Los Hispanoamericanos no tenemos memoria; así, en México se eligió, para lograr "el cambio" al representante de los vestigios más rancios y viejos del sistema político priísta, y en Nicaragua, Daniel Ortega y su partido, el Frente Sandinista, en su nueva y más prolongada estancia en el Poder, volvió a caer en la Dictadura de Izquierda más radical, feroz y sangrienta como lo había hecho en los años ochenta del siglo XX.
El eterno drama de Centroamérica, donde sólo Costa Rica, quizá porque desde 1949 se deshizo de la tentación militarista y aceptó la tutela de EUA y sus empresas frutícolas, Panamá que igualmente desde los años 90 recuperó el Canal y se deshizo con ayuda norteamericana del General Noriega en quizá la única intervención militar norteamericana que ha tenido frutos positivos en los tiempos recientes, y Belice, que continúa protegido por la égida británica hasta cierto punto, han venido a gozar de estabilidad tanto política como económica, el resto de esos países han pasado por una larga historia de golpes de Estado, revoluciones, guerrillas, intervenciones extranjeras, guerras absurdas (como la del Fútbol en 1969 entre Honduras y El Salvador), corrupción, inestabilidad y pobreza extrema.
Centroamérica sí fue una zona poco colonizada y desarrollada bajo el Imperio Español, conformando la Capitanía General de Guatemala, aunque se formaron grandes latifundios dada la riqueza agrícola y ganadera de la región. Más tarde, con la Independencia, la Capitanía decidió continuar perteneciendo al Imperio Mexicano proclamado por Agustín de Iturbide en 1821. Al derrocamiento de éste, y por mantenerse leales al monarca mexicano y estar contrarios a los Liberales que proclamaron la República en acatamiento de los intereses de Washington, se separó conformándose una República Federal, misma que perduró hasta 1830, en que los intereses y rivalidades precisamente de las pocas y privilegiadas familias dueñas de las grandes plantaciones de tabaco y frutales o ganaderas, propias del clima tropical, llevaron a la escisión de la federación en cinco repúblicas distintas que, ante el pequeño tamaño territorial, la falta de comunicaciones dado el accidentado territorio, el ambiente malsano, y el acaparamiento de los recursos en pocas manos, quedaron condenadas a la debilidad, la pobreza y regímenes dictatoriales. Un reflejo de lo que ha sido su Historia puede verse, --una de sus pocas películas realmente geniales-- en el filme Bananas de Woody Allen, mismo que popularizó el mote de "república bananera" para referirse a esos países o a cualquiera que cuenta consigo una economía estancada y basada únicamente en actividades agrícolas, gobernado por dictadorzuelos de aires grandilocuentes enormemente corruptos y generalmente ligados con el crimen organizado y además, patrocinados por alguna potencia extranjera, puesto que el istmo centroamericano es, sin embargo, bastante estratégico.
Nicaragua ha tenido una Historia que ha oscilado entre todos estos factores. Ya durante la Época Virreinal, el istmo fue codiciado no solamente por España, sino también por su gran rival marítimo: Inglaterra, y esto debido a su estrechez teritorial, desde que Vasco Núñez de Balboa descubrió que era apenas una faja de tierra que separaba al Océano Atlántico de uno nuevo al que se denominó Pacífico. Así, en la década de los 50 del siglo XIX, y tras el éxito de los franceses y británicos en la construcción del Canal de Suez, mismo que aseguró la comunicación entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo, y por ende, con el Océano Índico, se buscó el trazado de una vía interoceánica a través del istmo centroamericano.
Ante el fracaso del constructor del Canal de Suez: Ferdinand De Lesseps, que buscó trazarlo en Panamá, por ser la distancia más corta, serían los norteamericanos en 1903 que, tras provocar la independencia del Departamento de Panamá respecto de Colombia, los que crearían el famoso Canal, el cual fue una extraordinaria obra de ingeniería, que resolvió el problema que De Lesseps no pudo solucionar: la diferencia de niveles entre el Atlántico y el Pacífico, construyendo un lago artificial (el Gatún) como vaso regulador y un sistema de esclusas que, como escalones permite a los buques, subir y bajar por el canal y solventar la diferencia de niveles entre ambos océanos.
