La victoria electoral de Donald Trump y el poderío económico, unido al político de su principal patrocinador: Elon Musk, pueden significar el fin del mundo woke, de entrada, es de observar la cobarde actitud del igualmente magnate informático Mark Zuckerberg, quien, tras haber ejercitado la censura, incluso en contra del propio Trump en su anterior periodo como Presidente de la República, ahora aparece como defensor de la libertad de expresión y poniendo en práctica, incluso al interior de sus oficinas, el echar atrás la aplicación de medidas wokes, como poner tampones y toallas íntimas al interior de los sanitarios para empleados varones. De igual manera, el cínico CEO de Disney, Bob Iger, ha anunciado que la empresa dejará de impulsar ese tipo de agendas en sus producciones... demasiado tarde, la fanaticada de historias como Star Wars no olvidará ni perdonará lo hecho con tramas entrañables con las que han crecido.
Aún así, parece que Hollywood quiso cerrar con broche de oro la etapa woke lanzando producciones como Cónclave, donde descubren el hilo negro de la política y la corrupción al interior de las altas esferas de la jerarquía católica, fenómeno que, desde la propia Biblia, no solo en los Hechos de los Apóstoles con los episodios de Simón el Mago o de los esposos Ananías y Sáfira muestra que desde el mismo origen de la Iglesia hubo casos de corrupción, sino que incluso, más antes, el pasaje evangélico que muestra la bochornosa actitud de la madre de los apóstoles Santiago y San Juan que va a pedirle a Jesús les de cargos de preeminencia cuando "instale su reino", es un caso claro ya de política eclesial bastante bajo. Claro, para las puritanas mentes de los protestantes anglosajones, obsesionadas con la idea de que todo debe ser perfecto e inmaculado y que no pueden creer que una institución puede ser santa por ser fundada por el mismo Dios, pero imperfecta por ser formada por humanos pecadores, se escandalizan y toman la misma actitud del apóstata de Ralph Fiennes, protagonista de la cinta, de sentirse valientes por apuntar con el dedo y estar denunciando lo nunca visto y el secreto mejor guardado... que todo mundo lo ha sabido desde siempre.
Por otro lado, el que la película concluya con la elección de un Papa hermafrodita o transexual, es ridículo, alguien así, ni siquiera hubiera sido considerado físicamente apto para el sacerdocio.
Entre tanto, siguen sacando producciones en que, fieles a la hipocresía protestante, que bien sabe que nada humano es perfecto, pero no lo reconoce, sino lo oculta y simula, Enrique VIII es retratado como un héroe romántico y además apuesto y enamorado, ocultando su obesidad mórbida, su lujuria incontrolable y enfermedades tales como tener las piernas ulceradas que despedían olor a estarse descomponiendo en vida por las múltiples infecciones que padecía, y que tal vez eran expresión de la pordedumbre de su alma; no, al Rey cismático se le representa por el galán de turno: Richard Burton (aunque éste lo hizo de manera más objetiva en Ana de los Mil Días), Jonathan Rhys-Meyers, Eric Bana o recientemente por Jude Law, que al fin, sí hizo un retrato más verídico sobre ese monarca. Hay que decir que el hermano de Ralph, Joseph Fiennes, hace unos veinte años interpretó a Lutero en una película en que igualmente representó al neurótico alemán fundador del Protestantismo como un héroe, mas luego, arrepentido, protagonizó una película con un hermoso mensaje católico sobre la Resurrección de Cristo.
Pero en realidad, Hollywood ha tocado fondo con su wokismo con la película Emilia Pérez, misma que inexplicablemente fue la gran ganadora de los Globos de Oro de este año pese a que, independientemente de que la historia se refiera a un narcotraficante mexicano transexual y se de una pésima imagen de nuestro país, destaca por la espantosa actuación y peor dicción del idioma español de parte de Selena Gómez, que pesa a sus nombre y apellido hispanos y rasgos mestizos, es la antítesis de Anya Taylor-Joy, pues, para desesperación de Armesilla, no es ni iberófona ni hispana, sino que toda su vida ha hablado la lengua de Shakespeare y jamás la de Cervantes hasta que le ofrecieron ser parte de esa atrocidad fílmica --que debió aceptar, porque, como decimos en México, el hambre es cabrona-- mientras que la otra actriz, de apariencia anglosajona es hija de argentinos y criada en Buenos Aires, y hasta se identifica como tal... bueno si el supuesto comunista dice que se puede ser católico y ateo a la vez, tener apariencia de rockero y decir que el rock es porquería sajona a la vez, pues no creo que tenga problema en encontrar que haya gente anglohispana aunque lo considere aberrante.
