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19 de septiembre de 2011

EL ESTADO PALESTINO A DEBATE

Inicia el Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, y en esta ocasión la polémica y la tensión estarán muy presentes cuando la discusión central será el reconocimiento por la Comunidad Internacional, del Estado Palestino.

Es cierto que hoy la ONU se encuentra devaluada y cada vez más inoperante en la solución de conflictos y como entidad que instrumente el Derecho Internacional, también, su papel como foro para los países en desarrollo, mediante el cual se promovieron iniciativas de descolonización y otras tendientes al logro de la igualdad efectiva entre Estados ha quedado totalmente rebasado e inutilizado, dadas las estructuras y procedimientos, adecuados a la realidad resultante de la Segunda Guerra Mundial, pero poco adaptables a las circunstancias del mundo contruidas tras el derrumbe del bloque comunista en 1989; sin embargo, la ONU todavía es vista como la encarnación institucional de la Comunidad Internacional, y su reconocimiento es necesario cuando se trata de obtener el carácter de Estado-Nación y miembro de pleno derecho de dicha comunidad, o bien, cuando se pretende pasar de una situación de facto a un reconocimiento jurídico de un grupo como el gobernante legítimo de un Estado: ejemplos claros y recientes de ambos casos los tenemos en sudán del sur, reconocido como Estado Independiente, miembro 193 de la ONU, o en el Consejo Nacional de Trancisión libio, que de ser la dirigencia de la insurrección en contra de Moammar Gaddafi ha pasado a ser considerado el Gobierno legítimo y en ejercicio de la representación del Estado, otro ejemplo históricos sonados ha sido el de China-Taiwan, donde el Partido Comunista, a partir de 1973 fue reconocido como el legítimo gobernante del gigante asiático, mientras que el Partido Nacionalista de Chiang Kai Shek fue expulsado como titular del asiento tanto en el Consejo de Seguridad como en la Asamblea General, desde entonces, esta facción, derrotada tras la conclusión del largo proceso revolucionario chino en 1949, decidió propugnar el reconocimeinto de Taiwán como un Estado Soberano, cosa que tampoco ha logrado, al menos no de la mayoría de los países miembros de la ONU.

Así, y aunque pareciera que las prioridades actuales de esta organización consisten en fomentar la sexualidad y los pánicos sanitarios para incentivar la industria farmacéutica, servir de asilo a políticos y ONG's caídos en desgracia y tejer redes de corrupción espantosas alrededor de refugiados y desastres naturales, o conflictos armados donde sus "fuerzas de paz" tengan intervención, y si no, véanse los casos de Haití, Costa de Marfil y otros, los palestinos buscan llevar hoy a la palestra de la organización su reconocimeinto como Estado independiente.

El momento parece oportuno: las revoluciones de la mal llamada "Primavera Arabe" han contribuido a que Occidente, en medio de un dilema, se haya visto obligado a apoyar a los insurrectos que, en mucho, se encuentran apoyados por movimientos islamistas radicales, para los cuales, el problema palestino ha sido  fundamental para sostener sus luchas, ya que como ninguna otra cosa, la inclusión del Estado Judío en Medio Oriente ha sido la chispa que encendió la mecha del fundamentalismo y de los diferentes grupos terroristas musulmanes que desde 1948 a la fecha han actuado. Esto ha debilitado la posición de los regímenes de corte laico y más o menos pro o imitadores de Occidente que habían surgido en la región. La súbita vuelta de Turquía al Islamismo, por otro lado, y su aparición como defensor de la causa palestina  ha privado a Israel de un aliado en la región, siembra una futura división interna en la OTAN y manifiesta la ruptura de un país que ha sido permanentemente "bateado" por Europa con sus pretensiones de occidentalización para volcarse a Medio Oriente, su lugar natural y aparecer como potencia emergente y líder en la región.

En Egipto, el régimen militar que ha sustituido a la dictadura personal de Mubarak ha servido como mediador, precisamente ante el momento oportuno que se presenta, para que los dos principales movimientos políticos palestinos: el laico y de corte Kemalista-Nasserista Al-Fatah y el religioso Hamas llegasen a un acuerdo para buscar juntos la estatidad de Palestina.

De igual manera, Israel nunca había estado tan aislado ni tan cuestionado como ahora tras el inhumano bloqueo a Gaza o el incidente de la "flotilla de la libertad", que tan hábilmente ha usado Erdogan para meter de regreso a Turquía en Medio Oriente, incluso internamente, las fallas de su Estado de Bienestar Socialdemócrata ante la crisis económica, que por supuesto, debe repercutir en los subsidios norteamericanos que son la principal fuente de financiamiento para Israel (es cierto, su sector tecnológico y la industria de armamentos se han desarrollado, pero no son suficientes para mantener a un Estado con pesados gastos militares y todo un entramado de medidas asistenciales y benéficas para dotar de vivienda y bienestar a una gran población de recién llegados y que últimamente se ha incrementado con una nueva inmigración de Europa Oriental de Judíos o sus descendientes secularizados y olvidados de sus costumbres e identidad ancestrales, ha provocado también el estallido de protestas y manifestaciones contra la política económica de un Estado que prácticamente no tiene Economía Nacional, sino que vive de esos subsidios y ayudas provenientes de EUA y de la población judía de la diáspora.

Es curioso: el momento es oportuno para los Palestinos, pero, para Israel y Occidente, quizá, ya es demasiado tarde; ¿porqué?