El caso es que en Nicaragua pudo haber sido más fácil, ya que cuenta con un lago natural, como es el enorme Lago de Nicaragua, y que fungiría como regulador, así como un terreno un tanto menos accidentado, por ello, se dio la extraña aventura del mercenario estadounidense William Walker, aunque no está tan claro qué tanto estuvo apoyado por su gobierno o no, pero el sujeto, que acabaría fusilado en Trujillo, Honduras, intentó incluso convertirse en Presidente del país centroamericano, hasta que fue derrotado por una coalición de varios países ístmicos.
Posteriormente, EUA apoyó la implantación de una dictadura encabezada por la familia Somoza; el patriarca de dicha familia de militares, políticos y terratenientes: Anastasio Somoza, fue quien provocó aquella famosa frase de Franklin D. Roosevelt (quien gracias a la Guerra Mundial pasó a la Historia de EUA como héroe, de lo contrario, quién sabe, su administración ha sido de las más corruptas que ha tenido el coloso del norte): "Es un hijo de puta... ¡Pero es nuestro hijo de puta!" y fue, como en el caso de Rafael Leónidas Trujillo de República Dominicana, el dictador bananero prototípico. Precisamente, Somoza llegó al poder tras traicionar y asesinar a Augusto César Sandino, militar nicaragüense que se rebeló en contra de la intervención de EUA a caballo entre los años 20 y 30 del pasado siglo y que derrotó a los afamados Marines obligando a Washington a retirarse de Managua. Aunque Sandino nunca fue comunista ni marxista, sino se inscribía más bien en una postura liberal clásica y nacionalista, durante los años 70 se convirtió en emblema de un movimiento en contra del hijo de su asesino: Anastasio Somoza Debayle, que era impulsada por jóvenes de filiación claramente marxista.
Entre ellos, se encontraba Daniel Ortega. Hay que entender la coyuntura: nada afectó más a la situación interna de Nicaragua que el destructivo terremoto de 23 de diciembre de 1972. La enorme cantidad de muertos, la miseria y la falta de actuación del pésimo gobierno de los Somoza puso las condiciones al levantamiento del movimiento Sandinista. Aquí también tenemos que entender el contexto de la Guerra Fría: la Unión Soviética deseaba aumentar su imperio de satélites en el continente americano; aquí, debemos decirlo claramente, a Moscú, sea bajo Pedro el Grande, Leonid Brezhnev o Vladimir Putin, le ha importado un pepino la "liberación de los pueblos"; por el contrario: Rusia, zarista, comunista o actual, siempre ha sido y será un Imperio: no en balde está el matrimonio entre Iván III y Zoé Paleologina, la última princesa romana, en el origen de toda ambición hegemónica del gigante eslavo, tanto Stalin como Brezhnev aplicaban una Realpolitik: Rusia tenía unos intereses nacionales estratégicos clave en oposición a los de Estados Unidos y debía obrar en torno a ellos antes que perderse en debates ideológicos. Tanto Fidel Castro, como Ortega, lo único que hicieron fue cambiar de amo, para nada liberaron a sus países de los intereses de otros, sino los situaron bajo las alas de la potencia rival de su anterior opresor, aceptando igualmente, subordinarse a sus dictados.
Daniel Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN) derrocaron a Somoza Jr. en 1979 y establecieron un régimen de corte socialista y militarista, calcado del sistema cubano de Castro y respaldado gustosamente por Moscú (Ortega incluso, había realizado estudios universitarios en la Universidad Patrice Lumumba de la capital rusa); por supuesto, no hubo una liberalización ni política ni económica, ni tampoco, mejoras en el nivel de vida del pueblo nicaragüense. Como era de esperarse, EUA apoyó el surgimiento de un grupo contrarrevolucionario, que se lanzó igualmente a la lucha armada en contra del régimen Sandinista, al que le dieron el nombre de los Contras, Ortega, desde la Presidencia, reprimía la prensa y acallaba opositores. Entre tanto, la administración de Ronald Reagan se sumergía en un enorme escándalo por un esquema de financiamiento del apoyo a los rebeldes en Centroamérica: vendía armas, a través de intermediarios y una trama oculta a Irán, su supuesto enemigo en Medio Oriente, y el dinero producto de esa venta pasaba a los rebeldes nicaragüenses que buscaban "Restablecer la Democracia en el país", caso que finalmente le costaría su puesto al General Oliver North.
