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30 de agosto de 2022

LAS RAZONES DE LAS ÉLITES

 LA REBELIÓN DE LAS ÉLITES Y LA TRAICIÓN A LA DEMOCRACIA – Araya Energy Group

El otro día, tuve oportunidad de ver en Youtube un esclarecedor vídeo de Fernando Fuentes Pinzón, profesor venezolano de Filosofía del Derecho, en su canal El Picalibro, en el que hizo una reseña del libro cuya portada puede verse encabezando este post. Se trata del libro La Rebelión de las Élites, escrito por el sociólogo norteamericano Chistopher Lasch en 1994, que creo yo, bastaría su lectura para derribar todas las teorías de la conspiración, y encontrar una explicación racional, e incluso natural, para los procesos que hemos estado viviendo en estas dos primeras décadas del siglo XXI.

Vean aquí el vídeo que les he mencionado:


Lo que Lasch nos dice, según lo que Fuentes Pinzón nos narra aquí, es que todas las políticas e ideologías que actualmente imperan, en cuestión de ecología, género, energía, etc., en fin, todo el discurso Globalista y progresista, emerge del aislamiento de las élites dirigentes: políticos, empresarios, financieros, gente del espectáculo y el deporte profesional, en que se han colocado debido a una acumulación de riqueza sin precedentes, antes que por una serie de conspiraciones hechas en oscuros conciliábulos y por pertenecer a cultos esotéricos; en todo caso, la pertenencia a grupos crípticos y selectos, sea el Club Bildelberg, el Club Bohemia, la Masonería, el Club Rotario o hasta el hoy agonizante Opus Dei, es algo que buscan los miembros de las élites a fin de diferenciarse de la "plebe" y lograr una distinción al tener un cuerpo de creencias gnósticas o reservadas a los "elegidos" distintas a las de las masas o hacer cosas que los diferencie de éstas.

Esto no es nuevo: los aristócratas franceses del siglo XVIII no tenían contacto con la realidad en la que vivían los siervos, burgueses y proletarios situados más allá de Versalles y sus châteaux; no se dieron cuenta de lo que se les venía encima hasta que estalló la Revolución; la famosa frase atribuida a la reina María Antonieta: "si no tienen pan, que coman pasteles", ilustra ese desconocimiento de la pobreza del pueblo llano y la indiferencia hacia sus sufrimientos a la que llegaron los miembros de la clase dirigente de aquel entonces.

De este modo, las élites occidentales actuales han construido su propio mundo y sus propias ideas al respecto, y han encontrado en algunos ideólogos del Globalismo, como George Soros, Francis Fukuyama o más recientemente Yuval Noah Harari, a los voceros de esta visión del mundo. Una visión utópica, simplista, e incluso, infantil, pero sobre todo, tendiente a algo muy importante y que busca toda elite: mantenerse en la cima.

Es más, entre más leo o escucho las ideas de Harari, las mismas no me parecen tan fuera de lo común, sino las típicas de un niño de 8 años de edad al que le hacen bullying en la escuela y se aferra, a que es el empollón, o el más rico del salón para suponer que es superior a los fortachones que le quitan la torta en el recreo, y que, como ha leído los cómics de Superman, se ve reflejado en Luthor: un genio incomprendido que sabe que es mejor que los demás pero el musculoso alienígena criado por rancheros lo deja ver mal y no cumplir su misión de salvar y liderar al mundo, así que elabora planes para derrotar al kriptoniano y de paso hacerse con el poder sobre la "masa de ovejas" que es el resto de la población humana del planeta que necesita de su guía... es increíble, pero a ese nivel ha descendido el pensamiento occidental (Israel es Occidente, y ya en otra ocasión hablaré de la larga decadencia de 2000 años del Judaísmo como doctrina tanto religiosa como de pensamiento, que ha llevado a que muchos de sus adeptos terminen no solamente abandonándolo, sino suscribiendo disparates en reemplazo) y sobre todo de las élites, que se toman en serio unas ideas irrealizables y megalómanas provenientes de un inmaduro resentido.

