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30 de agosto de 2022

LAS RAZONES DE LAS ÉLITES

 LA REBELIÓN DE LAS ÉLITES Y LA TRAICIÓN A LA DEMOCRACIA – Araya Energy Group

El otro día, tuve oportunidad de ver en Youtube un esclarecedor vídeo de Fernando Fuentes Pinzón, profesor venezolano de Filosofía del Derecho, en su canal El Picalibro, en el que hizo una reseña del libro cuya portada puede verse encabezando este post. Se trata del libro La Rebelión de las Élites, escrito por el sociólogo norteamericano Chistopher Lasch en 1994, que creo yo, bastaría su lectura para derribar todas las teorías de la conspiración, y encontrar una explicación racional, e incluso natural, para los procesos que hemos estado viviendo en estas dos primeras décadas del siglo XXI.

Vean aquí el vídeo que les he mencionado:


Lo que Lasch nos dice, según lo que Fuentes Pinzón nos narra aquí, es que todas las políticas e ideologías que actualmente imperan, en cuestión de ecología, género, energía, etc., en fin, todo el discurso Globalista y progresista, emerge del aislamiento de las élites dirigentes: políticos, empresarios, financieros, gente del espectáculo y el deporte profesional, en que se han colocado debido a una acumulación de riqueza sin precedentes, antes que por una serie de conspiraciones hechas en oscuros conciliábulos y por pertenecer a cultos esotéricos; en todo caso, la pertenencia a grupos crípticos y selectos, sea el Club Bildelberg, el Club Bohemia, la Masonería, el Club Rotario o hasta el hoy agonizante Opus Dei, es algo que buscan los miembros de las élites a fin de diferenciarse de la "plebe" y lograr una distinción al tener un cuerpo de creencias gnósticas o reservadas a los "elegidos" distintas a las de las masas o hacer cosas que los diferencie de éstas.

Esto no es nuevo: los aristócratas franceses del siglo XVIII no tenían contacto con la realidad en la que vivían los siervos, burgueses y proletarios situados más allá de Versalles y sus châteaux; no se dieron cuenta de lo que se les venía encima hasta que estalló la Revolución; la famosa frase atribuida a la reina María Antonieta: "si no tienen pan, que coman pasteles", ilustra ese desconocimiento de la pobreza del pueblo llano y la indiferencia hacia sus sufrimientos a la que llegaron los miembros de la clase dirigente de aquel entonces.

De este modo, las élites occidentales actuales han construido su propio mundo y sus propias ideas al respecto, y han encontrado en algunos ideólogos del Globalismo, como George Soros, Francis Fukuyama o más recientemente Yuval Noah Harari, a los voceros de esta visión del mundo. Una visión utópica, simplista, e incluso, infantil, pero sobre todo, tendiente a algo muy importante y que busca toda elite: mantenerse en la cima.

Es más, entre más leo o escucho las ideas de Harari, las mismas no me parecen tan fuera de lo común, sino las típicas de un niño de 8 años de edad al que le hacen bullying en la escuela y se aferra, a que es el empollón, o el más rico del salón para suponer que es superior a los fortachones que le quitan la torta en el recreo, y que, como ha leído los cómics de Superman, se ve reflejado en Luthor: un genio incomprendido que sabe que es mejor que los demás pero el musculoso alienígena criado por rancheros lo deja ver mal y no cumplir su misión de salvar y liderar al mundo, así que elabora planes para derrotar al kriptoniano y de paso hacerse con el poder sobre la "masa de ovejas" que es el resto de la población humana del planeta que necesita de su guía... es increíble, pero a ese nivel ha descendido el pensamiento occidental (Israel es Occidente, y ya en otra ocasión hablaré de la larga decadencia de 2000 años del Judaísmo como doctrina tanto religiosa como de pensamiento, que ha llevado a que muchos de sus adeptos terminen no solamente abandonándolo, sino suscribiendo disparates en reemplazo) y sobre todo de las élites, que se toman en serio unas ideas irrealizables y megalómanas provenientes de un inmaduro resentido.

Porque no es de extrañarse que con las ideas del Transhumanismo de personajes como los ejecutivos de Google, Elon Musk o el citado Harari se busque lograr la inmortalidad, o por lo menos, prolongar la vida hasta los 150 o 200 años, finalmente, la idea que tienen es que ellos son excelsos, son mejores, y la prueba está en que han logrado enriquecerse y obtenido el poder, eso demuestra que tienen una inteligencia superior --aunque carezcan de moralidad-- pues han aplicado las leyes de Darwin: el fuerte somete al débil, el pez grande se come al chico, lo que demuestra que son más evolucionados y por tanto, han demostrado valer más que el resto, y qué mejor que su genialidad permanezca mientras los mediocres desaparecen, pues son innecesarios, y además, hay que evitar que de entre ellos surja algún nuevo talento que les arrebate la supremacía que es sólo de ellos y de nadie más. Como Cronos o Urano, o la "Reina malvada" de Blancanieves, hay que eliminar toda posibilidad de que sobresalgan nuevos competidores; reducir la natalidad, idiotizar a las nuevas generaciones con series televisivas vacuas o películas visualmente impactantes pero que no aporten nada, videojuegos, el sexo como placer, drogas y géneros musicales como el Reggaetón que apelen a lo más básico de los seres humanos pero no los deje reflexionar ni pensar, sirven para neutralizar el surgimiento de cualquier competidor que de repente salga y los desplace.