Por otro lado, Nicaragua demandó a EUA ante la Corte Internacional de La Haya por financiar al terrorismo encarnado en Los Contras, litigio que además se ganó, pues es innegable que así fue; aunque, hasta la fecha actual, no se ha ejecutado --ni se ejecutará-- esa sentencia que condena a la república norteamericana a pagarle una fuerte indemnización a Nicaragua por los daños y pérdidas de vidas causados.
Ortega, por otro lado, se comportaba de la misma sucia manera que Somoza. Se enriqueció espectacularmente y se construyó una inmensa mansión en Managua cuya barda perimetral fue pintada con murales kitschs o naifs de temas cínicamente marxistas. Pero no solo eso; casó con Rosario Murillo, igualmente militante Sandinista y que ya tenía dos matrimonios anteriores, del que tenía una hija, llamada Zoilamérica, quien ocupó cargos públicos en el país.
Rosario Murillo no solamente ha sido la cónyuge de Ortega; igualmente, ha sido la "mano derecha" del dirigente sandinista. E incluso... su cómplice, para muchos. Incluyendo su propia hija: Zoilamérica ha denunciado repetidamente, desde 1998, haber sufrido abuso sexual desde la niñez, de parte del político nicaragüense, con el conocimiento y aceptación, de su propia madre, lo que provocó su exilio en Estados Unidos. Entre tanto, es tan estrecha la relación entre Ortega y su esposa, que hoy la ha hecho su Vicepresidente.
Ortega finalmente cedió el poder en 1990 tras un proceso de pacificación obligado en mucho ante el debilitamiento de su patrocinador moscovita: la distensión entre el Kremlin de Gorbachov y la Casa Blanca de Reagan y la caída del Muro de Berlín, así como la quiebra económica de la URSS le llevó a aceptar el cambio del estado de cosas y aceptar la celebración de elecciones que llevaron a la presidencia a Violeta Barrios de Chamorro, viuda de un periodista que igualmente había sido opositor a los Somoza e incluso, había colaborado con Ortega tras el derrocamiento del anterior dictador, pero que luego se había dirigido contra los Sandinistas, al ver que seguían los mismos derroteros del anterior régimen: autoritarismo y corrupción. Aunque tampoco todo fue mal en el régimen Sandinista: la alfabetización, por ejemplo, fue un éxito, reduciéndose enormemente la iliteralidad de la gente bajo ese primer mandato orteguista, lo mismo que el surgimiento de una industria incipiente.
Pero los regímenes democráticos que siguieron al primer mandato de Ortega, que abarcó los años 1990 a 2007, tampoco significaron un cambio positivo. Gobiernos débiles, ineficaces y corruptos, fueron dejando espacio a que el FSLN, liderado por la pareja de Ortega y Murillo, y convertido en un poderoso partido político, regresara al poder en el 2007, desde entonces, Ortega ha sido refrendado en las urnas cuatro veces, por lo que el antiguo Comandante Revolucionario podría ocupar la Presidencia hasta el 2022.
Ortega, apoltronado en el poder, y aceptado como un "gobernante democrático" por tener la bendición de las urnas, ha sido incluso bien visto por sus antiguos enemigos en Washington bajo Obama. Por otro lado, se ha presentado ya no como un Marxista de la vieja escuela, sino como un moderno socialdemócrata; por otro lado, ha vuelto a colocarse bajo la égida moscovita, ahora bajo el mandato de Putin, lo que ha hecho que se distancie un tanto de los progresistas, pues ha adoptado algunas posturas conservadoras en contra del aborto y el homosexualismo, muy a tono con el discurso del peterburgués. No en balde, se habla de un proyecto financiado tanto por Rusia como China, para la construcción de un Canal en Nicaragua que rivalizaría con el de Panamá.
Sin embargo, esto era solo demagogia para ganar el voto católico y el apoyo de la Iglesia en Nicaragua... hoy, las cosas son diferentes.