Porque no es de extrañarse que con las ideas del Transhumanismo de personajes como los ejecutivos de Google, Elon Musk o el citado Harari se busque lograr la inmortalidad, o por lo menos, prolongar la vida hasta los 150 o 200 años, finalmente, la idea que tienen es que ellos son excelsos, son mejores, y la prueba está en que han logrado enriquecerse y obtenido el poder, eso demuestra que tienen una inteligencia superior --aunque carezcan de moralidad-- pues han aplicado las leyes de Darwin: el fuerte somete al débil, el pez grande se come al chico, lo que demuestra que son más evolucionados y por tanto, han demostrado valer más que el resto, y qué mejor que su genialidad permanezca mientras los mediocres desaparecen, pues son innecesarios, y además, hay que evitar que de entre ellos surja algún nuevo talento que les arrebate la supremacía que es sólo de ellos y de nadie más. Como Cronos o Urano, o la "Reina malvada" de Blancanieves, hay que eliminar toda posibilidad de que sobresalgan nuevos competidores; reducir la natalidad, idiotizar a las nuevas generaciones con series televisivas vacuas o películas visualmente impactantes pero que no aporten nada, videojuegos, el sexo como placer, drogas y géneros musicales como el Reggaetón que apelen a lo más básico de los seres humanos pero no los deje reflexionar ni pensar, sirven para neutralizar el surgimiento de cualquier competidor que de repente salga y los desplace.

De ahí que luego muchos confundan y digan que los Rockefeller o Soros son comunistas, nada más falso, ellos no desean que todo sea propiedad de la colectividad o del Estado, por el contrario, ellos son producto del Capitalismo más salvaje y más bien desean que todo les pertenezca a ellos constituyendo oligopolios, y que el Estado les sirva como instrumento, y para ellos los lobbies, los sobornos, las donaciones a campañas electorales, lo que pasa es que al final, los extremos se tocan, y ambos sistemas se identifican con la búsqueda del control sobre las masas. El "no tendrás nada, pero serás feliz" se refiere únicamente a la clase inferior, que quedará --o más bien, está quedando-- sujeta a una nueva esclavitud a través del arrendamiento y los créditos, respecto de los pocos propietarios que serán los miembros de las élites.

Pero además, lo más interesante, y de ahí el subtítulo del libro, es que las élites mismas se vean como rebeldes, precisamente, cegados por su aislamiento de la realidad y por su soberbia, creen haber hallado el hilo negro, estar en un plano de iluminación al que no llegan las masas y que por tanto, ellos están determinados a encabezar una Revolución; se conciben como rebeldes y como libertadores: contra la idea de Dios, las creencias tradicionales, la Naturaleza misma, ellos pregonan el triunfo de la voluntad contra el universo entero, como lo hiciera Hitler en el pasado. De ahí que, pese a ser dueños del sistema, y pese a ser dueños de la "cultura" actual, se proclamen permanentemente oprimidos pese a ser opresores, y las grandes corporaciones pretendan aparecer como contrarias al sistema del que son parte esencial, y por supuesto, como contraculturales. De ahí también su rebeldía proclamada en discursos, y sin embargo, su vida incongruente con lo que dicen; sus diatribas se dirigen al mundo de mediocres, no al de los superiores, quienes ellos pueden seguir teniendo yates, consumiendo energías fósiles y disfrutando sus aviones privados; ellos ya no caen en esos pecados sólo por ser iluminados y sus daños son mínimos.

Sin embargo, olvidan una cosa, los griegos tenían el dicho que, cuando los dioses deseaban perder a un hombre, primero lo elevaban para que se volviera loco. Esto es lo que ha pasado con estos grandes magnates; no recuerdan que la fortuna es inconstante, y puedes estar arriba un día y abajo otro; ¿quién podría haber adivinado que Blockbuster, que en los años 90 era una de las grandes corporaciones globales en pocos años se extinguiría? ¿Se acuerda alguien de los Vanderbilt, una poderosa familia de navieros y ferroviarios del siglo XIX e inicios del XX? Su último vástago es el periodista de CNN Anderson Cooper Vanderbilt, quien podrá tener un salario altísimo, pero no es un billonario como lo fueran sus antepasados hace 100 años, y no es más que un empleado. ¿Qué ha sido de los Fugger o los Medici hoy?

