A petición de mi amigo Sabás, que desde la semana pasada en la inauguración de los Olímpicos me comentó acerca de algunos puntos controversiales que, obviamente, no fueron tocados en la ceremonia de apertura del torneo, dentro de la semblanza de la historia británica que se dio como primer acto del espectáculo presentado por Danny Boyle.
Como ya apuntábamos, en dicha semblanza se presentó una especie de performance sobre la Historia Económica inglesa, pasando de un mundo agrario e idílico, muy similar a la "Comarca" de J.R.R. Tolkien, (la campiña inglesa y la forma de vida de la clase media rural británica a inicios del siglo XX fueron fuente de inspiración para el Sudafricano en imaginar aquella región ficticia de la Tierra Media y a sus habitantes, los Hobbits) mágicamente al desarrollo industrial y a la aparición de los "Señores de la Banca" que parecían mover los hilos invisibles de los cuales Inglaterra emergía como un país poderoso, rico y plural. No entiendo todavía por qué Boyle, en medio de una crisis económica brutal en Europa y escándalos financieros en su isla, escogió dicha temática para la inauguración (fue como mencionar la soga en casa del ahorcado) y no escogió mostrar, salvo una breve mención de Shakespeare al inicio del espectáculo, un recorrido por la respetada, vasta y rica herencia cultural británica.
Es de observar que la inauguración no solo generó algún descontento para quienes esperábamos un espectáculo quizá más grande o esplendoroso al estilo de lo hecho por los Chinos en 2008, sino también ha generado cierto escozor político e ideológico, algunos han querido ver en la ceremonia cierto ensalzamiento al Laborismo inglés, hoy fuera del Poder, sobre todo por el homenaje realizado al NHS "National Health Services", equivalente británico de nuestro "Instituto Mexicano del Seguro Social" o IMSS, (algo que me pareció totalmente fuera de lugar, en los Panamericanos si se hubiera hecho un homenaje al mencionado instituto, o al ISSSTE, muchos de nuestros visitantes extranjeros habrían dicho: "so what") y también, una excesiva glorificación del Multiculturalismo, antes de la defensa y muestra con orgullo, como he dicho, de la cultura nacional de la vieja Albión, un vistazo a estas críticas la pueden ver en el blog "Políticamente Incorrecto".
Sin embargo, otra de las controversias que se pueden desprender es un olvido de ciertos aspectos poco luminosos de la Historia Británica: el colonialismo, el patrocinio a la piratería o la intolerancia religiosa y el genocidio céltico en Gales, Escocia e Irlanda. Por supuesto, una olimpiada no es el espacio para hacer una demostración de arrepentimiento y contrición ante malas actuaciones en el pasado, así que no veo que eso sea una falta de los Ingleses, unos juegos deportivos son un festejo, no momento para revivir heridas antiguas o revolver aguas ya calmadas desde hace mucho; bastaba para ello formar el pebetero, como se hizo, con recipientes portados por todos los países, se hacía bastante alusión a que ahora Inglaterra abría las puertas a todos sin la soberbia de tiempos pasados.
