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15 de abril de 2009

LA VISITA DE OBAMA Y OTRAS CUESTIONES DE POLITICA EXTERIOR

1.- Cambios en México:

La visita del nuevo presidente norteamericano: Barack Obama, a la ciudad de México, es la primera gira de trabajo del mandatario de EUA a Latinoamérica, región en la que núnca ha estado, ni siquiera de vacaciones y por la que había demostrado un desinterés pasmoso, explicable también porque al nuevo presidente le preocupan sin duda mucho más los gravísimos problemas internos en los que se encuentra metido su país que las situaciones de otros países.

Sin emabrgo, por el lado mexicano, creo que Calderón ha sabido dar una orientación nueva a la política exterior, a lo que sin embargo,--y quizá esto sea afortunado--, no se le ha dado la atención ni la relevancia que posee.

La política exterior de México se ha encontrado prácticamente desde su independencia marcada por el miedo hacia el exterior como por el servilismo hacia los norteamericanos; las causas de ambas características son propias de nuestra Historia nacional: durante el siglo XIX fuimos objeto de intervenciones extranjeras, mas aparte una mala concepción de la Conquista española hizo que nos identificáramos siempre con el derrotado y temeroso por la llegada de "Masiosare, un extraño enemigo" (juego de palabras sacado de la letra de nuestro himno nacional) el extranjero, siempre sediento de nuestras riquezas y tesoros.

Esto llevó a que durante los 70 años de gobierno priísta la política exterior mexicana, si bien llegó a gozar de un gran respeto, se inscribió dentro de la senda del "movimiento de los no alineados" o del "3er. mundo", explicable dentro del esquema de la Guerra Fría o del enfrentamiento entre las grandes potencias e hizo de la defensa de la Soberanía Nacional y de la No intervención sus banderas más importantes, por lo que México siempre se encontraba en una política defensiva, de cerrazón al exterior, y con posiciones contrastantes como el mantener relaciones diplomáticas con Cuba para desligarse de la imposición norteamericana de su bloqueo contra el régimen castrista, pero a la vez callar y justificar al gobierno insular por sus desmanes, y en otras ocasiones condescender hasta un rol de verdadero sometimiento a los intereses norteamericanos.

Tras el fin de la Guerra Fría se vió la necesidad de cambiar esta postura tradicional del Estado Mexicano, y Carlos Salinas buscó la apertura al mundo que cristalizó con la firma del famoso NAFTA y la entrada de México a la OMC, sin embargo, México no dejaba de ser considerado en un segundo plano dentro del Tratado, sin buscar defenderse cuando el poderoso vecino del norte violentaba el mismo impidiendo la entrada de aguacate, atún y algún otro producto o por el clausulado quedaba en desventaja evidente en ciertos rubros, como el agropecuario respecto a EUA o al gigante pero eterno menor de edad Canadá (el que, pese a su gran riqueza y la bonhomía y alta educación de sus habitantes y otros factores que le hacen ser, probablemente, el único país verdaderamente de Primer Mundo en América está condenado a ser siempre un comparsa) por lo que el discurso xenófobo y cerril tan gustado por la Izquierda Latinoamericana que tiene en el libro "Las Venas Abiertas de América Latina" su Biblia siguió teniendo justificación y eco.

Después vino Fox y su canciller Jorge G. Castañeda, que prometieron transformar la política exterior mexicana: en realidad, esa nueva política no consistía más que en buscar ponerse de alfombra ante Bush Jr. y servir de la forma más humillante a sus intereses o políticas aunque no fuesen ni siquiera expresadas, tan solo intuídas, el resultado: el bochornoso episodio del "comes y te vas" con Fidel Castro que nos volvió el hazmerreir de todo el mundo, y el frenón en seco cuando se dieron cuenta que al ser tan serviles tendrían incluso que participar en la injusta coalición contra Irak.

Pero hoy Calderón está logrando la transformación buscada al centrar su política exterior en la búsqueda de la seguridad y mostrándoles a los norteamericanos la realidad de las cosas: su seguridad depende de la nuestra y viceversa al compartir la frontera más estratégica del mundo.

