La década de los setenta y el inicio de la crisis económica crónica que desde entonces ha estado afectando a México contribuyó, sin duda, a la imagen negativa que se labró sobre el régimen priísta, aunque esto empezó a gestarse desde el Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, personaje impopular y autoritario, muy diferente a Adolfo López Mateos, su antecesor. La llamada "Docena Trágica", conformada por los dos periodos presidenciales de 6 años, cada uno, de los señores Luis Echeverría Alvarez (1970-1976) y José López Portillo y Pacheco (1976-1980) se caracterizó por un reforzamiento de ese autoritarismo, la corrupción desbocada y una mala gestión económica, pero a la vez, por el inicio del ascenso de la Oposición, incluso con las primeras señales de apertura del sistema a otras opciones políticas
El punto de partida de esta "decadencia" del régimen se coloca con el movimiento estudiantil de 1968, sin embargo, el PRI siguió gobernando el país por otros 32 años, y el movimiento mismo solo tuvo un impacto directo en la capital del país, aunque provocó que la Izquierda se independizara del PRI, y es que a su alrededor desde fines de los años 30 habían surgido una serie de partidos de signo Marxista que sin embargo, eran sus prolongaciones y servían, entre otras cosas, para castigar a aquellos jefes del aparato corporativo que no se ajustaban a la disciplina del partido o a las órdenes del Presidente-Caudillo, como ocurrió con Vicente Lombardo Toledano, líder de la Central Obrera, la CTM o "Confederación de Trabajadores de México" cuyo marxismo ortodoxo contrastaba con su inmensa riqueza y espléndido estilo de vida, su hambre de poder resultó peligrosa y antes de que fuera capaz de rivalizar con el Presidente, le mandaron a fundar el Partido Popular Socialista (PPS) que casi siempre presentaba como candidatos a los mismos que el PRI.
Por otro lado, estaba el Partido Comunista Mexicano (PCM), más sincero y autónomo, había sido apoyado en su formación por Lázaro Cárdenas y llegó a integrar a grandes artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros; sin embargo, las pugnas internas entre Trotskystas y Stalinistas, que se saldaron con el asesinato del líder de los primeros en 1940 en Coyoacán, expulsiones y riñas, sin embargo, se fueron dado algunos cambios favorables para estos partidos y su búsqueda de autonomía respecto al régimen.
Así, la Revolución Cubana habría sido imposible sin contar con el apoyo de los mismos conservadores Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, tan contrarios a todo Comunismo, que le brindaron apoyo y refugio al exiliado Fidel Castro y sus compañeros para que prepararan en México la insurrección contra la Dictadura de Fulgencio Batista; esto, claro, no pudo hacerse sin el conocimiento ni el visto bueno del Gobierno del General Eisenhower en EUA, quien veía en el derrocamiento de Batista un golpe contra el poderoso crimen organizado que conocía en su país una nueva era de oro quizá más fuerte y más corruptor que en la época de Al Capone y demás gángsters en los años 50, esa lucha contra las mafias sería un quebradero de cabeza para él y la muerte de sus sucesor, Kennedy... El propio Fidel Castro no se ostentaba inicialmente como Marxista, sino como un simple luchador por la Libertad de su isla, a la que Batista había convertido en algo poco menos que un gigantesco burdel y casino regenteado por los más peligrosos criminales, donde estos lavaban su dinero, a cambio, Cuba conocía un gran crecimiento económico y tenía una fuerte entrada de divisas, que la mayoría de la población no veía, pues todo iba a parar a los bolsillos del dictadorzuelo y de sus compinches.
Sin embargo, una vez llegado al poder el entonces joven Fidel Castro, no llegó a un acuerdo con los Norteamericanos y rompió con ellos, inteligentemente, y buscando alguien que le protegiese de que Washington le intentara derrocar, corrió a ampararse bajo las faldas de la "Santa Rusia" y proclamó que su Revolución había sido Comunista, estableció el régimen de partido único y todo el discurso ideológico de Marx; posteriormente, se daría el incidente de "Bahía de Cochinos", la visita de Fidel a Khrushov en Moscú, la Crisis de los Misiles y el asesinato de JFK; Cuba entonces, empezó a fungir como pieza clave de la política soviética en el continente, y que no consistía en otra cosa más que en alborotarle el avispero al rival en su "patio trasero".