Los acontecimientos que se han desatado desde 2020 con la pandemia parecen beneficiar a los oligarcas actuales, que han intentado utilizarlos como medios de control social; sin embargo, es posible que los mismos no resulten, a la larga, tan favorecidos por ellos, se los impide su divorcio respecto de la realidad y el no saber entenderla, por ejemplo: ¿Tiene sentido en la crisis energética actual de Europa, que políticos y magnates insistan que el peligro verdadero es el Cambio Climático y decidan tomar medidas que impulsen más las "energías verdes" cuando ha quedado más que patente su elevado costo e ineficiencia? ¿Es racional que ante la inflación fuera de control en EUA, la Reserva Federal presuma que no hay de qué preocuparse, porque el equipo que toma las decisiones de política monetaria es ante todo diverso, conteniendo más que nunca mujeres, LGTBI y personas de raza negra? 

Salomón, quien fue Rey de Israel y muy rico, lo expresó muy bien en el Eclesiastés, cuando dijo que preocuparse por el estatus, el poder y las riquezas era "vana ilusión y querer atrapar el viento", y Jesucristo lo aseveró también: "¿De qué sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?" (Lc 9, 22-25). Las élites occidentales, sin embargo, están embarcadas en su caza de vientos para pretender enjaularlos sin darse cuenta que, en su intento, corren hacia el barranco, lo malo, es que nosotros vamos detrás y vamos a caer con ellos.




27 de agosto de 2022

UNA GUERRA HÍBRIDA

 Hacia dónde va la crisis energética en Europa? | Si lo hubiera sabido |  Economía | EL PAÍS

Muy pocos parecen darse cuenta que en realidad estamos viviendo ya la Tercera Guerra Mundial, pero que ésta, a diferencia de las dos anteriores, no se caracteriza por combates masivos con armamentos altamente destructivos; la acción militar se concentra únicamente en el este de Ucrania, y es de intensidad relativamente baja, pero se emplean nuevas armas y nuevas estrategias que quizá tengan una capacidad destructiva tan grande como las bombas, obuses, aviones o tanques, como es el aspecto económico.

La realidad es que tanto Putin como Xi, quienes encabezan uno de los bandos enfrentados, se encuentran jugando una partida de ajedrez, en la que es evidente el fruto de años, quizá décadas de estudio del proceso de Globalización, del que, como hemos dicho, China se ha beneficiado, y que ahora, ambos gigantes asiáticos están haciendo que se vuelque contra sí mismo. 

Y es que, a diferencia de Occidente, tanto rusos como chinos han visto en la Globalización no un mecanismo de integración mundial --propio de la ideología del Globalismo que impulsan las grandes corporaciones y los lobbies, muchas veces impulsados por utopías elitistas, producto de la soberbia y la demencia producidas por la repentina riqueza acumulada como nunca en la Historia que terminarán por devorarles y destruirles-- sino como algo que pueden usar a favor de incrementar el poderío propio en aras de lograr el interés nacional.

Como parte de ello, está la destrucción económica de la Unión Europea producto de las sanciones que, dirigidas contra Moscú, estaban destinadas a debilitar la fuerza económica de Rusia con la que ésta sostiene el esfuerzo bélico en contra de Kiev. Por el contrario, la economía moscovita ha resentido daños mínimos, mientras que el Kremlin ha empleado su mayor baza: el gas natural, en contra del bloque occidental.

La crisis energética que actualmente resiente el Viejo Continente deriva de la enorme estafa de las "energías limpias", mismas que quizá han sido empleadas a fin de asegurar el monopolio de la riqueza de parte de las mencionadas élites empresariales y financieras que controlan a los países europeos y americanos, que como ya alguna vez lo mencionamos en este blog, como Cronos, buscan limitar la natalidad y la movilidad social, pese a sus proclamas a favor de la "sociedad abierta", como lo hace Soros, con tal de no perder su estatus. Por el contrario, la situación actual les amenaza, y con ello, al resto de las sociedades en las que viven y a los sistemas que les han permitido enriquecerse como nadie antes en la Historia, salvo el emperador Mansa Musa de Malí o el político y militar romano Marco Licinio Craso, ambos henchidos de riqueza por el esclavismo. Han abierto las puertas para que la tradicional autocracia eslava y el totalitarismo oriental se impongan en el mundo, después de todo, como se desprende de los dichos y hechos del muy progresista Justin Trudeau en Canadá, la idea parece no desagradarles del todo.