Pragmático como es, Ortega planteó una reforma al sistema de Seguridad Social nicaragüense muy a tono con las políticas del Banco Mundial, aumentando las cuotas a cubrir por los trabajadores para solventar a las pensiones, lo que resultó lesivo para muchos a inicio de año, lo que produjo protestas, mismas que fueron reprimidas con violencia, lo que a su vez --como en el círculo de la violencia que en su época postulase el teólogo de la liberación Helder Cámara-- provocó más protestas y así sucesivamente, lo que ya le ha costado la vida a aproximadamente 450 muertos en ya 100 días de protestas; lo que en realidad ha resultado, es que las protestas ya no solamente se refieren al sistema de pensiones, sino a la misma tendencia dictatorial del régimen: desde acusaciones de que la última reelección de Ortega estuvo amañada y los excesos de la pareja gobernante, su corrupción y lujos de escándalo, la compra o silencio de la prensa y la mala situación económica del país en general, el segundo más pobre del Continente Americano después de Haití.
Han sido los jóvenes universitarios (como los del vídeo) los que han sido la principal fuente de opositores al mandatario, y quienes también han sufrido la parte más dura de la represión, pero también el clero católico es el que ha salido a dar la cara al frente de la sociedad que exige respeto a las libertades y a los derechos de las personas a manifestar el descontento contra un gobierno que no tiene nada de revolucionario ni de preocupado por la Justicia Social, sino que está esquilmando al empobrecido país a niveles, precisamente propio de los Somoza. Ortega, que anteriormente había jugado con la máscara de dárselas de católico y de llevar una buena relación con la Jerarquía, nuevamente ha salido con su cara de comunista --de esos que tras la puerta le prenden veladoras a Adam Smith por su afán de riquezas-- y a despotricar contra la Iglesia y ha desatado una verdadera persecución religiosa, que ya ha contado con víctimas, de diversos prelados y sacerdotes agredidos y algunos muertos, además de Iglesias profanadas y atacadas por las fuerzas paramilitares de choque de los Sandinistas.
Mientras vemos que el Clero Chileno, la Iglesia en Irlanda, EUA, o Argentina son materia de escándalo por los casos de abuso sexual que muestran la magnitud espantosa de la llamada "infiltración homosexual" incluso en la curia, con señalamientos hacia personajes cercanos a Bergoglio, como el Cardenal hondureño Maradiaga, por encubrimiento y corrupción, en Nicaragua la Iglesia vuelve a ser militante y heroica, dispuesta a fertilizar el suelo con la sangre de los mártires. Como en su momento San José Sánchez del Río lo dijera: "nunca ha sido tan fácil ganarse el Cielo" como en estos días en el país centroamericano, y nuevamente se pone en manifiesto que es en la persecución que el Cristianismo brilla, resplandece, se purifica y se fortalece. En Irlanda, las décadas posteriores a la desocupación británica y al cese de la presión anglicana sobre la Iglesia local la llevaron a la placidez y a la molicie, y de ahí el hundimiento de la fe en la isla de San Patricio. En Chile y Argentina, una supuesta hegemonía igualmente les llevó a reblandecer, pero ahora, más que nunca, Nicaragua se convierte en un faro de esperanza de renovación, y en una voz que grita ante el silencio de un mundo que, sorprendentemente, parece minimizar lo que sucede en Nicaragua, un mundo de regímenes cómplices que son partidarios de la misma ideología asesina que brotó de las páginas escritas por un hombre perturbado en el siglo XIX, un júnior que nunca trabajó pero creyó entender lo que vivían los trabajadores y escribió miles de aburridas páginas para darle visión científica a algo tan simple como la envidia, como bien lo definiera Churchill alguna vez.
Quizá lo que sucede en Nicaragua sea el principio del desenmascaramiento de una ideología genocida, que ya sea con la violencia guerrillera, la división que predica y la rivalidad que establece de todos contra todos en donde no la hay, lo único que ha sembrado es muerte. Como sea, el hartazgo de la población, estoy seguro, provocará el derrocamiento de Ortega, después de eso, quién sabe qué suceda. El país centroamericano tendrá, nuevamente que empezar de cero, pero esperemos que, quien esté encargado de iniciar una nueva etapa, tenga la altura de miras, y escarmentado por los sufrimientos de su pueblo tras las feroces dictaduras de los Somoza y los Sandinistas, tenga igualmente la moral suficiente para sacar a su país adelante y los arrestos necesarios para hacerlo sin las interesadas ayudas del coloso angloamericano o del gigante eslavo, para ser verdaderamente libres.
