Como lo decíamos en las entradas anteriores, la crisis interna de la Iglesia Católica que ha desembocado en la dimisión del Papa Benedicto XVI es una de las aristas de la terrible crisis que azota a nuestra Civilización Occidental y que la afecta en todos los rubros.
Uno de ellos, sin duda, es el aspecto económico y empezando el mes de marzo parece que está poniéndose peor. Primero, las elecciones italianas y sus resultados entrampados parecen arrastrar al Euro y a la Unión continental europea a la incertidumbre y al caos financiero, pues, como lo decíamos anteriormente, los resultados positivos para Berlusconi y Grillo, ambos anti-europeos y críticos con las políticas económicas de Bruselas y favorables a mantener el gasto social como en la época de abundancia. El segundo nubarrón que aparece en el horizonte es el ya inevitable recorte al gasto público norteamericano al no haber, al día 1 de marzo, acuerdo entre Republicanos y Demócatas en el Congreso para aumentar los ingresos del Gobierno Federal y la distribución del ejercicio del gasto.
Obama, en su plan de aniquilación de los Republicanos, para lo que cuenta con el apoyo indiscutible de los medios de comunicación y la farándula, ha logrado lo que quería, más que salvar el elevadísimo gasto público, sea con finalidad asistencial o mero pago de nóminas o financiamiento de las aventuras militares, ahora tiene armas con qué atacar y acusar a los militantes del partido del elefante, en especial cuando en el panorama político parece que empieza a ascender la estrella cubana de Marco Rubio; la realidad es que, a mi parecer, los Republicanos no están actuando villanamente; están siendo, por el contrario, responsables.
Esto es, los Republicanos ponen el dedo en la llaga: no es un problema de falta de ingresos fiscales, después de todo, el afroamericano obtuvo, al inicio del año, un aumento de impuestos con qué hacer frente a los gastos elevados que exige su política asistencialista con la que se ha ganado al electorado hispano, negro y progresista/de Izquierda. El problema es, precisamente, el exceso y la falta de disciplina en el gasto público. Por ello, decidieron ya decirle al Presidente que era ya suficiente y forzarlo a aplicar recortes, a sabiendas de que aquél iniciaría o aumentaría su campaña de odio en contra de ellos, pero la verdad, no tenían de otra o es continuar dando alas al despilfarro y al endeudamiento descontrolado del país.
Así, Obama no pudo callar su ira ante la cerrazón republicana y señaló que aquello era una actitud "estúpida" y "necia" y los responsabilizó por lo que va a venir a sus adversarios políticos, y es que esto, condicionará lo que sucederá en los próximos meses, y el pronóstico no es nada positivo. ¿Porqué? Porque lo que sigue, a fines de este mes es una nueva negociación para elevar el techo de endeudamiento, y a mi parecer, los Republicanos negarán toda posibilidad de que esto ocurra, entre tanto, se empezarán a dar reducciones en las jornadas laborales de empleados en diversas dependencias, empezando por la Secretaría de la Defensa, y terminando por afectar hasta a las escuelas públicas para pasar los ahorros al gasto social (Medicare, Medicaid y demás, como los rescates a bancos y subsidios a empresas a las que se ha salvado de la quiebra; después, de no aprobarse el techo de endeudamiento, las medidas de reducción del gasto habrán de hacerse más drástica con el despido de servidores públicos, y cierre de oficinas y áreas consideradas como no prioritarias; posteriormente, a partir de abril-mayo, vendrá el inicio de la discusión del presupuesto para el próximo año fiscal, que en EUA no coincide con el año natural (algo irracional, a mi parecer), sino que empieza en septiembre, y si los Republicanos siguen sin dar su brazo a torcer y le niegan a Obama para el próximo año los aumentos de contribuciones y las autorizaciones para contratar empréstitos con la banca china, rusa, islámica o extranjera en general que es ahora su principal acreedora, e incluso la posibilidad de refinanciar la deuda con dichos poderes extranjeros, no tendrá recursos para echar a andar la maquinaria gubernamental, (de acuerdo a la Legislación norteamericana, no pasa como en México, donde el Gobierno puede seguir funcionando, simplemente aplica para el siguiente ejercicio exactamente el mismo presupuesto que se aprobó para el año que termina) por lo que se da el cierre del Gobierno, es inoperante, sin el combustible del dinero, no puede funcionar.
Posiblemente no se llegue a ese extremo, pero sí a un proceso que evidenciará la crispación y la división crecientes en la sociedad estadounidense y deteriorará más que nada la economía no solo de ese país, sino del mundo occidental al menos; por supuesto que también inquietará a sus grandes acreedores y rivales, principalmente China, sin embargo, algo me dice que el "Imperio de los Dragones" está preparado ante la eventual caída de la economía norteamericana para no sentir tan duros sus efectos, y lo mismo todo el BRIC que parece obrar como un solo bloque ante la situación actual, y si no, ahí está la compra de ingentes reservas de oro por estos países.
