Francia es uno de los países que últimamente está llamando nuestra atención: en primer lugar, fue el principal promotor de la intervención occidental en Libia, (tras haber sido uno de los que le "limpiaron la cara" al régimen de Muammar Gaddafi, como puede verse en esta foto, de tiempos no lejanos en que el coronel departía como amigo de Sarkozy) y en segundo, el escándalo y la detención de Dominique Strauss-Kahn está relacionado con las aspiraciones presidenciales de éste y toda una política doméstica bastante sucia y plagada de intereses en conflicto). Mucho de esta política asumida por el país galo tiene una base incluso psicológica: el orgullo quebrado de un Estado que siempre ha buscado ser el hegemónico en Europa y en el mundo, pero al que siempre le ha faltado "algo" para lograrlo por completo.
He hablado en posts anteriores acerca de las grandes potencias del Mundo Occidental y que se han sucedido desde que con el Renacimiento y el Descubrimiento de América, así como el acelerado desarrollo científico y tecnológico, ocurridos tras el fin de la Edad Media y la consolidación definitiva de Europa como entidad cultural y de la Civilización Occidental con todos sus elementos, se colocaron por encima de otros pueblos o civilizaciones que carecían de aquellos elementos de desarrollo para competir y vencer: los Imperios Americanos y demás pueblos del Nuevo Mundo, el Islam, China y Japón y la India. Así, hemos tenido la hegemonía de España (1492-1648), Francia (1648-1815), Inglaterra (1815-1945) y actualmente EUA (1945-) La hegemonía de la primera, se considera, inicia tras la derrota y expulsión de los Musulmanes de Granada y termina con la derrota en Rocroi a manos de los Franceses, aunque España se mantuvo como una potencia sumamente importante y protagonista de las luchas por el poder en Europa y el reparto colonial en América hasta que en 1808 la invasión napoleónica la hundió y en 1898, la pérdida de las últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico) y las Filipinas, la dejó fuera del grupo de potencias coloniales europeas, entrando en una etapa de aislamiento, introspección y subdesarrollo que culminaría con la sangruenta Guerra Civil de 1936-1939.Desde 1898, además, los españoles se la han pasado llorando en un "mea culpa" sin fin y renegando de aquellos factores que los hicieron grandes: religiosidad, unidad nacional, orgullo patrio, como la causa de sus desgracias, y los efectos de estos lamentos y a la vez nostalgia por el pasado llegan hasta hoy.
Francia fue el rival feroz de España durante los siglos XVI y XVII; el mayor enfrentamiento entre ambos países se dio durante la Guerra de los 30 Años, aunque ya antes, franceses y españoles habían luchado por el control de Italia, siendo los galos derrotados hasta la humillación, pues su Rey, Francisco I, fue tomado prisionero en Pavia por las tropas hispano-alemanas de Carlos V. Francia salió victoriosa de la larga contienda centroeuropea, zanjada con la Paz de Westfalia y se consolidó su régimen absolutista bajo Luis XIII y después Luis XIV, y especialmente por sus grandes primeros ministros, los Cardenales Richelieu y Mazarino. Francia ejercería una influencia política y una fuerza militar enormes sobre el continente, aunque no llegaron a conformar imperios globales como españoles e ingleses, pues su debilidad ha sido siempre su falta de tradición marinera y en el caso de América, una pésima gestión de sus dominios, pues no pudieron mantener el control sobre Quebec que terminó siendo tomado por los británicos, Louisiana siempre fue una pieza de cambio a usar con España o Inglaterra y finalmente la vendieron a los norteamericanos, y las islas del caribe nunca fueron consideradas importantes, hasta la derrota en Waterloo, mientras que su influencia ideológica y cultural, aún más perdurable, llegaría hasta 1920, cuando comenzaría la preeminencia cultural del Mundo Anglosajón, misma que sería impulsada más que por Gran Bretaña, por EUA. Los músicos, escritores y cineastas británicos simplemente se han subido a la cola de los medios y el público norteamericano y así han logrado su éxito mundial, desde los Beatles hasta Coldplay, desde James Bond a Harry Potter, no han triunfado si no lo han hecho antes en el mercado norteamericano.