Tal pareciera que Putin escogió muy bien el momento para lanzarse en contra de la Ucrania hostil del régimen surgido del movimiento de la Plaza Maidan en 2014 y sus patrocinadores occidentales; por un lado, ya no tenía opción ante el posible ingreso de la antes provincia rusa en la OTAN; pero, por otro, es claro que los tiempos le están siendo propicios: Europa se encuentra siendo azotada por una grave sequía y una fuerte ola de calor, curiosamente, este hecho, que podría ser atribuido con ligereza al cambio climático, es un fenómeno periódico, tal y como lo demuestra el hallazgo de las "piedras del hambre" con la bajada del nivel de las aguas del Rhin, que dicen: "Si me ves, llora", lo que atestigua sequías iguales ocurridas en el pasado, y las graves consecuencias para la agricultura del continente, y por tanto, para la alimentación de las personas. Esto, permite a Putin tener a los europeos sin la posibilidad de generar energía a través de la hidroeléctrica ni acudir a las centrales nucleares, por ejemplo, en Francia, porque no hay agua suficiente para alimentar los reactores y producir el vapor que impulse las turbinas de los generadores, o enfriarlos.

Tampoco ayuda a los occidentales la incongruente política dirigida a una Rusia a la que pretenden castigar pero a la vez, le suplican no deje de surtirles el precioso hidrocarburo para alimentar sus ciudades y su industria, como tampoco sus disensos, como lo ocurrido entre Alemania y Canadá con respecto a la reparación de una turbina de la bomba del gasoducto Nordstream-1 retenida en el país norteamericano y que sirve de pretexto a Moscú para limitar los envíos del gas... los próximos meses se avecinan oscuros y tristes para Europa, ante la amenaza de un invierno tan extremo como ha sido el verano, la falta de calefacción, la inflación y la escasez de alimentos. Putin, entre tanto, paree estar apostando por alargar el conflicto bélico en Ucrania hasta entonces, cuando, posiblemente, los líderes europeos tengan que enfrentar estallidos sociales, se vengan posibles cambios políticos y, prácticamente de rodillas, le entreguen la cabeza de Zelenski a cambio de limosnas energéticas con las que, el ex-agente del KGB habrá logrado el sueño de Alejandro I y de Stalin: la supremacía incuestionable sobre Europa.

Entre tanto, la situación en Estados Unidos de América no es mucho más halagüeña: Biden y los Demócratas probablemente provocaron a Rusia y al conflicto, y azuzaron a los cobardes y sometidos gobiernos europeos a meterse en el problema son la mira de restablecer la economía norteamericana mediante las ventas de armas; como siempre, con el apoyo del Complejo Militar-Industrial que fue tan hostil a Trump, y de gas a Europa, y no lo ha logrado, su política ha sido de una miopía y una estupidez enormes, sustentada además en la impresión indiscriminada de billetes y generando una inflación enorme, con la que sufraga una ayuda financiera y militar a Ucrania y también medidas populistas, propias de régimen tercermundista, como el regalar dinero para pagar parte de la deuda de créditos educativos para estudiar en las carísimas universidades de la Ivy League, a veces carreras o cursos tan inútiles pero tan progres como Estudios de Género o Psicología de los Cómics.

En EUA, la pobreza y la desigualdad están aumentando a grados latinoamericanos, las ciudades se llenan de indigentes, y si bien hay una crisis migratoria en la frontera, también comienza a darse un fenómeno inconcebible hasta hace poco: un aumento de la migración de norteamericanos a México, en busca de un costo de vida menor; la persecución política desatada por el Gobierno de Biden contra Trump, el descarado reconocimiento, por parte de Mark Zuckerberg, en una entrevista con el locutor Joe Rogan sobre su apoyo a un FBI vendido al Partido Demócrata, ocultando el escándalo de la computadora de Hunter Biden, la censura y la ya hartante difusión de la homosexualidad, prejuicios raciales (inversos) y demás idearios progres en los medios, está generando tensiones sociales al interior de la sociedad de nuestro vecino del norte. Algunos, no sin razón, ya predicen una futura Segunda Guerra Civil.

Así, estamos en tiempos de cambios, incertidumbre y conmociones, el pronóstico sigue reservado, pero el resultado de todos estos conflictos nos afectará a todos sin excepción. Por lo pronto, parece que las potencias asiáticas, como Rusia y China, se enfilan a apoderarse de la hegemonía mundial, con lo que, sin duda, arrancará una nueva era histórica.

20 de agosto de 2022

ÚLTIMA HORA: ¿PUNTO DE NO RETORNO?