Pero también se da el cambio en que, aprovechando sin duda alguna la coyuntura norteamericana, el Presidente Calderón es el primero en hablar de frente a su homólogo norteamericano y directamente señalarle los puntos en la relación en que EUA ha fallado o no se ha comportado a la altura de la comprensión del importante nexo que nos une a ambos países: abiertamente ha hablado del consumo norteamericano de drogas como la causa del narcotráfico y no a la inversa como lo han pretendido hacer ver los gringos, ha denunciado el tráfico de armas y ha exigido la ayuda norteamericana ante estos problemas, y ante el incumplimiento del NAFTA por los norteamericanos al restringir el paso de los transportes mexicanos a EUA, ha ordenado los aranceles sobre ciertos productos.

De igual manera, y por primera vez en la historia, la armada de México participará en ejercicios militares conjuntos con la marina norteamericana, lo cual no ha sido censurado por la oposición: un tanto reducido el extremismo de la Izquierda mexicana con el debilitamiento de la figura de AMLO y la llegada del pragmático y moderado Jesús Ortega a la cabeza del PRD y el enanismo de los otros partidos de esa vertiente (PT, Convergencia y PSD), Calderón ha tenido manga ancha suficiente para obrar en este sentido, sin que lo acusen de entreguista a los intereses del extranjero. En definitiva, tenemos a alguien que ha sabido aprovechar las coyunturas, tanto a nivel exterior como a nivel interior para lanzar una nueva era en la política exterior mexicana. Esperemos y se logren los frutos que el Presidente se ha propuesto buscar, pero, de ahora en adelante es evidente que ya nada será igual y que México a partir de ahora deberá buscar mantenerse como sujeto activo de sus relaciones exteriores y no estar a la espera de que las potencias adopten determinada posición respecto a él, sino como ahora, provocar esos cambios de postura o que se le hagan ofertas a México, nuestro país tiene intereses qué defender y un respeto qué ganar y no ser, como había sido hasta ahora, parte de los intereses de otro ni mantenerse encerrado y pasivo, en un anacrónico aislacionismo mientras desde fuera se decide el desarrollo y el destino del mundo entero.

2.- Obama:

Obama se encuentra aún edificando una política exterior, muy a pesar suyo, que deseaba quizá aislar a EUA e inmunizarlo ante los avatares del mundo exterior que en mucho atrajeron a Bush y a Clinton y fueron la causa del elevado gasto público cristalizado en carísimas y poco beneficiosas aventuras bélicas: Yugoslavia, Somalia, Irak o Afganistán. La crisis ha sido global y si por un lado tiene el efecto de limitar la política exterior americana e incluso acabar con su histórica agresividad y tradicional intervencionismo, también presenta la oportunidad para que la sensatez y la conciencia acerca de la situación actual se impongan en EUA.

El nuevo presidente norteamericano se da cuenta de la futilidad del embargo sobre Cuba de casi 50 años, y levanta las restricciones: el embargo no ha servido más que para deteriorar el nivel de vida de los Cubanos y para fortalecer al régimen castrista al servirle de pretexto y de chivo expiatorio para maquillar la ineficiencia del estatismo cubano, pues Cuba ha recibido inversiones japonesas, chinas, españolas y hasta mexicanas y sin embargo no se ven los beneficios, además de que, desde los noventa y disfrazada como ayuda humanitaria, se ha desarrollado poco a poco el intercambio comercial entre la isla y EUA, lo que sí, es muy probable que el gradual retiro del embargo permitirá en la gran antilla un proceso de reforma y apertura, e incluso de desarrollo económico similar al Chino, como lo señalan Marcelo Cantelmi, columnista del Diario Clarín de Buenos Aires o el español Albert Espuglas Boter.

La postura de Obama en México fue la correcta: pasiva, abierta a la escucha y al diálogo, está consciente de que debe aceptar que entren más al juego y que se acabó el tratar de imponer la voluntad unilateral. Lo único es que su mensaje fue, como siempre, centrado en su espléndida retórica más que en el fondo de su contenido.

Entre tanto, al interior Obama empieza a enfrentarse a problemas internos que pueden crecer: los descontentos con sus políticas anticrisis empiezan a manifestarse en los llamados "Tea Parties", recordando al famoso motín de Boston que en 1773 inició la escalada hacia la lucha por la Independencia respecto al Imperio Británico, y el pasado 15 de abril hicieron una manifestación nacional: la gente no quiere subsidiar con sus impuestos el rescate a bancos y empresas improductivas como General Motors o que se premie a los insolventes y morosos que no calcularon sus posibilidades de pago o a los tramposos y embusteros que concedieron créditos como si fuera repartir volantes, aunque el afroamericano tenga un 60% de aprobación, ya hay un 40%, que es enorme, que no acepta el que el nuevo gobierno haya triplicado en los escasos meses que lleva en el poder el inmenso déficict público que dejó Georgie Boy.

