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13 de septiembre de 2011

LOS NIÑOS HEROES... EL MITO HISTORICO POR EXCELENCIA

El 13 de septiembre se conmemora el mayor mito de la Historia Oficial mexicana, los llamados "Niños Héroes" que ni eran niños, ni héroes, porque ni siquiera existieron...

Esa es la triste realidad... al parecer, no existen registros de que estuvieran inscritos en el Colegio Militar, ese año de 1847 los cadetes Francisco Márquez, Juan Escutia, Vicente Suárez o Fernando Montes de Oca, ni que el día 13 de septiembre de aquel año, estuviesen presentes en el Castillo de Chapultepec, entre las fuerzas que defendieron ese recinto de las tropas norteamericanas comandadas por los Generales Winfield Scott y Zachary Taylor el graduado Agustín Melgar o el Teniente de Ingenieros Juan de la Barrera, pero ojo, esto no quiere decir que los hechos que nos han narrado hayan sido totalmente falsos, porque, efectivamente, en el Castillo y Bosque de Chapultepec se libró la última y desesperada batalla de la más injusta de las guerras, reconocida como tal incluso por norteamericanos mismos, como Abraham Lincoln o Walt Whitman, mediante la cual EUA, que de esa manera se erigía en potencia emergente ante los ojos del mundo, se engullía la mitad del territorio que la República Mexicana había heredado del Virreinato de la Nueva España, aunque ya antes había perdido a la otrora Capitanía General de Guatemala (que abarcaba del actual estado de Chiapas y hasta Costa Rica, mientras Panamá pertenecía a Colombia, surgida del Virreinato de Nueva Granada) precisamente al estar en contra los ahora países centroamericanos del derrocamiento de Iturbide y la erección de una República Federal en vez del Imperio.

De igual forma, en esa batalla participaron activamente los alumnos del Colegio Militar, y sin duda hubo muertos entre ellos, como también varios heridos y prisioneros, que ya no eran precisamente "niños", sino jóvenes entre los 15 y los 20 años de edad. El problema estaría en que quienes participaron en la defensa de Chapultepec no serían dignos de ser recordados por el régimen triunfante tras el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo en Querétaro, sino, por el contrario, esos alumnos, en su mayoría, salvo unos cuantos, como Leandro Valle, abrazarían la causa del Partido Conservador y se opondrían con fiereza a Benito Juárez y su bando Liberal, precisamente, porque el abogado zapoteca estaba plenamente identificado con los intereses de los Norteamericanos a quienes ellos, en su adolescencia, habían combatido en el histórico castillo, y así tenemos que un alumno de destacada actuación ese 13 de septiembre, que incluso fue herido y apresado por los gringos fue Miguel Miramón, que 20 años después moría fusilado al lado del emperador Max. No en balde, y al considerarlo como un centro formador de militares y líderes conservadores, Juárez pensó en suprimir el Colegio Militar en la década de 1870, pero no lo hizo, de hecho, ahí conocería y felicitaría a Victoriano Huerta, indígena como él, pero de la etnia Huichol.

Por esa razón, sobre todo bajo el Porfiriato, que fue en mucho continuador del régimen juarista, pero también logró conciliar bastante con los remanentes del conservadurismo, se buscó recordar aquél episodio, pero excluyendo a los verdaderos héroes y se sacaron de la manga a seis personajes, y se inventaron mitos y leyendas heróicas a fin de lograr la identificación del pueblo con estos jóvenes, y así salió que primero había sido Agustín Melgar y luego le cambiaron a Juan Escutia, el que se arrojó al vacío desde lo alto de la torre principal del castillo, la llamada "caballero alto", envuelto en la bandera nacional, a fin de evitar que cayera como trofeo de los malvados anglosajones... la bandera, en realidad, fue arriada por los norteamericanos y llevada como trofeo, conservándose, hasta el día de hoy, en la prestigiada Academia Militar de West Point. De hecho, el bajar la bandera mexicana e izar la de las barras y estrellas fue la señal para ejecutar a los prisioneros irlandeses del Batallón de San Patricio, otro grupo de héroes verdaderos de aquella infausta guerra y que fueron olvidados por los Liberales, ¿porqué? por que los celtas liderados por el Capitán John Rilley se rebelaron en contra del racismo y los malos tratos que encontraron en "la patria de la Libertad" huyendo del hambre y la política genocida de la Reina Victoria de Inglaterra contra la isla verde, y se unieron a la causa mexicana al sentirse identificados con nuestro país por el catolicismo, uno de los factores por los que eran fuertemente discriminados en un país gobernado por Masones y por pobladores fanáticamente Protestantes; el Batallón de San Patricio luchó heróicamente en la Guerra y finalmente fue derrotado en Churubusco, unos días antes de la batalla de Chapultepec, evidentemente, para la "Historia Oficial" mexicana, el recuerdo de los "San Patricios" es incómodo por sus motivos religiosos y por mostrar la verdadera cara de los gringos, idolatrados por Juárez y los Liberales, y por supuesto, sus herederos ideológicos: los gobiernos postrrevolucionarios y hasta nuestros días.