Al parecer, éste era el blanco del atentado, sin embargo, padre e hija viajaban en autos diferentes, siendo la joven periodista de 30 años la que sufrió la explosión de un coche bomba al pasar enfrente. Después, es posible ver la desgarradora imagen del poderoso ideólogo de la Cuarta Teoría Política y del enfrentamiento de Rusia con Occidente llevándose las manos a la cabeza ante la desesperación de ver morir a su hija en su automóvil en llamas.

Esto, puede que signifique, como el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo-Lorena, en 1914, el cruce de una línea: el mensaje enviado a Putin, y al principal impulsor de su política de renacimiento de Moscú como gran potencia, y de una visión alterna a la hegemonía occidental, es de que ellos están en la mira y pueden ser alcanzados en la propia Tercera Roma por operativos encubiertos o clandestinos, posiblemente ucranianos, y sin duda, con el respaldo y el apoyo logístico y de Inteligencia de Occidente.

Por supuesto, esto no se quedará así... Hoy más que nunca, nos acercamos al punto de no retorno. Que Dios nos ampare.

CHINA, TAIWAN Y ESTADOS UNIDOS

 La visita de Nancy Pelosi a Taiwán, en imágenes | Internacional | EL PAÍS

La situación mundial actual se parece tanto a los años inmediatamente previos a la Segunda Guerra Mundial, solo que, pese a lo que diga la propaganda occidental, son ahora los regímenes "democráticos" de nuestro hemisferio, conformado por Europa y América, --a los que se suman Australia y Nueva Zelanda.-- los que, al igual que los regímenes de Mussolini y Hitler en la década de los 30, se la han pasado provocando a las potencias asiáticas emergentes: el Islam, Rusia y China, cuando no, invadiendo, interviniendo en la política interna y siendo agresivos... habría que preguntarnos si, como decía Anna Applebaum, los regímenes de Putin, Xi Jinping o Kim Jong Un son los Bad Guys; porque seamos sinceros: el hecho que los países occidentales tengan un régimen político democrático, no equivale moralmente a bondad, ni esto ha sido realmente una garantía para evitar el autoritarismo: desde que las elecciones consisten en realidad, en designar gobernantes provenientes ya de una élite o grupo oligárquico, al que Gaetano Mosca denominaba La Clase Política, y que otras oligarquías, como los grandes empresarios, financieros o gente del espectáculo, a los que Cecil Wrigth Mills llamaba Élites del Poder, son quienes realmente influyen en los "representantes populares" para que estos expresen "la voluntad general" roussoniana en la legislación, queda claro que la Democracia, tal y como Gustavo Bueno lo señalaba, no es otra cosa más que una utopía.

En realidad, las potencias occidentales son gobernadas por oligarquías, mismas que tienen intereses propios que convierten en los de los Estados que controlan, y que, cada vez más, como puede verse con la llamada cultura de la cancelación, las histerias y mecanismos de control desatados con la Pandemia del COVID-19, la imposición de la llamada "ideología de género", y la actuación del "demócrata" Justin Trudeau sobre los manifestantes en Canadá, cuando no, el ataque que sufren los campesinos holandeses de parte de su gobierno basados en la política para combatir el "calentamiento global", demuestran la teoría de la corrupción de las formas de gobierno expresada en tiempos clásicos por Platón y Polibio: las Democracias son la antesala de las Tiranías.

En nuestras Democracias, lo que existe, en realidad, es el mover a la voluntad de las masas a que acepten los dictados de las oligarquías, existiendo una simbiosis entre la Clase Política y las Élites del Poder, pero no monolítica, por un lado tenemos la existencia de los Partidos Políticos, y por otro, de diferentes grupos, que luego pueden encontrarse enfrentados entre sí, lo que da cierto juego a la lucha por el poder, a darle sentido a la existencia de elecciones y diferentes programas u ofertas políticas, aunque igualmente, como se ve a menudo entre Republicanos y Demócratas en EUA, pueden encontrarse de acuerdo en muchos temas.