Es cierto: los Ingleses son grandes falsificadores de su Historia: en una serie de televisión o en películas presentan una imagen irreal de Enrique VIII, por ejemplo, que pierde su obesidad para convertirse en un metrosexual actual, o al terminar la película "Elizabeth" aseguran que Isabel I dejó al país convertido en la mayor potencia de Europa y el más rico del mundo, cuando eso no fue así sino hasta el siglo XIX, bajo Victoria; al contrario, al morir la última Tudor si bien lo dejaba enfilado en camino de disputarle a España y a Francia la supremacía en el continente (debido en mucho a sus prácticas piráticas con los que arrebató riquezas y colonias a ambas potencias), comenzó un siglo de inestabilidad política caracterizado por el absolutismo de los Estuardo: Jacobo I, Carlos I, Jacobo II y Carlos II, con las Revoluciones de 1648 y la "Gloriosa" de fines del siglo XVII, y la dictadura demencialmente puritana de Oliver Cromwell. Así, aquí en la ceremonia no se señaló que gran parte de la riqueza que permitió la inversión en la creación de industrias, provino de las conquistas de la India y gran parte de Africa, posteriormente, del endeudamiento del Imperio Otomano y de diversas partes del mundo islámico en crisis y partes de Asia, el control de recursos naturales, materias primas y mercados le dieron a Inglaterra su esplendor imperial durante el siglo XIX e inicios del XX; la pluralidad actual de la población británica, con comunidades asiáticas, africanas, irlandesas e islámicas o hindúes se generó con los sirvientes de color que llegaron a la isla desde el siglo XVIII como esclavos o sirvientes y después como inmigrantes que marcharon a la metrópoli en busca de mejores oportunidades de vida, lo mismo que las poblaciones asiáticas o procedentes de la India y que lucharon en contra de la discriminación, lo mismo que los nativos celtas de las islas británicas y en particular los Irlandeses, casi exterminados por el hambre 150 años atrás.Tampoco se hace alusión a que los británicos entraron en declive precisamente al perder las colonias y por tanto, su acceso a los enormes recursos que impulsaron su desarrollo industrial.
Pero eso no era para mostrarse en la ceremonia inaugural, el ambiente ya se encuentra demasiado enrarecido con la crisis económica y la guerra civil en Siria como para sacarlo a relucir al inicio de un evento en que, se supone, uno de sus objetivos es promover la paz entre los pueblos, ciertamente, Boyle quizá decidió él mismo poner los dedos en las llagas y hacer, con humor típicamente británico, una alusión a estos puntos polémicos de la Historia, quizá el mismo, quiso hacer de la inauguración algo polémico.
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CHINA Y LA OBSESION POR EL TRIUNFO
Ahora que China pelea cerradamente con EUA por el liderato de medallas en estos Juegos Olímpicos, surge la polémica: primero, las dudas sobre las facultades de una nadadora campeona que desbancó a las competidoras norteamericanas del podio, después, circula en Youtube y redes sociales un video sobre los durísimos entrenamientos y la cruel disciplina que se ejerce sobre los niños dotados, entrenados desde edad temprana para convertirse en titanes deportivos, y ahora, se cuestiona la obsesión por ganar medallas de oro que impulsa a las autoridades deportivas chinas y presiona en exceso a los atletas presentes en Londres y aún a sus familias, según puede leerse en la noticia del diario "El Informador", de aquí en Guadalajara, y se señala que, por el contrario, en Estados Unidos, sin convertir a los deportistas en "robots" o una casta aislada del mundo, ni torturas, sino con una formación deportiva anclada en el sistema educativo, se producen éxitos similares en los deportes olímpicos, aunque, claro, se olvida en primer lugar que las sociedades norteamericana y china son diametralmente distintas por cultura e idiosincracia, por lo que aquello que funciona en un lado puede ser un desastre en el otro y viceversa, además de que el panorama en EUA no es tan idílico como se cree: muchas veces el "bullying" en las escuelas, verdadera epidemia en nuestro vecino del norte, es promovido o solapado por los propios profesores de deportes en contra de quienes no demuestran tener aptitudes atléticas desde la Escuela Primaria a la Universidad, de donde se obtienen torturas similares a las aplicadas a los prospectos de deportistas orientales, o que la presión social por la competencia y el éxito puede ser tan grande como la que viven los propios aspirantes a estrellas en el "Imperio de los Dragones".
Sin pretender justificar a los Chinos, pero sí entenderles, tenemos que tomar en consideración ds factores que explican estas prácticas y acciones, que no son porque simplemente el régimen "comunista" chino sea particularmente perverso o maligno como parece querer aducirse: en primer lugar, está el factor cultural y en segundo, una idea de revancha histórica que mueve un fuerte sentido del orgullo nacional.
