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26 de abril de 2012

EL INCENDIO DEL BOSQUE DE LA PRIMAVERA



Tal parece que la fecha 22 de abril es ominosa para nuestra ciudad de Guadalajara, 20 años atrás se dio la explosión del alcantarillado de una zona ubicada al centro-oriente de nuestra urbe, y a partir del sábado 21 de este mes y año, inició un enorme incendio en el Bosque de la Primavera; para los lectores extranjeros, principalmente los españoles, sepan que Guadalajara, la famosa capital del mariachi y los charros, no se encuentra enmedio del "típico" paisaje desértico mexicano, con nopales, cáctus y magueyes, mismo que sólo corresponde al norte del país y que continúa incluso dentro del territorio norteamericano en gran parte de Texas, Arizona, Nevada o Colorado, pues todo es una macrorregión conocida como "Aridoamérica", Guadalajara, por el contrario, pese a estar sobre suelos arenosos (de ahí el nombre de Jalisco, que lleva nuestro estado que en Náhuatl significa "lugar arenoso", y que curiosamente viene derivado de un poblado que actualmente se encuentra en el vecino estado de Nayarit, mismo que hasta el siglo XIX fue territorio jalisciense y que conserva la ortografía antigua: Xalisco, que en el idioma indígena se pronuncia más correctamente como "Shaliscoo") se encuentra rodeada por una gran zona de bosque mixto y pastizales, sobre todo en la parte oeste, donde, debido a un poblado llamado La Primavera, se ha denominado así a esa zona boscosa de más de 30,000 hectáreas, donde a una vegetación combinada de caducifolios y coníferas, se suma una gran diversidad de fauna, que incluye zorros, coyotes, linces, muchas especies de serpientes y aves, venados y pumas.

El gran problema del bosque ha sido la falta de instrumentos legales y medios efectivos de protección, gran parte de este bosque se encuentra ocupado por terrenos de propiedad privada y ejidal (colectiva), y aunque  se ha designado todo un polígono de protección en la zona, como área natural protegida, la realidad es que la mancha urbana ha ido exteniéndose y más en los últimos 20 años, en que el negocio inmobiliario ha tenido un "boom" espectacular alrededor de la ciudad; esto ha tenido varias causas, entre ellas, largos años de estancamiento económico, que ha hecho que muchas personas que cuentan con el capital para invertir en negocios, decidan hacerlo en los negocios más seguros: los bienes raíces. A esto se suma la reforma a la Legislación Agraria ocurrida en 1992, en el marco de los preparativos para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se cambió el régimen de la tenencia de la tierra agrícola: los campesinos, que por la Constitución de 1917 explotaban la tierra comunalmente en los llamados ejidos, eran meros usufructuarios del Estado, propietario de tierras y aguas de acuerdo con el artículo 27 de la Ley fundamental.

Tras las reformas del '92, la propiedad siguió siendo estatal sobre las tierras, pero se dieron derechos a perpetuidad sobre las parcelas, lo que permite a los campesinos ceder tales derechos, ya sea gratuita u onerosamente, en pocas palabras, los convirtió en propietarios sin decirlo abiertamente y con posibilidad de comprar y vender tierras; y como el campo mexicano ha decaído mucho ante la falta de tecnificación, la marginación de los campesinos, la utilización de aperos medievales o prehispánicos incluso, la improductividad y la pobreza, muchos campesinos empezaron a vender sus tierras, de nada les servía la seguridad en la tenencia de la tierra sin la capacidad para hacerla rentable; incluso, se creó una dependencia para regularizar o cambiar de régimen de propiedad ejidal a privada, la CORETT (Comisión para Regular la Tenencia de la Tierra) y validar las compra-ventas, de ahí, sigue la urbanización y la construcción de desarrollos habitacionales, aunque esto sirvió de pasto para la corrupción, la formación de grupos de agitadores y permitir la formación de asentamientos irregulares de, precisamente campesinos desarraigados que en su lugar de origen carecían de los medios para subsistir y acudieron por miles a las zonas urbanas, también a mal vivir, engrosando las filas de la economía informal, cuando no de la delincuencia y por supuesto, aumentando los cinturones de miseria.

