Buscar este blog


1 de febrero de 2025

LA HIPERTROFIA DEL PODER

 El Coloso de Constantino revive en Roma: la gran obra de una empresa de  Madrid con impresoras 3D

Hacia el año 330, cualquier romano que entrara a la Basílica de Majencio, al contemplar la colosal estatua de Cayo César Flavio Valerio Aurelio Constantino I Augusto, reconstruida hipotéticamente en la imagen de arriba, con base en los fragmentos que de la misma se conservan en los Museos Capitolinos de Roma, podría suponer que el poder del Imperio estaba en su apogeo; de igual manera, la ciudad se encontraba en el aparente culmen del desarrollo urbano y arquitectónico de la Antigüedad, poseyendo además, un millón de habitantes. Al fin, tras el largo periodo de la Anarquía Militar iniciada un siglo antes con el asesinato de Alejandro Severo, los reinados y las reformas de Diocleciano, --luego interrumpida por las guerras entre los tetrarcas por la reunificación del poder imperial-- y Constantino, la Ciudad de las Siete Colinas, aunque a punto de perder su rol como capital del orbe mediterráneo en pos de la recién fundada Constantinopla sobre los cimientos de la griega Bizancio, había conocido un periodo de estabilidad y de riqueza como nunca antes, ni siquiera bajo Augusto o bajo los Antoninos; al fin, parecía disfrutarse del producto de siglos de conquistas y dominio.

La propia estatua, representaba al primer emperador cristiano más bien todavía como una figura pagana, similar a Zeus/Júpiter, contemplando serenamente el futuro que pintaba promisorio. Sin embargo, el historiador suizo Jacob Burckhardt hacía la observación en su obra Del Paganismo al Cristianismo, La Época de Constantino el Grande, misma que ha sido editada en México por el Fondo de Cultura Económica, de que tanto Constantino como sus sucesores y otros personajes del periodo acusan en su fisonomía cierta hinchazón, rostros redondeados y regordetes, que contrastan con las viriles y recias figuras de los romanos de la República, o las detalladas y rizadas barbas de los emperadores Antoninos formados en la Filosofía helénica. Para él, aquello era una muestra de que, tras la poderosa imagen que se pretendía dar por los Césares ilirios, se escondía en realidad, una enferma hinchazón del propio poderío imperial que acusaba un mal oculto, larvado y que ya minaba al organismo mismo del Imperio.

Ante esto, creo que el inicio de la nueva Administración Trumpista, misma que augura una profunda transformación del sistema político y de la sociedad norteamericana, es decir, la llegada del Dioclecianismo, en los próximos cuatro años, y que continuará, con toda seguridad, bajo JD Vance (¿O Donald Jr.?) posteriormente, implica esa misma hipertrofia del poder a fin de ocultar las debilidades internas y como un intento de tratar de hacer resurgir el poderío estadounidense, amenazado por la aparición de China como poder global y el retorno de Rusia como gran poder bajo la guía de Vladimir Putin, un Diocleciano eslavo cuyo proyecto le ha funcionado.

Creo que nada demuestra más lo anterior que los sucesivos sainetes que se verificaron hace unos días en una especie de triángulo de la relación entre Colombia-Estados Unidos-China. Primero: Trump anuncia la deportación de indocumentados al país sudamericano, el Presidente Gustavo Petro contesta con un verdadero rollo sentimentaloide y ridículo de lucha contra el imperialismo, rechazando recibir a sus connacionales por que "venían encadenados" como criminales, Trump entonces amenaza con imponer pesados aranceles a las exportaciones colombianas a EUA, y como realmente Colombia exporta poco al país del norte, y éste en cambio, remite mucha mercancía al sur, el déficict comercial aumentaría demasiado, por lo que Petro tuvo que claudicar cayendo en el más espantoso de los ridículos. Trump se regodeó satisfecho mostrando su poder. Sin embargo, unas horas más tarde, una pequeña empresa informática china entraba a cotizar en bolsa al tiempo que anunciaba la salida al mercado de una aplicación de Inteligencia Artificial denominada Deep Seek, de inmediato, las acciones de varias empresas del ramo norteamericanas, principalmente Nvidia, cayeron en el abismo, perdiendo valor en cuestión de minutos, y quedando en nada la anunciada inversión por el mandatario neoyorkino de $500,000 millones de dólares para proyectos de Inteligencia Artificial, cuando los chinos sólo invirtieron seis, y sin que las sanciones y restricciones impuestas por Biden para que adquiriesen ciertos tipos de chips avanzados para el desarrollo de estas herramientas les afectaran... 

Trump salió, visiblemente desconcertado y tratando de dar buena cara al mal tiempo, cuando, simplemente, los chinos lo habían mandado a la lona y arruinado uno de los proyectos estrella que recién había anunciado para su nuevo gobierno y en alianza con su principal aliado y patrocinador, Elon Musk, al que habían nombrado Stargate.

En pocas palabras, se vió la cadena alimenticia del pez más chico comido por el mediano, y éste por el grande; toda la fanfarronería y soberbia de Trump puede funcionar con países débiles como Colombia, Canadá, México o Dinamarca, pero no con China, quien probablemente está preparada con un arsenal de medidas dedicadas a ponerle los pies en la tierra al viejo magnate inmobiliario.