Oremos por Nicaragua y sus mártires.
Centroamérica sí fue una zona poco colonizada y desarrollada bajo el Imperio Español, conformando la Capitanía General de Guatemala, aunque se formaron grandes latifundios dada la riqueza agrícola y ganadera de la región. Más tarde, con la Independencia, la Capitanía decidió continuar perteneciendo al Imperio Mexicano proclamado por Agustín de Iturbide en 1821. Al derrocamiento de éste, y por mantenerse leales al monarca mexicano y estar contrarios a los Liberales que proclamaron la República en acatamiento de los intereses de Washington, se separó conformándose una República Federal, misma que perduró hasta 1830, en que los intereses y rivalidades precisamente de las pocas y privilegiadas familias dueñas de las grandes plantaciones de tabaco y frutales o ganaderas, propias del clima tropical, llevaron a la escisión de la federación en cinco repúblicas distintas que, ante el pequeño tamaño territorial, la falta de comunicaciones dado el accidentado territorio, el ambiente malsano, y el acaparamiento de los recursos en pocas manos, quedaron condenadas a la debilidad, la pobreza y regímenes dictatoriales. Un reflejo de lo que ha sido su Historia puede verse, --una de sus pocas películas realmente geniales-- en el filme Bananas de Woody Allen, mismo que popularizó el mote de "república bananera" para referirse a esos países o a cualquiera que cuenta consigo una economía estancada y basada únicamente en actividades agrícolas, gobernado por dictadorzuelos de aires grandilocuentes enormemente corruptos y generalmente ligados con el crimen organizado y además, patrocinados por alguna potencia extranjera, puesto que el istmo centroamericano es, sin embargo, bastante estratégico.
Nicaragua ha tenido una Historia que ha oscilado entre todos estos factores. Ya durante la Época Virreinal, el istmo fue codiciado no solamente por España, sino también por su gran rival marítimo: Inglaterra, y esto debido a su estrechez teritorial, desde que Vasco Núñez de Balboa descubrió que era apenas una faja de tierra que separaba al Océano Atlántico de uno nuevo al que se denominó Pacífico. Así, en la década de los 50 del siglo XIX, y tras el éxito de los franceses y británicos en la construcción del Canal de Suez, mismo que aseguró la comunicación entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo, y por ende, con el Océano Índico, se buscó el trazado de una vía interoceánica a través del istmo centroamericano.
Ante el fracaso del constructor del Canal de Suez: Ferdinand De Lesseps, que buscó trazarlo en Panamá, por ser la distancia más corta, serían los norteamericanos en 1903 que, tras provocar la independencia del Departamento de Panamá respecto de Colombia, los que crearían el famoso Canal, el cual fue una extraordinaria obra de ingeniería, que resolvió el problema que De Lesseps no pudo solucionar: la diferencia de niveles entre el Atlántico y el Pacífico, construyendo un lago artificial (el Gatún) como vaso regulador y un sistema de esclusas que, como escalones permite a los buques, subir y bajar por el canal y solventar la diferencia de niveles entre ambos océanos.
El caso es que en Nicaragua pudo haber sido más fácil, ya que cuenta con un lago natural, como es el enorme Lago de Nicaragua, y que fungiría como regulador, así como un terreno un tanto menos accidentado, por ello, se dio la extraña aventura del mercenario estadounidense William Walker, aunque no está tan claro qué tanto estuvo apoyado por su gobierno o no, pero el sujeto, que acabaría fusilado en Trujillo, Honduras, intentó incluso convertirse en Presidente del país centroamericano, hasta que fue derrotado por una coalición de varios países ístmicos.
