Pues bien, empezamos el año con noticias bomba, ya en el post anterior hablaba del caso del tenista serbio Novak Djokovic, quien finalmente, demostrándose por parte de un juez federal de la mayor isla del Pacífico, de apellido Kelly, demostró que, pese a las ínfulas de autoritarismo con que Scott Morrison, gracias al coronavirus Sars CoV2 o COVID-19 estaba construyendo una dictadura inhumana, discriminatoria y liberticida sobre el país insular, aún existe el Estado de Derecho, y en una actuación que es un verdadero tributo al mítico Juez Marshall de la Suprema Corte de Justicia de EUA, en el caso Marbury Vs. Madison, hizo valer la división de poderes y el principio de judicial review, esto es, la capacidad de los tribunales de revisar los actos de autoridad emitidas por la rama Ejecutiva, como ocurre en el caso, y por el Legislativo, determinando que la orden de detener, revocarle la visa y pretender expulsar al serbio de la isla resultaba contrario a las formalidades previstas en Ley que garantizan el respeto a los derechos fundamentales de cualquier persona, sea un deportista famoso extranjero o un humilde barrendero aborigen de la Ópera de Sidney.
La victoria judicial de Djokovic y su actitud de resistencia, preso de manera injusta y humillado públicamente a través de la ventana mundial de las redes por políticos venales y corruptos, subordinados a los intereses de las multinacionales farmacéuticas, que siguen vendiendo vacunas experimentales que, en el menor de los casos, son simples placebos, cuando no, se corre el riesgo de efectos secundarios graves, pero que no sirven de nada, o de muy poco, ante el nuevo patógeno, que ha sido pintado por los medios parte del entramado Globalista, como un irresponsable que exigía un trato especial para saltarse reglas, un "niño mimado", como las celebridades hollywoodenses tan serviles a la Agenda 2030 exigiendo privilegios, y olvidando el principal mensaje, Nole podrá ser un supersticioso y creyente en teorías de la conspiración, pero, finalmente, tiene el derecho de decidir si toma o no cierta medicación contra el COVID, la gripa o una indigestión o alguna otra. No se puede forzar a nadie a, ante un problema de salud, a seguir unas medidas fijadas por los gobiernos y unas empresas que han lucrado desde el 2020 con la Pandemia, y que quién sabe si no, para magnificar los réditos, prolongan diciendo que la epidemia continúa, cuando quizá ya sólo sean gripas estacionales a las que se disfraza del virus originado en China para continuar concentrando poder unos, y dinero otros a través del miedo.
Como dice Juan Manuel de Prada, Djokovic, gracias a la estúpida y tiránica actuación del Gobierno Australiano, tanto Federal como del estado de Victoria, cómplices como en su momento lo fueran Herodes Antipas y Pilatos en un juicio de hace casi 2,000 años, se ha convertido en un ídolo, en héroe por cuestiones extradeportivas, pero que serán más perdurables en el tiempo; de igual manera, le han convertido en ícono y líder del movimiento contrario a la vacunación obligatoria y las medidas de restricción implementadas por los gobiernos ante la Pandemia.
Pero igualmente, es importante la noticia respecto a la condena a Elizabeth Holmes, norteamericana que era vendida hace pocos años como una emprendedora revolucionaria, a grado tal que se hizo una película sobre ella, encarnada por Jennifer Lawrence que quedará perpetuamente enlatada, y su empresa Theranos, con la que prometía hacer exámenes médicos, prácticamente mágicos, con una sola gota de sangre y analizada por una máquina, un mini-lab, que podía detectar cientos de padecimientos con tan mínima muestra tomada de los pacientes. La realidad es que la máquina no funcionaba ni detectaba nada, pero permitió a la joven timadora el forrarse con cantidades multimillonarias y saltar a la fama mundial en poco tiempo.
La chica, evidentemente, no es un ejemplo de resistencia ni de nada heroico o positivo, es una vil delincuente cuya acción le costó la vida y la salud a muchas personas con sus falsos exámenes clínicos, y por supuesto, tiene que pagar por lo que hizo, aunque, como dice el refrán: Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón, el éxito inusitado de la Holmes se debió a que supo embaucar a personajes muy encumbrados que son considerados parte de las élites globalistas, tales como los ex-Secretarios de Estado de EUA Henry Kissinger y el hace poco fallecido George Schultz, el matrimonio Clinton, los Obama, Bill Gates, entre otros, que le aportaron enormes cantidades de dinero que por supuesto, no empleó en el supuesto desarrollo de proyectos de tecnología médica, sino en darse una vida de lujos junto con su entonces pareja, un antiguo profesor de la Universidad de Stanford --misma que ella abandonó sin jamás terminar su carrera de Química-- al que había seducido siendo alumna.
La fraudulenta trama fue descubierta y mostrada al mundo por el propio nieto de Schultz, a quien el abuelo, presa de la vergüenza, quiso impedir que hablara y pusiera en evidencia que tanto él como los otros tiburones de la Política y la empresa, habían sido pescados como viles sardinas por una casi adolescente que los logró embaucar a través de muy estudiadas estrategias de persuasión y sus contactos a través de su padre, un antiguo funcionario de los servicios de inteligencias disfrazados dentro de la agencia de apoyos humanitarios UsAid. Por supuesto que eso le ha ganado a la atrevida y maquiavélica muchacha la prisión casi de por vida... si no es que la desaparecen.
¿Qué tienen en común la Holmes y Djokovic? Bueno, que para alivio de los conspiranóicos, esto demuestra que los Globalistas, o las élites, lejos de ser conformadas por personajes invencibles, de inteligencia superior e infalibles, están conformadas por seres humanos tan falibles, e incluso, estúpidos, como cualquiera, cegados por la ambición y el hambre de poder y de dinero, han desatado esquemas de control de población o participado en proyectos de negocios que les permitan el adueñarse, a través de la tecnología, de los mercados de satisfactores de necesidades básicas, como la salud; pero que no es obligatoria ni necesaria que les salgan bien los planes; finalmente, hay muchísimas fuerzas en lid en el mundo, de las que los magnates y políticos que se reúnen cada año en Davos, son solamente una.
Una fuerza que puede ser derrotada por un tenista con buenos abogados, o por una vulgar estafadora.
2 comentarios:
Pues ya vimos que no los pudo derrotar Djokovic.
Sí y no, además de que Djokovic tampoco es un héroe real; de hecho voy a hacer un comentario al respecto como parte de un nuevo post, porque la verdad, esto ha sido una comedia de errores en que todos no obtuvieron lo que quisieron, perdieron por una parte y ganaron en otra.
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