HACIA UN "NUEVO ORDEN MUNDIAL" (AHORA SÍ)

Ante la caída de la URSS en 1991, el entonces Presidente George Bush padre pronunció un famoso discurso en el que, ante el fin del mundo bipolar estructurado tras la Segunda Guerra Mundial en 1945, se debía configurar un Nuevo Orden Mundial. Su alocución se ha convertido, desde entonces, en simiente y caldo de cultivo para las más variadas "teorías de la conspiración" acerca de los proyectos de las élites financieras, políticas y empresariales de Occidente para establecer un diabólico proyecto de destrucción y control de la especie humana en su favor. 

La realidad es que Bush Sr. se refería a la necesidad de reestructurar el orden internacional cuando, todo, absolutamente todo el esquema de organismos internacionales, alianzas militares, acuerdos y tratados de cooperación, se habían estructurado alrededor de la coexistencia de dos grandes potencias y sus correlativos bloques de aliados y satélites. La realidad es que, tras la disolución del Bloque Comunista y el desmembramiento de la Unión Soviética, --y pese a lo que digan los partidarios de las aludidas conspiranoias-- lo que quedó fue un sistema internacional casi sin cambios y dominado por un solo polo de poder: EUA, que, bajo el mandato del Presidente Bill Clinton, conoció su máximo apogeo durante la década de los 90, dentro del cual inició el proceso de Globalización; ante el vacío de poder dejado por la URSS y su bloque, el mercado se volvió global y las grandes corporaciones llenaron el hueco, convirtiéndose en poderes fácticos inmensos, algo que sin embargo, ya se preveía por gente como Alvin Toffler, Paul Kennedy o Umberto Eco, mientras que ideólogos como Fukuyama, ingenuamente pregonaban el fin de la Historia, que no volvería a haber conflictos ni procesos históricos de cambio, ante la Pax Mercatoria que iniciaba.

Había, sin duda, una gran complacencia, y el hecho de que la Rusia postsoviética fuera encabezada por un sujeto ebrio y frívolo como Boris Yeltsin parecía garantizar que el gigante euroasiático seguiría implotando y fragmentándose... hasta que llegó Putin. Olvidan que Rusia ha tenido periodos de caída y ascenso sucesivos: la Rus de Kiev cayó ante el embate de los Mongoles, pero surgió el Gran Principado de Moscú, convertido ya en Imperio con Iván el Terrible, para caer en el Tiempo de las Tribulaciones del que emergería el Imperio de los Romanov, que caería en 1917 para resurgir como la URSS, que se derrumba en 1991 pero ahora se restablece con Putin. 

Así que realmente no ha existido, ni se ha dado realmente un Nuevo Orden Mundial... y aquello a lo que se refieren las tesis conspiratorias, todas ellas poco serias, siempre se muestra como algo que está por darse, algo próximo a implantarse, que nunca se hace real, cuando ya, las grandes corporaciones ejercen un poder omnímodo y un control absoluto en medios, modas y el discurso, todo acorde con sus intereses.

Pero hoy, parece que sí está por darse un verdadero nuevo sistema internacional, y la Guerra de Ucrania está siendo el instrumento inicial para lograrlo. Yo ya había comentado en este espacio en alguna ocasión que el "asalto al poder mundial" por parte de los que yo denominé como "imperios asiáticos", refiriéndome a Rusia, China, la India, el Islam Sunnita e Irán, así como Japón, que si lograba desligarse de Occidente podía unirse al proceso, era prácticamente inminente. Pues bien, en este 2022 se está dando, finalmente, ese asalto al poder.

Como ya lo había comentado antes, el objeto de la guerra iniciada por Putin contra Ucrania parece ser sólo la punta del iceberg de una estrategia mucho más amplia, diseñada con paciencia a lo largo de años; pareciera que, además, se hubiese planificado en conjunto con otros de estos otras potencias emergentes y aprovechado el momento oportuno de un Occidente debilitado por la pandemia del COVID-19 que ya se encontraba quebrando el entramado de la Globalización, para ahora, hacerlo pedazos con la "operación militar especial".