Posteriormente a la construcción inicial del mito de los niños héroes por pintores, poetas e historiadores asalariados del régimen de Don Porfirio, llegó el cine, y en 1938 un joven Jorge Negrete protagonizó "El Cementerio de las Aguilas" donde la historia cobra sus rasgos definitivos, que terminarán por cobrar notoriedad con el centenario de la guerra en 1947 y la visita de Harry Truman, presidente de EUA que en un gesto medio conciliador, medio de no dar importancia al asunto, declaró que los viejos rencores estaban olvidados y depositó una ofrenda floral a los personajes, que además, curiosa y sorpresivamente, habían sido hallados sepultados juntos a las laderas del cerro Chapultepec: los 6 enterraditos juntos y plenamente identificables... en realidad, se habla que son restos de soldados anónimos, incluso de presidiarios a los que se ofreció el indulto si se enlistaban en el ejército mexicano durante la guerra contra los Norteamericanos, principalmente para actuar como albañiles en el refuerzo a las fortificaciones del Castillo y dichos restos se depositaron en el hermoso monumento llamado "Altar a la Patria". Por cierto, a los entonces cadetes del Colegio Militar no les cayó nada en gracia la visita de Truman, uno de los presidentes menos preparados en materia diplomática y más antipáticos que ha tenido EUA, y retiraron la ofrenda floral, que acabó en el basurero.

Los prisioneros irlandeses fueron azotados, muchos condenados a trabajos forzados y otros, como los ejecutados frente a Chapultepec, ahorcados, a todos, además, se les marcó con un hierro candente la letra "D" de "defector" o desertor en el rostro. Irónicamente, sería Holywood en los años 90 quien les rendiría tributo con una película protagonizada por Tom Berenguer y la gran cantante y actriz mexicana Daniela Romo: "Héroes sin Patria", aquí pueden ver escenas de la película acompañadas de un tributo musical que narra la historia de estos olvidados:



Pero veamos un poco de historia: el Castillo de Chapultepec fue construído en 1786 por el Virrey Bernardo de Galvez sobre el cerro, precisamente llamado así, que quiere decir "monte de la langosta" en Náhuatl, en la cúspide, estaban los restos de una fortaleza construida por los Mexica o Azteca a inicios del siglo XIV, cuando, antes de asentarse en el emplazamiento actual de la Ciudad de México, se refugiaron en el monte, pues dominaba los terrenos circunvecinos y era posible defenderse del ataque de los distintos reinos que luchaban entre sí, los siglos XII a XIV fueron tormentoso escenario de luchas entre ciudades-estado por la supremacía tras el derrumbe del poder central del Imperio Tolteca. Después, ya asentado el poder azteca, el Rey-Poeta de Texcoco: Netzahualcóyotl convirtió al bosque que rodeaba al cerro en un parque público y en la cumbre se edificó en la fortaleza un palacete de descanso de los emperadores de México-Tenochtitlan.


Galvez mandó construir sobre el recinto abandonado un palacio de verano para los virreyes, el castillo de Chapultepec, que junto con el de Quebec, en Canadá, son las únicas construcciones de este tipo existentes en América, siguiendo el modelo francés de un chateau, o castillo propio ya de la Edad Moderna, residencia palaciega pero también con ciertos valores defensivos. Hacia 1864, sería Maximiliano quien le daría su actual apariencia, al hacerlo su residencia oficial, lo mismo que los Presidentes de la República desde Porfirio Díaz y hasta Lázaro Cárdenas, quien trasladaría la sede del Ejecutivo a la vecina finca de "Los Pinos" de la que ya hablé en un post anterior.

