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Desde el canal aquí insertado pueden seguir en vivo la Guerra en Libia, que ya ha comenzado (para hacerla más amena, la narración de las acciones la deberían hacer Enrique Bermúdez de la Serna o Christian Martinoli, famosos comentaristas deportivos aquí en México, o, ¡mejor!: El Doctor Alfonso Morales y "el Rudo" Arturo Rivera, quienes narran la Lucha Libre mexicana, después de todo, los conflictos armados ahora han sido convertidos en espectáculos por los medios informativos como CNN o Al-Jazeera.
En estos momentos, las fuerzas aéreas y los misiles Tomahawk y otros disparados desde buques de EUA, Reino Unido y Francia atacan a Libia, a fin de hacer cumplir la resolución del Consejo de Seguridad 1973 mediante el cual se aprueba el establecimiento de una Zona de Exclusión Aérea, supuestamente para la protección de los civiles atacados por el propio Gobierno Libio dirigido por Maommar Gaddafi que busca poner fin a la rebelión "pro-Democracia" que, a punto de ser aplastada, sólo conserva la ciudad de Benghazi y sus alrededores, en la antigua Cireniaca.
En realidad, esto ya no tiene como finalidad la protección de civiles, cuando de los bombardeos se desprenderán más muertes de civiles, dándole la razón a la siguiente caricatura:
La finalidad es claramente el derrocamiento final del ciertamente cruel, y a veces demente gobierno del Coronel (aunque a veces también, y sobre todo en los últimos 15 o 10 años, exitoso en lo económico y social) y el apoyo a sus opositores, que en realidad, son un enigma: ¿Qué tan demócratas o pro-occidentales serán aquellos que son lidereados por ex-funcionarios y beneficiarios durante años del régimen de Gaddafi? Y la pregunta mayor es ¿porqué no hicieron esto antes? Como yo lo señalé en el post anterior: le perdonaron lo de ayudar a los terroristas palestinos en 1972 para el tristemente célebre ataque a los deportistas israelíes en las Olimpiadas de Munich, le perdonaron apoyar al ERI, a la ETA, a las FARC, a Sendero Luminoso, etc. etc. y al final le perdonaron lo de Lockerbie, liberaron al autor material del ataque y negociaron con Gaddafi, le permitieron invertir en Europa y a la vez invirtieron en Libia, y al final, tras todos estos años,. se dieron cuenta de lo malo que es.
Hasta el momento, parece que es Francia quien encabeza la ofensiva, liderada por un Sarkozy desesperado por recuperar su desgastada popularidad y con ella, el apoyo del electorado: le falló su estrategia de apoyar a una supuesta ciudadana en problemas que es la secuestradora Florence Cassez, los franceses se dieron cuenta de ello y manifestaron su oposición y fue duramente censurado por las elites culturales galas que le cuestionaron su negativa a la celebración del "Año cultural de México" por defender a una vulgar criminal sentenciada y condenada por la Justicia de nuestro país; el problema está que ante el hartazgo de los franceses tras la corrupción desmedida de Socialistas y Conservadores y la frivolidad de Sarkozy, las encuestas muestran que se están decantando por el movimiento neo-fascista y ultranacionalista de la familia Le Pen lo cual augura tremendos conflictos entre los decadentes y cada vez menos franceses de pura cepa latina-europea y los inmigrantes musulmanes y africanos, cada vez mayores en número y en peso político, social y económico en las antiguas Galias.
En lo particular, creo que por supuesto que Gaddafi es un monstruo que desde al menos lo de Lockerbie debió haber sido derribado por la acción de la comunidad internacional y llevado ante la Justicia, sus delitos son enormes: no solo ha desplegado la represión más abierta y cruel sobre sus opositores, no sólo ha demostrado como su borrachera de poder se transformó en locura completa que se manifiesta en su rostro desfigurado por los vanos intentos de mantenerse joven, su extravagancia en el vestir, cada vez mayor o sus declaraciones acerca de que el Vaticano algún día será conquistado por las fuerzas del Islam, (algo que quizá no sea tan disparatado, la verdad sea dicha, simplemente, con las recientes oleadas de refugiados tunecinos, parece que éstos harán lo que su ancestro Aníbal no pudo: adueñarse de Italia y de Roma), el financiamiento a grupos terroristas de la más diversa índole, la corrupción de él y su familia, los atentados planeados, dirigidos y pagados en Libia en la década de los 80 o el refugio dado a los más diversos y crueles asesinos, desde Carlos "el Chacal" hasta los perpetradores de la matanza de Munich.