Posteriormente, EUA apoyó la implantación de una dictadura encabezada por la familia Somoza; el patriarca de dicha familia de militares, políticos y terratenientes: Anastasio Somoza, fue quien provocó aquella famosa frase de Franklin D. Roosevelt (quien gracias a la Guerra Mundial pasó a la Historia de EUA como héroe, de lo contrario, quién sabe, su administración ha sido de las más corruptas que ha tenido el coloso del norte): "Es un hijo de puta... ¡Pero es nuestro hijo de puta!" y fue, como en el caso de Rafael Leónidas Trujillo de República Dominicana, el dictador bananero prototípico. Precisamente, Somoza llegó al poder tras traicionar y asesinar a Augusto César Sandino, militar nicaragüense que se rebeló en contra de la intervención de EUA a caballo entre los años 20 y 30 del pasado siglo y que derrotó a los afamados Marines obligando a Washington a retirarse de Managua. Aunque Sandino nunca fue comunista ni marxista, sino se inscribía más bien en una postura liberal clásica y nacionalista, durante los años 70 se convirtió en emblema de un movimiento en contra del hijo de su asesino: Anastasio Somoza Debayle, que era impulsada por jóvenes de filiación claramente marxista.
Entre ellos, se encontraba Daniel Ortega. Hay que entender la coyuntura: nada afectó más a la situación interna de Nicaragua que el destructivo terremoto de 23 de diciembre de 1972. La enorme cantidad de muertos, la miseria y la falta de actuación del pésimo gobierno de los Somoza puso las condiciones al levantamiento del movimiento Sandinista. Aquí también tenemos que entender el contexto de la Guerra Fría: la Unión Soviética deseaba aumentar su imperio de satélites en el continente americano; aquí, debemos decirlo claramente, a Moscú, sea bajo Pedro el Grande, Leonid Brezhnev o Vladimir Putin, le ha importado un pepino la "liberación de los pueblos"; por el contrario: Rusia, zarista, comunista o actual, siempre ha sido y será un Imperio: no en balde está el matrimonio entre Iván III y Zoé Paleologina, la última princesa romana, en el origen de toda ambición hegemónica del gigante eslavo, tanto Stalin como Brezhnev aplicaban una Realpolitik: Rusia tenía unos intereses nacionales estratégicos clave en oposición a los de Estados Unidos y debía obrar en torno a ellos antes que perderse en debates ideológicos. Tanto Fidel Castro, como Ortega, lo único que hicieron fue cambiar de amo, para nada liberaron a sus países de los intereses de otros, sino los situaron bajo las alas de la potencia rival de su anterior opresor, aceptando igualmente, subordinarse a sus dictados.
Daniel Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional, (FSLN) derrocaron a Somoza Jr. en 1979 y establecieron un régimen de corte socialista y militarista, calcado del sistema cubano de Castro y respaldado gustosamente por Moscú (Ortega incluso, había realizado estudios universitarios en la Universidad Patrice Lumumba de la capital rusa); por supuesto, no hubo una liberalización ni política ni económica, ni tampoco, mejoras en el nivel de vida del pueblo nicaragüense. Como era de esperarse, EUA apoyó el surgimiento de un grupo contrarrevolucionario, que se lanzó igualmente a la lucha armada en contra del régimen Sandinista, al que le dieron el nombre de los Contras, Ortega, desde la Presidencia, reprimía la prensa y acallaba opositores. Entre tanto, la administración de Ronald Reagan se sumergía en un enorme escándalo por un esquema de financiamiento del apoyo a los rebeldes en Centroamérica: vendía armas, a través de intermediarios y una trama oculta a Irán, su supuesto enemigo en Medio Oriente, y el dinero producto de esa venta pasaba a los rebeldes nicaragüenses que buscaban "Restablecer la Democracia en el país", caso que finalmente le costaría su puesto al General Oliver North.
Por otro lado, Nicaragua demandó a EUA ante la Corte Internacional de La Haya por financiar al terrorismo encarnado en Los Contras, litigio que además se ganó, pues es innegable que así fue; aunque, hasta la fecha actual, no se ha ejecutado --ni se ejecutará-- esa sentencia que condena a la república norteamericana a pagarle una fuerte indemnización a Nicaragua por los daños y pérdidas de vidas causados.
Ortega, por otro lado, se comportaba de la misma sucia manera que Somoza. Se enriqueció espectacularmente y se construyó una inmensa mansión en Managua cuya barda perimetral fue pintada con murales kitschs o naifs de temas cínicamente marxistas. Pero no solo eso; casó con Rosario Murillo, igualmente militante Sandinista y que ya tenía dos matrimonios anteriores, del que tenía una hija, llamada Zoilamérica, quien ocupó cargos públicos en el país.