Pero si bien los españoles tomaron su decadencia como una lamentación eterna por sus errores y aún por sus aciertos, y los ingleses, con más filosofía, aceptaron su decadencia encontrando motivos de orgullo propios y subiéndose al éxito de su antigua colonia, de la que se volvieron aliados principales, los franceses simplemente han pretendido negar su ruina y han tejido alrededor suyo una serie de apariencias de que siguen siendo un gran poder, de que son temibles y su influencia en las cuestiones internacionales es importantísima, aunque nada de esto sea cierto. Para mantener esas apariencias, los franceses están dispuestos a lo que sea, y de ahí que han mantenido, muchas veces su influencia internacional, a base de corruptelas y maniobras realmente asquerosas. En definitiva, se trata de una política basada en el mantenimiento del orgullo, como el millonario arruinado que sigue vestido elegantemente en una casa de lujo cuya hipoteca debe, o el hidalgo retratado en el Lazarillo de Tormes, la frase que los franceses acuñaron sobre los soldados españoles: "el hambre los tira pero el orgullo los levanta" es ahora, curiosamente, aplicable a ellos.
La hegemonía francesa como he dicho líneas arriba fue más europea que global, excepto en el aspecto cultural, donde los franceses difundieron su Racionalismo, su literatura, su codificación jurídica hecha bajo Napoleón y sus movimientos artísticos; pero en términos políticos, tras Waterloo, los franceses perdieron su supremacía en Europa a favor de los británicos, mientras la Confederación Germánica y la fuerza de potencias como Austria y Prusia contenía cualquier intento galo por retornar hacia el expansionismo, junto con una vida política agitada e inestable que los llevó de monarquía a república varias veces en el siglo XIX, A pesar de ello, enfocaron sus baterías hacia otro lado, en particular a Africa, donde construyeron un inmenso imperio colonial, repartiéndose con Inglaterra y Portugal, principalmente, los territorios del Continente Negro. Posteriormente, participarían en el reparto de intereses en China y se apoderarìan de Vietnam y Camboya, éstas últimas fueron colonias que únicamente servían como mercados cautivos para los productos de la potente y reciente industria francesa, mas de las que no podía obtener gran cantidad de materias primas.
Por orgullo, y para demostrar que aún era un poder temible, Francia construyó el ejército más grande de toda Europa, siguiendo su tradición de potencia terrestre; sin embargo, fue un ejército muy capaz de imponer el terror entre pueblos africanos primitivos pero incapaz de prevalecer ante enemigos más desarrollados, así, empezó a mostrar sus flaquezas en la invasión a México en 1862: un mando apegado a los manuales académicos y a la tradición napoleónica, pero que no podía adaptarse a circunstancias nuevas o a la evolución tecnológica. La Guerra Franco-Prusiana en 1870 mostró de forma aplastante esto; aún así, la Tercera República Francesa se armó hasta los dientes en busca de sanar su orgullo herido. Llegó la Primera Guerra Mundial y el mundo pudo ver la ridícula estampa de coraceros de petos cromados y batallones con lujosos uniformes de la época napoleónica formados en cuadros cerrados ser masacrados por las camufladas ametralladoras alemanas. La ineptitud del mando francés llevó a la guerra de trincheras y prácticamente se salvaron de ser arrollados por la intervención británica y norteamericana.
Nuevamente, el orgullo los llevó a plantear la paz con Alemania en términos de venganza y a seguir con un ejército enorme que a la llegada de la Segunda Guerra Mundial se demostró perfectamente inútil. Francia fue conquistada por los Nazis, que permitieron el establecimiento de un Gobierno colaboracionista encabezado por el Mariscal Petáin, héroe de la Primera Guerra, que de esta forma lograba salvar a todo el país de la devastación total aunque dañaba al orgullo francés.
