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28 de junio de 2020

LA REALIDAD DE ÁFRICA: ESCLAVITUD Y RAZAS

Historia de África - Escuelapedia - Recursos Educativos

Alguna vez comenté aquí que la Historia de África es una incógnita para la mayoría de nosotros los occidentales, y que es realmente racista el pretender incluir a las personas de raza negra en la Historia y mitos europeos, ya lo he criticado aquí, como la aparición de un Aquiles de color en una serie sobre la Guerra de Troya, o que en otras producciones aparezcan como de esa raza personajes como la gran Leonor de Aquitania o el Fraile Tuck, todo lo cual, para empezar, es un anacronismo. En la Edad del Bronce, época en que ocurrió el mítico conflicto sobre los Dardanelos, hacia el año 1200 -1180 a.C. las poblaciones de raza negra se encontraban al sur del Desierto del Sahara, no había posibilidad de hacer grandes viajes, y el contacto con la cuenca del Mediterráneo se hacía a través del Nilo, pasando por los reinos de los Kushitas o Nubios y el Egipto Faraónico. Aún así, la posibilidad que personas de origen del África Subsahariana llegasen a Grecia, radicasen ahí y fuesen parte de las familias regias que gobernaban las ciudades-estado del periodo Micénico era nula.

Y durante la Edad Media, esto era igualmente imposible, más cuando Leonor de Aquitania provenía de Normandos, esto es, de Escandinavos que se habían quedado a habitar en el norte de Francia, por lo que también es un anacronismo garrafal.

Mención aparte merece una serie de TV que hace algunos años se hizo en Kenya referente a la vida del Mariscal Mannerheim, fundador de la Finlandia independiente, en que evidentemente, los personajes fueron interpretados por actores keniatas que, evidentemente, eran de Raza Negra, lo mismo que los paisajes invernales del país nórdico fueron suplantados por los panoramas tropicales de la sabana, pero se trataba de la forma de hacer del conocimiento del público africano la vida del interesante personaje, vencedor de la URSS en la Segunda Guerra Mundial por parte de una producción local que no contaba con los recursos para filmar en el extranjero y contratar actores europeos.

Las vidas blancas también son importantes!" Protestas y brutalidad ...

Así que este caso no puede ser considerado como parte de esa inclusión forzosa.

Como en alguna ocasión lo comenté, cuando hablé en este espacio sobre la miniserie Shaka Zulu, producida en los años 80, sería mucho más incluyente y diverso que se retomara la Historia Africana en producciones televisivas o cinematográficas, mostrando la riqueza y la diversidad cultural de sus pueblos, que en mucho, han contribuido a formar el bagage del mundo Globalizado actual.

Pero probablemente eso no se ha hecho porque iría en contra de la visión que se tiene o se busca mantener de África como la eterna víctima del colonialismo europeo. Esta visión surge de la crítica --en buena parte fundada-- del imperialismo desplegado por potencias como Inglaterra, Francia o Bélgica y Portugal durante el siglo XIX sobre dicho continente, realizada por Vladimir Lenin. La Izquierda Postmoderna, por supuesto que mantiene dicha imagen; sin embargo, la vida del "Napoleón Negro" tan acertadamente llevada a la pantalla chica por la productora Harmony Gold en los 80 claramente mostraba que el imperialismo no es un fenómeno exclusivamente europeo, ni la crueldad, ni tampoco, la discriminación hacia otros, por lo que hoy sería claramente considerada como "políticamente incorrecta" y quizá sería censurada como Lo que el Viento se Llevó.

Para empezar, hay que tomar en cuenta que África tiene dos zonas o áreas claramente diferenciadas, el norte, cuyas costas son bañadas por el Mediterráneo y el centro y sur, separado del norte por la extensa mancha árida del Sahara. Histórica y culturalmente, el norte de África perteneció al mundo Mediterráneo, y sus pueblos eran de Raza Blanca, fundamentalmente Semitas, como los Egipcios y los Púnicos o Fenicios de Cartago, y Bereberes o Númidas, aunque, como ahora, existían bolsas de poblaciones de raza negra, región en la que la cultura de los Grecolatinos fue adoptada desde la colonización hecha por algunas pólis griegas, y posteriormente por la expansión helenística iniciada con Alejandro Magno: la influencia helena resultó patente en el Egipto de los Ptolomeos, en Libia, en sus dos partes: Cireniaca y Tripolitana, y en los propios Cartagineses, según se desprende de sus armas, estrategia militar, arte, arquitectura y tecnología naval.