Sin embargo, creo que las intervenciones en los problemas internos de los países, aún con objetivos humanitarios o de defensa de los derechos humanos de la población, con todo y que se contemple como parte del Sistema de Seguridad Colectiva consagrado en el Capítulo VII de la Carta de la ONU, no deja de ser una contradicción con los principios de la Igualdad Soberana de los Estados y la No Intervención, mismos que son esenciales para el Derecho Internacional Público, conocidos como parte de su Ius Cogens, ni tampoco, deja de ser algo muy delicado o extremadamente peligroso. Para empezar, es evidente que, tal y como está estructurada la ONU, el esquema de seguridad colectiva únicamente se pone en ejercicio cuando los intereses de las 5 potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad) están en juego y cuando es de su conveniencia.
Igualmente, viene a ser un vehículo para el "Fundamentalismo Democrático" dado que este sistema político se presenta como la panacea cuando vemos, que en nuestros propios países occidentales, la Democracia está generando crisis tras crisis en el liderazgo, está permitiendo que la gente menos idónea llegue al mando, la generación de "problemas artificiales" y debates innecesarios a fin de fomentar la sensación de insatisfacción permanente y mantener vigente siempre la urgencia por el cambio, sin la cual las elecciones carecen de sentido, lo mismo que la Democracia necesita por su propia naturaleza, de la división en la sociedad y la no concreción de objetivos comunes... los occidentales no aprendimos nada de los Griegos... (más tarde haré un post sobre las impresiones que dejó en mí la lectura del libro "Un Siglo Decisivo", de Michael Scott). La Democracia ha tenido relativo éxito en sociedades que más o menos ya contaban con antecedentes históricos o culturales para ello. Hay sociedades que sólo pueden lograr el desarrollo mediante el autoritarismo, como China o incluso, debemos reconocerlo: México por que sus sociedades ya están estructuradas, desde hace milenios, a funcionar así; el éxito de Japón, ya lo hemos dicho, no se debe a sus desastrosos y corruptos gobiernos democráticos implantados tras la II Guerra Mundial que sustituyeron al absolutismo imperial apoyado por el ejército que caracterizó los reinados de Meiji, Taisho y Showa (Hirohito), sino a los esquemas de autoritarismo, disciplina férrea, orden y obediencia existentes en otras instituciones sociales: familia, sociedad civil, empresas...
En segundo lugar, y como es en el presente caso, a esos intereses habrá que sumarles los de otros, que quizá ahora cuentan, en algunos aspectos, con más fuerza que las viejas potencias y también quieren recibir su tajada del caos generado, y ahí es donde entran las dudas que se me generan al saber que entre los países que están apoyando el ataque contra Gaddafi se encuentran Qatar y Turquía, ambos, con agendas islamistas y grandes ambiciones: el primero, sin dejar un régimen monárquico-absolutista, aparece ahora como promotor de la Democracia a través de Al-Jazeera y mandando 4 aviones a sumarse a la ofensiva, pero con un pequeño imperio financiero que cada día crece más y que se traduce en copiosos créditos para las cada vez más agotadas economías europeas, Turquía, miembro de la OTAN, se embarca en el regreso a sus raíces islámicas pero sin perder a Europa como objetivo, al parecer, mucho de lo que buscan es lograr la percepción en Occidente de que Israel ya no es necesario como aliado cuando pueden contar con turcos y qataríes (no en balde, en el lobby judío en EUA empieza a hablarse mal de Israel, o de la refundación del Estado Judío en 1948 como un error histórico garrafal, véase el grupo Judío-Norteamericano, consciente de las consecuencias negativas del Estado de Israel y que denuncia sus acciones: J Street). Estos, además, desean aumentar su poder adueñándose de algo tan importante como el Fútbol: no en balde la concesión a Qatar de uno de los próximos campeonatos mundiales de ese deporte no estuvo exenta de polémicas, como ahora que un noble y millonario qatarí: Mohamhed Bin Hammam actual presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, ha anunciado sus intenciones de postularse a la presidencia de la FIFA y con el apoyo incluso, de la Asociación Inglesa del balompié.