Por orgullo, y a pesar de que Francia fue liberada por los Norteamericanos, Británicos y Canadienses tras el Día D, un oportunista como Charles De Gaulle, similar a la mosca parada sobre el buey que se incluye en la labor de arar, supo colarse y que Francia fuese considerada entre los vencedores, por ese mismo orgullo, y pese a la situación de postración en que el país quedó, decidieron mantener a sangre y fuego el Imperio Colonial, tanto en Africa, donde es de recordarse la Guerra de Argelia y la sangrienta represión desplegada, como en Indochina, donde los franceses, derrotados por Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap en batallas memorables como Dien Bien Phu, dejarían en manos de los norteamericanos un conflicto estéril, brutal y extraordinariamente violento como fue la Guerra de Vietnam.
Los franceses, sin embargo, supieron ceder un poco a su orgullo y constituyeron con Alemania, su odiado enemigo, las bases de la Unión Europea, aunque en el fondo de la decisión estaba el contener a Alemania... sin embargo, hoy en día la Unión Europea se ha convertido en el vehículo de la supremacía germana sobre el continente, sin embargo, por orgullo, los franceses han buscado pretender ser los decisores en el bloque, y pretenden tener peso en las decisiones de algunos órganos internacionales, en especial financieros, como ahora, el Fondo Monetario Internacional.
Por orgullo, Francia ha convertido al Africa Subsahariana en su patio de juegos: ha apoyado dictadores brutales que han beneficiado a sus intereses y cuando no le conviene, los derroca o apoya los alzamientos en su contra, como ha pasado recientemente en Costa de Marfil, hace unas semanas, donde tropas francesas participaron activamernte en el derrocamiento del Presidente y el encumbramiento de Outtara al poder, supuestamente a favor de la Democracia y la libertad, tras un conflicto postelectoral, pero seguramente, será cuestión de tiempo para que este caudillo se erija en dictador con la aprobación, por el momento, de París. Francia también impulsó la intervención de la OTAN en Libia, y todo por qué?
Por orgullo, porque Sarkozy necesitaba mejorar la percepción de su corrupta e ineficiente administración que no ha sabido frenar el declive económico de Francia, con un desempleo creciente, pérdida de mercados y la sombra, cada vez más grande e imponente, de Alemania sobre ella, y una presencia también cada vez mayor de los musulmanes en su territorio que incluso se ilustra en la propia selección francesa de fútbol, que se maneja como un club cerrado de inmigrantes de Guayana, Nueva Caledonia y Africa, mientras una burocracia gigantesca, herencia de Luis XIV, Napoleón y todas las Revoluciones francesas se mantiene privilegiada e intocable, gestionando un Estado de Bienestar que ha hecho de los franceses un pueblo de perezosos y atenidos a los regalos, subsidios y prestaciones gubernamentales y que no está dispuesto a perderlas.
Sarkozy necesitaba apelar al orgullo francés, y así como Chirac mandó detonar pruebas nucleares en Oceanía, únicamente para hacer sentir poderosos a los franceses, el frívolo presidente hizo que Francia invadiera Costa de Marfil y bombardeara Libia para estimular en los galos la idea del poder, de que son importantes y decisivos en la política mundial, aunque en realidad, Francia aparece cada vez más aislada, relegada e impotente ante el poder económico de Alemania, única potencia europea actualmente vigente, y viviendo en el mundo de fantasía que sus políticos le diseñan, es curioso: Chirac hizo causa común con Rusia y Alemania para mostrar esa imagen de independencia y de oposición a EUA, aunque claro, no podía hacerlo solo, ahora, Sarkozy, curiosamente, recurre a Obama para poder realizar la intervención en Libia.
Entre tanto, el Presidente se deshace de un probable rival si busca la reelección, en el caso de Strauss Kahn, según los rumores y las versiones de algunos periodistas, como puede leerse en el diario "La Razón" así como se ayudaba a EUA y a Obama, con el que, a diferencia de Bush, se pretende quedar bien, y evitar que el FMI anuncie la verdadera situación de la deuda pública norteamericana y del peligro de devaluación del dólar y la probable muerte del Euro.
Todo es cuestión de orgullo... ¿Hasta cuándo estarán dispuestos los franceses a darlo todo por mantenerlo intacto? ¿Hasta que el despertar sea duro?
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En el próximo post: Zapatazo a Zapatero y escándalos: Schwarzennegger, y los fraudes de la política local en Jalisco...
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