formalmente la existencia de la Iglesia Católica, que no tenía por tanto personalidad jurídica y no podía, por tanto, tener propiedades, ni tampoco desaparecía la Legislación anticlerical e incluso antirreligiosa, en la práctica, en la vida real, la Iglesia no fue molestada, una vez superado toda una nueva etapa de tensiones bajo la retórica socialista de Lázaro Cárdenas, y muy probablemente, de 1940 a 1991 y de la regularización de las relaciones Iglesia-Estado bajo Salinas de Gortari hasta más o menos el año 2000, la Iglesia gozó de una etapa de grandes libertades, pese a ser todo irregular o formalmente contrario al orden jurídico, mas durante todo ese largo periodo las instituciones educativas y de salud católicas, la construcción de templos, la labor misionera y social no fue interrumpida, al contrario, resultó curioso como muchos furibundos perseguidores, como el que fuera Gobernador de Jalisco: Guadalupe Zuno, se convertían en mecenas y patrocinadores de obras y escuelas católicas.Incluso, Calles, en su ancianidad, y ante sus graves enfermedades, buscaría acercarse a la Religión, consultaría incluso al "niño Fidencio" un joven curandero del norte del país, que era católico (bueno de ese catolicismo populachero mezclado con creencias indígenas), aunque en la actualidad ha nacido en torno a su figura una secta de charlatanes, y moriría reconciliado con la Iglesia Católica.

Entre tanto, Obregón y Calles patrocinaron el arte y la cultura, su Secretario de Educación Pública: José Vasconcelos, se daba la tarea de abatir el analfabetismo y abrir escuelas y capacitar maestros, los grandes pintores como Clemente Orozco, Siqueiros, Diego Rivera, Frida Khalo, Rufino Tamayo, O'Gorman, Remedios Varo y otros, iniciaban su obra muralista y de caballete, este patrocinio al arte en todos sus aspectos sería una constante más o menos continuada durante todo el régimen post-revolucionario y olvidado desde el 2000 con la trancisión, si bien es cierto que en mucho fue hecho a fin de crear un arte y una intelectualidad legitimadora del régimen, pero no puede negarse la grandeza de la obra de estos pintores o de literatos como Azuela, Yáñez o Rulfo, ni la fotografía de Manuel y Lola Alvarez Bravo o Tina Modotti, italiana radicada en México por esos convulsos años, ni tampoco puede negarse que, pese a también continuar con la enseñanza de una doctrina o Historia oficial para legitimar al régimen, la obra emprendida por Vasconcelos y sus sucesores en la Secretaría de Educación fue poco menos que titánica y digna de encomio. Igualmente, destacó en estos inicios del régimen de la Revolución Manuel Gómez Morín, un liberal clásico de la corriente de Juárez y Díaz, brillante economista, sería secretario de Hacienda, fundador del Banco de México y Rector de la UNAM.

Fue entonces cuando Calles, en 1929 dio con la clave para la pacificación del país. El había viajado a Europa en 1924 y había estado en Alemania, que vivía los años de la República de Weimar bajo el gobierno del Socialdemócrata Friederich Ebert, convulsos políticamente pero que empezaba a mostrar cierta recuperación económica, un año antes, el fallido golpe de estado intentado por Hitler, Erich Luddendorff y el Partido Nacionalsocialista daba a conocer ese movimiento al mundo, mientras que Mussolinni cumplía ya 4 años en el poder en Italia con el partido fascista único.Calles absorbió todo aquello, al igual que el ejemplo soviético, dado que la influencia de la Rusia comunista era muy grande en la Alemania de los años 20.

Calles razonó de la siguiente manera: si la división en partidos y facciones, tras 1821 en México provocaron rivalidades y guerras civiles que sólo pararon hasta que Porfirio Díaz tomó el poder, quiere decir que el sistema democrático no funcionó. Igualmente, Díaz logró mantener un clima generalizado de paz salvo pequeños disturbios o movimientos regionales que sin apoyo popular fueron rápidamente sofocados, hasta 1910, en que el Dictador, simplemente, ya estaba demasiado viejo y su régimen, demasiado anquilosado como para evitar su caída, por lo que había sido un error basarse en una dictadura personal; por lo tanto, había que buscar una manera de combinar estabilidad y control del poder por un lado, y capacidad de renovación, por el otro.