Pero la fiesta ha terminado: los incendios que afectan el área metropolitana de Los Ángeles simple y sencillamente están destruyendo la infraestructura de tal ciudad y su zona conurbada, incluyendo a La Meca del Cine, que probablemente se encamina a su fin como tal. Actores, productores y directores han perdido gran parte de sus patrimonios y la infraestructura de la ciudad ha quedado tan destruida que tardará mucho en ser repuesta. Ya desde hace algunos años, una buena parte de la producción de medios audiovisuales y otros negocios habían migrado a estados de la República norteamericana con políticas más neutras o conservadoras y donde no serían forzados por los gobiernos locales a convertirse en difusores de las distintas doctrinas progresistas: ideología de género, homosexualismo, ecologismo, eugenesia, etc., como es el caso de Texas.
Precisamente el compromiso ideológico del Gobernador Gavin Newsom, y de las administraciones municipales de Los Ángeles y Condados aledaños, es lo que, en mucho, provocó que el desastre fuese tan mayúsculo. Inversiones de fondos públicos en cosas tan triviales como coros homosexuales, eventos de promoción de la cultura hindú, o que la alcaldesa de, precisamente, la ciudad angelina fuera sorprendida del inicio de los incendios encontrándose en Ghana, en la toma de posesión del nuevo Presidente de la nación africana, como parte de la muestra de orgullo por sus raíces en el continente negro, o que se nombrara como Jefes de los Departamentos de Bomberos de la misma ciudad y otros municipios conurbados a mujeres lesbianas, a fin de cumplir con cuotas de diversidad e inclusión, en vez de nombrar a personas capaces y experimentadas en protección civil, son indicativos de ello, entre tanto, el estado enfrenta una severa sequía, aumentada por el acaparamiento de agua por parte de algunos potentados favorecidos por sucesivos gobiernos locales --incluyendo el inane del austriaco Schwarzenegger, quien forma parte del lobby hollywoodense incondicional del Partido Demócrata pese a haber llegado al poder con el membrete Republicano-- lo que motivó escenas patéticas y peor que tercermundistas, como ver a bomberos llenar bolsos de mujer con agua y verterla sobre las llamas ante la carencia de mangueras y hasta de baldes para realizar el trabajo.
Si bien todos esos factores fueron propicios para iniciar las llamas ¿qué fue lo que inició el fuego? Se barajan varias hipótesis y hasta conspiraciones: muy posiblemente pudo deberse a hogueras iniciadas por indigentes o indocumentados que, en el campo para calentarse en las noches invernales, aunque California ha gozado de una estación benigna en cuanto a temperaturas; se habla de incendios intencionales iniciados por la especulación inmobiliaria, o para destruir pruebas contra Sean Diddy Combs y sus cómplices o aún del caso de Hunter Biden, y perdonen si me veo conspiranoico, pero no se me hace coincidente que tras la devastación de una zona donde productoras, actores y directores de cine y TV residen, Trump anuncia a los católicos John Voight, Mel Gibson y Sylvester Stallone como los de alguna manera, encargados de "reconstruir" la industria cinematográfica norteamericana, devastada ya tras unos quince años de wokismo que la llevó a tener pérdidas brutales en taquilla, desprestigio y además constantes ataques contra el Cristianismo, la familia, el orden moral natural y hasta contra el patriotismo norteamericano y contra otros países generando estereotipos nocivos, como son las citadas Cónclave y Emilia Pérez, que probablemente sean, no el "canto del cisne", eso sería demasiado favorable para esas porquerías, sino el último "graznido del buitre" del Hollywood Woke.
Así, por ejemplo, la recientemente estrenada nueva versión de Nosferatu, del joven y brillante director Robert Eggers, de quien en este blog comenté sobre su excelente película sobre los Vikingos: The Northman, más que un filme de Terror, resulta una atinada crítica social a la sexualización de la vida, las "relaciones virtuales" y las consecuencias de obsesión, acoso y destrucción final que puede tener la lujuria desenfrenada derivada de esto. Creo que próximamente haré un post al respecto de esa película, que no es de extrañarse esté siendo ninguneada por los medios. Esto ya empieza a representar un cambio ostensible en la visión de estos temas hacia una más "conservadora" o moral, si se quiere.
Con esto, no me atrevo a afirmar que los Trumpistas o MAGA (por el eslogan Make America Great Again), hayan provocado los incendios, o que los mismos hayan sido un "castigo divino" por el tipo de mensajes de las producciones de los últimos años, pero sí creo que se avecina una nueva era en el cine y la TV estadounidenses que influirá seguramente en lo que se hace en los medios del resto del mundo, incluso, es posible que la industria, en EUA, se descentralice y parcialmente se abran otros estudios en distintas partes del país, principalmente en Texas y Florida, así como que exista una mayor libertad creativa para los cineastas, e incluso actores, que ya no se vean obligados a hacer cierto tipo de historias, adoctrinar con ciertos mensajes y hacer campaña acerca de determinadas causas o candidatos.
Por último, creo que es una manera muy adecuada para terminar la Administración Biden: el gobierno más destructivo que ha tenido EUA en su Historia, que ha incendiado al mundo con guerras, y sólo ha dado a cambio, a su propio país, pobreza, caos, división y ruina.
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