¿No se estarán sembrando los vientos de una futura tempestad musulmana contra Occidente? El tomar partido por los rebeldes, que parecen ser las tribus cireniacas contra las tripolitanas de los Libios, una rivalidad milenaria, encabezada por cachorros del régimen Gaddafista y al parecer inspirados por el radicalismo islámico que siempre ha considerado al Coronel como un tibio, al igual que al régimen egipcio, que lo que desea es imitar a Occidente en vez de establecer un verdadero régimen musulmán, y por ello, no han simpatizado con él del todo, y menos desde que Libia les cortó su apoyo en los 90 (aunque no les gustaba nada el compartir el entrenamiento, por ejemplo, a los ultramusulmanes de Hamas con los ultracatólicos del ERI irlandés, no comprendían que para el extravagante coronel el terrorismo era sólo un negocio).
Por otro lado, el desórden, la falta de un mando unificado, y sobre todo, la claridad en los objetivos perseguidos, hacen predecir la generación de grandes problemas: unos dicen que el objeto de la guerra debe ser derrocar a Gaddafi y hasta ya le lanzaron missiles a su palacio, para otros, sólo evitar que ataque civiles, mientras ellos lo hacen y además que sólo quitando a Gaddafi cesarán los ataques contra los civiles que son indistinguibles de los rebeldes, quienes además, no han mejorado mucho su situación tras la intervención aliada, por el contrario, siguen perdiendo plazas, y muchos de entre ellos han protestado contra el ataque franco-anglosajón. La Liga Arabe, al igual que la Organización para la Unidad Africana parecen empezar a retirar el apoyo a la aventura de Sarkozy, y mientras, Obama sin mostrar liderazgo alguno en la situación y dando argumentos para cuestionar más su premio Nobel, se pasea por Latinoamérica con puro buen rollo.
Sigamos atentos viendo cómo termina esto, que a primera vista, pinta un panorma oscuro y tormentoso.
Hasta el momento, parece que es Francia quien encabeza la ofensiva, liderada por un Sarkozy desesperado por recuperar su desgastada popularidad y con ella, el apoyo del electorado: le falló su estrategia de apoyar a una supuesta ciudadana en problemas que es la secuestradora Florence Cassez, los franceses se dieron cuenta de ello y manifestaron su oposición y fue duramente censurado por las elites culturales galas que le cuestionaron su negativa a la celebración del "Año cultural de México" por defender a una vulgar criminal sentenciada y condenada por la Justicia de nuestro país; el problema está que ante el hartazgo de los franceses tras la corrupción desmedida de Socialistas y Conservadores y la frivolidad de Sarkozy, las encuestas muestran que se están decantando por el movimiento neo-fascista y ultranacionalista de la familia Le Pen lo cual augura tremendos conflictos entre los decadentes y cada vez menos franceses de pura cepa latina-europea y los inmigrantes musulmanes y africanos, cada vez mayores en número y en peso político, social y económico en las antiguas Galias.
En lo particular, creo que por supuesto que Gaddafi es un monstruo que desde al menos lo de Lockerbie debió haber sido derribado por la acción de la comunidad internacional y llevado ante la Justicia, sus delitos son enormes: no solo ha desplegado la represión más abierta y cruel sobre sus opositores, no sólo ha demostrado como su borrachera de poder se transformó en locura completa que se manifiesta en su rostro desfigurado por los vanos intentos de mantenerse joven, su extravagancia en el vestir, cada vez mayor o sus declaraciones acerca de que el Vaticano algún día será conquistado por las fuerzas del Islam, (algo que quizá no sea tan disparatado, la verdad sea dicha, simplemente, con las recientes oleadas de refugiados tunecinos, parece que éstos harán lo que su ancestro Aníbal no pudo: adueñarse de Italia y de Roma), el financiamiento a grupos terroristas de la más diversa índole, la corrupción de él y su familia, los atentados planeados, dirigidos y pagados en Libia en la década de los 80 o el refugio dado a los más diversos y crueles asesinos, desde Carlos "el Chacal" hasta los perpetradores de la matanza de Munich.