Así que diseñó un sistema de partido, si no único, sí hegemónico, que sería un aglutinador de todos los partidos políticos y facciones de la "Gran Familia Revolucionaria", todos los caudillos y movimientos vencedores o sobrevivientes del conflicto armado, que se unirían en un solo movimiento dentro del cual se lograrían acuerdos y consensos para designar a quien ocuparía la Presidencia de la República sin llegar a las balaceras, a diferencia del esquema Nazi, Fascista o Soviético, el aparato partidista no se confundiría con el gubernamental, sino que uno nutriría al otro de cuadros y funcionarios. Al invento, Calles lo denominó: Partido Nacional Revolucionario PNR, cuyo logotipo encabeza esta entrada. En cuanto a ideario económico y político, el nuevo partido se fijaría un programa netamente socialdemócrata y con gran influencia del Keynesianismo, respetando el libre mercado y la libre empresa hasta cierto punto, pero estableciendo la rectoría económica del Estado y aplicando medidas asistencialistas. Sin embargo, es inútil buscar en el PNR-PRM-PRI una ideología fundamental, el partido ha sido un verdadero camaleón, con Lázaro Cárdenas adoptaría una retórica marxista sin volverse realmente de ese signo, después, en 1940 y a partir de Avila Camacho y hasta Gustavo Díaz Ordaz, el PRI se volvería bastante conservador en lo social y un tanto liberal en lo económico, bajo López Portillo y Echeverría en los 70, se volvería un partido totalmente Keynesiano, para a partir de Miguel de la Madrid y hasta Zedillo, ser Neoliberal... hoy, al parecer, con Peña Nieto se ha vuelto nuevamente Conservador, más cuando el ahora Presidente electo ha señalado su admiración por Adolfo López Mateos, en mucho, figura carismática apreciada por sectores o círculos tradicionalistas, y es que el PRI más que ser un defensor de una ideología o programa es un instrumento para llegar y conservar el Poder, pero lo mismo son sus rivales el PAN y el PRD que carecen de ideologías definidas, recordémoslo una vez más: el Poder es el único tema de la política mexicana.

Un caso muy similar, sino es que clonado al mexicano ha sido Japón en la postguerra. Japón ha tenido que lidiar con una sociedad y una clase política organizada tradicionalmente en clanes, con rivalidades milenarias y sangrientas entre sí, --recuerden la historia de los Taira Vs. los Minamoto-- a las que desde 1850 se ha metido con calzador dentro de esquemas occidentalizados. Durante las eras Meiji, Taisho y Showa, es decir, hasta 1945, en que esto se resolvió con el absolutismo del Emperador y el control fáctico de la administración por el ejército, pero tras la guerra, con la Monarquía Constitucional y la desaparición de los militares de la arena política (hasta ahora), se resolvió aglutinando a los clanes en un partido hegemónico: el Partido Liberal Democrático, que ostentó el poder desde la postguerra y hasta 2010, en que Shinzo Abe (derribado tras el desastre del tsunami y la crisis nuclear de Fukushima) estableció el primer Ejecutivo de oposición en 60 años. El sistema, junto con la figura del Emperador y una burocracia profesional, ha permitido que, pese a la crónica inestabilidad política de Japón, el Gobierno se mantenga entero, aunque también ha provocado, como en el caso mexicano, una corrupción que permea por todos los poros de la dirigencia del Imperio del Sol.

De todos modos, Calles fue el primero en no respetar el esquema, quiso seguir mandando tras bambalinas, y así, el PNR postuló como primer candidato en la Historia al Ingeniero militar Pascual Ortiz Rubio, hombre débil y apocado sobre el cual circularon innumerables chistes, así, en aquella época el Presidente residía en el Castillo de Chapultepec, mientras que Calles había fijado su domicilio en el exclusivo fraccionamiento Lomas de Chapultepec, por lo que tipos simples pasaban por la calle, de un lado el antiguo palacete sobre el cerro, surgiendo de entre el parque y del otro, la colonia de clase acomodada de donde era vecino el "Jefe Máximo", y decían: "Aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente", o también motejaban a Ortiz Rubio como el "Nopalito" (cáctus, para los lectores extranjeros) por verde (dado su uniforme) y baboso (es decir, lectores extranjeros: idiota).

Ortiz terminó renunciando al ceremonial cargo de Presidente, por dignidad y Calles lo sustituyó por un Generalito de poca monta llamado Abelardo L. Rodríguez, un buen hombre exento de ambiciones que se limitó a cumplir con su papel, (Más tarde, siendo Gobernador de Sonora dejó un magnífico recuerdo como impulsor de la economía y de la educación en el estado) pero las cosas cambiaron cuando al fenecer, en 1934, el periodo de Ortiz-Rodríguez, el PNR postuló a la presidencia al joven General Michoacano Lázaro Cárdenas del Río.