Lo que sí, mientras Obama trata de culpar a los Republicanos por el previsible estancamiento y crisis de la economía norteamericana, estos tratarán de hacer ver lo disparatadamente caro de su política social: subsidios al sistema de salud, y su plan de reforma migratoria, donde queda pendiente saber de dónde obtendría los recursos para dotar de educación, servicios de salud, y generación de empleos para las familias de los inmigrantes que tanto promete el afroamericano y abre las puertas para que se vayan a EUA y se reintegren las familias separadas. La realidad es que queda expuesto así como mera demagogia electorera.
Entre tanto, la situación se sigue deteriorando. La fantasmagórica imagen con la que se abre esa entrada corresponde a Detroit, Michigan, ciudad que en su apogeo, de los años 20 a 70 contó con más de 2 millones de habitantes, y que hoy es una población de no más de 800,000 personas. La razón del abandono de la ciudad deriva de la salida de la ciudad de inversiones, fundamentalmente de las armadoras de vehículos automotores, que a partir de los años ochenta y debido a la apertura comercial, empezaron a instalarse en otros países, como México, Brasil, China o la India. La población empezó a perder oportunidades de empleo y la generación de riqueza se redujo. La gente, por tanto, salió de Detroit y de ser un foco de atracción de la inmigración interna se convirtió en una localidad generadora de emigrantes.
Detroit es símbolo del progresivo derrumbe económico de EUA, por toda su área urbana es ver barrios o colonias enteras ahora convertidas en terrenos baldíos, grandes edificios y fábricas abandonadas, escuelas y bibliotecas solas, con sus libros y equipo de cómputo deshaciéndose a manos de la humedad y la herrumbre, mientras la depauperada población de mayoría negra que ha quedado en la ciudad y que todavía va y llena los estadios para ver a los clubes deportivos que subsisten: los Pistones del basquetbol, los Tigres del béisbol, los Leones en el fútbol americano y los Red Wings en el hockey, conviven con bandas de delincuencia organizada, pandillas de vándalos y adictos, sobreviven al paro mientras una pequeña elite extremadamente rica y anglosajona que vive en caros cotos campestres a las afueras de la ciudad se mantiene de la especulación con las grandes áreas ahora despobladas que están siendo compradas por empresas chinas sin que todavía se vea cual es el objeto de tales compras masivas de terreno, al mismo tiempo, los servicios públicos vienen a ser cada vez de peor calidad: calles de tierra, drenajes tapados, escasez de agua y todo lo que se podría esperar más bien de una población del tercer mundo, antes que de la propia y supuesta única superpotencia mundial.
La ciudad parece ir, inexorablemente a compartir el destino de numerosas ciudades antiguas que han quedado desaparecidas y abandonadas en el mundo, como Babilonia, la ciudad romana en África del Norte de Timgad, o las ciudades mayas como Palenque, abandonadas por entre otras causas, el deterioro de las condiciones económicas en las que se desarrollaron tales urbes y es un fenómeno que estamos contemplando en nuestros días; en esta semana, el gobierno municipal de la ciudad ha declarado la quiebra de la ciudad, ya no hay recursos, ni ingresos (los impuestos sobre la propiedad raíz han sufrido un desplome brutal ante el abandono) para sostener el funcionamiento de la estructura gubernamental ni los servicios básicos en Detroit; para muchos, lo que pasa ahí es sintomático y un reflejo, en pequeño, del debilitamiento económico del país.
¿Qué podemos prever a futuro? Bueno, se trata de nubarrones oscuros en el horizonte, México los puede sortear si hace las reformas necesarias, y creo que las propuestas del gobierno van bien enfocadas al pretender gravar más al consumo que a los ingresos, por un lado, es un impuesto que todos pagarían, combatiendo la evasión, uno de nuestros mayores males, por otro, al reducir el impuesto sobre la renta se estimulará la inversión, lo mismo que quitando una serie de impuestos irracionales que se han creado, como el IETU, prácticamente un impuesto clonado de ISR sobre los ingresos de los agentes económicos, al gravare el consumo, también se estimularía al ahorro y se reduciría la creciente adicción a las compras a crédito en las que cae la gente cada vez más.
Hasta ahora, México ha sorteado con éxito relativo la crisis mundial, pero un eventual cataclismo económico en EUA sin duda tendrá sus efectos, la cuestión está en sí lograremos amortiguarlos con medidas que tiendan a darnos una mayor independencia respecto de lo que sucede en nuestro vecino del norte y nos permita colarnos dentro del grupo de las potencias emergentes.
El futuro no pinta bien para Occidente: qué podemos esperar si la mayor autoridad religiosa y la máxima potencia económica occidentales se encuentran debilitadas y cuestionadas? Pues parafraseando al cantante Reily Barba, resumido en tres palabras: we are fried...
Posiblemente no se llegue a ese extremo, pero sí a un proceso que evidenciará la crispación y la división crecientes en la sociedad estadounidense y deteriorará más que nada la economía no solo de ese país, sino del mundo occidental al menos; por supuesto que también inquietará a sus grandes acreedores y rivales, principalmente China, sin embargo, algo me dice que el "Imperio de los Dragones" está preparado ante la eventual caída de la economía norteamericana para no sentir tan duros sus efectos, y lo mismo todo el BRIC que parece obrar como un solo bloque ante la situación actual, y si no, ahí está la compra de ingentes reservas de oro por estos países.