Así, es bien sabido que los pueblos orientales, y en general, los asiáticos, incluyendo a Musulmanes y Rusos, tienen una mentalidad claramente colectivista: el individuo se encuentra subordinado al todo, los sacrificios a tomar por el individuo para la mayor gloria o éxito del Estado, de la sociedad, la familia o la comunidad nunca son pequeños. Además, los Chinos o los Japoneses tienen un ideal de búsqueda de perfección y una obsesión por el orden y la armonía social tremendo. Por ello importa el honor: la imagen o reputación que guarda la persona hacia el resto de la sociedad, si una persona tiene éxito, contribuye a la armonía social y al bien de la comunidad, si fracasa, es visto como un lastre para ella y es marginado, cuando no, se le pide que se haga a un lado.Y es que las filosofías de Buda, Confucio o Lao Tse, en las que se basa su pensamiento, resultan ser bastante individualistas y hasta egoístas al final, como lo es el alcanzar el ideal del Nirvana, esto es, la perfección absoluta individual y a la vez, una gran indiferencia o imperturbabilidad ante el mundo, aunque también se considera que el logro de esta perfección conlleva una gran armonía con los demás y con el entorno, por lo que, quizá esto explique el porqué ha tenido éxito en el "Celeste Imperio" esa curiosa fusión entre el Marxismo y su totalitarismo del todo social sobre los individuos con el Liberalismo de Adam Smith y su búsqueda del bien individual y la suma de estos bienes particulares en la conformación del Bien Común.
Este pensamiento tiene tanto consecuencias positivas como negativas entre los asiáticos, y así, por un lado tenemos personas que tratan de hacer todo a nivel de excelencia y que la mediocridad se detesta, la gente pretende hacer las cosas bien y no son mal hechos o descuidados e indiferentes, siempre se esfuerzan, son tenaces y buscan siempre fijarse metas altas; por el contrario, tanto Chinos como Japoneses tienen muy poca tolerancia a la frustración, existe una cultura alrededor del suicidio espeluznante y milenaria, la presión es tan grande que hasta en los niños se dan tasas elevadísimas de esta práctica y se tiene terror a cometer errores o a fracasar, porque aquella persona que falla es marginada y despreciada por el resto, porque vulnera su honor y deja en mal a la comunidad a la que representan, igualmente, el individuo llega a sentir un enorme desprecio por sí mismo y acepta someterse a la voluntad de la autoridad y a ofrendarse todo entero a la causa común sin importar el precio y se cae fácilmente en la inhumanidad y la crueldad al pedirle a la persona lo imposible y no tolerarse que no pueda hacer algo.
Por otro lado, existe en los Chinos un gran deseo de revancha histórica motivado por lo ocurrido en su país entre 1820 y 1949, el llamado "Siglo de las Humillaciones", en que China fue tremendamente vejada por las potencias occidentales y su vecino, rival y enemigo número 1: Japón. Los últimos gobiernos imperiales, sobre todo el de la Emperatriz Cixi (1861-1908) si bien conservaron a duras penas la independencia del país, se vieron obligados a darles concesiones territoriales a los europeos, como Hong-Kong a Inglaterra y Macao a Portugal, buena parte de Manchuria a Rusia y a Japón, aceptar la presencia de tropas extranjeras en su territorio, o incluso, a tolerar que, los Británicos traficaran drogas, envenenando a sectores de la población, tras la Guerra del Opio. Los extranjeros, además, se comportaban dentro del territorio chino como amos y señores, maltrataban a la población local y abiertamente se hablaba de la inferioridad racial de los Chinos y su naturaleza débil y taimada. Sería desde entonces que los orientales verían en el deporte una forma de reivindicarse.
