El día de ayer, el Presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama rindió la protesta constitucional (a diferencia de Hugo Chávez en Venezuela) para iniciar el ejercicio de su segundo mandato al frente del Poder Ejecutivo norteamericano, a pesar de que ha sido reelegido y que es el Presidente en funciones, el día de hoy se repetirá el acto en público, por haber sido el 20 de enero domingo, en una fastuosa y costosísima ceremonia que atraerá multitudes a la capital: Washington, sin importar que el país esté a punto de un colapso financiero, pero que es necesaria para que el Presidente reafirme su imagen mesiánica y providente con la que ha ganado las dos elecciones y atraído las simpatías de miles alrededor del mundo sin haber hecho nada que realmente merezca tal culto, salvo haber roto con el tabú racial originado desde la Colonia en que los africanos eran usados como esclavos en las posesiones británicas de Norteamérica, y aún después de la Independencia siguieron sometidos a ella y posteriormente, discriminados brutalmente hasta hace cincuenta años en que se les abrieron las puertas a la igualdad de oportunidades.
Obama, o Barry Soetoro, como he dicho en una entrada anterior, sigue siendo un enigma, una interrogante y un perfecto desconocido del que ni siquiera hay certeza sobre su verdadero nombre, su lugar de nacimiento o sus antecedentes académicos sobre los que se ha tendido una cortina de opacidad y leyenda creada por el propio mandatario y su equipo, pero ha sido un hombre extremadamente hábil e inteligente para moverse en los trasiegos de la política norteamericana y que brincó del anonimato a encabezar a la todavía primer potencia mundial en menos de diez años y mantenerse en esa posición pese a que su mandato se ha caracterizado por desaciertos y tibieza, o de plano, por la adopción de medidas que tendrán repercusiones que marcarán el futuro de Estados Unidos, eso sí, pues no puede negarse en modo alguno la trascendencia que la "Era Obama" tendrá para la república del norte, aunque dicha trascendencia quizá no sea del todo positiva para ella.
Mucho de ello se ha debido que ha sabido aprovechar como nadie las debilidades y los errores de sus adversarios; ha leído correctamente la situación de los Republicanos que por el momento no cuentan con un liderazgo reconocible y efectivo: los que se han apuntado a ello: Palin, Santorum, Gingrich o Romney, no han demostrado ser ni medianamente capaces de ganar popularidad ni exponer un programa coherente que los aleje de la pesadilla bélica significada por el mandato de Bush Jr., son además, rehenes de los Neoconservadores, a los que Obama, hay que decirlo, ha contentado pues ha seguido con su intervencionismo militar en Medio Oriente y ahora plantea el reforzar las defensas navales en el Pacífico ante el surgimiento de China como poder militar y el renacimiento de la Armada Rusa. De igual manera, Obama ha aprovechado la transformación étnica de EUA y obtuvo el mayor apoyo de los Hispanos y Negros, mientras que en el debilitamiento de los Republicanos es posible ver un reflejo de la decadencia de los Anglosajones y su descenso demográfico como núcleo de la sociedad norteamericana.
Así, aprovechó la coyuntura de la matanza de la escuela Sandy Hook en Connecticut para lanzarse contra uno de los puntos más débiles y equivocados de los Conservadores Norteamericanos (quienes indudablemente han tenido fortalezas y puntos positivos, como su defensa de los no-nacidos o de la familia natural): su defensa del derecho a la libre tenencia y portación de armas, lo que ha demás ha sido una de las características más propias de los WASP (White Anglo-Saxon Protestant) desde la Independencia, lo que hace con bastante hipocresía, no porque, como acusa la Asociación Nacional del Rifle, sus hijas gocen de la protección de guaruras armados del Servicio Secreto, algo bastante normal y entendible en todos los países, salvo que se sea tan hiperdemagogo y súperpopulista como José Mújica, Presidente de Uruguay, sino porque hasta hace poco, Obama consintió, sino es que fue parte del ya tan conocido operativo "Rápido y Furioso" por el cual el propio Departamento de Justicia de su gobierno, encabezado por Eric Holder, amigo del Presidente y que continuará en el Gabinete, con completa impunidad, vendió armas de asalto a los cárteles de la droga mexicanos, cosa que hemos sufrido en nuestro país, para ahora salir con poner controles y prohibir la venta de armas largas que hasta ahora se podían conseguir hasta en autoservicios.