Es claro que Putin fijó, en la realización de la operación, tres objetivos:

• Primero: El objetivo inmediato, es eliminar el riesgo que representaba una eventual expansión de la OTAN hacia el este que englobara a Ucrania; sin embargo, la pregunta que queda es la siguiente: los Países Bálticos: Lituania, Letonia y Estonia, ya se han unido a la Alianza Atlántica, y se encuentran más cerca de Moscú y de San Petersburgo y Rusia no hizo nada para oponerse a ello; sin embargo, la riqueza de recursos naturales y la situación costera con el cálido Mar Negro, le hace un lugar mucho más estratégico que los otros pequeños países del norte. Putin lo que ha hecho es una operación en buena medida quirúrgica, eliminando toda la infraestructura militar y de comunicaciones de su antigua provincia, dejando a Ucrania convertida en un despojo; evidentemente, no le interesaba tomar Kiev y por eso se retiró, lo que sí, va a dejar a cargo de Occidente la reconstrucción de lo que quede. Se convertirá en una pesada carga económica para europeos y norteamericanos, seguramente, Zelensky, o quien quede al frente, exigirá a sus aliados, que al final le dejaron solo a enfrentar al oso furioso de Moscú, le brinden ayuda económica para que una Ucrania arruinada y debilitada, sea viable como Estado. (En mi opinión, a la larga, la situación precaria en la que quedará, y una Europa reventada económicamente, incapaz de ayudarle le conducirá a reunirse de nuevo a Rusia).
• Segundo: El que está resultando visible, es el objetivo a conseguir a "mediano plazo": si uno contempla los mapas lingüísticos y étnicos de Ucrania, con los mapas de avance de las fuerzas rusas, es que Rusia va a recuperar el este y sur de la ex-República Soviética y unirse al enclave prorruso de Transnistria escindido de facto ya desde hace años, de Moldavia. En el siguiente vídeo se explica con claridad esto:

• Tercero: El objetivo más importante es el defenestrar la hegemonía estadounidense, y con ella, la occidental. Claramente, Putin, y muy probablemente Xi, y otros más líderes de su bloque, sabían cómo reaccionarían los gobiernos de la Unión Europea y la Administración Biden y otros aliados occidentales ante la invasión. Las sanciones están siendo demoledoras... ¡pero para los propios que las imponen! Y es que parece que el objetivo es demostrarle a los europeos que necesitan más de Rusia de lo que ésta necesita de Europa. La dependencia energética, y de las demás materias primas rusas, hacen que, al imponer las sanciones, Putin reaccionara imponiendo sanciones de represalias: si los europeos, todavía después de que sancionan a Rusia y apoyan a sus enemigos, quieren gas, tendrán que pagarlo en rublos, lo que debilita al dólar, y en cambio, fortalece a la moneda moscovita, que además está sustentada en oro. Al mismo tiempo, Arabia decide aceptar pagos en yuanes por sus ventas de petróleo a China; la India, se alinea igual con Rusia, y con ella, su eterno enemigo: Pakistán. Putin está disminuyendo la venta del gas hacia el Occidente, en especial a Alemania; y a esto, seguirá la venta de productos agrícolas, lo que amenaza con crear una gran escasez de productos básicos en el Viejo Continente, en el cual la inflación crece de forma galopante.

Y en Estados Unidos, igualmente, la inflación crece, los precios de los combustibles crecen y los de alimentos, igual. Rusia se ha quedado con los activos de las empresas occidentales que han abandonado el país como parte de las sanciones, y por el contrario, aunque Alemania haya expropiado a su vez las instalaciones de Gazprom, no obtuvo nada, puesto que Putin había bombeado de regreso el gas que estaba almacenado en ellas.

Así, podemos vislumbrar el escenario posterior a este conflicto: va a nacer un nuevo orden multipolar en lo político y aún en lo monetario. Occidente, perdido en políticas frívolas que impulsan gobernantes cada vez más autoritarios y liberticidas, incapaces de darse cuenta de la realidad, han caído en la trampa que los Imperios Asiáticos han tendido. Por el contrario, cuando medios y algunos periodistas han tratado de denunciar esta realidad, de inmediato reaccionan tildando de "traidores" y "prorrusos" a quienes, como Casandra, tratan de advertir lo que se viene, o hacer ver lo que han sido las consecuencias de una serie ininterrumpida de políticas erradas tras treinta años continuos de hacerlo, tales como el periodista de Fox News Tucker Carlson o la política demócrata Tulsi Gabbard. 

Rusia y sus aliados están usando la Globalización en contra de ella misma, para cuando los líderes (es un eufemismo) de nuestro hemisferio se den cuenta de lo que ha ocurrido, será demasiado tarde y nos habrán garantizado a Europa y América, un futuro de pobreza y oscuridad.