Pero aparte de esos asentamientos irregulares, empezaron a aparecer muchos grupos inmobiliarios, las más de las veces propiedad de, o relacionados con personajes de la política que empezaron a construir fraccionamientos nuevos ya sea de viviendas de interés social o residenciales; en Guadalajara, además, empezó a ocurrir un fenómeno curioso de redistribución de la población: la ciudad se empezó a convertir en una "dona", con un agujero poblacional en el centro, mientras la mayoría de los habitantes se fue acumulando en la periferia. El centro de la ciudad fue decayendo y entrando a convertirse en una zona meramente comercial, pero de un comercio devaluado: los informales, vagabundos y grupos "contraculturales" o "tribus urbanas" han terminado por adueñarse de los primeros cuadros de nuestra ciudad, basta darse una vuelta por la Plaza de Armas, la de la Liberación frente al Teatro Degollado, por Avenida Alcalde o por el elefante blanco que es la Plaza Tapatía para contemplar los especímenes humanos más exóticos, por no decir extraños, conductas y modas que oscilan entre lo curioso, lo temible o lo de plano asqueroso, mientras los escasos restos de nuestro pasado colonial, los primeros tiempos de  nuestra ciudad, languidecen en medio de la contaminación del tráfico, los orines de los vagabundos y la suciedad de los caballos que arrastran las calandrias y a los que nunca bañan, la basura y el graffitti.

Y no solo es el centro, varias otras colonias de la ciudad, como Chapalita, Providencia o la Estancia, otrora de nivel residencial para la clase media alta, poco a poco se vacían y se convierten en corredores comerciales, con calles que se han convertido en confusas mezclas de giros mercantiles diversos: a un lado de un restaurante se encuentra una estética, al lado de ésta, un autolavado, una tienda de conveniencia o una veterinaria, los negocios de comida rápida, sean tacos, hamburguesas, pizzas, tortas ahogadas, etc. pululan por doquier, mientras los antiguos habitantes, probablemente ya fallecidos, han cedido su lugar a sus herederos, que han vendido o rentado las propiedades para mudarse a los nuevos desarrollos en Tlajomulco o en Tesistán, a las afueras de la ciudad.

De nada sirve la normatividad urbanística cuando los planes de desarrollo urbano, en los que se establece el uso de suelo son letra muerta, ni cuando la protección de las zonas boscosas, como en este caso es el Bosque de la Primavera es laxa y poco efectiva: sí, existe un polígono dibujado que delimita el área protegida, pero resulta que los propietarios de los terrenos sobre los cuales se levanta el bosque pueden vender o ceder sus derechos sobre las parcelas, eso y nada de protección son la misma cosa, convenientemente no se ha hecho una expropiación y la constitución de un verdadero parque nacional o reserva de la Biosfera y poco a poco, los intereses de los fraccionadores se han ido comiendo pedazos del bosque, ante la inacción, interesada o no, de las autoridades ambientales de los tres niveles de Gobierno: municipal, estatal o federal. Una forma que han encontrado ideal para ello es la quema de extensiones del bosque, que por tanto, pierden después su carácter de área protegida al perder el arbolado, con una revisión del plan de desarrollo urbano, se le cambia el uso de suelo autorizado y se inician los desarrollos, a los que generalmente se le ponen nombres paradisíacos para denominar bloques de concreto y asfalto: "Vista del Bosque" "Los Cedros", "Rinconada del Valle" (son meros ejemplos, aunque no me extrañaría que haya alguno que se llame así) y publicitan diciendo: "Vente a vivir junto a la naturaleza" y aduciendo en toda la publicidad que se trata de un "fraccionamiento ecológico", aunque claro, esto no es cierto, el fraccionamiento ha destruido la naturaleza y no tiene nada de ambientalista en su construcción y en sus servicios: ni energía solar para alimentar el alumbrado público, ni reciclaje o tratamiento de aguas o basura, y muchas veces, ni áreas verdes.