Lo que sí, mientras Obama trata de culpar a los Republicanos por el previsible estancamiento y crisis de la economía norteamericana, estos tratarán de hacer ver lo disparatadamente caro de su política social: subsidios al sistema de salud, y su plan de reforma migratoria, donde queda pendiente saber de dónde obtendría los recursos para dotar de educación, servicios de salud, y generación de empleos para las familias de los inmigrantes que tanto promete el afroamericano y abre las puertas para que se vayan a EUA y se reintegren las familias separadas. La realidad es que queda expuesto así como mera demagogia electorera.
Entre tanto, la situación se sigue deteriorando. La fantasmagórica imagen con la que se abre esa entrada corresponde a Detroit, Michigan, ciudad que en su apogeo, de los años 20 a 70 contó con más de 2 millones de habitantes, y que hoy es una población de no más de 800,000 personas. La razón del abandono de la ciudad deriva de la salida de la ciudad de inversiones, fundamentalmente de las armadoras de vehículos automotores, que a partir de los años ochenta y debido a la apertura comercial, empezaron a instalarse en otros países, como México, Brasil, China o la India. La población empezó a perder oportunidades de empleo y la generación de riqueza se redujo. La gente, por tanto, salió de Detroit y de ser un foco de atracción de la inmigración interna se convirtió en una localidad generadora de emigrantes.
Detroit es símbolo del progresivo derrumbe económico de EUA, por toda su área urbana es ver barrios o colonias enteras ahora convertidas en terrenos baldíos, grandes edificios y fábricas abandonadas, escuelas y bibliotecas solas, con sus libros y equipo de cómputo deshaciéndose a manos de la humedad y la herrumbre, mientras la depauperada población de mayoría negra que ha quedado en la ciudad y que todavía va y llena los estadios para ver a los clubes deportivos que subsisten: los Pistones del basquetbol, los Tigres del béisbol, los Leones en el fútbol americano y los Red Wings en el hockey, conviven con bandas de delincuencia organizada, pandillas de vándalos y adictos, sobreviven al paro mientras una pequeña elite extremadamente rica y anglosajona que vive en caros cotos campestres a las afueras de la ciudad se mantiene de la especulación con las grandes áreas ahora despobladas que están siendo compradas por empresas chinas sin que todavía se vea cual es el objeto de tales compras masivas de terreno, al mismo tiempo, los servicios públicos vienen a ser cada vez de peor calidad: calles de tierra, drenajes tapados, escasez de agua y todo lo que se podría esperar más bien de una población del tercer mundo, antes que de la propia y supuesta única superpotencia mundial.
La ciudad parece ir, inexorablemente a compartir el destino de numerosas ciudades antiguas que han quedado desaparecidas y abandonadas en el mundo, como Babilonia, la ciudad romana en África del Norte de Timgad, o las ciudades mayas como Palenque, abandonadas por entre otras causas, el deterioro de las condiciones económicas en las que se desarrollaron tales urbes y es un fenómeno que estamos contemplando en nuestros días; en esta semana, el gobierno municipal de la ciudad ha declarado la quiebra de la ciudad, ya no hay recursos, ni ingresos (los impuestos sobre la propiedad raíz han sufrido un desplome brutal ante el abandono) para sostener el funcionamiento de la estructura gubernamental ni los servicios básicos en Detroit; para muchos, lo que pasa ahí es sintomático y un reflejo, en pequeño, del debilitamiento económico del país.
¿Qué podemos prever a futuro? Bueno, se trata de nubarrones oscuros en el horizonte, México los puede sortear si hace las reformas necesarias, y creo que las propuestas del gobierno van bien enfocadas al pretender gravar más al consumo que a los ingresos, por un lado, es un impuesto que todos pagarían, combatiendo la evasión, uno de nuestros mayores males, por otro, al reducir el impuesto sobre la renta se estimulará la inversión, lo mismo que quitando una serie de impuestos irracionales que se han creado, como el IETU, prácticamente un impuesto clonado de ISR sobre los ingresos de los agentes económicos, al gravare el consumo, también se estimularía al ahorro y se reduciría la creciente adicción a las compras a crédito en las que cae la gente cada vez más.
Hasta ahora, México ha sorteado con éxito relativo la crisis mundial, pero un eventual cataclismo económico en EUA sin duda tendrá sus efectos, la cuestión está en sí lograremos amortiguarlos con medidas que tiendan a darnos una mayor independencia respecto de lo que sucede en nuestro vecino del norte y nos permita colarnos dentro del grupo de las potencias emergentes.
El futuro no pinta bien para Occidente: qué podemos esperar si la mayor autoridad religiosa y la máxima potencia económica occidentales se encuentran debilitadas y cuestionadas? Pues parafraseando al cantante Reily Barba, resumido en tres palabras: we are fried...
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