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7 de abril de 2020

YA HAY CERTEZA: NOS VAMOS AL ESTADO FALLIDO



Como complemento de lo comentado en mi post anterior, he aquí que ya sabemos el plan delineado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, mismo que, en resumidas cuentas, consiste en... "NADA", al menos, nada diferente de lo que ha pronunciado una y otra vez. Un lenguaje triunfalista con el que pretende calmar los ánimos y limpiar su imagen, muy deteriorada, tras su errática postura ante el surgimiento de la epidemia del Coronavirus; aunque, a fuer de ser justos, desde el primero de diciembre de 2018, es decir, desde que llegó a la Primera Magistratura, AMLO no ha hecho más que descender en las encuestas de aprobación sobre su gestión: los prácticamente nulos resultados en materia de seguridad pública, los injustificados recortes al sistema de salud y el desabasto de medicamentos, la inepcia para manejar la recesión económica, y ahora la actitud frívola y despreocupada exhibida por el mandatario ante el mayor riesgo contra la salud pública que ha conocido la humanidad desde la Gripe Española de 1918, ha acabado por precipitar la popularidad del Presidente hacia el precipicio al que parece abocado a conducir a nuestro país.

Mucho se habla de que aún cuenta con legiones de personas que lo apoyan, sí conozco a algunos que aún tratan de justificarle cualquier cosa, --mis teorías del porqué eso continúa las dejaré más abajo-- pero creo que los arrepentidos forman legiones, y que mucho del apoyo que luego se exhibe en redes sociales a favor de la cada vez más fallida Cuarta Transformación proviene de propagandistas a sueldo, tal y como lo exhibe Vice en un famoso documental de 2018 y "granjas de bots" que se mueven principalmente en Twitter para impulsar la agenda del otrora candidato y hoy Presidente, o acallar a la oposición y las voces críticas. Y es que pensemos, ¿cuántos de los famosos Ninis que reciben una beca del Gobierno Federal destinada a comprar sus votos a favor del proyecto de convertir a MORENA en el nuevo PRI que se eternice en el poder, no tendrán al mismo tiempo algún ser querido enfermo para el cual ya no hay medicamentos ni posibilidad de tratamiento en el sector público, y para el cual el monto del cheque que reciben mensualmente resulta insuficiente para cubrirlo al menos parcialmente en clínicas privadas? ¿O cuántos no habrán sido víctimas de la inseguridad y violencia galopantes?

Para empezar, el tabasqueño se lanzó a recitar un verdadero panegírico a los supuestos logros de su gobierno, con algunas mentiras pequeñas, como la supuesta terminación de la Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara, ciudad donde vivo y donde es evidente que la obra de construcción de una línea de metro o tren eléctrico urbano se ha convertido en una verdadera pesadilla que ha exhibido las ineficiencias y probables corruptelas de las administraciones estatales de Aristóteles Sandoval y después de Enrique Alfaro --amigos de la infancia y compañeros de batallas políticas hasta que cada uno tomó partidos políticos distintos-- así como del Gobierno Federal tanto de Peña como el actual, que retuvo fondos por puro capricho en los primeros meses de la administración. Si no ¿cómo es que ya lleva unos ocho años interminables, como si fuese la construcción de la Pirámide de Keops, que según los arqueólogos tomó 20, o de una catedral gótica al modo que narra Ken Follet en Los Pilares de la Tierra? Claro que lo referente a esta obra que en cualquier país desarrollado habría sido terminada al año de iniciarse, es peccata molto minuta a comparación de lo dicho respecto a los supuestos logros en materia de salud pública y a estar preparados para la pandemia.

Y aquí es donde busca de manera bastante torpe tranquilizar a la audiencia, intentando demostrar que el sistema público de salud mexicano se encuentra preparado para hacer frente a las masas de enfermos... ¡por favor! Si países del llamado "Primer Mundo" como España, Italia, Japón, Reino Unido y EUA se encuentran ahora con sus sistemas de salud, indudablemente millones de veces superiores al mexicano, incluso antes de que éste fuera desmantelado por el propio AMLO, ahora imagínense en la situación actual; recomienda que la gente se quede en sus casas, afirmando que su administración reaccionó rápidamente ante el surgimiento de la epidemia, cuando es de sobra visto que no fue así, sino que se tardó, minimizó el problema y hasta recomendaba lo contrario, aparentemente porque creía que el Coronavirus era una especie de conspiración... ¿o acaso, lo más perverso que se podría creer, porque él apuesta a generar una crisis mayúscula de salud, para afianzar su poder, aplicando aquella teoría de Michel Foucault, contenida en su libro Vigilar y Castigar sobre cómo las epidemias pueden ser utilizadas para afianzar el autoritarismo, y por ello, la utilización del poder del Estado para controlar a la población. Para el filósofo francés --muy cuestionable en muchos aspectos, pero en esto, considero, muy acertado, tanto que así se lo reconoce Agustín Laje-- las pestes vienen a ser el paraíso para el político, que puede tener así a una población confinada y sujeta absolutamente a su control.

