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30 de abril de 2022

"THE NORTHMAN", O CÓMO SE PUEDE VOLVER A HACER BUEN CINE

 El hombre del norte (2022) - Filmaffinity

A petición de mi amigo Andrés Tostado, escribo aquí mi reseña y opinión sobre la película The Northman, la cual, me parece, es una obra maestra, una película que debe arrasar, el próximo año, con todas las entregas de premios cinematográficos, al fin, tenemos una película que no entra en la mistificación de los antiguos escandinavos, ni con una exaltación de la barbarie o su romantización, como lo hizo la serie de TV del History Channel, o se muestra en el videojuego Assasins Creed. No, los Vikingos, que no contaban con servicio de agua potable, no eran aseados, ni se recortaban las barbas como si hubieran ido a un spa, y tampoco se hacían peinados y tatuajes propios de hipsters comunistas de cafetería y teléfono móvil, tampoco tenían jefes mujeres de raza negra ni eran feministas, ni bailaban con los niños agarrados de las manos.

Como ninguna otra producción, ni siquiera aquella película clásica con Kirk Douglas y Tony Curtis de los años 50, esta película retrata con exactitud la mugre, la miseria, la crueldad y el salvajismo de un pueblo primitivo como eran las tribus germánicas escandinavas que atacaban y saqueaban los nacientes reinos europeos fundados por pueblos hermanos de su raza como los Godos, Francos, Lombardos y otros que se les habían adelantado cuatrocientos años a entrar en la Europa Mediterránea, destruyendo al Imperio Romano de Occidente pero adoptando el Cristianismo y adoptando la herencia de la cultura clásica; aquí no se muestra ese contacto, sino la cruda vida de esos pueblos, los drakkars, naves en las que hacían sus correrías, son mostrados aquí como lo que eran: simples lanchones, cáscaras de nuez rudimentarias y nada sofisticadas o avanzadas para la navegación oceánica como se les ha idealizado.

El paganismo germánico alrededor de los dioses de Asgard, es retratado con su plena oscuridad, el dominio de la voluntad por el pensamiento mágico y chamánico, los sacrificios humanos, y el miedo a lo sobrenatural, junto con la idea de que el destino se encuentra ya escrito y es ineludible e inevitable, propio de la herencia común indoeuropea compartida con los Grecorromanos, y la creencia en las Nornas, llamadas por los clásicos como las Parcas, que hilaban el destino. Todo bastante exacto y muy lejano de las fantasías de Stan Lee sobre las deidades asgardianas a las que inexplicablemente incluyó en sus historias de superhéroes, llenas de colorido, sin la sombría crueldad, violencia y el belicismo de su culto.

En cuanto al argumento, éste se encuentra basado en aquellas crónicas semilegendarias que narran cómo el príncipe Amleth, hijo de un Rey o más bien, Cacique o Jefe Tribal de lo que hoy es Dinamarca, vengó la muerte de su padre a manos del hermano de éste confabulado con su propia esposa... sí, la historia que inspiraría a William Shakespeare escribir una de sus más grandes obras: Hamlet. De manera excelente, el guión, escrito por el propio director de la cinta, el joven realizador norteamericano Robert Eggers, y el escritor islandés Sjón, mantiene el tono propio del Bardo británico, incluso con diálogos en verso, en inglés, pero intercalando también fragmentos en nórdico antiguo y lenguas eslavas primitivas.

La fotografía y la dirección es magistral, con los contrastes de luz y oscuridad, la presentación de los imponentes paisajes desolados de Islandia, que se sienten majestuosos y a la vez, miserables; pero además, destacan las actuaciones del elenco, encabezado por el sueco Alexander Skarsgard y la argentina Anya Taylor-Joy, así como por la australiana Nicole Kidman y el danés Claes Bang, contando también con Willem Dafoe, la cantante islandesa Björk, en un pequeño papel como una adivina, (quien regresa al celuloide tras aquel éxito que tuvo en los 90 con Lars Von Trier en ese triste musical Dancer in the Dark) y Ethan Hawke, son magistrales, en particular Skarsgard hace probablemente la mejor interpretación de su carrera, su Amleth es brutal, salvaje, visceral, puedes sentir sus deseos de venganza y a la vez, su sometimiento resignado al destino que le ha sido profetizado. Sin duda, será galardonado por este trabajo.

Taylor-Joy, --quien ya había trabajado bajo las órdenes de Eggers en La Bruja-- me parece, logra consagrarse como actriz definitivamente; su presencia por momentos, luce etérea, irreal, como si fuera un ángel que encarna la promesa de redención y paz definitiva para el protagonista, a la que éste renuncia para cumplir con su destino. La joven sudamericana, creo yo, puede que ya se meta en la competencia por el Óscar a mejor actriz de reparto para el 2023 y al Globo de Oro. 

En definitiva, The Northman es una película que con toda su crudeza, nos muestra que Hollywood puede hacer excelentes películas, que los grandes estudios norteamericanos cuentan con el potencial para lograrlo todavía, y es muy sencillo hacerlo: sólo hay que contar historias y no sermonear con ideologías; hay que cumplir con esa necesidad lúdica que tenemos las personas de escuchar, ver o leer historias épicas, emocionantes, y que quizá, indirectamente nos muevan a alguna reflexión, ojalá, este filme, al que veo ya de entrada convertirse en un clásico, sea el inicio de una tendencia que revierta lo que, hasta ahora, ha venido a ser la decadencia del Séptimo Arte.

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