El día de hoy, 25 de agosto del año 2012, ha fallecido el astronauta norteamericano Neil Armstrong, primer ser humano en posar sus pies en la superficie de un cuerpo celeste diferente a la Tierra, la Luna, aquel 21 de julio de 1969.
Hoy es un día de luto para toda la humanidad: Armstrong no le pertenece en exclusiva a su país natal, le pertenece a la raza humana en su conjunto, cierto, él no tuvo la iniciativa ni dirigió la expedición del Apolo 11, la carrera hacia la Luna fue una labor colectiva como pocas y en la que las dos naciones competidoras: Estados Unidos y Rusia, enfocaron enormes esfuerzos y recursos, Armstrong, que primeramente era un militar, pero también un hombre de ciencia: ingeniero aerospacial, académico y catedrático e incluso dirigente empresarial, sirvió como Comandante de aquella histórica misión que se le encomendó, cumpliendo con su deber; siempre fue un hombre discreto, de familia, que no buscó la fama ni los reflectores, humilde y de bajo perfil, si mucho, aparecía en documentales que se elaboraban sobre aquella histórica misión y el Programa Apolo, al renunciar a la NASA a inicios de los 70 con la satisfacción del deber cumplido, Armstrong se regresó a su rancho, heredado de sus padres, en su natal estado de Ohio, y se dedicó a la docencia en la Universidad de Cinncinnatti, alternando con actividades científicas y directivas en empresas de los ramos aeronáutico y de la electrónica aplicada y hasta el trabajo del campo.
Armstrong así, dio una gran lección de humildad y de no perder el piso, a diferencia de sus compañeros Edwin "Buzz" Aldrin y Michael Collins, que no supieron digerir el pasar a las sombras cuando los viajes al espacio pasaron de moda: muy consciente estuvo de que, en un momento, sobre él descansaba toda la humanidad, en él se cumplían, al abrir la puerta del módulo de descenso, los sueños de bohemios como Cyrano de Bergerac, las ilusiones de genios científicos como Johannes Kepler que jamás perdieron la fe en Dios ni la fe en el hombre pese a las horribles circunstancias que le tocaron vivir, y las casi profecías, por su exactitud y febril visión, de Julio Verne. Esa consciencia la expresó Armstrong en su famosa frase al posar la planta de su pie sobre las grises arenas del "Mar" de la Tranquilidad: "Este es un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la Humanidad", a pesar de ello, Armstrong nunca se sintió especial ni el mejor del mundo.
Rechazó entrar a la política como sí lo hizo su paisano y colega John Glenn, que ha sido Senador por el estado de Ohio durante varios periodos desde 1974 y hasta 1999, igualmente, en alguna ocasión se pronunció en contra del intervencionismo norteamericano, quizá esto fue porque Armstrong se dio cuenta, al mirar a la Tierra desde la Luna, de las insignificancias de nuestras ambiciones y conflictos que son nada ante la inmensidad del Cosmos y su misterioso y majestuoso silencio.
Qué triste que en este mismo día en que Armstrong nos deja, en mi ciudad de Guadalajara se den, por tercera vez desde el año 2011, los Narcobloqueos con autobuses y vehículos particulares incendiados, tiroteos entre delincuentes y policías y soldados no solo en esta capital, sino en varias partes de Jalisco, qué mínimos resultan ante la inmensidad del espacio nuestros crónicos conflictos postelectorales en México, que triste resulta ante un futuro que nos anima a la aventura, la conquista y el descubrimiento, muchos jóvenes prefieran sumirse en alucinaciones y falsas sensaciones de bienestar que les producen las drogas y que sólo los hunde en la autodestrucción, que mezquinos son los deseos de EUA, Rusia, China y otras potencias nuevas y viejas por imponer su voluntad y dominar los recursos energéticos, en vez de constituir mecanismos de cooperación que nos lleven fuera de nuestro planeta a extendernos por el Universo.
Armstrong se fue, seguramente desilusionado, por un lado, su misión a la Luna y todo el Programa Apolo no fue sino un aparato de propaganda de EUA para demostrar que era mejor que la Rusia Soviética en plena Guerra Fría, por otro lado, vencido el enemigo y destruido el Bloque Comunista, se perdió el interés en continuar con la exploración espacial y la NASA ha venido a languidecer hasta hoy, en que no hay dinero, está prácticamente en bancarrota, aunque todavía hay algunas misiones interesantes y exitosas, como ahora el robot Curiosity que viaja sobre la superficie de Marte, planeta que todavía se encuentra muy pero muy lejos de nosotros ante el desinterés por la investigación espacial y la falta de unión de los distintos países. El Curiosity es un pequeño, pero importante paso para lograr llegar a Marte algún día, pero todavía falta mucho y no es seguro que haya continuidad al esfuerzo.
Está en la humanidad y en sus líderes, el decidir si nos quedamos en nuestro planeta y lo convertimos en un infierno o si, por el contrario, como Colón, Magallanes, Cook y sobre todo Gagarin y Armstrong, nos atrevemos a mirar hacia arriba y acudir al llamado de la vastedad del Cosmos, que nos invita a sacar lo mejor de nosotros: nuestra vocación de exploradores y de curiosos que nos ha llevado a todos los rincones de nuestro planeta, pero también a correr el riesgo de autodestruirnos.
Sin embargo, creo que hoy, Armstrong ya está feliz, al lado del Señor conociendo todos los secretos del Universo, sobre los cuales, según creo, siguió preguntándose noche a noche, viendo la Luna en el cielo nocturno desde el campo de su granja en Ohio.
DESCANSE EN PAZ.
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