Sin embargo, creo que las intervenciones en los problemas internos de los países, aún con objetivos humanitarios o de defensa de los derechos humanos de la población, con todo y que se contemple como parte del Sistema de Seguridad Colectiva consagrado en el Capítulo VII de la Carta de la ONU, no deja de ser una contradicción con los principios de la Igualdad Soberana de los Estados y la No Intervención, mismos que son esenciales para el Derecho Internacional Público, conocidos como parte de su Ius Cogens, ni tampoco, deja de ser algo muy delicado o extremadamente peligroso. Para empezar, es evidente que, tal y como está estructurada la ONU, el esquema de seguridad colectiva únicamente se pone en ejercicio cuando los intereses de las 5 potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad) están en juego y cuando es de su conveniencia.
Igualmente, viene a ser un vehículo para el "Fundamentalismo Democrático" dado que este sistema político se presenta como la panacea cuando vemos, que en nuestros propios países occidentales, la Democracia está generando crisis tras crisis en el liderazgo, está permitiendo que la gente menos idónea llegue al mando, la generación de "problemas artificiales" y debates innecesarios a fin de fomentar la sensación de insatisfacción permanente y mantener vigente siempre la urgencia por el cambio, sin la cual las elecciones carecen de sentido, lo mismo que la Democracia necesita por su propia naturaleza, de la división en la sociedad y la no concreción de objetivos comunes... los occidentales no aprendimos nada de los Griegos... (más tarde haré un post sobre las impresiones que dejó en mí la lectura del libro "Un Siglo Decisivo", de Michael Scott). La Democracia ha tenido relativo éxito en sociedades que más o menos ya contaban con antecedentes históricos o culturales para ello. Hay sociedades que sólo pueden lograr el desarrollo mediante el autoritarismo, como China o incluso, debemos reconocerlo: México por que sus sociedades ya están estructuradas, desde hace milenios, a funcionar así; el éxito de Japón, ya lo hemos dicho, no se debe a sus desastrosos y corruptos gobiernos democráticos implantados tras la II Guerra Mundial que sustituyeron al absolutismo imperial apoyado por el ejército que caracterizó los reinados de Meiji, Taisho y Showa (Hirohito), sino a los esquemas de autoritarismo, disciplina férrea, orden y obediencia existentes en otras instituciones sociales: familia, sociedad civil, empresas...
En segundo lugar, y como es en el presente caso, a esos intereses habrá que sumarles los de otros, que quizá ahora cuentan, en algunos aspectos, con más fuerza que las viejas potencias y también quieren recibir su tajada del caos generado, y ahí es donde entran las dudas que se me generan al saber que entre los países que están apoyando el ataque contra Gaddafi se encuentran Qatar y Turquía, ambos, con agendas islamistas y grandes ambiciones: el primero, sin dejar un régimen monárquico-absolutista, aparece ahora como promotor de la Democracia a través de Al-Jazeera y mandando 4 aviones a sumarse a la ofensiva, pero con un pequeño imperio financiero que cada día crece más y que se traduce en copiosos créditos para las cada vez más agotadas economías europeas, Turquía, miembro de la OTAN, se embarca en el regreso a sus raíces islámicas pero sin perder a Europa como objetivo, al parecer, mucho de lo que buscan es lograr la percepción en Occidente de que Israel ya no es necesario como aliado cuando pueden contar con turcos y qataríes (no en balde, en el lobby judío en EUA empieza a hablarse mal de Israel, o de la refundación del Estado Judío en 1948 como un error histórico garrafal, véase el grupo Judío-Norteamericano, consciente de las consecuencias negativas del Estado de Israel y que denuncia sus acciones: J Street). Estos, además, desean aumentar su poder adueñándose de algo tan importante como el Fútbol: no en balde la concesión a Qatar de uno de los próximos campeonatos mundiales de ese deporte no estuvo exenta de polémicas, como ahora que un noble y millonario qatarí: Mohamhed Bin Hammam actual presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, ha anunciado sus intenciones de postularse a la presidencia de la FIFA y con el apoyo incluso, de la Asociación Inglesa del balompié.
