Y bien, el día de ayer, el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, llamó a que durante cinco días, se detuvieran todas las actividades en el estado. Así que oficialmente, estamos en una cuarentena de cinco días, quién sabe si sea suficiente para detener la propagación del virus, que, por un estudio formulado por la Universidad de Guadalajara (UDG) estaría entrando en la fase de mayor virulencia y extensión. El que las personas nos quedemos en casa y evitemos salir, contribuirá a frenar la propagación del virus.
La medida ha sido aplaudida por muchos, y creo que es acertada; sin embargo, es evidente ver las intenciones más allá del enfrentar a la pandemia, y es que en México, como en prácticamente todos los Estados Occidentales, el Coronavirus COVID-19 no está siendo abordado como un problema de salud, sino como una cuestión política, y esto contribuye enormemente a difundir dudas entre la población respecto a la gravedad del problema y contribuye a la difusión de las teorías conspirativas, rumores y fake news que no contribuyen nada en enfrentarlo, por el contrario, pueden resultar mucho más perjudiciales.
Es claro que el Gobernador Alfaro ha entrado a la dinámica de confrontación, de manera indirecta, con el Presidente López Obrador; la verdad, he de ser sincero, Alfaro me parece muy similar al tabasqueño, es una versión más joven de la misma demagogia y mesianismo; así, si AMLO predica ser el portador de la Cuarta Transformación de México, Alfaro ha proclamado la Refundación de Jalisco, y lo que es más, aprovechando la mayoría con la que cuenta en el Congreso local y municipios, ha planteado la necesidad de establecer una nueva constitución para la entidad federativa... a imagen y semejanza de sus deseos, ideas e intereses, por supuesto. En pocas palabras, ambos son líderes populistas, megalómanos y autoritarios que conciben que las instituciones deben plegarse a la voluntad del caudillo que conoce las necesidades de los pueblos y conoce el rumbo para guiarlos, como un buen pastor, por las verdes praderas hacia pastos fértiles, como más o menos dice el salmo.
Y es que ese ha sido uno de los problemas fundamentales u obstáculos a la lucha contra la enfermedad en las sociedades democráticas: el Coronavirus no es tratado como problema de salud, sino como arma política; en el caso particular de México, y tras revisar las publicaciones en redes sociales de algunos de los más connotados defensores del actual gobierno, como el productor televisivo Epigmenio Ibarra o el diputado federal Fernández Noroña, parece que sí, efectivamente, existe el convencimiento pleno de que la pandemia es una especie de bulo o conspiración, en que se ha exagerado la letalidad del virión, para ocultar ciertos reacomodos de la economía mundial, lo que tiene como principal víctima a Latinoamérica --como siempre, en la línea del tristemente célebre Eduardo Galeano, figura de la Izquierda de nuestro continente-- y que aquí es aprovechado por la oposición, a la que deben identificar con esos intereses imperialistas encarnados en el Fondo Monetario Internacional, para atacar a la administración del mesías macuspano.
Por su parte, es evidente que Alfaro más que preocuparse por la extensión de la epidemia en Jalisco, brincó de gusto al ver la oportunidad de utilizarlo como plataforma para erigirse en un líder opositor al Presidente, mostrando que él actúa y hace lo que el Primer Mandatario de la República no hace. Alfaro puede convertirse así, en la figura que la oposición necesita en México, aunque también corre el riesgo de acabar como Henrique Capriles, quien fue incluso hecho prisionero por la dictadura Chavista en Venezuela, pese a igualmente ser Gobernador de una provincia y candidato presidencial. En mi opinión, Alfaro no representa esperanza alguna para México, sino más de lo mismo, o quizá, incluso, sería peor que AMLO, pues es joven y más decisivo y ambicioso que el viejo líder izquierdista y ha dado sobradas muestras de ser tanto o incluso más arbitrario, intolerante y despótico que éste, y que de igual manera, ha conjuntado a su alrededor un grupo de oportunistas, aduladores y parásitos que esperan medrar a su sombra, o de hecho, ya lo están haciendo.
Pero el caso de México no es el único, en EUA, el Coronavirus se ha convertido en el arma favorita para atacar a Trump actualmente, por parte del Partido Demócrata y los medios masivos de comunicación aliados de éste.