Cárdenas asumió la Presidencia siendo una persona con un enorme carisma y contando con un gran apoyo popular, Calles, que siempre lo había considerado como un subordinado, no se dio cuenta de la fuerza que tenía el nuevo Presidente, quien, en 1936 sorpresivamente lo desterró junto con el líder sindical Luis M. Morones, no pudiendo regresar sino hasta tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y ya gobernando Manuel Avila Camacho.

Cárdenas terminó de estructurar el esquema del Partido: de ser un simple conjunto de facciones y grupos, les dotó orden aplicando una estructura corporativa tomada, nuevamente, del modelo de los partidos Nazi y Fascista, aunque también, y en forma irónica, como lo dice Macario Schettino, para un militar que había combatido a los Cristeros, tomó parte de las ideas de la Doctrina Social Cristiana medieval, tras darse cuenta como nadie, de la estructura estamental de la sociedad mexicana.

Si en los Estados Generales franceses o en las Cortes castellanas se encontraban representados los nobles, el clero y los burgueses, en el partido se establecerían sectores: Sector Campesino, estructurado en la organización Confederación Nacional Campesina, el Sector Obrero, estructurado en los sindicatos que a su vez conformarían asociaciones o centrales obreras como la Confederación de Trabajadores de México o CTM, y otras con nombres largos que se conocen más por sus siglas: CROC y CROM, todas conjuntando el llamado "Congreso del Trabajo", los que no fueran obreros ni campesinos se estructurarían en el Sector Popular, organizado en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares o CNOP, y además, se contaba con el Sector Militar, pero ante las reformas que el ejército sufrió y que le despojaron de su papel político, no tardó en desaparecer, más tarde, resultó claro que los empresarios, estructurados en la Confederación Patronal de la República Mexicana COPARMEX, también eran otro sector al interior del enorme partido. Otra parte importante del esquema era la representación de los burócratas y los maestros del sistema educativo público en plena expansión.

El esquema, así, no era democrático en el sentido que lo entendemos hoy, pero tampoco era tan sordo a la situación de la gente, la representación indirecta, por sectores, aseguraba que el Partido tomaría decisiones por consenso entre las diferentes partes de la sociedad, y que también, por consenso, se aceptaría al sucesor que cada Presidente propondría.

Cárdenas señalaría entonces  4 objetivos principales a lograr por el régimen:

1.- La paz social. Debía buscarse mantenerla y poner fin a la era de agitación y disturbios tras la Revolución. La gente, en general, ansiaba la paz. El logro de un sistema democrático-representativo verdadero podría llevar a la división social e inestabilidad que podría desembocar nuevamente en violencia, por ello, el partido tenía que ser hegemónico pero respetando la existencia de una oposición simbólica... ante los acontecimientos actuales, cabe preguntarse si no tenía razón.

2.- El desarrollismo. Se enfocaron las baterías en lograr la completa industrialización del país y el crecimiento económico, a partir de Cárdenas y hasta 1970, México vivió algo que se llamaría: "el Milagro Mexicano".

3.- Neutralidad internacional. Pese a que México entraría a la Segunda Guerra Mundial, México entraría a una política que postularía el principio de la No-Intervención y el respeto a la Autodeterminación, dicha política, un tanto aislacionista, sin embargo, daría gran prestigio a México por su neutralidad y capacidad para fungir como árbitro internacional, asumiendo un verdadero liderazgo en Hispanoamérica.

4.- La creación de instituciones permanentes que permitiesen establecer un sistema de gobierno estable y eficaz, por encima de las personalidades que encabezaran al sistema.

No toda la "Familia Revolucionaria" estaba de acuerdo, el primer desprendimiento importante fue el de Manuel Gómez Morín, que fundaría en 1939 al PAN, surgido de la alianza entre Liberales clásicos y los restos del movimiento Conservador del siglo XIX que no pudieron conformar un Partido Demócrata Cristiano debido a la persecución y la Guerra Cristera; igualmente, algunos líderes al interior del partido se escorarían a la Izquierda y formaron pequeños partidos de carácter socialista o comunista que permanecerían, sin embargo, ligados como partidos clientes del "Dinosaurio", ahí estaba el germen de lo que hoy es el PRD y la Izquierda Mexicana.

En el próximo post, continuaremos con esta Historia...

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