En los últimos meses han estado pasando varios fenómenos y acontecimientos que, sin duda, demuestran que la Civilización Occidental se encuentra entrando en una fase terminal: la toma del poder en España de un radical como Pedro Sánchez, actual líder del PSOE y su política carente de propuestas e ideas para sacar adelante al país de la crisis política en que lo dejó sumido Mariano Rajoy, pero favorable a los separatismos, la división ideológica y la suicida apertura a la migración islámica y africana dictada desde Berlín por Merkel; la aprobación popular al aborto en Irlanda, el feminismo radical, violento y agresivo en Argentina (que le viene de perlas al inepto Presidente Macri para distraer de la nueva debacle económica y monetaria que enfrenta el país sudamericano), el triunfo electoral en México de la Izquierda Radical, todo con un tufo a Marxismo en sus más diversas vertientes y por supuesto, la terrible crisis presente en la Iglesia Católica por los abusos sexuales de clérigos, que en mucho ha contribuido a la pérdida de credibilidad de la mayor y más antigua institución occidental y que en mucho, le dio forma y base a nuestra civilización; pero además, la pérdida de brújula moral y espiritual a un mundo que se precipita en un abismo de materialismo, y como lo dice el libro del que hablo en el presente post, de estupidez lisa y llana.
No cabe duda que en México tenemos buenos analistas y académicos, tanto este libro La Tiranía de la Estupidez, como el Geopolítica de la Expansión de la OTAN los he citado aquí en diversos posts, y son verdaderos trabajos casi premonitorios, ambos, son de autoria de académicos universitarios mexicanos, como son Antonio Sánchez Pereyra, de la UNAM, y José Luis Trueba Lara, de la UNITEC, sin embargo, ambos no tienen presencia mediática ni son muy conocidos, pese a lo extraordinario de sus libros, mismos que dan bastante luz para entender lo que está pasando en el mundo actual.
Escrito en el 2008, La Tiranía de la Estupidez es un ensayo sociológico e histórico que explicaba las causas de los fenómenos que ya, hace diez años, --precisamente también cuando inicié con la publicación de este Blog-- se estaban presentando en la Civilización Occidental, y no cae en las simplistas explicaciones que atribuyen los problemas actuales a conspiraciones de sectas secretas: los Iluminati, o los Masones a los que parecería entonces que todos sus planes son perfectos e infalibles, o los Judíos, lo cual no quita que uno, siendo creyente, no piense que hay mucho de preternatural detrás de lo que se vive actualmente, además por supuesto, de que existen muchos intereses de tipo económico y político detrás, aunque esto no obedece la más de las veces a un plan premeditado de destrucción, sino a planes que pueden tener grupos diversos, más allá de sus creencias u origen étnico, relativos a intereses particulares en momentos determinados y se obra para alcanzar esos intereses.
Y es que para Trueba la situación actual es la última etapa de una tendencia autodestructiva que inicia con la Ilustración, o, yendo más atrás como lo hace el historiador francés Jacques Barzun, a la Reforma Protestante, pero que sobre todo comienza a hacerse patente con la Revolución Fracesa y que radica en la entronización de la Democracia no ya como una simple manera de elegir o legitimar a los gobernantes para convertirse en una especie de religión o de dogma. Las Democracias, históricamente, y en lo que coincido totalmente con él, han fracasado siempre, pues terminan por llevar a sus sociedades al caos: la Democracia en la Grecia clásica provocó la Guerra del Peloponeso, alentada por los demagogos: hoy en día, la Historia coloca en un pedestal a Pericles, cuando para los historiadores y politólogos medievales y renacentistas había sido la epítome de los especialistas en engañar al pueblo, señalado además, de corrupto, aunque le superara Alcibíades y su escasa lealtad hacia Atenas para proteger sus intereses personales.