Sin duda, la prohibición a la venta de armas de asalto, y la puesta en marcha de controles para el comercio de cargadores y un sinnúmero de restricciones para los demás tipos de armamento, así como medidas como incrementar la cobertura de salud en cuestiones psiquiátricas y psicológicas, son correctas, sin embargo, Obama no las plantea porque realmente busque una mayor seguridad para la ciudadanía y romper con la plaga de alta criminalidad y los "loquitos" que ya son toda una tradición en nuestro vecino del norte, lo hace por aprovechar la coyuntura para una finalidad política: arrinconar y aniquilar a los Conservadores, y en específico, a los Republicanos a quienes, hábilmente, ha echado la culpa de todo: de los cracks bursátiles, de las especulaciones financieras, de la crisis económica, etc. obviando que fue Bill Clinton quien sentó las bases de la crisis con su tasa del 0% de interés a los créditos como forma de estimular el consumo y levantar a la economía, en los años 90, por el contrario, mientras los Demócratas se exhiben como heróicos patriotas, los Republicanos son mostrados como los villanos del cuento.
Internamente, y como ya en otro lado lo había comentado, Obama ha sabido deshacerse muy bien de los Clinton, quienes ya no le son útiles y en su momento fueron presentados como sus mentores y sus guías, hoy en día, ya posee en sus manos el liderazgo efectivo del Partido Demócrata y acabó con el cacicazgo que el ex-mandatario ejercía dentro del instituto político, precisamente, aprovechando los notorios errores de la esposa de éste en la Secretaría de Estado que culminaron con el linchamiento del embajador Stevens y su staff en el Consulado de Benghazi, Libia.
Así, como hemos visto, "Soetoro el afortunado" ha contado con la gran suerte de que si bien él ha sido desacertado, sus rivales han cometido errores peores y él ha contado con la habilidad para prosperar por encima de ellos, así como la alianza de los medios de comunicación y la farándula con la que puede magnificar los errores o defectos de los contrarios y minimizar o justificar los propios.
Hoy, en estos fastos de la toma de posesión de su segundo mandato, vemos que Obama lanza unos mensajes bastante claros: será una fiesta, en primer lugar, de los inmigrantes hispanos y los afroamericanos, que le han llevado y mantenido en el poder, desde quien le toma el juramento: la Ministra portorriqueña de la Suprema Corte de Justicia, a quien él elevó a dicho puesto, al cantante, de la misma procedencia Marc Anthony que ha participado en la organización y selección musical del evento, pasando por la cantante de color Beyonce Knowles, (con lo que no está llamando a la integración y a la unidad nacional de EUA, sino, por el contrario, marca la separación entre el "nuevo" EUA de los inmigrantes en oposición al "viejo" país de los WASP, lo cual es empezar a jugar con el fuego de las tensiones étnicas) después, una fiesta de los progresistas norteamericanos que desean un Estados Unidos al estilo del (fallido) modelo europeo: sexo libre, aborto, drogas y Estado paternalista que con subsidios y su intervención libere de la pesada carga de la responsabilidad personal a todo el mundo sin importar el costo.
En este aspecto, cabe recordar a Tocqueville, cuya obra Democracia en América erróneamente ha sido siempre mostrada como un elogio de dicho pensador francés al sistema político norteamericano: no es así, es un estudio muy serio del mismo en el que el galo no se detiene en señalar, ciertamente, puntos que le parecen positivos y los alcances del régimen implantado con la Constitución de Filadelfia, --y hemos de recordar que el EUA que Tocqueville conoció, en 1830 era muy distinto del actual: el país aún era percibido como débil, pues no sería sino tras derrotar a México en la Guerra de 1848 que empezaría a mostrarse como una potencia emergente, y su sistema era más bien aristocrático, controlado por los "Caballeros Virginianos" herederos de los líderes independentistas, y mantenía una identidad y una tradición, incluso política de sabor genuinamente británico, pues no sería también sino hasta la década de 1840 que empezaría a recibir oleadas de inmigrantes, con los Irlandeses que huían de la hambruna en su tierra,-- pero también señala los peligros, las limitaciones y los defectos del sistema. Así, en una muy sabia y profética sentencia de su libro, dice lo siguiente respecto a los riesgos que representa una Democracia, que luego, justificándose en buscar el "bienestar del pueblo", no termine ahogándolo, como un padre sobreprotector a sus hijos:
"¿Qué importa, después de todo, que haya una autoridad siempre en pie, que vele para que mis placeres sean tranquilos, que camine delante de mis pasos para apartar todos los peligros, sin que tenga yo necesidad de pensar en ellos, si esa autoridad, al mismo tiempo que quita las menores espinas a mi paso, es dueña absoluta de mi libertad y de mi vida; si monopoliza el movimiento y la existencia hasta tal punto que hace necesario que todo languidezca en torno a ella, cuando ella languidece, que todo duerma cuando ella duerme, que todo perezca si ella muere?
Esperemos por tanto, que los que ahora reciben a Obama como salvador y aplauden su política, no se den de topes en algunos años tras las consecuencias de su mandato; por lo pronto, los tiene tan endeudados hasta el cuello como López Portillo nos tenía a nosotros en 1982... la Historia nos dirá prontamente qué es lo que sucede, e incluso, si el afroamericano no busca, mantenerse en el poder más tiempo de lo actualmente permitido. Solo esperemos y observemos.
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