Cuba, y a través de ella tanto la Rusia Soviética como Alemania Oriental infiltraron gente en México, así como en toda Sudamérica; por si fuera poco, la intelectualidad Latinoamericana iniciaba su enamoramiento con el Marxismo: Pablo Neruda quizá sea el más representativo de ello, aunque como Julio Cortázar le hizo una observación un día: "Oiga Don Pablo, ¿porqué defendemos países--como la URSS o la Cuba castrista-- donde jamás viviríamos?" y razón tenía Cortázar en cuestionarle, él mismo prefería vivir en un caro departamento de los Campos Elíseos en París a un cuarto de una casa compartida en la Habana o un mísero cubo congelado en un multifamiliar soviético de Moscú, el propio Neruda, al final, la única ayuda que dio a un proletario fue al auxiliar con ideas poéticas a un cartero rural italiano a ligarse a la chava más atractiva del pueblo.
Como muchos de estos intelectuales e infiltrados daban clases en las Universidades, es natural que la ideología Marxista pegara entre los jóvenes, con lo que se fue abonando el terreno para una explosión y para la inestabilidad, aparte sumémosle a ello toda la rebeldía emanada de la fiebre del Rock & Roll: Elvis, la Beatlemanía, los Doors, los Rolling Stones y demás que también llegó a nuestro país, donde incluso se celebró la versión autóctona de Woodstock: el Festival de Avándaro, Estado de México, aparte, se puso de moda leer a Sartre y surgieron multitud de bares y cafés de temática "Existencialista". A tal grado llegaba esto, que el propio Presidente Díaz Ordaz, hombre profundamente conservador y estricto, miembro de la organización católica de los Caballeros de Colón, tenía la rebelión en casa con su hijo mayor, Alfredo, quien tuvo una interesante carrera como músico independiente en los terrenos del Rock, incursionando también como productor, años más tarde, de música comercial --estuvo detrás de los inicios de Manuel Mijares y de Thalía Sodi como solista-- aunque es de recordar que en los círculos rockeros de los 60 se comentaba, ante la represión oficial y el escaso eco que les hacían los medios masivos de comunicación de la época, que convirtieron a los originalmente rebeldes, ríspidos y ácidos Manolo Muñoz, Alberto Vázquez, Hermanos Carrión, Baby's, Rocking Devils, Johnny Laboriel, Rebeldes del Ritmo, Julissa, Revolución de Emiliano Zapata, César Costa y Enrique Guzmán en suaves y políticamente correctos baladistas para complacer al Presidente y demás padres de familia:
"...al rato ya sólo podrá tocar, el hijo de Díaz Ordaz".
Aunque el propio Presidente también se permitía cierta rebeldía y tuvo un sonado romance con la entonces atractiva, extravagante y popular cantante de ranchero, actriz y socialité Irma Serrano, en uno de esos giros irónicos de la Historia y que permite la inmensa hipocresía de la Izquierda Mexicana, la señora Serrano fue décadas después diputada y senadora por su estado de Chiapas postulada por el PRD, partido político que se siente heredero del movimiento estudiantil de 1968, teniendo como compañero de bancada ni más ni menos que a Pablo Gómez, quien fuera de los líderes de aquella revuelta... ¡qué congruencias!
Sumado a todo esto, la represión de la "Primavera de Praga", el "Mayo Francés" y la ya más que evidente derrota Norteamericana en Vietnam, así como los procesos de descolonización en Africa y Asia librados bajo la bandera del Socialismo, hacían prever que el futuro se escoraba hacia la Izquierda y hacia el predominio global de la URSS, por lo que en el PRI, haciendo uso de su capacidad camaleónica, se decidió escorarse hacia lo socialista mientras se mantenía cierta relación cordial, aunque tirante, con EUA, motivada entre otras cosas porque México era el único país de América, dentro de la Organización de Estados Americanos OEA, en mantener relaciones diplomáticas con Cuba... podrá decirse lo que se quiera, pero creo que aquello fue acertado, México mostraba un gran respeto a los asuntos internos de la isla y afirmaba por tanto, su carácter de líder de los países que alegaban no estar alineados ni con los angloamericanos ni con los eslavos moscovitas, en el mismo 1968, se celebró en México la firma del Tratado de no Proliferación Nuclear en America Latina, impulsado por el gran diplomático Alfonso García Robles, quien fue autor de esa doctrina que reducía el "club nuclear" a solo 7 potencias: EUA, Rusia, Inglaterra, Francia, China India y Pakistán, a fin de que solo tuvieran esas armas de destrucción masiva los Gobiernos que garantizaban una mayor responsabilidad en ello, hoy en día, esa doctrina está en riesgo, gracias a Israel, Irán y Corea del Norte, aunque se dice que Brasil, que firmara en el '68 el instrumento citado, desde hace mucho también lo ha vulnerado.