La República Romana, aristocrática en principio y democrática con la apertura del sistema a la participación de los Plebeyos, terminó por hundirse por las luchas entre los caudillos por el poder, entre aquellos que buscaron el apoyo entre las clases desfavorecidas al concederles más derechos y participación política, y aquellos que buscaron mantener los privilegios de las clases dirigentes. Al final, el caos se evitó con la implantación de un régimen autoritario: el Imperio. Pero hoy en día, la Democracia se yergue triunfante y es la que nos está conduciendo, como los lemminges, hacia el precipicio.
¿Porqué pasa esto? Es muy simple, y en ello coincide Juan Manuel de Prada: tras la Revolución Francesa, el poder político fue tomado por el económico; hasta antes de los procesos iniciados con la toma de la Bastilla, una de las más importantes funciones del gobierno era proteger al pueblo de los abusos e intereses de los poderosos económicamente: el Imperio Romano fue implantado con la finalidad de proteger colocar finalmente a los Plebeyos en plano de igualdad con los Patricios bajo una autoridad que protegiese a todos, y el absolutismo se implantó cuando los reyes europeos pusieron punto final al poderío de los nobles, propietarioas de la tierra, y por ende, de la riqueza.
Pero las democracias son diferentes: las campañas electorales son cada vez más caras, y los políticos dependen de donantes que les sufraguen los gastos, así que, muchas veces, se establecen compromisos previos a las campañas mediante los que los potentados exigen prebendas a cambio del apoyo; como resultado, los políticos se convierten en siervos de los intereses de los dueños de la plata, a quienes luego otorgan concesiones, contratos para obras públicas, ser proveedores del Estado o aceptación de sus monopolios, exenciones fiscales e impunidad. Por ello, detrás de cada decisión, de cada política pública implementada, existe el interés lucrativo de alguien: podemos adivinar que, por ejemplo, detrás de las políticas en torno a la ideología de género y el aborto se encuentran numerosos beneficiarios: consorcios médicos, farmacéuticas, laboratorios, la industria de los cosméticos y demás que se benefician de la producción de hormonas sintéticas, del establecimiento de clínicas, etc. en torno a la migración, se encuentran los intereses de empresas que desean mano de obra barata y dócil, por lo que, las oleadas de refugiados en realidad se trata de trabajadores importados en una nueva forma de esclavitud. --Con el regalo oculto de los proveedores de dicha mano de obra, las élites islámicas, que envían islamistas radicales entre los viajeros.
Lo mismo ocurre con las políticas ambientalistas: detrás de la histeria contra los popotes de plástico, existe seguramente el deseo de industrias que elaboran el mismo producto pero con materiales "biodegradables", que quizá no tengan la calidad ni la durabilidad de los tradicionales; e incluso, quizá contaminen más que éstos, como ocurre con los autos eléctricos, cuyo proceso de producción hace que sean más contaminantes que los de motor a gasolina, ¿pero qué tal contar con el apoyo de los gobiernos para, vía decreto, prohibir ciertos productos, eliminar la competencia y obtener el dominio del mercado gracias al intervencionismo estatal? Además de generar en la masa dúctil y receptiva la necesidad de cambiar de producto mediante las sentimentales imágenes de la tortuga con la nariz tapada por una pajilla.
El sentimentalismo impera en todo, pues es estimulado tanto por gobiernos como empresas por medio de la publicidad: se estimula la humanización de los animales, el veganismo y así, ya no se da la eliminación de los animales callejeros pese a representar un riesgo a la salud pública: se estimula la "adopción" de los mismos, o que el Estado hasta les de de comer a los perros que vagan por las calles, lo que al final, también beneficia al negocio de la industria veterinaria, que produce hasta ropa y carriolas para los animales consentidos por sus dueños; esto contrasta sin embargo, con el enorme odio de los humanos contra sus semejantes: detrás del aborto y la fructífera industria creada a su alrededor de ONG's y multinacionales de la muerte se encuentra el deseo en realidad de desplegar el odio del hombre hacia el hombre, el revanchismo de la mujer contra el hombre, etc. Las ideologías estimulan el odio, la división y la confrontación. Y además, crean una justificación para desbocar ese odio y el deseo larvado de hacer daño a otros. En mucho, estoy seguro que detrás de los abortistas está la plena conciencia de que asesinan, pero la acallan con discursos sobre los derechos de las mujeres y la salud. Finalmente, todo mundo más de alguna vez hemos sentido la tentación de la violencia, y el deseo de desbocar las bajas pasiones, lo que hacen los políticos, gobiernos y empresas es simplemente darnos la oportunidad de desatarlas y justificarlas, a lo que muchos, reaccionan gustosos. Se le da a las masas lo que quieren oír y hacer, y a la vez, se les tiene bajo control.
Porque esto nos lleva a un nuevo totalitarismo: muerta la moral y desprovistos de la idea de Dios y de un orden existente en la Naturaleza, la gente espera que sea el Estado quien de su aval a toda conducta y todo hecho con la "legalización"; destruida la familia, destruida la Iglesia, y toda comunidad intermedia, sólo queda el individuo sometido al Estado y sus brazos, Estado que además, se convierte en mero instrumento de una oligarquía que lo usa para beneficiar sus intereses. El caos además, desatado en una sociedad que no encuentra sentido ya al mundo y a la vida, encuentra su solución en el Estado o en la figura de los caudillos populistas, por lo que el autor maneja la idea de la llegada de un Diocleciano que restaure el orden y de paz, lamentablemente, como en el caso del emperador romano, el caos se desatará tras él con mayor fuerza... cabe preguntarse si el papel en México de López Obrador no es el de ser ese Diocleciano que fue electo por la población como alguien de quien se espera, tranquilice las cosas tras la vorágine de cambios traídos por las últimas décadas.
En resumen, es un excelente libro que toda persona interesada en saber el porqué están sucediendo las cosas que vemos todos los días y porqué se ha abandonado a la razón y todo se supedita al sentimiento, en pocas palabras, la estupidez impera, pues se tiene a las masas estúpidas por parte de élites estúpidas igualmente, cuyo afán de lucro desmedido está por destruir la fuente de sus ganancias o abriéndole la puerta a quienes son igualmente sus enemigos. Nuestra Civilización Occidental tiene los días contados; la misma se extinguirá cuando la generación de los Millenials --perezosos, caprichosos, consumistas, hedonistas y crédulos-- llegue finalmente a hacerse cargo de todo y asuma puestos de poder o responsabilidad, en su incapacidad, arrasarán con todo. Estoy hablando, por tanto, que eso ocurrirá en cuando mucho 20 o 30 años.
Dentro de un siglo, cuando el Islam, y el poderío ruso, chino e hindú se extiendan sobre las humeantes ruinas de lo que alguna vez fue Occidente, se pregunten qué fue lo que nos pasó, dirán que fue por la estupidez y el lucro, lo que les allanó el camino.
Lo mismo ocurre con las políticas ambientalistas: detrás de la histeria contra los popotes de plástico, existe seguramente el deseo de industrias que elaboran el mismo producto pero con materiales "biodegradables", que quizá no tengan la calidad ni la durabilidad de los tradicionales; e incluso, quizá contaminen más que éstos, como ocurre con los autos eléctricos, cuyo proceso de producción hace que sean más contaminantes que los de motor a gasolina, ¿pero qué tal contar con el apoyo de los gobiernos para, vía decreto, prohibir ciertos productos, eliminar la competencia y obtener el dominio del mercado gracias al intervencionismo estatal? Además de generar en la masa dúctil y receptiva la necesidad de cambiar de producto mediante las sentimentales imágenes de la tortuga con la nariz tapada por una pajilla.