El hecho que el mandatario norteamericano se haya referido al COVID-19 como virus chino, basta para volver a condenarle como racista, cuando es innegable que la epidemia nació en el Celeste Imperio y que el uso del gentilicio para referirse a este agente patógeno no tiene connotaciones raciales ni xenófobas, sino meramente geográficas o para facilitar su identidad; mucho más inexacto fue, en la pasada pandemia, hace cien años, de referirse a ella como la Gripe Española, en 1918, pese a que no surgió en España, pero fueron los medios del país ibérico, que, al haberse éste mantenido neutral en la Primera Guerra Mundial, no se encontraban sujetos a censura y fueron los primeros en hablar abiertamente del brote epidémico, sin embargo, se ha venido a aceptar esa denominación para dicha enfermedad y nadie lo considera ofensivo.
También la asignación de fondos para luchar contra la pandemia se ha convertido en una verdadera batalla de Nancy Pelosi contra el Presidente, y es que, en pleno año electoral, los Demócratas y los "Progresistas" en general desean ver el fracaso de Trump y arrebatarle la Casa Blanca, para conducir al país al abismo de la autodenigración y la locura de la Ideología de Género, convertida en principal bandera del ala del partido encabezada por Joe Biden, o bien, conducir a EUA por los mismos derroteros del Foro de Sao Paulo como quisieran Bernie Sanders y el ala más radical del Partido del Burro.
En España, por supuesto que la respuesta al Coronavirus también se ha erigido en el principal cuestionamiento al Gobierno que encabeza Pedro Sánchez, ya que al igual que el Gobierno de AMLO con el que comparte ideología, minimizó el problema, tal vez también lo supuso una estratagema destinada a desestabilizarle, y no detuvo eventos multitudinarios que patrocinaba abiertamente, como las manifestaciones feministas del 8 de marzo, lo que terminó por darle armas a sus opositores, e internamente, generar tensiones entre los integrantes de la coalición con la que formó su administración.
Como se ve, el uso político que se le ha dado a la pandemia en sistemas democráticos --México todavía lo es-- resta mucha credibilidad y siembra dudas entre las personas, y más si a eso le sumamos la difusión de tesis de la conspiración, desinformaciones y rumores, se termina en que la gente no se toma en serio lo que está pasando: en México, muchas personas han estado agarrando esto como un periodo de vacaciones alargado, puesto que se aproxima el feriado de Semana Santa, y no han hecho caso de las recomendaciones; la descoordinación entre Federación y estados, ha hecho que no se impidan por ejemplo, los vuelos nacionales ni se hayan puesto retenes sanitarios en las carreteras, se celebraron eventos masivos como los festivales musicales Vive Latino y Hell & Heaven, en la Ciudad de México, centros turísticos, bares y restaurantes continúan llenos y muchos negocios y trabajadores independientes siguen en plena actividad, "porque si no trabajan, no comen" y viven al día, no hay planes de estímulos fiscales o ayuda económica por la afectación de la pandemia, y existe mucha incredulidad o frivolidad en muchos... parece que nos encaminamos a una catástrofe perfecta.
La única excepción ha sido Corea del Sur, país democrático pero en el que prevalece un gran sentido de disciplina y unión de la sociedad, lo que ha evitado que el virus se convirtiese en una arma biológica de la contienda política; por lo demás, hago la proyección que los países que saldrán mejor librados de este acontecimiento serán las potencias autoritarias como la propia China o Rusia; sin preocuparse por la existencia de una oposición, tanto Xi como Putin pudieron implementar medidas que no fueron cuestionadas y ejercer una censura y control sobre los medios informativos que si bien evitan las críticas, impidieron también la desinformación y tanto el pánico como la banalidad al tratar el tema.
Por lo pronto, mi sugerencia es que respetemos la cuarentena, nos volvamos a Dios y pidamos porque el virus pase pronto; creo que mucho peor que el Coronavirus COVID-19, el peor virus que ha infectado a nuestra sociedad, la ha podrido por dentro y nos tiene postrados es la política o la politiquería practicada por nuestra "Clase Dirigente" que se comporta de forma tan parasitaria como cualquier microorganismo o virus, pero de ella nos tendremos que librar nosotros como pueblo, esperemos que esta epidemia nos lleve a despertar y a sacudirnos ese verdadero mal que campea sobre nosotros.