Cruzando el Sahara, se encuentra el llamado África Negra, cuya región y habitantes, pese al desierto, no se encontraba aislada de la cuenca: las tradiciones étiopes, por ejemplo, señalan que de los amoríos entre la Reina de Saba (reino situado en el actual Yemen) y el Rey Salomón de Israel, nació Menelik I, primer Emperador de Aksum, hoy Etiopía, algo que queda corroborado con la existencia de los falasha o judíos negros. Los Nubios llegaron a tomar durante un tiempo el trono de los faraones en Egipto, en el siglo VIII a.C., posteriormente, el comercio entre el Africa Subsahariana y el Mediterráneo continuó a través de las caravanas que cruzaban la arenas o por el Nilo.

Es de señalar que las duras condiciones ambientales del continente, y la escasa posibilidad de domesticación de los animales africanos, como lo explica Jared Diamond en Armas, Gérmenes y Acero, propiciaron un relativo atraso material de los pueblos africanos; sin embargo, por esas rutas comerciales se mantuvieron conectados con el Mundo Clásico. Lo cual se evidencia en el avance de la metalurgia y aún en las similitudes entre los guerreros Masai o Zulu, y los antiguos Egipcios, o aún los hoplitas griegos y legionarios romanos: grandes escudos, jabalinas o lanzas de acometida y mazas, hachas o espadas o similares, como la iklwa zulu, una lanza de mango corto que se usaba para acuchillar como la gladius hispaniensis romana, lo que evidencia intercambios culturales.

Lo que realmente provocó un distanciamiento cultural entre el África Subsahariana y Europa, fue la irrupción del Islam. El Islam fue el que realmente construyó una barrera más formidable que el Sahara; de hecho, fue cuando el Norte del continente se convirtió en lo que es hoy: una extensión del Medio Oriente, los pueblos perdieron tanto sus elementos culturales propios --cuando no, como en el caso de Egipto, se vertieron en la mezcla de ese potaje que es el Mundo Islámico-- como sobre todo, la influencia Grecorromana para sustituirla por la Semita-Árabe, Persa y Turca. Pero además, los musulmanes incentivaron el comercio de esclavos africanos, mucho antes que los europeos.

Aquí hay que hacer una acotación, la esclavitud es una de las instituciones más antiguas que han existido, derivando directamente de la guerra. La misma jamás estuvo reservada a una etnia o raza definida, sino a los vencidos en las contiendas. La esclavitud exclusiva de la raza negra es un fenómeno reciente, como ya anteriormente lo he mencionado aquí, relacionada con el Protestantismo y que nuevamente mencionaré más adelante. Pero, por ejemplo, véase el caso del Imperio Romano: en éste, se contaba con una sociedad multirracial y multiétnica; ciertamente, parte del comercio que se sostenía con el África Subsahariana era el de esclavos, pero éste era un comercio que resultaba un tanto difícil y el número de esclavos negros no podían ser tantos como aquellos que provenían del propio imperio o de sus proximidades; en aquella época era mucho más frecuente encontrar esclavos rubios o pelirrojos de origen germánico o celta que negros, y qué decir de griegos o de los propios romanos que eran condenados a la esclavitud por deudas o como sanción por la comisión de delitos. De igual manera, y a partir de la Constitución Antoniniana emitida por el Emperador César Marco Aurelio Severo Antonino Caracalla Augusto, a inicios del siglo III d.C., la ciudadanía romana pasó a ser concedida a todos los habitantes libres del Imperio, por lo que, era posible encontrar ciudadanos romanos de color en contraste a esclavos blancos, rubios y de ojos azules de origen Godo. El propio Caracalla, a través de su padre Septimio Severo, era de ascendencia del Norte de África, de orígenes tanto itálicos como púnicos, y es posible que incluso tuviera ancestros de raza negra.

Con la irrupción del Cristianismo, la esclavitud fue dejando de ser una actividad moralmente lícita, y como sistema de obtención de mano de obra, fue dando paso a la servidumbre feudal, en el que Señor y Vasallo estaban en teoría en igualdad de condiciones prestándose servicios mutuos.

