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1 de junio de 2010

DE ULTIMA HORA: PACIFISMO A LA PALESTINA Y SEGURIDAD A LA JUDIA




No cabe duda de que el Estado de Israel cada vez se está quedando más solo y cada vez queda más claro su verdadero carácter como una entidad aberrante, creada para tratar de echar andar atrás el reloj y desconocer 2,000 años de Historia, que es un Estado teocrático y ultranacionalista, intolerante, racista y fanático, incluso más peligroso que el Irán de la República Islámica, pues a diferencia de éste, que con Ahmadinejhad demuestra tener un régimen que busca su posicionamiento en la comunidad internacional como potencia regional del Oriente Medio, alianzas bien definidas y pasos tremendamente bien calculados, el Estado Judío se mueve únicamente impulsado por su fanatismo nacionalista-religioso y su paranoia, con una imprudencia espectacular y sin darse cuenta de las consecuencias de sus acciones.

Así, resultó un juego de niños el hacer que los Judíos cayeran en la provocación planeada por el gobierno de Hamas en Gaza con ayuda del cada vez más islamista gobierno turco, no seamos ingenuos, era claro y obvio que en la flota "pacifista" no solamente se iba a transportar ayuda humanitaria como comida o medicinas para la sitiada población palestina, sino también armas y municiones para las tropas del grupo radical, sin embargo, el ejército israelí actuó con total imprudencia sin tomar en cuenta que iba a darse un golpe mediático durísimo en contra de Israel. Actuaron como un pescado que mordió el anzuelo en cuanto el mismo tocó el agua y ahora, se encuentran en el sartén y mientras se fríen tratan de justificar porqué lo mordieron. Las fuerzas armadas judías no pueden alegar que están haciendo operaciones para defenderse o protegerse cuando los barcos de la "flotilla de la Libertad" (nombre también muy payaso, debía ser "Flotilla de Carnada") se encontraban en aguas internacionales y no representaban una amenaza directa: la doctrina de la legítima defensa internacional nació de la mano de un Secretario de Estado norteamericano: Webster en el siglo XIX, al darse el incidente del hundimiento de un barco en el puerto de Baltimore, EUA, por una fragata de la Marina Real Inglesa, aduciendo el gobierno británico que la embarcación transportaba pertrechos para rebeldes canadienses en contra de Su Majestad. Evidentemente, el que el barco no se encontrara en aguas británicas y estuviese simplemente anclado en un puerto norteamericano no implicaba una amenaza ni un ataque directo contra los intereses ingleses; ni contra la seguridad británica, por lo que solo habría sido legítimo el ataque en su contra si el barco hubiese representado un peligro inminente para los británicos.

En este caso, si los barcos hubiesen estado en aguas territoriales de Israel o llevado a cabo una acción violenta en contra de una nave o puerto judío, entonces habría procedido hacer el operativo que realizó el ejército israelí.

Incluso, no pueden alegar los judíos en su defensa que fueron atacados, cosa que sí sucedió, tanto con objetos contundentes, pues los agarraron a tubazos como con cuchillos y navajas o armas de fuego, puesto que a su vez, los "pacíficos" tripulantes pueden alegar, y con mayor razón, que se defendieron legítimamente de una agresión por parte de los israelíes que les atacaron en aguas internacionales. (Por supuesto, eso de que son pacifistas es pura retórica, no se comportaron como Gandhi o Luther King, sino como hooligans o pandilleros).

El daño está hecho, la composición plurinacional de las tripulaciones de los barcos, el patrocinio de un gobierno turco encabezado por Erdogan que poco a poco sepulta a Atatürk ante la impotencia del ejército, pues se ha ganado el apoyo de un pueblo harto de vivir la ficción de querer ser europeos y que regresa a las raíces islámicas de los turcos, el respaldo de celebridades y medios de comunicación, (en el barco iba tambien Henning Mankell, famoso escritor noruego de novelas policíacas), todo contribuye a aislar cada vez más a Israel, que incluso está perdiendo el tradicional apoyo de EUA con un Obama que busca más bien como apaciguar a los enemigos islámicos del tambaleante imperio, incluso autorizando la construcción de una Mezquita en la Zona Cero de Nueva York, lo que debe leerse, como es para los musulmanes, como una señal de victoria mahometana sobre el decadente Occidente, y ya no desea seguir gastando dinero en el fantástico proyecto de reconstruir los tiempos bíblicos como quieren hacerlo los israelíes en su fanatismo y son apoyados en ello por las sectas evangélicas más disparatadas en EUA.

Lo más peligroso para los Judíos es el renacimiento del antisemitismo: el holocausto nazi es cada vez más lejano en el tiempo y actuaciones como ésta sólo parecen darle la razón a Hitler a ojos de muchas personas exaltadas; sobre todo, desde la Izquierda crece cada vez más no la crítica justificada y objetiva a las acciones de una dirigencia cegada por el nacionalismo y el celo religioso como es el Gobierno de Netanyahu que arrastra consigo tanto a los judíos de Israel como a los del resto del mundo, sino el odio irracional y feroz similar al surgido en la Alemania de los años treinta, mientras que muchos comentaristas y analistas de Derecha pecan de lo contrario al pretender que todo lo que hace Israel es justificable por el Holocausto y por la Islamofobia, mostrando una pobreza intelectual y una cobardía sublimes.

La realidad es que si se fuera congruente, los que apoyan a Israel deberían darle la razón a Evo Morales: si es lícito y legítimo reconstruir una entidad política destruida por los Romanos en el 60 d.C. y desplazar a la población actual para que los Judíos regresen a su tierra ancestral, entonces es legítimo que se reconstituya el Imperio Inca, que Evo sea coronado como "Hijo del Sol" y que todos los criollos, mestizos y negros que vivan en Perú-Bolivia-Ecuador y norte de Chile y Argentina sean expulsados para que sólo queden indígenas como hace 500 años, o si desean quedarse, como los árabe-israelíes, druzos y cristianos israelíes, que se conformen con ser ciudadanos de segunda.

El Estado de Israel está destinado a fracasar por la sencilla razón de que no se puede echar atrás el tiempo, que se vayan preparando, con las maletas listas, para la segunda diáspora.

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