En estos meses --en que yo no he podido contar con tiempo para escribir aquí-- hemos visto cómo los acontecimientos en Ucrania y ahora, en Taiwan, son impulsados no por hacer frente al autoritarismo, sino por los deseos de otros autoritarios, de imponer sus intereses sobre los de aquellos; no existe una distinción maniquea entre "buenos" contra "malos", hay un choque de intereses; la satisfacción de los mismos puede tener resultados positivos para los pueblos de los distintos Estados en liza, o no, eso no es importante para estos dirigentes, ya sea de las potencias asiáticas autoritarias como Rusia o China o de las "Democracias" Occidentales, sino la satisfacción del interés nacional, ese concepto que jamás puede confundirse con el del Bien Común, porque en resumidas cuentas consiste en la obtención y ejercicio del Poder por parte del Estado, y muchas veces, ese Interés Nacional se confunde con los intereses particulares de los dirigentes: enriquecimiento personal, obtención de influencia, a veces, la mera satisfacción de egos, control sobre los mercados... etc.

En aras del interés nacional de EUA, el Gobierno norteamericano, presidido por Richard Nixon, reconoció como legítimo gobierno chino al conformado por el Partido Comunista, presidido por Mao Tse Tung, y que desde 1949 se había apoderado de la capital, Pekín, tras haber derrotado, en la larguísima guerra civil, al Partido Nacionalista de Chiang Kai Shek, que se exilió en la isla de Taiwan. En aquel momento, por el interés nacional, Mao había roto con la Unión Soviética, por diferencias doctrinales en la interpretación del Marxismo, pero también, porque el líder chino no deseaba que el Celeste Imperio fuese un satélite de los rusos como los países de Europa Oriental, Mao, --del que se podrán decir mil cosas, pero no se puede negar que era un patriota-- deseaba convertir a su país de nueva cuenta en una potencia por derecho propio.

De esa manera, el crecimiento económico de China que comenzó tras la muerte de Mao y la llegada al poder de Deng Xiao Ping a finales de la década de los 70, fue obra de Estados Unidos. Para el empresariado norteamericano, China era un platillo apetitoso: por un lado, con el mercado de mano de obra más grande del mundo por su enorme población, y por lo mismo, el mayor mercado de consumidores del globo. Así, todo mundo quería producir en China, aprovechando los bajísimos salarios y las condiciones de semiesclavitud de los obreros, a los que, sin embargo, tampoco se les podía hambrear tanto: había la necesidad de volverlos consumidores, y así, durante el Gobierno de Deng, a fines de los años 70 y a lo largo de los 80, China fue, progresivamente industrializándose y haciéndose más rica. Comúnmente se cree que la política de Deng fue diametralmente opuesta a la de Mao, pero no es así; las bases para la apertura económica china se dieron bajo éste y Nixon, y entre su Primer Ministro Zhou En Lai y el Asesor de Seguridad Nacional y después Secretario de Estado Henry Kissinger. De igual manera, sus campañas previas de El Gran Salto Hacia Adelante y la Revolución Cultural, universalmente vistas como fracasos y genocidios impulsados por el líder revolucionario, fueron en realidad el equivalente chino de la Revolución Meiji japonesa de cien años antes y el paso necesario para la adopción de técnicas, mentalidades y tecnologías occidentales; ¿tuvo un costo humano al transformar a una sociedad rural en industrial por la fuerza? por supuesto, y en el caso nipón es muy probable que también lo tuviera, pero al haber sido en una época en que no existían medios de comunicación avanzados aún, ni muchos testigos occidentales de lo que pasaba en el archipiélago oriental, ni una propaganda impulsada contra el régimen de Mutsuhito, no se habla de ese tema, destacándose, sólo por su carácter épico para la cultura popular, el ruidoso episodio de la Rebelión de Tsushima, capitaneada por Saigo Takamori, el Último Samurai.

China, así, se convirtió en el gran ganador de la Globalización y su éxito económico se entrelazó con la economía de EUA y sus grandes corporaciones, sobre todo las electrónicas y financieras, pero los beneficios recibidos por el Celeste Imperio fueron contraproducentes para la república norteamericana que había alimentado y promovido su ascenso.

En cierta manera, el que Nixon retirara el reconocimiento oficial al Gobierno Nacionalista de Taipei como legítimo de toda China, y que, posteriormente, tal política fuera igualmente asumida por la ONU, y que EUA expresara su reconocimiento a "una sola China" y que ésta es identificada como la regida desde Pekín por el Partido Comunista, mientras EUA mantenía una alianza informal con Taiwán implicaba utilizar a esta isla como una especie de seguro con el qué chantajear a China o mantenerla bajo cierto control. Mientras oficialmente, la isla es una provincia rebelde, contraria al Gobierno nacional chino, EUA también trasladó grandes inversiones a ella para el desarrollo de tecnología y sobre todo, ha estado brindando asistencia militar y venta de armas avanzadas para fortalecer a un pequeño ejército pero que resulte efectivo para oponerlo contra Pekín si de ahí viene la orden de recuperar a la isla y acabar, de una vez por todas, con los sucesores del Generalísimo, el gran adversario del Gran Timonel.