Sin embargo, los Musulmanes desde la expansión árabe del siglo VII d.C., convirtieron a la esclavitud en una verdadera industria, como lo recuerda el historiador británico Tom Holland (no confundir con el actor) en su obra Milenio, al principio no tomaban reparos en las razas de los esclavos, y llevaban a cabo expediciones conducentes a secuestrar europeos en las costas mediterráneas, continuando esto hasta el siglo XVII; Miguel de Cervantes, por ejemplo, el gran autor de El Quijote, fue esclavo en Argelia, algo que olvidan los vándalos que quieren destruir sus monumentos, hoy en día.

Sin embargo, a medida que los Estados Europeos se fueron consolidando y adquiriendo fuerza, fue cada vez más difícil obtener esclavos para los Islámicos, por lo que voltearon hacia la frontera sur de sus Califatos en África, y para ello, se aprovecharon de las propias luchas y poderes imperiales que al sur del Sahara empezaron a surgir, lo cual empezó a producir un gran número de esclavos.

La población del África central y del sur dista de ser uniforme y pertenecer a una sola raza; esa es una óptica muy simplista: el color oscuro de la piel se sustenta en una adaptación evolutiva al medio ambiente hostil africano, zona con gran irradiación solar, altas temperaturas y variaciones extremas; pero, en realidad, existen diversos pueblos, no es lo mismo un etíope a un pigmeo, a un senegalés o a un bosquimano de Namibia.

Los etíopes, por ejemplo, pertenecen a un grupo Afroasiático, si bien su piel es oscura, su lengua está emparentada con las lenguas Semitas de Medio Oriente, o con el Copto o Egipcio. Por otro lado, los Pigmeos, conforman una raza en sí misma, que pueden compartir la piel oscura y cabello crespo con la raza negra, mas se caracterizan por su baja estatura. Los Bosquimanos y Hotentotes, por su parte, pertenecen a uno de los grupos humanos más primitivos de todos, los Khoisan, que quizá nos sean conocidos algunos de sus rasgos culturales gracias a la famosa y genial comedia cinematográfica de los años 80 Los Dioses Deben Estar Locos, y son en sí mismos, una raza aparte.

Las personas a las que conocemos como de "Raza Negra" en realidad pertenecen a los Pueblos Bantú, y se convirtieron en el grupo dominante del África Subsahariana a través de una serie de movimientos migratorios, invasiones y conquistas en detrimento de Pigmeos, Khosian y Afro-Asiáticos, que fueron arrinconados a la zona del Cuerno de África, en las costas del Mar Rojo en el caso de los etíopes, a las espesuras del Congo en el caso de los pigmeos, o a las arenas del Kalahari, en el caso de los Khoisan. Y es que los Bantú no tenían para esos pueblos mucha consideración, finalmente ellos destacaban por sus armas de hierro, su agricultura y ganadería intensivas y su espíritu guerrero contra la tecnología neolítica de Pigmeos, Bosquimanos y Hotentotes, que llevaban vidas más pacíficas como recolectores y cazadores, mientras que se presentaron como verdaderos bárbaros ante las fronteras de los Salomónidas reinantes en Axum, destruyendo de paso al reino de los faraones negros y las valientes candaces o "reinas-madre" de Nubia, también afro-asiáticos.

La gran migración de los Bantú comenzó hacia los siglos VI-VII d.C., ¿qué la propició? Puede que el colapso del Imperio Romano de Occidente contribuyese, y sobre todo, la invasión islámica que empezó a ejercer presión hacia el sur, junto con cambios climáticos que incrementaron el tamaño del Sahara; pues al parecer, los Bantú originalmente se asentaban en lo que hoy sería entre Nigeria y Camerún; durante la migración, y en la lucha por asentarse en distintos territorios, se dieron enfrentamientos y guerras sangrientas entre las distintas tribus Bantúes, con la consabida obtención de prisioneros que pasaban a ser esclavos.