Tras la Independencia, el castillo se convirtió en sede del Colegio Militar. Esta institución sería fundada por el ingeniero militar español , General Pedro García Conde, que militó en el ejército del imperio ibérico hasta terminar la lucha por la Independencia en 1821; entonces, amparándose en el Plan de Iguala que proclamaba la unión entre europeos y americanos, decidió establecerse definitivamente en México y planteó tanto a Iturbide primero como al Gobierno de la República después, el fundar una academia militar para la formación de oficiales profesionales; después de todo, él había sido profesor en una institución así en España, antes de ser transferido al Virreinato novohispano. Aprobado el proyecto, el Colegio tuvo varias sedes, hasta que en 1833 se asentó en el castillo.

Si bien en un principio el Colegio no fue una institución de alto nivel, adolecía de profesores de calidad, excepto por el propio García Conde que era un excelente geógrafo y cartógrafo militar, pues la mayoría de los oficiales y generales mexicanos, como diría Santa Anna, "no llegaban a cabos", formados a toda prisa en pequeñas academias de los regimientos del ejército español durante la Guerra de Independencia, o en la guerra de guerrillas en el bando Insurgente, tenían conocimientos muy limitados y métodos previsibles y trillados: fortificaciones pequeñas, ataques de prueba, ataques frontales a la bayoneta y tan tan. Sin embargo, con el paso del tiempo, el Colegio Militar, sobre todo tras la jornada del 13 de septiembre, se convirtió en una institución que, como ninguna otra, ha defendido y representado los más auténticos sentimientos del honor y el patriotismo mexicano y ha dotado de lustre y brillo marcial a nuestras fuerzas armadas; igualmente, de sus aulas han salido grandes militares, que incluso han sido reconocidos como tales a nivel mundial, como Miguel Miramón mismo, considerado el mejor militar mexicano por su manejo de la guerra de movimientos y cargas veloces de caballería, o qué decir de Felipe Angeles, que es considerado uno de los mejores comandantes de artillería de la Historia y cuyas teorías y técnicas fueron usadas en las Guerras Mundiales y son objeto de estudio en academias militares del mundo.

Finalmente, lo principal que debemos tomar en cuenta de esta historia de los "Niños Héroes" es que  debemos despertar y olvidarnos de las leyendas y cuentitos con las que no nos han educado, sino adoctrinado, y reconocer a quienes realmente han hecho algo por este país: Miramón y sus compañeros, los auténticos héroes de aquella jornada y también, como se merece, a los voluntarios irlandeses de San Patricio que lucharon, enamorados de nuestro país, por nuestra libertad.

La invasión norteamericana a México ha sido uno de los muchos agravios cometidos por los norteamericanos en contra de otros países en su Historia... evidentemente, ninguno de los empleados que estaban en las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 merecía la muerte como venganza o reacción del resto del mundo contra las acciones norteamericanas. Esas pesonas, preocupadas por llevar el pan a su casa como cualquier mexicano, ruso, polaco, alemán o español, por ver crecer a sus hijos, por sus seres queridos, por superarse, eran totalmente ajenas a las ambiciones o acciones de las elites políticas de EUA en ese momento, en 1941 o 1847, esas elites, amparadas en la supuesta Democracia, son cobardes, que no actúan como los reyes del "Antiguo Régimen" que luchaban junto al pueblo, se unían a sus ejércitos y fungían como verdaderos padres y guías de sus pueblos. Ahora, estos líderes corruptos y maquiavélicos, engañan al pueblo para obtener su apoyo, hacerse con el poder, y desde ahí, saciar sus ambiciones.

Lamentablemente, los gobernantes arrastran consigo a sus pueblos... en 1847, las elites gobernantes norteamericanas sembraron uno de los vientos que, en 2001 y aún hoy, están cosechando como tempestad, que no cae sobre ellos, sino sobre su pueblo...

   

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