Taiwán, tras la muerte de Chiang evolucionó del régimen monopartidista del Kuomintang o Partido Nacionalista Chino y se ha convertido en un sistema democrático-representativo al estilo occidental. Por ello, se ensalza al régimen taiwanés, mientras que no se pueden cortar las relaciones económicas con Pekín por parte de Occidente, ni desconocer el cada vez mayor peso de éste en el panorama internacional, mismo que ha crecido hasta convertirse en el decidido rival de EUA, y que es claro, que el día de hoy, se encuentra formando, junto a Rusia e Irán, un eje destinado a destronar a la potencia angloamericana de la hegemonía y con ella, a todo Occidente, para girar el eje del poder mundial a Asia.

La política actual de Biden no es más que tirar a la basura la obra de Nixon y Kissinger, éste último siempre lo advirtió: jamás debían entrar en Ucrania, pero además, se había logrado separar a dos grandes potencias comunistas: la URSS, o sea, Rusia y su Imperio, y a China. La actual Administración Demócrata, y por supuesto, la anterior, de Obama, en cambio, fueron a chocar directamente con Moscú al incitar a Ucrania al enfrentamiento desde el golpe de Estado de Maidan en 2014; y por el otro lado, lograron --con un poco de ayuda de Trump, ciertamente, que se lanzó contra China-- volver a unir a chinos y moscovitas en una causa común, ya no definida por una ideología, misma que actualmente poco importa a ambos lados del río Amur, sino por el interés nacional compartido entre ambos imperios asiáticos por lograr derribar la hegemonía norteamericana y occidental.

La realidad es que Taiwan ha sido una anomalía, un territorio cuya autonomía fue de alguna manera conseguida por el capricho de Chiang Kai Shek, un caudillo --igual de autoritario y criminal que Mao, e incluso mucho más corrupto-- que no supo perder la Guerra Civil contra su rival en la lucha por hacerse con la Ciudad Prohibida, y prefirió construirse su corte de juguete en la pequeña isla en vez de exiliarse y retirarse de la escena política, para, desde lo alto de un pequeño banco, seguirse proclamando como el gobernante legítimo del Imperio de los Dragones contra toda evidencia de la realidad, o añorando alguna intervención a su favor de EUA y Occidente para restaurarlo en el poder, algo que poco después se demostró imposible ante el rapapolvo que los comunistas chinos le pusieron al mismísimo General McArthur en Corea; hoy en día, es ilusorio pretender que la isla, con sus 36,197 km2 y sus 23 y medio millones de habitantes puede resistir a un coloso de 1,400 millones de personas y el tercer ejército más potente del mundo, así como la ya, muy probablemente, primer economía del orbe, por mucho armamento que le haya brindado EUA hasta el momento y mucho crecimiento económico que haya alcanzado. 

No en balde, se habla que una buena parte de los propios taiwaneses, y de sus élites militares y empresariales desean, a escondidas, la reunión con china; finalmente, lo que más les interesa, por encima de las limitaciones a la libertad individual, como el crédito social, y el cual, poco a poco con la Pandemia, ha venido a irse adoptando igualmente en las potencias occidentales, como Canadá, es subirse al carro del éxito económico y la riqueza alcanzadas por el régimen del continente.

Así, mantener la independencia de Taiwan, implicaría, necesariamente, la intervención directa de Washington, rompiendo y pisoteando todos los tratados suscritos con China y los compromisos hechos por Nixon y Kissinger hace 50 años, demostrando la deslealtad y el evidente desdén al Derecho Internacional por parte de EUA, acostumbrado a hacer su voluntad por encima de todos, y ante lo cual, China no dudaría en recurrir a la fuerza, para combatir al fuego con fuego... y estaría justificado.

De este modo, no son los imperios asiáticos autoritarios y conservadores los que son ahora una amenaza a la paz mundial; son las "Democracias" occidentales controladas por oligarquías avariciosas, egoístas y soberbias... aunque quizá por esto mismo, no se llegue a la guerra. Es más, podría ser que la visita de la Pelosi, y posteriormente de una delegación de senadores norteamericanos a Taiwán, sea en realidad, una provocación, pero que se encuentre pactada con Pekín, a fin de brindarle la justificación para la inminente recuperación de la isla.