Los Bantúes fueron formando verdaderos Estados, estando entre los más fuertes el Imperio de Malí, de credo musulmán además, y que contó en su apogeo, hacia el siglo XIV, con el Rey Mansa Musa, el hombre más rico de la Edad Media y uno de los más adinerados de todos los tiempos, rivalizando con el muy anterior Marco Licinio Craso de la República Romana... ¿cómo logró amasar una fortuna tan inmensa? Aunque traficara marfil y especias, maderas y pieles exóticas, algodón y lino, su principal fuente de riqueza era la esclavitud de otros Bantúes y la venta que hacía de los mismos a sus hermanos en la fe, miembros de la Ummah provenientes del Norte de África y Medio Oriente. 

Ciertamente, llegaron a establecerse distintos niveles de desarrollo entre las sociedades Bantúes; no era lo mismo el Imperio de Malí, con centros urbanos de grandes construcciones como Timbuctú, o el Gran Zimbabwe con sus fuertes murallas ciclópeas, o el Sultanato de Zanzíbar, e incluso el ya mucho más tardío Imperio Zulu. Las oportunidades de comunicación, fundamentalmente con los Califatos y Estados Miusulmanes, o el aislamiento respecto a estos y el resto del mundo, determinó que los intercambios culturales a través del Mediterráneo cesaran y, por tanto, se estancaran en su tecnología y evolución política, aislados además por las junglas y desiertos del continente. Esto hizo que aquellas entidades más avanzadas o fuertes en el terreno bélico, se lanzaran contra aquellas de vida más sencilla y organización más primitiva.

Y Musa no fue el único de estos gobernantes africanos poderosos, posteriormente a él, los grandes Estados africanos que siguieron fueron los primeros impulsores del tráfico de esclavos, producto de sus conflictos internos. Los Europeos, en particular británicos y portugueses, no llegarían a hacerse con el negocio del Comercio de Esclavos sino hasta la colonización de América y la necesidad de mano de obra, y el debilitamiento del Califato Otomano, pero siempre, en primer término, estaba el origen de la esclavitud entre los propios negros.

Pero además, los británicos no solamente esclavizaban Bantúes de África, sino también a otros blancos, en específico, a los Irlandeses y propios Ingleses Católicos que eran vistos como traidores a la imposición del Anglicanismo por Enrique VIII e Isabel I. Muchos de ellos fueron a parar a las Antillas junto con otros tantos Bantúes, compartiendo la misma situación de manera "incluyente y diversa". Curiosamente, el único filme que Hollywood ha hecho recordando estas páginas oscuras de vergüenza para los anglosajones protestantes es Captain Blood, en que el protagonista, encarnado por Tyrone Power, es un médico Jacobita Católico, apresado por los Ingleses, es remitido como esclavo a Jamaica, donde terminará por convertirse en un capitán pirata, enemigo del Imperio Británico.

En mucho, la cultura de pandillas que se han extendido en los barrios negros en las ciudades norteamericanas son un eco lejano de los Estados tribales Bantúes rivales de las junglas y sabanas africanas. Como en ellas, las rivalidades son sangrientas y los enfrentamientos, brutales. Entre los propios pueblos Bantúes se discriminan y odian, y como prueba tenemos el horrendo recuerdo de la Guerra en Ruanda y Burundi en la década de los 90 entre los Hutus y los Tutsis, y los sinnúmero de conflictos internos en los Estados Africanos surgidos con posterioridad a sus independencias, como las matanzas y persecuciones por parte de los Bantúes conversos al Islam en contra de los Bantúes conversos al Cristianismo o que conservan sus religiones paganas en Nigeria, ilustran que ellos, lejos de ser inocentes víctimas de la voracidad blanca de Británicos, Belgas, Franceses o Portugueses, han sido los primeros victimarios de sus hermanos de raza. Los europeos en todo caso, se aprovecharon de dichas rivalidades internas y ocuparon el nicho que los musulmanes, ante la decadencia de sus imperios, habían dejado como principales esclavistas. 

Esto hoy en día se ve reflejado en la violencia entre las personas de color en EUA, mueren más personas de raza negra a manos de sus coetáneos que a manos de policías o personas anglosajonas o blancas en general.