No en balde, recientes investigaciones apuntan a que en realidad el movimiento estudiantil de 1968 fue orquestado no en el Bloque Comunista, ni en Cuba o Rusia, sino en Washington, en que se buscó generar una situación de inestabilidad que llevara a la toma del poder por el Ejército, encabezado en aquel entonces por el General jalisciense Marcelino García Barragán, tras la presunta masacre de Tlatelolco, en la que al parecer, no murieron más de 40 personas, y que se inició porque alguien abrió fuego sobre los militares, (según puede verse en filmaciones de la época, y por los registros de la morgue, además de que no se presentaron multitudes de padres o familiares pidiendo saber el paradero de sus desaparecidos en ese evento, todo lo demás ha sido magnificación por la Izquierda que ha buscado crearse un mito favorable a su causa) se suponía que debía decretarse la Ley Marcial y México se uniría a las Dictaduras Militares aliadas a EUA que desde los años 60 y hasta fines de los 80 llenaron el continente como antídoto contra la expansión Ruso-Comunista a América. Sin embargo, la generosidad, el patriotismo y el buen sentido del General García le hicieron rechazar el plan, y puso en alerta al entonces Secretario de Gobernación Luis Echeverría, quien se encargó de reprimir la revuelta estudiantil y barrer los escombros, y eso a pesar de que, según se ha tratado de demostrar, este político se encontraba ligado a la CIA.
Echeverría allanó así su camino a la Presidencia, muy diferente a los dos Adolfos y a Díaz Ordaz, se trataba de un abogado de origen humilde, nacido en el Distrito Federal, donde había pasado toda su vida, y no contaba con mucho conocimiento del mundo fuera de México, había ascendido lentamente en el escalafón burocrático y había servido en la Marina, en puestos administrativos, sin jamás subirse a un buque, finalmente había llegado a ser aceptado por la aristocracia partidista, como lo demostró su matrimonio con María Esther Zuno, hija del cacique jalisciense José Guadalupe Zuno Hernández, de quien ya habíamos hablado, personaje oscuro y ambiguo, que había sido gran perseguidor del Cristianismo en los años veinte para después ser una especie de mecenas y protector de obras religiosas e instituciones católicas, era practicamente dueño de la Universidad de Guadalajara, dirigiendo organizaciones estudiantiles que se disputaban el poder y el presupuesto de la casa de estudios contra las huestes de los hermanos Ramírez Ladewig, otros potentados productos del régimen: su padre, Margarito Ramírez, había sido un simple trabajador ferroviario que tuvo la inmensa fortuna de ayudar a Obregón a escapar de los sicarios que Venustiano Carranza había enviado para eliminarle cuando el primero se rebeló, pocos años después, eliminado el coahuilense y triunfante Obregón, éste le agradeció a Margarito dándole puestos públicos donde el rústico obrero tuvo oportunidad de enriquecerse y casarse con la rubia hija de unos ricos inmigrantes alemanes asentados en Jalisco, edificando un imperio inmobiliario, aún así, tanto él como sus hijos agitaban por cualquier pretexto la bandera de la hoz y del martillo, en especial cuando los jóvenes Carlos y Alvaro ingresaron a la universidad y decidieron no solo ser alumnos primero y directivos después, sino sus amos para disgusto del viejo ex-gobernador y suegro del Presidente. Al final, los hermanos lograrían vencer a este último, que no se daría por vencido y se vengaría mandando asesinar a Carlos mientras transitaba por las calles de Guadalajara en su lujoso coche. La década del 70 sería realmente trágica para nuestra ciudad y estuvo plagada de asesinatos y vendettas por los dos grupos que luchaban por el poder en la "Casa de Estudios" pública. No en balde, se señala a Zuno como uno de los fundadores o introductores del crimen organizado en México, aún así, lo tenemos en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Estado de Jalisco, al lado de la Catedral.