Así, en los últimos años del Imperio apareció la figura de Huo Yuanijia, (1860-1910) cuya vida ha sido llevada a la pantalla en el cine chino encarnado por Bruce Lee o por Jet Li, él era un practicante y maestro de artes marciales tradicionales, pero fue quien empezó a organizar la práctica de las mismas como una disciplina deportiva tal y como lo entendemos hoy en día, adoptando los esquemas de organización, entrenamiento y competencia occidentales, fundando la primera federación deportiva de China, organizada al estilo occidental y con la misión de promover las artes marciales, fijar reglas, organizar torneos y acreditar la enseñanza de estas disciplinas, la Asociación Deportiva de la Excelencia Marcial, que continúa existiendo hasta hoy. Huo además, es considerado como un héroe nacional (aunque no tanto como Wong Fei Hung, otro maestro de artes marciales que se involucró directamente en el proceso revolucionario que derrocaría a la Monarquía Manchuriana y terminaría por implantar la República Comunista de Mao y que es un gran héroe popular chino, es el personaje sobre el que más películas, series de TV y de animación se han hecho en el mundo) por los asiáticos, ya que, aparte de haber sido un precursor de la Revolución, derrotó en combates a boxeadores y luchadores extranjeros, de hecho, la tradición indica que moriría envenenado por los Japoneses, que ocupaban ya en 1910 la zona de Shangai, a fin de evitar que derrotase a uno de sus campeones de Karate.
La motivación de Huo era demostrar la fortaleza de los Chinos y reducir a polvo las pretensiones de superioridad de los extranjeros, demostrando que podían ser vencidos; sin duda, el ejemplo dado por este personaje ha influido en el espectacular progreso de los asiáticos en casi todas las disciplinas deportivas en disputa en los juegos olímpicos, así como en otros aspectos: China desea demostrar su poderío y la fortaleza de su gente por encima de quienes, antaño, la sometieron y humillaron.Cada medalla de oro significa un paso más en ello, una demostración de la fuerza del rugiente dragón oriental.
Sin caer en los excesos de los orientales y sin desvalorar los esfuerzos de nuestros deportistas, bien haríamos los Mexicanos en tomar algunos elementos de esta mentalidad de los Chinos: toda competencia es vana si no se tiene realmente nivel para estar a la altura y competir con los demás realmente con esperanzas de victoria, y se debe buscar llegar siempre al primer lugar y obtener la medalla de oro; debemos recordar que el segundo lugar es, en realidad, el primer perdedor, y no deberíamos hacer tanta fiesta por medallas de plata o de bronce cuando bien se sabe que se pudo haber obtenido el oro. Pero en México incide mucho lo que había dicho al referirme a la "Aztecomanía", nos encanta identificarnos con el derrotado, el vencido, el pisoteado, y siempre decimos que es por algo injusto; todo esto producto de una "Historia Oficial" y un discurso de enaltecimiento del vencido sobre el triunfante, y de miedo al extranjero al que identificamos directamente como malvado y odioso, e implícitamente, como superior, que se nos ha venido repitiendo desde la Independencia y nos ha creado este complejo de inferioridad que afecta a nuestros atletas, que en muchas competiciones han demostrado tener la capacidad de lograr más de lo que demuestran y consiguen en el evento más importante de todos como es una Olimpiada.
La verdad, la frase de Coubertain: "Lo importante no es ganar, sino competir", nunca me ha gustado, me parece de lo más mediocre y además, no tiene caso; no tiene objeto competir por hacerlo, sino se tiene como objetivo la victoria, me parece mucho mejor la frase de uno de los más grandes entrenadores deportivos de la Historia, el norteamericano Vince Lombardi que decía: "Ganar no es importante, ganar lo es todo"...