El sentimentalismo impera en todo, pues es estimulado tanto por gobiernos como empresas por medio de la publicidad: se estimula la humanización de los animales, el veganismo y así, ya no se da la eliminación de los animales callejeros pese a representar un riesgo a la salud pública: se estimula la "adopción" de los mismos, o que el Estado hasta les de de comer a los perros que vagan por las calles, lo que al final, también beneficia al negocio de la industria veterinaria, que produce hasta ropa y carriolas para los animales consentidos por sus dueños; esto contrasta sin embargo, con el enorme odio de los humanos contra sus semejantes: detrás del aborto y la fructífera industria creada a su alrededor de ONG's y multinacionales de la muerte se encuentra el deseo en realidad de desplegar el odio del hombre hacia el hombre, el revanchismo de la mujer contra el hombre, etc. Las ideologías estimulan el odio, la división y la confrontación. Y además, crean una justificación para desbocar ese odio y el deseo larvado de hacer daño a otros. En mucho, estoy seguro que detrás de los abortistas está la plena conciencia de que asesinan, pero la acallan con discursos sobre los derechos de las mujeres y la salud. Finalmente, todo mundo más de alguna vez hemos sentido la tentación de la violencia, y el deseo de desbocar las bajas pasiones, lo que hacen los políticos, gobiernos y empresas es simplemente darnos la oportunidad de desatarlas y justificarlas, a lo que muchos, reaccionan gustosos. Se le da a las masas lo que quieren oír y hacer, y a la vez, se les tiene bajo control.
Porque esto nos lleva a un nuevo totalitarismo: muerta la moral y desprovistos de la idea de Dios y de un orden existente en la Naturaleza, la gente espera que sea el Estado quien de su aval a toda conducta y todo hecho con la "legalización"; destruida la familia, destruida la Iglesia, y toda comunidad intermedia, sólo queda el individuo sometido al Estado y sus brazos, Estado que además, se convierte en mero instrumento de una oligarquía que lo usa para beneficiar sus intereses. El caos además, desatado en una sociedad que no encuentra sentido ya al mundo y a la vida, encuentra su solución en el Estado o en la figura de los caudillos populistas, por lo que el autor maneja la idea de la llegada de un Diocleciano que restaure el orden y de paz, lamentablemente, como en el caso del emperador romano, el caos se desatará tras él con mayor fuerza... cabe preguntarse si el papel en México de López Obrador no es el de ser ese Diocleciano que fue electo por la población como alguien de quien se espera, tranquilice las cosas tras la vorágine de cambios traídos por las últimas décadas.
En resumen, es un excelente libro que toda persona interesada en saber el porqué están sucediendo las cosas que vemos todos los días y porqué se ha abandonado a la razón y todo se supedita al sentimiento, en pocas palabras, la estupidez impera, pues se tiene a las masas estúpidas por parte de élites estúpidas igualmente, cuyo afán de lucro desmedido está por destruir la fuente de sus ganancias o abriéndole la puerta a quienes son igualmente sus enemigos. Nuestra Civilización Occidental tiene los días contados; la misma se extinguirá cuando la generación de los Millenials --perezosos, caprichosos, consumistas, hedonistas y crédulos-- llegue finalmente a hacerse cargo de todo y asuma puestos de poder o responsabilidad, en su incapacidad, arrasarán con todo. Estoy hablando, por tanto, que eso ocurrirá en cuando mucho 20 o 30 años.
Dentro de un siglo, cuando el Islam, y el poderío ruso, chino e hindú se extiendan sobre las humeantes ruinas de lo que alguna vez fue Occidente, se pregunten qué fue lo que nos pasó, dirán que fue por la estupidez y el lucro, lo que les allanó el camino.
5 comentarios:
Déjenme ver: en España el congreso aprobó la exhumación de los restos de Francisco Franco y todo tiene el tinte de que lo hace para evitar enfrentar los verdaderos problemas por los que atraviesa la madre patria; en Estados Unidos se retiran estatuas del general confederado Robert E. Lee por la misma causa.