Así, Echeverría marcó a su campaña y a su Gobierno por un populismo impresionante, renunció a la etiqueta y el refinamiento que hasta entonces se había ligado a la Presidencia por el uso de vestimenta informal, en especial, las guayaberas, camisas propias del trópico, que se volvieron casi un uniforme de la clase política mexicana, un lenguaje llano y populachero, sin caer en lo vulgar, ciertamente, y lemas jocosos, como el que se muestra en la foto al inicio de esta entrada: "¡Arriba y Adelante!" que motivó a que, con sorna, la gente le dijera "el Brassiere". Echeverría para todo pretendía contagiar optimismo, pese a que el modelo económico practicado desde Cárdenas y hasta Díaz Ordaz se estaba agotando, y transformando, ahora sí, en un Keynesianismo ortodoxo y de manual, dogmático y estático, lo que auguraba males a futuro.
Con Don Luis, el proteccionismo llegó a grado sumo, pretendiendo fortalecer así a la Industria Nacional, los aranceles a los productos extranjeros se dispararon, por lo que resultaba prohibitivo comprarlos, así que en las tiendas se tenía, fundamentalmente productos nacionales; en el mercado automotriz, por ejemplo, dejaron de llegar vehículos importados y solamente se vendían aquellos que ya se producían en el país: Chrysler, General Motors, Volkswagen, Nissan, Ford y se mantuvo, por un tiempo, a la Renault, por el hecho de que el Gobierno compró la franquicia y sus automóviles eran producidos por una paraestatal, lo mismo que se adquirió, por el Estado, la franquicia de la más débil de las armadoras de Detroit. American Motors. La empresa estatal automovilística se llamaba Vehículos Automotores Mexicanos o V.A.M. y hacía unos vehículos comparables al mítico Trabant de la Alemania del Este por su mal gusto, pésima calidad, austeridad y pobreza en prestaciones, como el hoy mitológico "Pacer":
Lo curioso fue que mientras en EUA, la American Motors tenía severos problemas económicos (los únicos vehículos merecedores de recuerdo que alguna vez hizo dicha compañía son el Javelin y el Studebaker, verdaderos clásicos) y descontinuaba tan feos e impopulares modelos buscando sobrevivir, en México V.A.M. los seguía fabricando y ofreciendo a los clientes cautivos de la clase media mexicana. Las otras compañías, multinacionales más poderosas, no podían sin embargo, introducir los modelos que no fabricaran en México, por lo que, por ejemplo, la Volkswagen sólamente producía y vendía en México sus modelos más austeros, como el histórico Sedán, Beetle o "Vocho", la Brasillia o la Combi, sólo hasta después que reformó su planta en Puebla, pudo ofrecer el Golf, conocido originalmente como Caribe, y el Jetta, conocido aquí al inicio como Atlantic.
Pero esto ocurría en todo, muchos empresarios quebraron pues partes e insumos ya no llegaban al país por los altos aranceles, y Echeverría que parecía haber sido discípulo directo de John Maynard Keynes y los Laboristas ingleses, que por aquellas mismas fechas habían llegado al grado de hacer de la Rolls Royce una paraestatal, los sustituía por empresas públicas: Los electrónicos los producía "Zonda" o "Telefunken", no había jeans Levi´s, pero había jenas "Britannia" o "Cadena" y "Ray-Ton", imposible conseguir zapatos deportivos Adidas, Nike o Reebok, pero había "Tenis Panam" y cuando no eran paraestatales, existían los monopolios amparados por el poder: como "Calzado Canadá" (que sí eran de buena calidad), el Pan Bimbo y en los medios de comunicación, Telesistema Mexicano de la familia Azcárraga terminaba de adueñarse de otras televisoras locales y nacionales, siendo la última "Canal 8" de Guillermo Cañedo, para convertirse en Televisa, que solo tenía frente a ella a una televisora pública: Canal 13-IMEVISION. La industria telefónica, por su parte, no fue nacioalizada como el petróleo, ferrocarriles o electricidad, sino por la compra masiva de acciones por el Estado de las empresas, surgiendo el gigante TELMEX. Como se suponía que no era una empresa "del Gobierno" sino "de todos", a cada quien que contrataba una línea se le entregaba una acción, de forma que usuarios y Estado eran copropietarios del coloso telefónico. El colmo llegó cuando el Gobierno empezó a fabricar las bicicletas "Cóndor", al terminar el sexenio de Don Luis, el 60% de la actividad económica nacional estaba en manos del Estado.