Es cierto: los Ingleses son grandes falsificadores de su Historia: en una serie de televisión o en películas presentan una imagen irreal de Enrique VIII, por ejemplo, que pierde su obesidad para convertirse en un metrosexual actual, o al terminar la película "Elizabeth" aseguran que Isabel I dejó al país convertido en la mayor potencia de Europa y el más rico del mundo, cuando eso no fue así sino hasta el siglo XIX, bajo Victoria; al contrario, al morir la última Tudor si bien lo dejaba enfilado en camino de disputarle a España y a Francia la supremacía en el continente (debido en mucho a sus prácticas piráticas con los que arrebató riquezas y colonias a ambas potencias), comenzó un siglo de inestabilidad política caracterizado por el absolutismo de los Estuardo: Jacobo I, Carlos I, Jacobo II y Carlos II, con las Revoluciones de 1648 y la "Gloriosa" de fines del siglo XVII, y la dictadura demencialmente puritana de Oliver Cromwell. Así, aquí en la ceremonia no se señaló que gran parte de la riqueza que permitió la inversión en la creación de industrias, provino de las conquistas de la India y gran parte de Africa, posteriormente, del endeudamiento del Imperio Otomano y de diversas partes del mundo islámico en crisis y partes de Asia, el control de recursos naturales, materias primas y mercados le dieron a Inglaterra su esplendor imperial durante el siglo XIX e inicios del XX; la pluralidad actual de la población británica, con comunidades asiáticas, africanas, irlandesas e islámicas o hindúes se generó con los sirvientes de color que llegaron a la isla desde el siglo XVIII como esclavos o sirvientes y después como inmigrantes que marcharon a la metrópoli en busca de mejores oportunidades de vida, lo mismo que las poblaciones asiáticas o procedentes de la India y que lucharon en contra de la discriminación, lo mismo que los nativos celtas de las islas británicas y en particular los Irlandeses, casi exterminados por el hambre 150 años atrás.Tampoco se hace alusión a que los británicos entraron en declive precisamente al perder las colonias y por tanto, su acceso a los enormes recursos que impulsaron su desarrollo industrial.
Pero eso no era para mostrarse en la ceremonia inaugural, el ambiente ya se encuentra demasiado enrarecido con la crisis económica y la guerra civil en Siria como para sacarlo a relucir al inicio de un evento en que, se supone, uno de sus objetivos es promover la paz entre los pueblos, ciertamente, Boyle quizá decidió él mismo poner los dedos en las llagas y hacer, con humor típicamente británico, una alusión a estos puntos polémicos de la Historia, quizá el mismo, quiso hacer de la inauguración algo polémico.
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CHINA Y LA OBSESION POR EL TRIUNFO
Ahora que China pelea cerradamente con EUA por el liderato de medallas en estos Juegos Olímpicos, surge la polémica: primero, las dudas sobre las facultades de una nadadora campeona que desbancó a las competidoras norteamericanas del podio, después, circula en Youtube y redes sociales un video sobre los durísimos entrenamientos y la cruel disciplina que se ejerce sobre los niños dotados, entrenados desde edad temprana para convertirse en titanes deportivos, y ahora, se cuestiona la obsesión por ganar medallas de oro que impulsa a las autoridades deportivas chinas y presiona en exceso a los atletas presentes en Londres y aún a sus familias, según puede leerse en la noticia del diario "El Informador", de aquí en Guadalajara, y se señala que, por el contrario, en Estados Unidos, sin convertir a los deportistas en "robots" o una casta aislada del mundo, ni torturas, sino con una formación deportiva anclada en el sistema educativo, se producen éxitos similares en los deportes olímpicos, aunque, claro, se olvida en primer lugar que las sociedades norteamericana y china son diametralmente distintas por cultura e idiosincracia, por lo que aquello que funciona en un lado puede ser un desastre en el otro y viceversa, además de que el panorama en EUA no es tan idílico como se cree: muchas veces el "bullying" en las escuelas, verdadera epidemia en nuestro vecino del norte, es promovido o solapado por los propios profesores de deportes en contra de quienes no demuestran tener aptitudes atléticas desde la Escuela Primaria a la Universidad, de donde se obtienen torturas similares a las aplicadas a los prospectos de deportistas orientales, o que la presión social por la competencia y el éxito puede ser tan grande como la que viven los propios aspirantes a estrellas en el "Imperio de los Dragones".