El cuidado del medio ambiente se ha convertido en una obsesión, sobre todo lo referente al cambio climático, aunque en una entrada que usted publicó hace nueve años sobre los correos electrónicos que se filtraron de unos científicos que falsearon datos de unas muestras de la Antártida que supuestamente comprobaba los cambios en el clima; el auto eléctrico está más que demostrado que contamina de una manera mucho peor que uno a gasolina debido a que los minerales que se necesitan para fabricar las baterías (litio, cobalto y grafito) son bastante tóxicos y fácilmente contaminan el agua subterránea.
Lo más curioso del caso es que el otro día que pasaba por la librería de CONACULTA del aeropuerto de la CDMX vi el nuevo libro de la activista Noaimi Klein y hablaba de por qué todas las cosas contra las que ella estaba en contra parecieron retroceder y ahora están más presentes que nunca. ¿Acaso esa estúpida defensora del progresismo no se ha dado cuenta para la clase de personas para las que trabaja?
En esta civilización occidental cada vez estamos peor, y con activistas como esa idiota canadiense que no sabe para quien trabaja, menos.
Veamos, destruir estatuas y demás patrimonio histórico y cambiarle el nombre a ciudades, universidades y demás son tácticas que los liberales mexicanos vienen haciendo desde hace dos siglos, y todavía el priato y su “historia” reivindica a esa gentuza y los pone en un pedestal como héroes mitológicos.
Y pese a la actual crisis, la chairiza se prepara gustosamente para celebrar cincuenta años del mentado “movimiento” del 68 que no hizo nada por “democratizar” al país o romper con el viejo orden y sí crear una generación de drogadictos, violentos, sodomistas, caprichosos y dobles cara que ahora ocupan puestos importantes en la sociedad y han demostrado ser unos inútiles, cuando no hasta lucran con el mismo sistema político que ellos decían iban a abolir. Los sesentas, como usted dijo, han dejado una herencia nefasta, no solo para México, sino para el mundo.
Exacto MIKE, la situación que vivimos actualmente es porque los actuales responsables del poder, desde los Clinton, por ejemplo, hasta el propio Papa Francisco I, pasando por el Peje y muchos de su gabinete, son los hippies de los 60, que deciden aplicar desde arriba las ideas que fraguaron en los 60 en Woodstock, Avándaro, la beatlemania y la mariguana.
En pocas palabras, nos gobiernan los Rolling Stones, Roger Waters y Robert Plant.
Los Generación X también ya van tomando la estafeta --Macron, Trudeau, Sánchez-- pero son hijos de aquellos hippies y llegan con sus carencias afectivas y una educación ya más deficiente, al poder, así como la admiración por los sesenta y su espíritu rebelde.
Ahora imagine qué será cuando los Millenial lleguen al poder...
Pues así como lo pintan, cuando los millenils (generación a la que pertenezco y de la que me avergüenzo de formar parte) lleguen al poder va a ser el apocalipsis.
De hecho con los automóviles eléctricos hay ciertas incongruencias que encuentro con respecto a la prohibición de los vehículos de combustión interna: resulta que países como Holanda y Noruega van a prohibir la venta de autos a gasolina y diesel a partir del año 2025 para que solo haya eléctricos e híbridos enchufables. Me sorprende que lo hayan hecho porque ambos países viven del petróleo: la petrolera Royal Dutch Shell tiene su sede en Holanda, mientras que en Noruega la empresa Statoil ha hecho fabulosos negocios con otras compañías extrayendo crudo del Mar del Norte y eso representan un porcentaje importante de sus ingresos. La verdad no entiendo tanta incongruencia, en especial que ambas empresas mencionadas extraen hidrocarburos en el Mar del Norte y ese es el crudo más caro porque al ser tan ligero es muy fácil hacer gasolina. Definitivamente es un ataque muy fuerte de incongruencia que no alcanzo a comprender de dos de las naciones más desnortadas del mundo.
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