Por supuesto que muchos de estos productos, sin competencia, eran pésimos, igualmente, no se exportaban, pues no podían compararse a los que circulaban en los mercados internacionales, aquello propició el surgimiento de un mercado negro bastante importante en el país y la figura del "fayuquero" o vendedor de "fayuca" o contrabando, que se comerciaba en mercados callejeros o "tianguis" o populares, aquí en Guadalajara, eso era en el Mercado de San Juan de Dios, el tianguis del Barrio de Santa Teresita, o "el Barullo" o "Baratillo".
Echeverría seguía manejando un discurso socialistoide, aunque remarcando su carácter de "no-alineado" con el Comunismo Soviético, el Estado llegó a un gran paternalismo y un gran centralismo, en la Ciudad de México todo estaba subsidiado y se daban ayudas financieras a los más desfavorecidos: los pasajes del metro y el transporte público en general, los precios de los productos básicos, que eran más baratos en la capital que en los lugares donde se producían, vales para canjearlos por leche en polvo o tortillas de maíz. Entre tanto, el Keynesiano Presidente establecía el control de precios, como resultado, el campo mexicano, a medio tecnificar y con la inseguridad de la tenencia de la tierra y la falta de acuerdos entre campesinos por el colectivismo, dejo de ser rentable, con lo que se dió la migración del campo a la ciudad en forma masiva, la Ciudad de México, en pocos años, creció en forma desordenada hasta rebasar las fronteras del Distrito Federal, naciendo muchos cinturones de miseria, hoy verdaderas ciudades, como Chalco o Ciudad Netzahualcóyotl, el fenómeno, además, se empezó a reproducir en las capitales de los estados.
Echeverría además, creaba una Ley Federal del Trabajo que sobreprotegía al trabajador y ha sido causa de desalentar a muchas empresas, creaba así mismo al INFONAVIT, inmobiliaria del Gobierno, a fin de dar crédito a los trabajadores para la adquisión de vivienda, pero el gran error fue hacer que la propia inmobiliaria construyera las casas, lo que resultaba carísimo. ¿De dónde obtener los recursos para ello y para todo el inmenso gasto público? La respuesta fue: del crédito internacional.
En efecto, Don Luis profetizó lo que está pasando ahora en Europa, su Gobierno actuó de la misma manera que los Griegos, la Administración de Zapatero en España o como lo está haciendo Obama en EUA actualmente. Don Luis tenía, para garantizar el pago de los créditos, el petróleo, único producto digno de exportación; para maximizar las ganancias del Estado, y reforzar su imagen de socialdemócrata, prohibió la co-inversión privada en el petróleo, y tenía razones para ser optimista: los precios del petróleo, al inicio de los 70 eran muy altos.
Pero al mismo tiempo que era populista, Echeverría actuaba con un gran garrote contra la Izquierda que se rebelaba inspirada tras el movimiento de 1968, dicha represión inició con la llamada "Matanza del Jueves de Corpus" de 1971 en que a una protesta estudiantil de Izquierdas el régimen respondió con un grupo paramilitar llamado "Los Halcones" durante esos años, se dieron muchos movimientos guerrilleros como el Partido Revolucionario Obrero Calndestino Unión del Pueblo PROCUP y la Liga Comunista 23 de Septiembre, con un líder carismático llamado Lucio Cabañas (irónicamente, su hijo, actualmente milita y ha ocupado cargos públicos impulsado por el PRI. Esto se extendió a muchos países, incluso en Estados Unidos son los años de guerillas urbanas de Izquierda como el famoso "Ejército de Liberación Simbionés" y el caso de Patty Hearst o las "Panteras Negras", o las Baader-Meinhof en Alemania Occidental, y las Brigadas Rojas en Italia, todo esto es explicable en el contexto de la Guerra Fría; ciertamente, se dieron desapariciones, una mayor censura en la prensa y una serie de operaciones encubiertas de la "Dirección Federal de Seguridad", agencia de inteligencia del régimen, pero la realidad es que muchos de estos grupos, lejos de tener una genuina preocupación social, fueron verdaderos grupos criminales que secuestraban y asesinaban o asaltaban bancos, creo que, en mucho, la acción del Gobierno estuvo justificada ante enemigos que no entendían de legalidad ni de límites y que se guiaban por un fanatismo extremo y cruel e intereses extranjeros, pues tan imperialismo era el Norteamericano como el Ruso y tan abyectos los intereses y acciones de un James Knox Polk o un Nixon como los de un Pedro el Grande o un Brezhnev.