Rosario Murillo no solamente ha sido la cónyuge de Ortega; igualmente, ha sido la "mano derecha" del dirigente sandinista. E incluso... su cómplice, para muchos. Incluyendo su propia hija: Zoilamérica ha denunciado repetidamente, desde 1998, haber sufrido abuso sexual desde la niñez, de parte del político nicaragüense, con el conocimiento y aceptación, de su propia madre, lo que provocó su exilio en Estados Unidos. Entre tanto, es tan estrecha la relación entre Ortega y su esposa, que hoy la ha hecho su Vicepresidente.
Ortega finalmente cedió el poder en 1990 tras un proceso de pacificación obligado en mucho ante el debilitamiento de su patrocinador moscovita: la distensión entre el Kremlin de Gorbachov y la Casa Blanca de Reagan y la caída del Muro de Berlín, así como la quiebra económica de la URSS le llevó a aceptar el cambio del estado de cosas y aceptar la celebración de elecciones que llevaron a la presidencia a Violeta Barrios de Chamorro, viuda de un periodista que igualmente había sido opositor a los Somoza e incluso, había colaborado con Ortega tras el derrocamiento del anterior dictador, pero que luego se había dirigido contra los Sandinistas, al ver que seguían los mismos derroteros del anterior régimen: autoritarismo y corrupción. Aunque tampoco todo fue mal en el régimen Sandinista: la alfabetización, por ejemplo, fue un éxito, reduciéndose enormemente la iliteralidad de la gente bajo ese primer mandato orteguista, lo mismo que el surgimiento de una industria incipiente.
Pero los regímenes democráticos que siguieron al primer mandato de Ortega, que abarcó los años 1990 a 2007, tampoco significaron un cambio positivo. Gobiernos débiles, ineficaces y corruptos, fueron dejando espacio a que el FSLN, liderado por la pareja de Ortega y Murillo, y convertido en un poderoso partido político, regresara al poder en el 2007, desde entonces, Ortega ha sido refrendado en las urnas cuatro veces, por lo que el antiguo Comandante Revolucionario podría ocupar la Presidencia hasta el 2022.
Ortega, apoltronado en el poder, y aceptado como un "gobernante democrático" por tener la bendición de las urnas, ha sido incluso bien visto por sus antiguos enemigos en Washington bajo Obama. Por otro lado, se ha presentado ya no como un Marxista de la vieja escuela, sino como un moderno socialdemócrata; por otro lado, ha vuelto a colocarse bajo la égida moscovita, ahora bajo el mandato de Putin, lo que ha hecho que se distancie un tanto de los progresistas, pues ha adoptado algunas posturas conservadoras en contra del aborto y el homosexualismo, muy a tono con el discurso del peterburgués. No en balde, se habla de un proyecto financiado tanto por Rusia como China, para la construcción de un Canal en Nicaragua que rivalizaría con el de Panamá.
Sin embargo, esto era solo demagogia para ganar el voto católico y el apoyo de la Iglesia en Nicaragua... hoy, las cosas son diferentes.
Pragmático como es, Ortega planteó una reforma al sistema de Seguridad Social nicaragüense muy a tono con las políticas del Banco Mundial, aumentando las cuotas a cubrir por los trabajadores para solventar a las pensiones, lo que resultó lesivo para muchos a inicio de año, lo que produjo protestas, mismas que fueron reprimidas con violencia, lo que a su vez --como en el círculo de la violencia que en su época postulase el teólogo de la liberación Helder Cámara-- provocó más protestas y así sucesivamente, lo que ya le ha costado la vida a aproximadamente 450 muertos en ya 100 días de protestas; lo que en realidad ha resultado, es que las protestas ya no solamente se refieren al sistema de pensiones, sino a la misma tendencia dictatorial del régimen: desde acusaciones de que la última reelección de Ortega estuvo amañada y los excesos de la pareja gobernante, su corrupción y lujos de escándalo, la compra o silencio de la prensa y la mala situación económica del país en general, el segundo más pobre del Continente Americano después de Haití.