Sin pretender justificar a los Chinos, pero sí entenderles, tenemos que tomar en consideración ds factores que explican estas prácticas y acciones, que no son porque simplemente el régimen "comunista" chino sea particularmente perverso o maligno como parece querer aducirse: en primer lugar, está el factor cultural y en segundo, una idea de revancha histórica que mueve un fuerte sentido del orgullo nacional.
Así, es bien sabido que los pueblos orientales, y en general, los asiáticos, incluyendo a Musulmanes y Rusos, tienen una mentalidad claramente colectivista: el individuo se encuentra subordinado al todo, los sacrificios a tomar por el individuo para la mayor gloria o éxito del Estado, de la sociedad, la familia o la comunidad nunca son pequeños. Además, los Chinos o los Japoneses tienen un ideal de búsqueda de perfección y una obsesión por el orden y la armonía social tremendo. Por ello importa el honor: la imagen o reputación que guarda la persona hacia el resto de la sociedad, si una persona tiene éxito, contribuye a la armonía social y al bien de la comunidad, si fracasa, es visto como un lastre para ella y es marginado, cuando no, se le pide que se haga a un lado.Y es que las filosofías de Buda, Confucio o Lao Tse, en las que se basa su pensamiento, resultan ser bastante individualistas y hasta egoístas al final, como lo es el alcanzar el ideal del Nirvana, esto es, la perfección absoluta individual y a la vez, una gran indiferencia o imperturbabilidad ante el mundo, aunque también se considera que el logro de esta perfección conlleva una gran armonía con los demás y con el entorno, por lo que, quizá esto explique el porqué ha tenido éxito en el "Celeste Imperio" esa curiosa fusión entre el Marxismo y su totalitarismo del todo social sobre los individuos con el Liberalismo de Adam Smith y su búsqueda del bien individual y la suma de estos bienes particulares en la conformación del Bien Común.
Este pensamiento tiene tanto consecuencias positivas como negativas entre los asiáticos, y así, por un lado tenemos personas que tratan de hacer todo a nivel de excelencia y que la mediocridad se detesta, la gente pretende hacer las cosas bien y no son mal hechos o descuidados e indiferentes, siempre se esfuerzan, son tenaces y buscan siempre fijarse metas altas; por el contrario, tanto Chinos como Japoneses tienen muy poca tolerancia a la frustración, existe una cultura alrededor del suicidio espeluznante y milenaria, la presión es tan grande que hasta en los niños se dan tasas elevadísimas de esta práctica y se tiene terror a cometer errores o a fracasar, porque aquella persona que falla es marginada y despreciada por el resto, porque vulnera su honor y deja en mal a la comunidad a la que representan, igualmente, el individuo llega a sentir un enorme desprecio por sí mismo y acepta someterse a la voluntad de la autoridad y a ofrendarse todo entero a la causa común sin importar el precio y se cae fácilmente en la inhumanidad y la crueldad al pedirle a la persona lo imposible y no tolerarse que no pueda hacer algo.
Por otro lado, existe en los Chinos un gran deseo de revancha histórica motivado por lo ocurrido en su país entre 1820 y 1949, el llamado "Siglo de las Humillaciones", en que China fue tremendamente vejada por las potencias occidentales y su vecino, rival y enemigo número 1: Japón. Los últimos gobiernos imperiales, sobre todo el de la Emperatriz Cixi (1861-1908) si bien conservaron a duras penas la independencia del país, se vieron obligados a darles concesiones territoriales a los europeos, como Hong-Kong a Inglaterra y Macao a Portugal, buena parte de Manchuria a Rusia y a Japón, aceptar la presencia de tropas extranjeras en su territorio, o incluso, a tolerar que, los Británicos traficaran drogas, envenenando a sectores de la población, tras la Guerra del Opio. Los extranjeros, además, se comportaban dentro del territorio chino como amos y señores, maltrataban a la población local y abiertamente se hablaba de la inferioridad racial de los Chinos y su naturaleza débil y taimada. Sería desde entonces que los orientales verían en el deporte una forma de reivindicarse.