Al mismo tiempo que Echeverría se oponía a la Extrema Izquierda, se distanciaba de la clase media, que se había sentido bastante conforme con el régimen desde Avila Camacho y hasta Díaz Ordaz, pues no gustaba nada su estatismo ni su discurso demasiado cercano a las clases bajas y en los que manejaba una retórica de lucha de clases y revanchismos contra "los de arriba", así, el PAN comenzó a aglutinar más y más apoyos de la Clase Media, que empezó a identificarse con ese instituto político; así, la campaña en 1970, de Don Efraín González Morfín (de quien tuve el honor de ser alumno) se presentó al fin como un reto contra el PRI y Echeverría, con manifestaciones multitudinarias y seguidores, claro, la "magia electoral" del régimen, impidió que realmente obtuviese resultados. Tras 6 años de demagogia y populismo echeverrista, el PAN determinó que no había condiciones para presentarse a las elecciones presidenciales, la Izquierda independiente estaba aplastada, y la domesticada, postuló al mismo candidato que el PRI, que llegó solo a la jornada electoral, como único candidato.
El sucesor de Echeverría parecía ser todo lo contrario a éste, a pesar de que le ligaba a él una gran amistad desde la adolescencia: Don José López Portillo y Pacheco provenia de una antigua familia noble originaria de Navarra, llegada al entonces Virreinato de la Nueva España a fines del siglo XVII: si uno va al Museo de Arte Virreinal del Convento de Guadalupe, Zacatecas, uno puede ver una serie de pinturas que fueron donadas por miembros de la familia López-Portillo: canónigos, capitanes del Ejército Imperial Español, condes, etc., si uno va al Museo Regional de San Luis Potosí, uno puede ver el retrato de otro miembro de la familia, que fundara las minas de oro de Real de Catorce, y en Querétaro se puede ver así mismo huellas de los miembros de esta aristocrática familia. En el México Independiente, varios López Portillo destacaron en la vida pública y las letras, dos fueron gobernadores de Jalisco, uno de ellos, abuelo del Presidente: José López Portillo y Rojas fue Gobernador de Jalisco (en el centro de Guadalajara puede visitarse la Casa-Museo López Portillo, mansión del siglo XVIII que fue sede de esa poderosa y linajuda familia) y político durante el Porfiriato, el periodo Maderista y la dictadura de Victoriano Huerta, hombre de altísima cultura, fue además precursor de la novela nacionalista y costumbrista que luego seguirían Mariano Azuela y Juan Rulfo. Su padre, José López Portillo y Weber, fue a su vez un destacado ingeniero e historiador, el propio Presidente fue un académico enormemente reconocido: catedrático de Teoría del Estado e Historia del Pensamiento Económico en la Facultad de Derecho de la UNAM, de la que era además Doctor, sumamente culto y hombre de mundo, a tono con su origen aristócrata, había escrito varios estudios históricos, con una visión muy hispanista y crítica al tradicional indigenismo oficial, novelas históricas donde desarrollaba esa visión crítica del pasado prehispánico y tratados políticos, aparte de todo eso, era un hombre sumamente deportista y carismático, así que todo mundo pensaba que sería una vuelta a los tiempos de López Mateos.
No fue así; Don José continuó con el discurso populista de Echeverría y se destacó por su nepotismo y sus excesos.