Israel fue fundado en 1948 como la solución para la intolerancia y la persecución vivida por los Judíos durante siglos en Europa Occidental y que terminó por llegar a su punto culminante con el Holocausto provocado por el Nacionalsocialismo alemán; la verdad, su existencia muestra una falla total de Occidente que, pese a tener muchas de sus raíces culturales en el Judaísmo a través de la Religión Cristiana, fue incapaz de integrar a los israelitas en sus sociedades; les excluyó y finalmente, con el Estado de Israel surgido desde el compromiso secreto de la Declaración de Balfour en 1916, les creó su ghetto particular; eso es el Estado de Israel, en realidad.

Los Judíos-Sionistas, que sostienen la existencia de Israel sobre una extraña mezcla de nacionalismo moderno, socialdemocracia y misticismo religioso, y sus partidarios en Estados Unidos, tanto entre Demócratas como Republicanos y en mucho entre la intelectualmente débil derecha liberal de varias partes del mundo, como España, aducen que los Palestinos no tienen derecho a constituir su propio Estado porque no existe una Nación Palestina, la verdad, no existía ningún nacionalismo, que es un concepto ideológico nacido en Europa desde fines del siglo XV y manifestado con toda fuerza en los siglos XIX y XX y totalmente ajeno al mundo musulmán, salvo el caso Egipcio, el Kurdo, el Persa o Iraní y el Turco, y aún así, existe la conciencia de la Ummah o la comunidad mundial de creyentes en la doctrina de Mahoma, y por ende, del universalismo imperial del Califato de tiempos pasados. Cuando, con los acuerdos de Sykes-Picot tras la I Guerra Mundial, se desmembra el Imperio Otomano, se crearon una serie de países artificiales con los que premiaron a las elites árabes aliadas contra la dinastía turca y según los intereses petroleros de las potencias occidentales. Evidentemente, así no existe el nacionalismo palestino, y tampoco el iraqui, el jordano o el sirio... La construcción de los mismos se dió con posterioridad y en muchas ocasiones de la mano de regímenes dictatoriales y laicistas, mismos que ahora están cayendo.

Sin embargo, el conflicto palestino ha contribuído enormemente a crear ese nacionalismo palestino en oposición a Israel, y el hecho de que Israel y sus partidarios digan que la culpa del conflicto es de los países vecinos por no haber asimilado a los desplazados desde 1948, desplazamientos que continúan hasta la fecha mediante los ilegales asentamientos judios con los que se busca arrebatar porciones de tierra a los Palestinos, recordando además que no se respetan los compromisos adquiridos tanto en la resolución de 1948 que creaba al Estado Judío como en 1967 que fijaba las fronteras con el Palestino. Por ello, la existencia del Estado Palestino debió haber quedado zanjada desde esa época, al terminar la Guerra de los 6 Días, o bien, desde un principio se pudo haber planteado la existencia de un solo Estado, pero multinacional, en el que hubiesen convivido Judíos, Palestinos Musulmanes y aún Cristianos; mas eso no pudo ser ante el nacionalismo decoimonónico y paranóico de David Ben Gurion y otros próceres sionistas, por lo que la solución de dos Estados quedó como la más viable.

Si la ONU y por ende, la Comunidad Internacional reconociese al Estado Palestino, esto no supondrá el cese de la violencia en Medio Oriente, no actualmente, si esto se hubiese dado en los 50 o 60 quizá lo habría hecho, pero, por un lado, potenciará movimientos nacionalistas como el Kurdo, actualmente tan combatido por el Gobierno de Erdogán en Turquía y temido por Assad en Siria, donde vendría a sumarse más a sus problemas; pero y quizá por ello el gobernante otomano promueve la estatidad de los Palestinos pese al aliento que pudiera darle a los Kurdos, quizá también significaría para los islámicos y en particular, a los radicales, un aliento por considerarlo una enorme victoria: ¿después que serguirá? la promoción de movimientos islamistas en las comunidades musulmanas de Europa? Además, el Estado Palestino pronto podría celebrar tratados de alianza militar con otros Estados de la zona a fin de defenderse de Israel, o atacarlo, crear un ejército regular y adquirir o desarrollar armamento avanzado. Por eso, un reconocimiento del Estado Palestino sería algo hecho a destiempo y sumamente peligroso.

Pero la otra posibilidad es igualmente peligrosa: resulta curioso que Mahmoud Abbas, líder de la Autoridad Nacional Palestina y de Al-Fatah no haya dirigido la solicitud de reconocimiento a la Asamblea General, donde, casi seguro, habría tenido eco favorable por una enorme mayoría, sino ante el Consejo de Seguridad, donde el veto de EUA es cosa hecha. La negativa al reconocimeiento recrudecerá al conflicto, terminará por minar aún más a la ONU en su posición como autoridad internacional y alentará más a las masas musulmanas en contra de Israel: no se reconocerá la solución de los dos Estados, sino que, en adelante, lo que buscarán los musulmanes será borrar del mapa al Estado Judío y eliminar de la región toda influencia occidental, se ha demostrado, en el caso egipcio y el asedio y asalto a la embajada israelí, cuál es la verdadera intención de las masas insurrectas en las rebeliones del Norte de Africa y qué ideas les inspiran.

Para concluir: la fundación del Estado de Israel, sin duda, ha sido uno de los grandes errores de la Historia en materia de geopolítica y estrategia: nada estimuló como esto el renacimiento del Islam como ideología política como la intrusión del Estado Judío en un intento de ser una cuña en Medio Oriente o una cabeza de puente de los intereses occidentales: Israel ha fortalecido el sentimiento de unidad de los musulmanes y ha incrementado la capacidad de influencia de líderes como Khomeini, Nasser, Arafath, Saddam Hussein o los Assad históricamente y actualmente de Erdogan, Ahmadinejad u Osama Bin Laden y todo Al-Qaeda; pase lo que pase, el conflicto está lejos de terminar, es más, apenas está empezando, y habrá que ver el cariz que toman los nuevos regímenes en el Norte de Africa y Medio Oriente.

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