Han sido los jóvenes universitarios (como los del vídeo) los que han sido la principal fuente de opositores al mandatario, y quienes también han sufrido la parte más dura de la represión, pero también el clero católico es el que ha salido a dar la cara al frente de la sociedad que exige respeto a las libertades y a los derechos de las personas a manifestar el descontento contra un gobierno que no tiene nada de revolucionario ni de preocupado por la Justicia Social, sino que está esquilmando al empobrecido país a niveles, precisamente propio de los Somoza. Ortega, que anteriormente había jugado con la máscara de dárselas de católico y de llevar una buena relación con la Jerarquía, nuevamente ha salido con su cara de comunista --de esos que tras la puerta le prenden veladoras a Adam Smith por su afán de riquezas-- y a despotricar contra la Iglesia y ha desatado una verdadera persecución religiosa, que ya ha contado con víctimas, de diversos prelados y sacerdotes agredidos y algunos muertos, además de Iglesias profanadas y atacadas por las fuerzas paramilitares de choque de los Sandinistas.
Mientras vemos que el Clero Chileno, la Iglesia en Irlanda, EUA, o Argentina son materia de escándalo por los casos de abuso sexual que muestran la magnitud espantosa de la llamada "infiltración homosexual" incluso en la curia, con señalamientos hacia personajes cercanos a Bergoglio, como el Cardenal hondureño Maradiaga, por encubrimiento y corrupción, en Nicaragua la Iglesia vuelve a ser militante y heroica, dispuesta a fertilizar el suelo con la sangre de los mártires. Como en su momento San José Sánchez del Río lo dijera: "nunca ha sido tan fácil ganarse el Cielo" como en estos días en el país centroamericano, y nuevamente se pone en manifiesto que es en la persecución que el Cristianismo brilla, resplandece, se purifica y se fortalece. En Irlanda, las décadas posteriores a la desocupación británica y al cese de la presión anglicana sobre la Iglesia local la llevaron a la placidez y a la molicie, y de ahí el hundimiento de la fe en la isla de San Patricio. En Chile y Argentina, una supuesta hegemonía igualmente les llevó a reblandecer, pero ahora, más que nunca, Nicaragua se convierte en un faro de esperanza de renovación, y en una voz que grita ante el silencio de un mundo que, sorprendentemente, parece minimizar lo que sucede en Nicaragua, un mundo de regímenes cómplices que son partidarios de la misma ideología asesina que brotó de las páginas escritas por un hombre perturbado en el siglo XIX, un júnior que nunca trabajó pero creyó entender lo que vivían los trabajadores y escribió miles de aburridas páginas para darle visión científica a algo tan simple como la envidia, como bien lo definiera Churchill alguna vez.
Quizá lo que sucede en Nicaragua sea el principio del desenmascaramiento de una ideología genocida, que ya sea con la violencia guerrillera, la división que predica y la rivalidad que establece de todos contra todos en donde no la hay, lo único que ha sembrado es muerte. Como sea, el hartazgo de la población, estoy seguro, provocará el derrocamiento de Ortega, después de eso, quién sabe qué suceda. El país centroamericano tendrá, nuevamente que empezar de cero, pero esperemos que, quien esté encargado de iniciar una nueva etapa, tenga la altura de miras, y escarmentado por los sufrimientos de su pueblo tras las feroces dictaduras de los Somoza y los Sandinistas, tenga igualmente la moral suficiente para sacar a su país adelante y los arrestos necesarios para hacerlo sin las interesadas ayudas del coloso angloamericano o del gigante eslavo, para ser verdaderamente libres.
Oremos por Nicaragua y sus mártires.
5 comentarios:
Muy interesante
¿Por qué demonios los países latinoamericanos no aprendemos de nuestro pasado? Tal parece que nos encanta tropezarnos una y otra vez con la misma maldita piedra.
Las única forma en que estos dictadores “bolivarianos” y “patriotas” se mantienen en el poder es por medio de las armas y la intimidación, siguiendo el ejemplo del castrismo. Así lo hace el simio idiota atrincherado en Miraflores, su compadre en Managua y el indio-presidente, que ya violó su propia constitución para tratar de perpetuarse en el poder.
Pequeña corrección:
El filibustero William Walker no fue fusilado en Sonora sino en Trujillo, Honduras.
Quizás lo confundió con su compatriota Alexander Crabb o el francés Gaston de Raousset-Boulbon que si fueron ultimados con motivo de sus incursiones en el norteño estado mexicano.
Saludos
Muchísimas gracias!!: es cierto, Walker fue fusilado en Honduras. se corregirá el blog.
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