Aunque muchos de los dichos sobre la corrupción personal del mandatario sean probablemente exageraciones, como el decir que se había comprado un antiguo castillo medieval en España como residencia posteriormente a su sexenio, aunque ciertamente, se construyó una casa lujosa a la que llamó "La Colina del Perro", por razones que más adelante se dirán, pero que no necesariamente provino de fondos malhabidos por el propio Presidente, que ya provenía como hemos dicho, de una familia adinerada desde 300 años antes, sin embargo, Don José moriría arruinado, víctima de severas enfermedades, una tormentosa vida personal y de las ambiciones de sus vástagos, siendo probablemente, el único ex-Presidente de México que realmente necesitó de la jugosa pensión que se les asigna al terminar su mandato, para sobrevivir, lo que no quita que haya sido un solapador, precisamente, de la corrupción de varios miembros de su familia y amigos, a los que otorgó puestos públicos.
Hemos dicho que en muchos miembros del régimen priísta cundió el sentimiento dinástico y el sentido patrimonialista del poder, si a eso añadimos, probablemente que el Presidente proviniera de una familia con
títulos nobiliarios en España le hizo obrar en consonancia con esos sentimientos; así, Don José colocó a su hermana Margarita al frente de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía, entidad encargada de regular dichas actividades, a su esposa, Cármen Romano, extravagante mujer con la que ya tenía una mala relación, pero con la que llegó a Los Pinos, a fin de guardar las apariencias, le dio manga ancha para meterse en el Instituto de Bellas Artes y solventar sus lujos del erario, a su amante en turno la hizo Secretaria de Turismo, a su hijo mayor, José Ramón, que entonces era un joven universitario, le dio un puesto directivo en la Secretaría de Programación y Presupuesto, y todavía, el Presidente, cínicamente declaró que él era "el orgullo de su nepotismo", por ahí resulta que tenía a un amigo, compañero de la Preparatoria que, caído en desgracia su familia, había terminado como simple policía en el Distrito Federal, aunque con fama de duro y efectivo, su nombre era Arturo Durazo Moreno y al ser, de tez oscura, le conocían como "el Negro", Don José se acordó de él y de sus éxitos combatiendo al crimen organizado en la capital del país, y le elevó, de golpe y porrazo, a Jefe de la Policía de la Capital del país, cargo que, de acuerdo al escalafón militarizado que entonces tenía dicha corporación, llevaba aparejado el rango de General de División y a otra serie de premios y honores, todos inmerecidos.
El General Durazo es un personaje muy interesante, especie de versión autóctona de Edgar Hoover, pues al igual que el norteamericano, combinó una actuación decidida contra el crimen y las incipientes organizaciones mafiosas en la Ciudad de México, con una enorme corrupción personal y acuerdo con esas bandas criminales, de las que obtenía cuantiosas sumas, ya sea vía soborno o por los decomisos, obligaba a oficiales de policía a trabajar como albañiles en la construcción de sus mansiones, siendo la más famosa de ellas la llamada "Partenón" que construyó en el centro turístico de Ixtapa-Zihuatanejo en el estado de Guerrero:
Durazo caería bajo el sexenio de Don Miguel de la Madrid, pasaría varios años en prisión y perdería muchos de sus bienes, como la mansión aquí mostrada, que actualmente se encuentra abandonada, él moriría en la pobreza hace apenas unos años, y en el olvido.
Las empresas públicas continuaron existiendo, después de todo, Don José, bajo el Gobierno de Echeverría había sido Secretario de Hacienda, y antes, con Díaz Ordaz, como Director de la Comisión Federal de Electricidad, la empresa pública encargada del suministro de energía en el país; en su carácter de teórico de la Economía era un ortodoxo keynesiano, y con el hallazgo de nuevos y abundantes yacimientos de petróleo en el Golfo de México por un pescador de apellido Cantarell sentía que todo marchaba sobre ruedas: el país podía seguir solcitando créditos internacionales, garantizar su pago con el producto del petróleo y gastando alegremente en la construcción de infraestructura, financiamientos y subsidios a particulares, una burocracia enorme con multitud de dependencias sin razón de ser más que mantener a amigos y familiares con la nómina y un derroche en las corruptelas de las ineficientes empresas públicas que tenían que ser subsidiadas también para sobrevivir y no quebrar. El llegó a hablar en tono tan optimista de plantear que, en adelante, a los mexicanos de las siguientes generaciones sólo les tocaría "administrar la abundancia".