Lo que sí es cierto, es que el racismo contra los negros fue creado por el Protestantismo en el siglo XVII --por lo que resulta una interesada traslación de la culpa, como dice Francisco Gijón, la que hacen los Anglosajones Protestantes en EUA que apoyan al movimiento de Black Lives Matter al azuzar la destrucción de monumentos a personajes católicos españoles, como la Reina Isabel la Católica o hasta a Miguel de Cervantes-- a fin de justificar la esclavitud de los Africanos, finalmente, era muy difícil ya, a diferencia de la época de los Vikingos en la Alta Edad Media, en que igualmente se esclavizaba a germánicos o eslavos blancos que provenían de pueblos más débiles, hacerlo con otros europeos, salvo los irlandeses o algunos opositores políticos, como ya antes lo mencioné. Pero además, las características físicas de los africanos les hacía idóneos para trabajos pesados en las grandes plantaciones agrícolas en Norteamérica, Brasil o las Antillas, o en las minas. 

Así que los Protestantes se basaron en el siguiente pasaje bíblico, ocurrido con posterioridad al diluvio universal, en el capítulo 9 del Génesis:



"Los hijos de Noé

18 Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet. Cam fue el padre de Canaán. 19 A partir de estos tres hijos de Noé y sus descendientes se pobló toda la tierra. 20 Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña. 21 Pero, al beber vino, se emborrachó y quedó tendido desnudo en medio de su tienda. 22 Cuando Cam, el padre de Canaán, vio a su padre desnudo, salió a contárselo a sus dos hermanos. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, se lo echaron sobre los hombros de ambos y taparon a su padre con él; para no verlo desnudo, caminaron de espaldas y mirando hacia otro lado.

24 Cuando se le pasó a Noé la borrachera y se enteró de lo que le había hecho su hijo menor, 25 dijo:

¡Maldito sea Canaán!

¡Será esclavo para sus hermanos,
el último de los esclavos! 
26 Y agregó:
¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem!
¡Que Canaán sea su esclavo!
27 ¡Que Dios engrandezca a Jafet, 
para que habite en los campamentos de Sem, 
y Canaán sea su esclavo!..."
Como puede verse, en realidad el pasaje refiere que Cam fue el ancestro de los Cananeos, no de los Africanos, dando la explicación de porqué al final serían derrotados por los Israelitas y luego, profetizando, que los descendientes de Jafet (los Indoeuropeos) compartitían la herencia Semita a través del Cristianismo.

Pero en fin, creo que me he alargado demasiado, la realidad es que la Historia de África, como la de cualquier otro continente es fascinante y compleja, y como todo, no puede reducirse a la simplista división maniquea de buenos contra malos, y antes de que se exija que los blancos europeos pidan perdón de rodillas a los negros por el pasado de esclavitud, creo que debería operar una auténtica reconciliación entre los pueblos africanos, y un cambio radical en el Mundo Islámico, donde, es sabido, la esclavitud tradicional continúa, además de que existen muchas formas actuales de esclavitud que están lejos de ser erradicadas, y sobre las que habría que actuar antes de pretender corregir el pasado, el cual ya pasó y es imposible cambiar. Pero además, permítaseme hacer una pequeña reflexión políticamente incorrecta:

La esclavitud de los africanos, terrible en su forma y en los hechos, sin embargo, llevó a los Bantúes, a la larga, a integrarse al resto de la comunidad global; sin la esclavitud, las personas de raza negra no habrían llegado a América del Norte u otras partes del mundo, y sus aportes a la cultura global no se habrían dado, no habrían existido ni el Jazz, ni el Blues, ni el Rock, ni las Cumbias o la Salsa y el Reggae, entre otras muchas aportaciones que se han recibido de ellos y que forman parte de la cultura y de la vida que conocemos. Incluso, esto, habría de ser reconocido.

Ya no se puede cambiar el pasado, y ocultarlo, o pretender corregirlo, arrancándolo de las páginas de la Historia y derribando monumentos y el recuerdo de personajes del pasado, que son gloriados no por esclavistas o racistas, sino por que sin ellos, el mundo actual con todos sus errores y aciertos, su belleza y su fealdad, no sería posible, sería crear una mentira, pero finalmente, la mentira es la base de la Izquierda, y la mentira, jamás podrá servir de base para crear una sociedad justa, como dicen pretenderlo.

1 comentario:

misteryhouse dijo...

Conclusión: no hay racistas más grandes en este mundo que los progresistas.