¿No se estarán sembrando los vientos de una futura tempestad musulmana contra Occidente? El tomar partido por los rebeldes, que parecen ser las tribus cireniacas contra las tripolitanas de los Libios, una rivalidad milenaria, encabezada por cachorros del régimen Gaddafista y al parecer inspirados por el radicalismo islámico que siempre ha considerado al Coronel como un tibio, al igual que al régimen egipcio, que lo que desea es imitar a Occidente en vez de establecer un verdadero régimen musulmán, y por ello, no han simpatizado con él del todo, y menos desde que Libia les cortó su apoyo en los 90 (aunque no les gustaba nada el compartir el entrenamiento, por ejemplo, a los ultramusulmanes de Hamas con los ultracatólicos del ERI irlandés, no comprendían que para el extravagante coronel el terrorismo era sólo un negocio).
Por otro lado, el desórden, la falta de un mando unificado, y sobre todo, la claridad en los objetivos perseguidos, hacen predecir la generación de grandes problemas: unos dicen que el objeto de la guerra debe ser derrocar a Gaddafi y hasta ya le lanzaron missiles a su palacio, para otros, sólo evitar que ataque civiles, mientras ellos lo hacen y además que sólo quitando a Gaddafi cesarán los ataques contra los civiles que son indistinguibles de los rebeldes, quienes además, no han mejorado mucho su situación tras la intervención aliada, por el contrario, siguen perdiendo plazas, y muchos de entre ellos han protestado contra el ataque franco-anglosajón. La Liga Arabe, al igual que la Organización para la Unidad Africana parecen empezar a retirar el apoyo a la aventura de Sarkozy, y mientras, Obama sin mostrar liderazgo alguno en la situación y dando argumentos para cuestionar más su premio Nobel, se pasea por Latinoamérica con puro buen rollo.
Sigamos atentos viendo cómo termina esto, que a primera vista, pinta un panorma oscuro y tormentoso.
2 comentarios:
Magnífico artículo, aportas datos muy interesantes.
Solo una cuestión: desde mi navegador Firefox hago control+F y escribo "petróleo" y no me encuentra ninguna coincidencia. ¿Por qué? ¿No crees que realmente los aliados occidentales y no occidentales van a por el delicioso petróleo libio?
¡Saludos!
Estimado David:
Gracias por tus comentarios!
Por supuesto que la cuestión petrolera es importante, no la expresé con literalidad en este post porque es de sobreentenderse; de hecho,Occidente ya tenía intervención en la explotación del petróleo y gas natural libios, en ello radicó mucho la apertura económica que caracterizó los últimos 10 años del régimen Gaddafi, según la política instrumentada por su hijo, Saafi Al Islam, verdadero cerebro del desarrollo económico que conoció el país norafricano últimamente; así, tanto empresas de Alemania como Inglaterra y aún EUA tienen concesiones en Libia para la explotación como el procesamiento de hidrocarburos; quizá algún problema respecto al otorgamiento de las concesiones o alguna presión ejercida por Gaddafi en torno a ello, aprovechando la debilidad económica de las potencias que ahora lo atacan, quiso quitarles las concesiones a ingleses y norteamericanos o reclamó el dinero prestado a Francia.
Aunque hable de marcianos y certifique su demencia, quizá Hugo Chávez no esté tan descaminado al decir que además del petróleo, las potencias occidentales desean quedarse con activos o inversiones libias en sus países que servirían para financiarse o tapar huecos de las pérdidas producidas por la crisis.
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