Pero las circunstancias internacionales conspiraron en su contra: a fines de los 70, la Revolución Iraní y el consecuente embargo petrolero al naciente régimen islamista del Ayatholla Khomeini decretado por EUA, contrarrestado con la sobreproducción ordenada por la Organización de Países Productores de Petróleo: OPEP, llevó en vez de la subida de los precios del petróleo a su desplome... de súbito, México despertaba a la realidad, la petrolización de la economía, la falta de otras exportaciones y el excesivo endeudamiento público sin que hubiera recursos para pagarlo, propiciaron una crisis económica comparable a la de Grecia actualmente. La moneda se devaluó y se daba una enorme fuga de capitales. El Presidente López Portillo fue víctima del pánico generalizado y terminaba el sexenio en forma por demás patética:
El académico brillante, el aristócrata de añejo linaje, terminaba haciendo uno de los peores gobiernos que ha tenido México... López Portillo ha sido probablemente uno de los Presidentes más cultos del país, cuya biblioteca personal era monumental, bañado en lágrimas reconociendo su fracaso tras un periodo en el poder que más había parecido un festejo que un ejercicio del mando, aquellos que se burlan del hecho de que Peña quizá no sea un lector asiduo (como la mayoría de los críticos) deberían voltear a ver que hace treinta años, los extensos conocimeintos, la lectura diaria de clásicos de Economía, Política y Derecho y una reconocida carrera en la docencia universitaria del Presidente no fue garantía de un gobierno efectivo, ¡vamos! Ni siquiera ello garantizó que el propio personaje tuviera control sobre su vida, López Portillo se divorció de su esposa para vivir en unión libre, y no casarse sino hasta la muerte de Cármen Romano-- mujer también de vida libertina-- con la actriz montenegrina de vaudeville y películas casi pornográficas Alexandra Asímovich, mejor conocida como Sasha Montenegro, que al final terminaría demandando el divorcio en su contra cuando el ex-Presidente, ya anciano y enfermo, incapaz de defenderse, se precipitaba en la ruina; mucho de ello, provocó su muerte en 2004.
Desesperado, Don José prometió defender a la moneda mexicana, el peso "como un perro", de ahí el nombre de su casa donde vivió retirado, y decretó la nacionalización de la banca, medida acertada en el momento, pues evitó la salida de capitales; por otro lado, los bancos fueron organizados de acuerdo al modelo de banca pública francesa, estudiado por el propio mandatario cuando era profesor en la UNAM y en el Politécnico, la Sociedad Nacional de Crédito: el Estado era titular del 51% del capital, representado en "certificados de participación" en vez de acciones, y el 49% en manos de particulares, lo que permitía que los bancos pudieran competir entre sí, el modelo, aunque ha sido muy criticado a posteriori, quizá no fue tan malo, excepto que, al igual que todas las empresas públicas, hizo que los bancos fueran pasto de la corrupción y la ineficiencia.
En este contexto, surgían en los gobiernos de Echeverría y López Portillo dos grupos que actualmente siguen en pugna: de un lado, aquellos líderes medios y locales del PRI que apoyaban el Keynesianismo, la capacidad de movilización masiva del partido, el asistencialismo, la empresa pública y el discurso socialista, esos personajes, como veremos, constituirían la base de la actual Izquierda: Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtemoc Cárdenas o el propio López Obrador, muy formados todos ellos en el esquema de Echeverría, por otro lado, se formaba un grupo de jóvenes con antecedentes académicos brillantes, que a diferencia del monopolio de los abogados, eran economistas, administradores, sociólogos o ingenieros, con estudios de postgrado en el extranjero y que por tanto, estaban más conscientes de los cambios que estaban por venir en el panorama político y económico a nivel mundial; ese grupo sería el de los llamados "Tecnócratas" que se enfrentarían al grupo corporativista clásico y al ala Izquierda del PRI, la siguiente etapa en la historia del Partido y del régimen, le pertenecería a ellos; el fracaso final de ese grupo en reformar al régimen llevaría a la caída del Partido, que, por otro lado, bajo López Portillo en 1977 iniciaba los pasos para una mayor apertura, con la creación de los hoy innecesarios y onerosos legisladores de representación proporcional, que permitió al PAN y a los mini partidos de Izquierda, tener acceso a la conformación del Congreso federal y de los Congresos estatales, la "Docena Trágica" quedaba en el imaginario como el inicio del fin del sistema y causando la negra imagen que todavía, en muchas personas, persiste sobre el PRI, así como muchas de las malas prácticas que todavía persisten en este partido.