A veces, ni siquiera cuentan con lo más indispensable, como agua potable, alcantarillado o drenaje, o las casas muestran defectos de construcción: humedades, agrietamientos, desniveles, debilidades estructurales, y por supuesto, vialidades congestionadas e insuficientes, o de plano, se trata de desarrollos en medio de la nada, sin transporte público ni calles que lleguen directamente al lugar, el alumbrado no existe o está defectuoso y la seguridad pública es también poca, así que la víctima de este caos urbano no solamente es el bosque o las demás zonas que anteriormente o eran tierra de labor, muy productiva, o pulmones verdes y lugares de recreo de los tapatíos del pasado, sino los propios incautos que deciden irse a vivir a la periferia de la urbe, ya sea por necesidad --porque "el casado, casa quiere" como dice el dicho--, por lo caro que es comprar una casa o pagar el alquiler al interior de la ciudad, por ser uno más de la masa de inmigrantes venidos del depauperado sureste de nuestro país: Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en busca de adquirir un patrimonio, aunque sea una casa de dimensiones inhumanas de 44 metros cuadrados y calidad despreciable, pues tiene techo de tablarroca y está construida sobre una plataforma de concreto que comparte con las casas vecinas, pero lo único a lo que tiene posibilidad de comprar mediante un carísimo crédito de la hipotecaria oficial: el INFONAVIT (seña inequívoca de nuestro tercermundismo es nuestro gusto por las siglas de entes burocráticos de nombres larguísimos: este es el "Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores") que terminará de pagar después de 30 años, mediante descuentos que semanal o quincenalmente le hará su patrón del salario, reteniendo la aportación o la mensualidad para sustentar el cumplimiento de su obligación crediticia; al final, debido a los intereses, terminará pagando hasta 3 veces más del valor real de la cobacha, o verdadera madriguera, que compró.

El propio daño ambiental se cobra y la pérdida de árboles impide la retención de agua por la tierra, por lo que luego, estos fraccionamientos son víctimas de inundaciones, filtraciones de agua en las casas o reblandecimiento del suelo donde las casas se encuentran asentadas; entre tanto, los inmobiliarios hinchan sus bolsillos con dinero ante la complacencia negligente de las autoridades, pues gobiernos van y vienen, se fue el PRI y entró el PAN, desde 1995 al Gobierno del estado, y no se ha avanzado en nada, ni superado la eterna retórica ambientalista hueca, si no es que se ha empeorado la situación del bosque, desde que el partido albiceleste tomó el poder en Jalisco, la Primavera ha sufrido 3 grandes incendios: en 1997, en 2005 y ahora, quizá el peor, en 2012.

Claro, los Priístas tampoco fueron "amigos del bosque", es de recordar que hace unos 20 años, apoyaron un proyecto de la CFE (volvemos a las siglas, lectores extranjeros: "Comisión Federal de Electricidad", nombre de la compañía o monopolio gubernamental de la energía eléctrica) para desarrollar una planta de energía geotérmica, pues varios de los montes donde se asienta el bosque son de origen volcánico, como el famoso y cercano Cerro del Colli, que en realidad es un pequeño volcán extinto hace ya cientos de miles de años, que perdió su forma cónica por la erosión durante ese tiempo. Los señores de la compañía eléctrica perforaron buscando vapor que impulsara turbinas, lo único que consiguieron fue liberar efectivamente gases sulfurosos de una toxicidad letal que mató a gran cantidad de árboles, y que no era posible el aprovecharlos, por lo que el proyecto fue cancelado y los pozos cerrados, después, el Gobierno de Guillermo Cosío Vidaurri decidió reforestar de la forma más rápida, y no es broma: pintando el cerro de verde.

Así pues, existen muchos factores que inciden en la suerte del Bosque de la Primavera y que van más allá del ambientalismo, el gran error de los ecologistas es que se olvidan del ser humano y que muchas veces se han olvidado de las bases científicas y jurídicas que el tema debe tener para caer en misticismos, panteísmos y doctrinas pseudorreligiosas en torno a la "Madre Tierra" o cosas similares y radicalismos cada vez más peligrosos, sin comprender que el hombre no está fuera de la naturaleza ni de los ecosistemas, es parte de los mismos, y el ser humano no necesariamente siempre va a ser nocivo para la Naturaleza, aunque siempre va a necesitar de ella:


  • El aspecto de protección ecológica: Constituir una reserva natural expropiando todos los predios privados y dándole a la Primavera el estatus de parque nacional, limitar los accesos al público e impedir todo tipo de construcciones al interior del bosque, crear un cuerpo efectivo de guardia forestal, que vigile el acceso al área y en particular las áreas en reforestación, desempeñe labores de protección, rescate, extinción de incendios y auxilio en la zona. Establecer zonas restringidas para visitantes que cuenten con los servicios necesarios que impidan que las personas enciendan fogatas que luego no apagan bien (poner asadores de piedra y terrazas especialmente hechas para ello, o trailer-parks como lo han hecho en los parques nacionales estadounidenses).
  • El aspecto científico: La Primavera es un gran desconocido, debe realizarse la labor de investigación tanto por Universidades e instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras para inventariar la biodiversidad de este bosque, y plantear mecanismos de protección y recuperación de la misma estudiados científicamente.
  • El desorden en el Urbanismo: El gran enemigo del Bosque de la Primavera es el caótico crecimiento urbano de Guadalajara, es necesario hacer una especie de moratoria a la construcción de nuevos fraccionamientos y revisar todos y cada uno de los planes de desarrollo urbano, mismos que deben cumplirse y no modificarse en forma tan laxa, es necesario recuperar las zonas habitacionales del interior de la ciudad que se han convertido en zonas comerciales, ¿cómo? Con estímulos fiscales, haciendo más barato el Impuesto Predial al interior de la mancha urbana y más caro en los municipios conurbados más afectados, como Tlajomulco, y usos de suelo "blindados" que impidan que la ciudad se siga vaciando a las periferias, al igual  que hacer más caro el impuesto mencionado a los inmuebles dedicados a fines comerciales al interior de la ciudad.
  • Combate a la corrupción: Es necesario investigar las relaciones entre funcionarios e inmobiliarias, investigar las prácticas de éstas que han desembocado en fraudes y estafas a particulares, y hacer efectivo el castigo a quien resulte culpable de los incendios y de las malas prácticas en esta materia, pero realmente aplicar la Ley, porque resulta que en México tenemos hasta un exceso de Leyes y Reglamentos para todos que no se aplican, como dicen los norteamericanos, en nuestro país "tenemos leyes rígidas de cumplimiento flexible" lo que es una de nuestras grandes taras, o como dice George R.R. Martin en boca de Stannis Baratheon en "Canción de Hielo y Fuego": "Las leyes deben ser de hierro, no de budín".
  • El aspecto moral: Este es el más difícil de cambiar, la codicia exagerada por ganar dinero es el principal enemigo del Bosque y de nuestra vida social, incluso, es la causa de la corrupción y la búsqueda de beneficios a costa de lo que sea. Igualmente, la educación a fin de que las personas que visiten el bosque no dejen basura y tengan cuidado con el fuego que utilizan. 
Como se ve, el camino es difícil y largo, pero no imposible, después de todo, la sociedad civil demostró una mayor solidaridad con los brigadistas que lucharon contra el fuego que nunca antes, y una gran conciencia de crítica contra la inacción de las autoridades municipales y estatales y el oportunismo de todos los candidatos en esta época electoral, prometiendo todos ellos, una vez más, que van a hacer todo lo necesario de llegar al poder para prevenir estos hechos en el futuro, puro jarabe de pico y la misma demagogia de siempre. Debemos comprender, de una vez por todas, que el Bosque de la Primavera es de una importancia enorme para Guadalajara, y que debemos conservarlo y buscar un mayor orden para nuestra ciudad, si queremos que la misma sea considerada una gran capital americana, o por el contrario, si queremos que se convierta en un muladar como Puerto Príncipe, Haití, donde la desaparición de los árboles, la erosión y el suelo reblandecido colaboraron para el desastroso terremoto de hace 2 años.


En nosotros está el elegir qué futuro queremos y eso es más importante que elegir candidatos vacíos y pura propaganda hueca, no debemos esperar a que el gobernante, sea quien sea, actúe, debemos empezar por nosotros mismos y a exigir ahora sí, la adopción de medidas efectivas.

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