De ahí que luego muchos confundan y digan que los Rockefeller o Soros son comunistas, nada más falso, ellos no desean que todo sea propiedad de la colectividad o del Estado, por el contrario, ellos son producto del Capitalismo más salvaje y más bien desean que todo les pertenezca a ellos constituyendo oligopolios, y que el Estado les sirva como instrumento, y para ellos los lobbies, los sobornos, las donaciones a campañas electorales, lo que pasa es que al final, los extremos se tocan, y ambos sistemas se identifican con la búsqueda del control sobre las masas. El "no tendrás nada, pero serás feliz" se refiere únicamente a la clase inferior, que quedará --o más bien, está quedando-- sujeta a una nueva esclavitud a través del arrendamiento y los créditos, respecto de los pocos propietarios que serán los miembros de las élites.

Pero además, lo más interesante, y de ahí el subtítulo del libro, es que las élites mismas se vean como rebeldes, precisamente, cegados por su aislamiento de la realidad y por su soberbia, creen haber hallado el hilo negro, estar en un plano de iluminación al que no llegan las masas y que por tanto, ellos están determinados a encabezar una Revolución; se conciben como rebeldes y como libertadores: contra la idea de Dios, las creencias tradicionales, la Naturaleza misma, ellos pregonan el triunfo de la voluntad contra el universo entero, como lo hiciera Hitler en el pasado. De ahí que, pese a ser dueños del sistema, y pese a ser dueños de la "cultura" actual, se proclamen permanentemente oprimidos pese a ser opresores, y las grandes corporaciones pretendan aparecer como contrarias al sistema del que son parte esencial, y por supuesto, como contraculturales. De ahí también su rebeldía proclamada en discursos, y sin embargo, su vida incongruente con lo que dicen; sus diatribas se dirigen al mundo de mediocres, no al de los superiores, quienes ellos pueden seguir teniendo yates, consumiendo energías fósiles y disfrutando sus aviones privados; ellos ya no caen en esos pecados sólo por ser iluminados y sus daños son mínimos.

Sin embargo, olvidan una cosa, los griegos tenían el dicho que, cuando los dioses deseaban perder a un hombre, primero lo elevaban para que se volviera loco. Esto es lo que ha pasado con estos grandes magnates; no recuerdan que la fortuna es inconstante, y puedes estar arriba un día y abajo otro; ¿quién podría haber adivinado que Blockbuster, que en los años 90 era una de las grandes corporaciones globales en pocos años se extinguiría? ¿Se acuerda alguien de los Vanderbilt, una poderosa familia de navieros y ferroviarios del siglo XIX e inicios del XX? Su último vástago es el periodista de CNN Anderson Cooper Vanderbilt, quien podrá tener un salario altísimo, pero no es un billonario como lo fueran sus antepasados hace 100 años, y no es más que un empleado. ¿Qué ha sido de los Fugger o los Medici hoy?

Los acontecimientos que se han desatado desde 2020 con la pandemia parecen beneficiar a los oligarcas actuales, que han intentado utilizarlos como medios de control social; sin embargo, es posible que los mismos no resulten, a la larga, tan favorecidos por ellos, se los impide su divorcio respecto de la realidad y el no saber entenderla, por ejemplo: ¿Tiene sentido en la crisis energética actual de Europa, que políticos y magnates insistan que el peligro verdadero es el Cambio Climático y decidan tomar medidas que impulsen más las "energías verdes" cuando ha quedado más que patente su elevado costo e ineficiencia? ¿Es racional que ante la inflación fuera de control en EUA, la Reserva Federal presuma que no hay de qué preocuparse, porque el equipo que toma las decisiones de política monetaria es ante todo diverso, conteniendo más que nunca mujeres, LGTBI y personas de raza negra? 

Salomón, quien fue Rey de Israel y muy rico, lo expresó muy bien en el Eclesiastés, cuando dijo que preocuparse por el estatus, el poder y las riquezas era "vana ilusión y querer atrapar el viento", y Jesucristo lo aseveró también: "¿De qué sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?" (Lc 9, 22-25). Las élites occidentales, sin embargo, están embarcadas en su caza de vientos para pretender enjaularlos sin darse cuenta que, en su intento, corren hacia el barranco, lo malo, es que nosotros vamos detrás y vamos a caer con ellos.




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