Así, en los últimos años del Imperio apareció la figura de Huo Yuanijia, (1860-1910) cuya vida ha sido llevada a la pantalla en el cine chino encarnado por Bruce Lee o por Jet Li, él era un practicante y maestro de artes marciales tradicionales, pero fue quien empezó a organizar la práctica de las mismas como una disciplina deportiva tal y como lo entendemos hoy en día, adoptando los esquemas de organización, entrenamiento y competencia occidentales, fundando la primera federación deportiva de China, organizada al estilo occidental y con la misión de promover las artes marciales, fijar reglas, organizar torneos y acreditar la enseñanza de estas disciplinas, la Asociación Deportiva de la Excelencia Marcial, que continúa existiendo hasta hoy. Huo además, es considerado como un héroe nacional (aunque no tanto como Wong Fei Hung, otro maestro de artes marciales que se involucró directamente en el proceso revolucionario que derrocaría a la Monarquía Manchuriana y terminaría por implantar la República Comunista de Mao y que es un gran héroe popular chino, es el personaje sobre el que más películas, series de TV y de animación se han hecho en el mundo) por los asiáticos, ya que, aparte de haber sido un precursor de la Revolución, derrotó en combates a boxeadores y luchadores extranjeros, de hecho, la tradición indica que moriría envenenado por los Japoneses, que ocupaban ya en 1910 la zona de Shangai, a fin de evitar que derrotase a uno de sus campeones de Karate.
La motivación de Huo era demostrar la fortaleza de los Chinos y reducir a polvo las pretensiones de superioridad de los extranjeros, demostrando que podían ser vencidos; sin duda, el ejemplo dado por este personaje ha influido en el espectacular progreso de los asiáticos en casi todas las disciplinas deportivas en disputa en los juegos olímpicos, así como en otros aspectos: China desea demostrar su poderío y la fortaleza de su gente por encima de quienes, antaño, la sometieron y humillaron.Cada medalla de oro significa un paso más en ello, una demostración de la fuerza del rugiente dragón oriental.
Sin caer en los excesos de los orientales y sin desvalorar los esfuerzos de nuestros deportistas, bien haríamos los Mexicanos en tomar algunos elementos de esta mentalidad de los Chinos: toda competencia es vana si no se tiene realmente nivel para estar a la altura y competir con los demás realmente con esperanzas de victoria, y se debe buscar llegar siempre al primer lugar y obtener la medalla de oro; debemos recordar que el segundo lugar es, en realidad, el primer perdedor, y no deberíamos hacer tanta fiesta por medallas de plata o de bronce cuando bien se sabe que se pudo haber obtenido el oro. Pero en México incide mucho lo que había dicho al referirme a la "Aztecomanía", nos encanta identificarnos con el derrotado, el vencido, el pisoteado, y siempre decimos que es por algo injusto; todo esto producto de una "Historia Oficial" y un discurso de enaltecimiento del vencido sobre el triunfante, y de miedo al extranjero al que identificamos directamente como malvado y odioso, e implícitamente, como superior, que se nos ha venido repitiendo desde la Independencia y nos ha creado este complejo de inferioridad que afecta a nuestros atletas, que en muchas competiciones han demostrado tener la capacidad de lograr más de lo que demuestran y consiguen en el evento más importante de todos como es una Olimpiada.
La verdad, la frase de Coubertain: "Lo importante no es ganar, sino competir", nunca me ha gustado, me parece de lo más mediocre y además, no tiene caso; no tiene objeto competir por hacerlo, sino se tiene como objetivo la victoria, me parece mucho mejor la frase de uno de los más grandes entrenadores deportivos de la Historia, el norteamericano Vince Lombardi que decía: "Ganar no es importante, ganar lo es todo"...
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