Por lo menos, así lo parece con su cruel frase de que esta epidemia le viene "como anillo al dedo" para hacer realidad su proyecto político de la Cuarta Transformación, en un ataque de cinismo, muestra de su insanía mental que le lleva a descubrirse ante todos, o, como yo lo creo, una mezcla de ambos, por lo menos así lo exhibe con su "plan económico" al que luego, con evidente locura, califica de que será un ejemplo a seguir por el mundo y que consiste fundamentalmente, en seguir con sus elefantes blancos del Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucía, todos ellos inviables, y que parecen ser más proyectos para lavar dinero (¿del narco?) y tapar corruptelas que verdaderas obras que serán concluidas y puestas en servicio con beneficios reales.

Para los empresarios, ni estímulos fiscales con el diferimiento de pagos de adeudos de impuestos, tarifas por servicios como agua y energía eléctrica o créditos; AMLO parece estar esperando al cierre de las empresas para acudir al rescate con sus "programas sociales" de las ingentes masas de desempleados que se generarán... ¿con qué recursos? Con el declive de los precios petroleros, con el cierre de empresas que ya no pagarán impuestos, ¿de dónde sacará dinero? ¿imprimirá billetes y provocará una hiperinflación? Su proyecto es, incluso, suicida, y demuestra las razones por las cuáles, incluso, el Foro de Sao Paulo le han hecho el vacío, primero por su servilismo ante Trump en la materia migratoria, en segundo, por igual prácticamente haber expulsado a Evo Morales tras haberlo recibido con bombo y platillo al atraer las iras de la Casa Blanca, Y sobre todo, porque queda claro tanto a la parasitaria Cuba como al desesperado régimen de Maduro en Caracas, que carece de recursos con qué mantenerlos o rescatarlos, y tanto para Moscú como para Pekín sería muy pero muy riesgoso extender sus alas para proteger al macuspano más allá de elogios huecos y falsarios en RT y demás medios pagados por el Kremlin, como se demostró ante la posible compra de helicópteros militares rusos por el Gobierno Mexicano, y la amenaza de sanciones de parte de EUA.

Así que el sueño de paraíso socialista con el que sueña el tabasqueño parece ser un proyecto suicida, lo que demuestra sus escasas dotes políticas, pero también el enorme peligro que representa, siempre se ha dicho que lo peor es un "p... con iniciativa" y aquí vaya que la iniciativa se formula sin calcularla, sin bases y sin tener plena conciencia del contexto en el que se encuentra; a comparación de AMLO, Hugo Chávez y hasta Nicolás Maduro han sido genios; después de todo, el militar venezolano pensaba que bastaba que la industria petrolera de su país bastaba para sostener andando su maquinaria asistencialista y tener al país con crecimiento económico, quizá su un tanto misterioso deceso se dio cuando quizo hacer algún cambio desligándose de La Habana y Moscú, intentado negociar con ellos y pagándolo caro; Maduro quizá pensó en que bastaba con seguir la inercia, y su ignorancia le impidió darse cuenta que no bastaba con eso. Aquí ni siquiera hay recursos para sostener inicialmente la utopía. ¿Qué va a pasar?

Vamos directo al Estado Fallido, la insatisfacción de las masas esperanzadas en el líder mesiánico, en quien veían a la última esperanza de cambio contra un pasado que, lo reconozco, no era el mejor, y había generado una desigualdad extrema, muchas veces injusta e insultante, mediante esquemas corruptos y abusivos; será enorme, la decepción y el sentirse estafado ante un futuro peor que lo anterior desatará sin duda iras, que combinadas con la división y polarización que ha impulsado el Presidente, nos está  dando el caldo de cultivo para un estallido social sin precedentes, además sin liderazgos alternos que surjan y de alguna manera, puedan conducir el descontento o las exigencias, nos aseguran la tormenta perfecta.

Lo reitero: ¡Que Dios nos ampare!

1 comentario:

Ricardo Salas dijo...

Prueba de la intencionalidad de esto es la falta de pruebas aplicadas, como si quisieran esconder las verdaderas cifras de contagiados