Igualmente, es preocupante el que algunas comunidades norteamericanas, sobre todo en Michigan, zona afectada por el derrumbe de los "Grandes de Detroit" hayan empezado a emitir "bilimbiques" para evitar gastar las reservas de dólares "buenos" esto es, con respaldo en las reservas norteamericanas y no el emitido garantizado por los créditos chinos, esto es en deuda, lo que llevará a hipotecar el futuro de tres generaciones de norteamericanos al Celeste Imperio. (Ahí hubo un círculo vicioso que parece trabalenguas: EUA no tiene con qué garantizar los bonos del tesoro adquiridos por los inversores asiáticos, pero cuenta con la aseguradora AIG que los garantiza, pero ¡horror! AIG quiebra y no hay con qué garantizarlos, por lo que la Sra. Clinton va a Pekín y ruega un nuevo préstamo que en parte está destinado a garantizar que AIG tenga con qué garantizar que los bonos sean pagados puntualmente a los "chinitos").

Pero más preocupante quizá sea que en algunos estados se empiece a hablar de secesión... al parecer, el análisis efectuado por un académico ruso, asesor de Pútin y antiguo analista de la KGB respecto a un posible desmembramiento de EUA en el futuro no andaba tan descaminado y eso que lo tildaron de loco, y es que cuando se afectan el bolsillo y el estómago, la gente empieza a buscar otra forma de vida que le garantice que el problema de otro no sea el suyo: así se desmembró el Imperio Británico, el Español y por supuesto, en 1991 el Ruso.

3.- Conan el Destructor:

Como muestra de esto se tiene que el farandulismo salió caro a los Californianos: Arnold Schwarzzenegger ha demostrado que para nada es como el sabio cimmerio Conan a quien encarnara en el celuloide y que, según lo pintaba su creador Robert E. Howard, se volvía el gran rey de Aquilonia, amado por sus súbditos, admirado por sus nobles y envidiado por sus vecinos Khotios y Nemedios, convirtiéndose en el más grande gobernante de los reinos hiborios por su justicia, sentido común y sabiduría obtenidas tras años y años de aventuras: Arnold ha logrado todo lo contrario, y ha logrado lo impensable, el tronar a la quinta economía del mundo en pocos años de gobierno.

El Gobernator no tiene ni para solventar el gasto corriente de la administración local, nadie compra los bonos emitidos por la Tesorería del estado y la misma ha dicho que se encuentra en quiebra técnica... y ahora ¡Pide a Obama que le mande una partida de rescate de $15,000 millones de dólares!

Todo queda como en suspenso para una siguiente película: ¿Aceptarán los norteamericanos la multibillonaria carga que el bárbaro austriaco les quiere imponer para solventar su dispendio? ¿volverán los electores estadounidenses a ser tan estúpidos como para votar por otra estrella de Hollywood? (tal vez sí, al menos no han iniciado la revocación de mandato contra el ex-fisicoculturista) ya lo veremos...

4.- Judíos al borde de un ataque... contra Irán:

Israel puede convertirse en un nuevo punto de sinsabores para Obama, y de un aliado en un oneroso y peligroso problema, pues se plantea que está a punto de lanzarse a atacar a Irán y su programa nuclear, ahora que EUA se encuentra en proceso de buscar cierta normalización de relaciones con la potencia persa, a fin de lograr disminuir la conflictividad de Medio Oriente y asegurarse un respiro de paz que les evite el seguir gastando en las constantes guerras, guerritas y enfrentamientos, incluso, parece que lo que se busca es un compromiso de Irán a mantener su programa nuclear en el ámbito de la generación de energía y que no habrá renuncia de Teherán al Tratado de no Proliferación que se revisará este año y del cual es parte.

Pero con el gobierno israelí en manos de un fanático sionista como Benjamín Netanyahu y un fanático nacionalista como Lieberman las cosas se ven muy dificiles a futuro, pues se habla de que se plantea un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, tal y como en el pasado lo hicieron contra una central nuclear construida por Saddam Hussein en irak, en los años 80; si eso sucede, EUA habrá de replantear sus relaciones con Israel y con el mundo islámico, finalmente, lo único que le ha generado tan volátil aliado son problemas y escasos, si no es que ninguno, beneficios, sobre todo últimamente...