Veamos: desde la administración Clinton, los Demócratas, partido que se fue convirtiendo de ser el representante de la clase trabajadora en el partido favorito de las élites tecnológica y financiera de nuestro vecino del norte, fueron quienes más favorecieron el crecimiento económico e industrial de China, en aquel entonces bajo el mandato de los Presidentes Jiang Ze Minh y Hu Jintao, quienes fueron, en mucho, más conciliadores con Occidente y establecieron una relación más estrecha con Estados Unidos en los terrenos económicos y comerciales, China era la potencia emergente, patrocinada por Washington, mientras que la relación entre el gigante asiático y Moscú era un tanto distante y fría. Las empresas norteamericanas, sobre todo las del sector tecnológico, pensemos en Apple o Microsoft, trasladaron gran parte de su producción a China, alentadas además por las facilidades y privilegios fiscales que el régimen les brindó, así como por su laxa legislación laboral que les permitía explotar una mano de obra semiesclava.

Fue Trump quien comenzó a tensar las relaciones con China, y lo hizo porque era una consecuencia necesaria de su política de intentar recuperar la primacía y la potencia industrial estadounidense; para ello, tenía que traer de regreso la producción que se había mudado al país oriental, esto, condujo directamente al choque con Pekín, ya presidida por Xi Jinping, quien desde su llegada a la Ciudad Prohibida ha fijado como objetivo de su administración el tomar por asalto la hegemonía mundial. 

Pero no solo fue con China el choque; su confrontación con las élites financiera y tecnológica norteamericanas no se debió solo a la pugna entre conservadurismo y progresismo, sino al enfrentamiento entre una postura nacionalista o patriota, que busca reconstruir la industria norteamericana, creando empleos y buscar la recuperación de zonas ahora deprimidas como Detroit, de la cual, la producción automotriz migró a países del Tercer Mundo en busca de mano de obra más barata, entre ellos, y principalmente, China. El capital no tiene patria, ni lealtades, va hacia dónde puede alcanzar mayores beneficios, y es claro que prefiere invertir donde le resulte más barato producir y así, maximizar las ganancias. Para Bill Gates o Tim Cook, resulta más atractivo tener sus instalaciones de producción de X-Box e Iphones en China a tenerlas en EUA, donde tendrá obreros que exigirán mayores prestaciones laborales y salarios más altos, además de que algunas materias primas: las tierras raras, serán más caras de obtener dado que serían importadas. De este modo, el magnate neoyorkino y su discurso nacionalista resultan peligrosos para sus codiciosos intereses y la relación de mutuo beneficio que han labrado con el Celeste Imperio.

Por otro lado, también se habla de negocios turbios de los Biden en China y de cómo el régimen al parecer cuenta con material comprometedor sobre ello y sobre los gustos sexuales pedófilos de Hunter, hijo del actual mandatario norteamericano y sus adicciones a las drogas... ¿Qué tal si todo se trata de darle a China el pretexto de tomar Taiwán, aduciendo la defensa de su soberanía, y que la autonomía actual de la provincia se ha demostrado peligrosa y justificado en las provocaciones norteamericanas?

Habría que preguntarnos porqué las visitas de Pelosi y de una delegación de congresistas de EUA no vinieron después acompañadas de sanciones económicas contra China por los ejercicios militares amenazantes realizados en respuesta. La realidad es porque no conviene, sólo importaba hacer un show de fuerza para tratar de mostrar que EUA sigue siendo poderoso, y de ahí la impresionante escolta al avión de Pelosi; pero en realidad, ha echado la maldición sobre Taipei... habría que preguntar si el gobierno de la isla ya se dio cuenta de ello.

Napoleón dijo que China era un gigante dormido al que no convenía despertar... doscientos años después, el coloso asiático ha despertado rugiendo. Los Globalistas, creo yo, han sido los "tontos útiles" que movidos por la codicia despertaron y alimentaron a un dragón dormido y anémico. Al final, este dragón, fortalecido y poderoso, les devorará, y no tendrán tiempo ni para lamentarlo. Cuando se den cuenta de que han demolido el poder Occidental que les favoreció para enriquecerse, y se vean despojado de todo por los chinos, habrá sido demasiado tarde.