Todas las medidas anunciadas por Trump o ya implementadas tienen una finalidad meramente destinada a enrocar a EUA y a recuperar o evitar la fuga de recursos económicos, lo que de entrada indica que la economía estadounidense no está bien, o a intentar mostrar poder: reactivando un proyecto expansión imperial como no se había hecho desde Polk y McKinley, lo que además, obedece a controlar rutas comerciales, posiciones geográficas estratégicas (Panamá y Groenlandia) o recursos naturales energéticos. Lo que además, busca mantener la cohesión social ante amenazas --reales o inventadas-- que pueden aparecer para el país, que realmente está cada vez más asediado.

Así, veamos el problema de la migración: de entrada, Trump y Vance tienen toda la razón: EUA no está obligado a brindar las oportunidades de trabajo y de desarrollo que los países emisores de migrantes no les pueden proporcionar a éstos. Para los mediocres y corruptos gobiernos hispanoamericanos, Estados Unidos era la solución para enviar una especie de "excedente demográfico" y obtener ingresos vía las remesas... lo que quiere dejar en claro Trump es que no es obligación de su país el mantener a los pobres y desempleados de sus vecinos del sur, para descanso de sus gobernantes y activistas y los propios migrantes que tratan de manejar la baraja del victimismo y del racismo para sostener que el país del norte está obligado a recibirlos y darles todo sin cumplir con sus leyes. Para EUA, era riqueza generada que se iba a mantener a otros países y que no recuperaba, mientras que además, se generaba una enorme corrupción entre empresas privadas, gobiernos municipales, estatales y federal que se hacían de la vista gorda, o entraban en falsificación de documentos y hasta suplantación de identidad para contratar, y hasta pagar impuestos y obtener pensiones como si fuesen nacionales o residentes legales. Muchos ilegales conseguían quedarse por décadas, comprar casas, coches y meter a sus hijos hasta en universidades como si nada.

Aquí, como dice Vance, cuestionado por su catolicismo acendrado por una periodista, contestó, basándose en Santo Tomás de Aquino, que primero se ve por los de casa, y luego por los demás; no hay nada inmoral o contrario a la caridad cristiana en ello. Y como bien lo dice sobre la situación de los migrantes "no me importa", ¿porqué? Porque su trabajo, como Vicepresidente, es velar por sus propios gobernados. Los otros, son en realidad, víctimas de sus propios malos gobiernos. Ojalá en México tuviéramos gobernantes así, y resolvamos nuestra propia crisis migratoria; he observado a venezolanos, peruanos, cubanos, haitianos u hondureños ocupando puestos de trabajo que deberían ser para mexicanos. Si no tienen trabajo en sus países, que vayan y hagan exigencias a sus gobiernos.

En cuanto a los aranceles, basada en el alegato de que es una especie de sanción contra México y Canadá por el tráfico de fentanilo y la inmigración descontrolada --en el comunicado con el que Trump ya notifica la imposición de tarifas del 25% a ciertas importaciones provenientes de sus dos vecinos, acusa a ambos gobiernos de proteger a narcotraficantes y también impulsar la migración ilegal hacia EUA. Aunque hay mucho de cierto en ello, incluso en Canadá, para sorpresa de muchos, pero eso me refrenda la creencia de que Justin Trudeau, efectivamente, es hijo de Fidel Castro y es cómplice de los narconegocios del régimen isleño, del que es en cierta forma, heredero-- creo que Trump no tiene intención alguna de acabar con el Narcotráfico, mientras desata sus iras contra ambos vecinos, hace acuerdos y prácticamente da su espaldarazo al régimen de Maduro en Venezuela, principal impulsor del narcotráfico en Sudamérica, aunque lo nieguen.

Aunque Sheinbaum, Trudeau o su muy probable sucesor Poilievre, eliminen a todos los capos, cierren las fronteras a la migración y arresten hasta el último carterista, Trump no cejará en presionar a ambos países, si quisiera realmente acabar con el narcotráfico, combatiría la demanda y la distribución de drogas en su país y sancionaría a los bancos norteamericanos que lavan el dinero y combatiría a los traficantes de armas de su país, empezando por investigar y castigar a Obama/Soetoro y su entonces Procurador Erick Holder, por el programa Rápido y Furioso, con el que, bajo un pretexto idiota de "rastrear armas", en realidad hicieron un enorme negocio de venta de armas a organizaciones criminales, recrudeciéndose la violencia en México desde entonces.

No, me da la impresión de que, en realidad, Trump lo que busca es tener el control sobre el negocio, y evitar que las ganancias del mismo se queden solo en México, o Canadá, y que las mismas se vayan a EUA, a la vez de que quizá venga la presión para derrocar a los regímenes de México y Canadá y sustituirlos por títeres ante la carencia de verdaderos líderes opositores capaces de formular un proyecto de gobierno viable y alterno al populismo de Izquierda de Morena en Ciudad de México y los Liberales en Ottawa que no implique renunciar a la Soberanía y el servilismo (Ojo en México con Eduardo Verástegui, en Canadá, probablemente Poilievre se someta dócilmente a los dictados de Washington también), y quizá con miras a una futura anexión.

Lo dicho: Para el 330, al entrar a la Basílica de Majencio y ver el coloso de Constantino, uno pensaría que Roma estaba en la cúspide, algunos años después, todavía Juliano el Apóstata condujo una campaña militar semejante a la que había hecho Trajano contra los Partos Arsácidas, en  contra el Imperio Persa Sasánida, detenida sólo por su muerte en combate. A pesar de esa grandilocuencia, de esos aparentes éxitos, la maquinaria del Estado ya estaba averiada irremediablemente. Cien años después, en la parte occidental, el orden romano se desmoronaba para siempre.

No hay comentarios: