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19 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

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1.- Siguen las Conspiraciones...

Siguen flotando las teorías de la conspiración en las redes sobre la actual epidemia. Como he dicho, las mismas no tienen sentido; para muchos, el Coronavirus es un instrumento de parte de las élites mundiales para su siniestro plan malthusiano de reducir la población mundial, o un arma desatada ya sea por China o por EUA en el marco de su guerra comercial, o un golpe a la Unión Europea propinado por ambas potencias, en general, que todo es parte de la formación del llamado Nuevo Orden Mundial...

A este respecto, esta epidemia, por supuesto que tendrá consecuencias muy fuertes, y muy duras, en los aspectos económicos y políticos a nivel mundial. Es inevitable y no viene de un proceso planeado o dirigido por nadie; más bien, habrá, como siempre, gente, gobiernos o países que se verán beneficiados, o perjudicados, por esta situación; es algo igualmente inevitable.

No es la primera vez... la Peste Bubónica de mediados del siglo XIV, tuvo consecuencias que modificaron por completo el panorama político y económico de la Europa de la Baja Edad Media: puso fin a la "globalización" realizada por los Mongoles de Genghis Khan y los primeros contactos entre Asia Oriental y Europa, lo que llevaría a los habitantes del extremo occidente de este continente a la búsqueda de nuevas rutas comerciales que conducirían, apenas 150 años después, al descubrimiento de América, pues también la peste debilitó definitivamente al Imperio Romano de Oriente y permitió una nueva expansión  del Islam, encabezada por el clan turco de los Otomanos,  y aunque se cebó con las poblaciones urbanas de las florecientes ciudades de la Baja Edad Media, la Peste eliminó a muchos nobles, mientras que la emergencia fortaleció la necesidad de centralizar el poder en los monarcas, por lo que fue un paso decidido hacia el Absolutismo y el establecimiento de los Estados Modernos.

Ya anteriormente, la llamada Peste de Justiniano paró en seco los intentos de este emperador por reconstruir en su totalidad los dominios romanos; con la demografía afectada, sus sucesores: Justino II, Tiberio II y Mauricio pasarían a adoptar una política defensiva, pero que fue insuficiente ante el empuje de los nuevos pueblos germanos que comenzaban a formar el germen de los futuros Estados europeos occidentales. Debilitado, el Imperio hubo de enfrentar a los Persas, tras el golpe de Focas contra el último de los Justinianeos, y de ahí quedó a merced del naciente Islam que arrebató para siempre el Medio Oriente a Constantinopla.

Más atrás, las epidemias debilitaron a Atenas y su Imperio, llevándose la vida de su líder Pericles, quedando a merced de demagogos como Alcibíades y finalmente, postrada para ser derrotada por Esparta en la Guerra del Peloponeso.

Como podemos ver, las epidemias han existido siempre, y por supuesto que todas han influido en  reconfiguraciones de la geopolítica, así que el caso del Coronavirus COVID-19 no será la excepción, incluso, lo estamos viendo ante nuestros ojos que, con el cierre de fronteras e interrupción de los intercambios de personas y mercaderías que se daban como fruto de la actual Globalización, el mundo entero se dirige a una recesión económica, y esto no es fruto de una conspiración proveniente de conciliábulos o logias secretas, sino de las fuerzas de la Naturaleza, indomables y desconocidas pese a nuestros avances científicos y técnicos, claro que siempre, la teoría de la Conspiración es la vía más sencilla de explicarnos eventos como los que estamos viviendo, sin ir más lejos, la Peste Negra fue achacada, cómo no, a los clásicos chivos expiatorios: los Judíos, lo que llevó a matanzas como las ocurridas en la Corona de Aragón a mediados del siglo XIV, precisamente, pues se culpaba a los Sefarditas de envenenar los pozos de agua.

Hoy en día, tenemos también a los chivos expiatorios de siempre: George Soros, la familia Rotschild, los Rockefeller o Bill Gates, entre otros, por supuesto, al Sionismo, la Masonería, y quien sabe si no hasta los Jesuitas salgan bailando, siempre es conveniente ponerle nombre y apellido a las causas de las desgracias, aunque la verdad, para empezar, todos estos personajes, que viven de la especulación financiera y de los mercados globales, han salido perdiendo tanto como el vendedor de comida de la esquina, y si quisieran reducir la población mundial, hubieran escogido alguna enfermedad más letal y no una que, en líneas generales, para la mayoría de los que afecta, no es más que una gripa; pues lo que más se teme de este virus es su capacidad de propagación antes que su letalidad, y la saturación de servicios médicos que conlleva.

Aquí un vídeo de un médico español que ha estado tratando casos del Coronavirus donde deja en claro cuál es la naturaleza de la enfermedad, los riesgos que lleva y culpa --desesperadamente, incluso-- precisamente a los conspiranóicos se difundir desinformaciones, tergiversar las cosas y contribuir más a extender el pánico y con ello ayudar al virus a expandirse:


Esto finalmente, no quita que, efectivamente, al terminar la pandemia, tendremos un Nuevo Orden Mundial, pero quizá el mismo tenga muy poco que ver con lo que han imaginado los teóricos de la conspiración, los miembros del Club Bieldelberg, Fukuyama o el fallecido George Bush padre. Lo que sí es claro, como dice el médico del vídeo, es que los políticos aprovechan lo que ocurre para jalar agua para su molino, como dice el dicho, y lo hacen también los Estados, y esto no es conspiración, es ESTRATEGIA, ¿que es algo inmoral? Lo es, y es algo que hace sonreír a Nicolás Maquiavelo en su retrato. 

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2.- Tomar decisiones es Estrategia, no conspirar:

Es tiempo aquí de volver a uno de mis autores favoritos en el estudio de las Relaciones Internacionales, del que he hablado ya antes en este blog: Jean Baptiste Duroselle y so obra Todo Imperio Perecerá, él describe al Estado como una máquina "procesadora de fuerzas" que recibe, generando fuerzas que puede ejercer tanto a su interior como al exterior; este proceso de fuerzas lo hace desde lo alto de sus órganos de toma de decisiones, que pueden ser los órganos oficiales del Estado, en particular al interior del Poder Ejecutivo, o bien, pueden ser quienes detenten el poder de manera fáctica y no legal, y que inciden en quien formalmente aparece como gobernante para la emisión de las decisiones políticas.

Así entre las Fuerzas que recibe o que influyen sobre el Estado encontramos a las Fuerzas Profundas y las Organizadas, las primeras, pueden ser tanto naturales como humanas, pero son incontrolables, están en el fondo y condicionan muchas veces la organización de fuerzas por parte de la voluntad humana. Aquí podríamos poner al Coronavirus COVID-19, el Estado, mediante los órganos de Inteligencia, que recaban información y la ponen ante la vista del "equipo decisional", seleccionando los datos más importantes. Por ello, en el caso de esta epidemia, es importante contar con las cifras de los infectados, clasificarlos según el estado en que se encuentran y la evolución que el mal tiene en ellos, así como las proyecciones de su expansión, con base en ello, y la opinión de expertos en el tema, es que el gobernante, o quien toma las decisiones, se inclina por una respuesta. Esta respuesta, se expresa en el ejercicio de fuerzas por parte del Estado, hacia el interior (la cuarentena), o al exterior (cierre de fronteras).

Quizá un ejemplo de ello lo podemos ver en la decisión tomada por la administración de Boris Johnson en el Reino Unido:


Aquí podemos ver al Primer Ministro británico anunciando la decisión tomada y las medidas a adoptar, seguido de una presentación de la información que fue tomada en cuenta para llegar a ella: los datos actuales de difusión de la enfermedad al interior del reino insular y la proyección de su propagación. Es de agradecerse además, la sinceridad de Johnson y el no buscar aplausos fáciles y demagogias afirmando que fácilmente podrá impedir la extensión de la enfermedad entre sus gobernados o que logrará mágicamente su erradicación.

Por supuesto, no sólo los Estados estarán tomando decisiones, las grandes empresas, los grandes lobbies económicos y financieros también lo harán, y sin duda, estas decisiones llevarán a transformar la cara del planeta.

3.- ¿Ganadores?


Quizá parezca frívolo que ante una situación como la actual se hable de quién salga ganando y quién perdiendo al final, pero la realidad de la política internacional, para los hiperrealistas como Duroselle o Kissinger así es, finalmente, la Comunidad Internacional está estructurada por relaciones de competencia descarnada; esto fue lo que garantizó el avance, a nivel micro, de la Grecia Clásica, con la competencia, rivalidades y luchas interminables entre las pólis, y fue clave para el avance y dominio de la Civilización Occidental al constituirse como comunidad de Estados Soberanos que lucharon entre sí por la primacía: las rivalidades entre España, Francia e Inglaterra, y posteriormente con la expansión de la Comunidad Internacional más allá de Europa Occidental para incluir a Alemania, EUA o Rusia, China, la India y Japón, son las que han estructurado nuestro mundo y lo seguirán condicionando en su desarrollo. Por supuesto, es una lucha en que hay vencedores y derrotados, y otros frustrados.

El vídeo con el que inicio este apartado muestra al Presidente de Serbia, Aleksandr Vučić, despotricando por un lado contra la Unión Europea, y por otro, arrastrándose de gratitud y súplica ante... ¡el epicentro de la epidemia, que no es otro que la República Popular de China! Y es que el Gobierno de Xi Jinping, al parecer, ha actuado con una astucia por un lado deleznable, pero por otra, impresionante, para paliar la tragedia y pretender erigirse, ya no como el causante de la plaga, sino siendo el salvador respecto de ella.

Todo indica que la epidemia comenzó en la ciudad de Wuhan como una serie de casos de gripa ante los cuales la sanidad pública china, plagada de ineficiencia y corrupción, no respondió como era debido, lo que provocó la expansión de la enfermedad sin control, cuando las autoridades se alarmaron ante algo que iba más allá de la típica acumulación de casos de enfermedades respiratorias de temporada y que esto rebasaba más allá de la ciudad, de la provincia y hasta las fronteras, ya era demasiado tarde. Como sabemos, la crisis del Coronavirus golpeó primero, y contundentemente a China, que quedó aislada.

Xi entonces decidió aplicar medidas draconianas para paliar la plaga: aislamiento de las ciudades más afectadas y una cuarentena estricta, control de los medios de comunicación y censura hasta del Internet, a fin de evitar se difundieran las denuncias contra el sistema de salud público, aunque al parecer también leyó la cartilla a los funcionarios del rubro y se construyeron en tiempo récord instalaciones médicas para atender a los enfermos. Hoy en día, parece que China ha logrado vencer la epidemia, y pretende lavar su imagen apareciendo ahora como quien quiere ayudar humanitariamente a los países occidentales más afectados, como Italia o España, y también de Europa Oriental, como Serbia, evidentemente.

También ha trascendido que mientras las bolsas de valores caían y los mercados se derrumbaban, tanto empresas como el Gobierno chino hicieron adquisiciones en distintos mercados de acciones de empresas occidentales que se abarataron y que ahora pasaron a control del Celeste Imperio. Además de ello, se puso a desarrollar tratamientos y probables vacunas contra el virus, culpando además de su aparición, a Estados Unidos, a fin de que la opinión pública china se creyera que estamos ante una conspiración fraguada en Washington como parte de la Guerra Comercial desatada entre ambas potencias. Todo esto, sin duda, tiene el objeto de buscar paliar la afectación sufrida por la economía del gigante oriental a causa de la pandemia.

Rusia es otro caso que también fue blindado por Vladimir Putin; las cifras oficiales apenas hablan de una centena de casos, con una defunción, y que la expansión de la enfermedad está contenida, entre tanto, se enfrascó con Arabia Saudita en un diferendo sobre la producción de petróleo en el que también entró EUA, lo que ha precipitado la baja de los precios del crudo, aprovechando la pantalla generada por la epidemia lo cual, combinado con ésta y la parálisis del comercio mundial, forma la receta perfecta para una recesión económica. De igual manera, Rusia, como siempre, a través de sus medios, se encuentra difundiendo Teorías de la Conspiración, a fin de contribuir a la desinformación en Occidente y debilitar a sus rivales, quizá nadie como Putin ha comprendido la importancia del control de la información en el mundo actual y el alcance de las redes sociales, y quizá oculta la verdadera extensión de la enfermedad en el país.

Ante todo esto, podemos ir viendo algunos atisbos de lo que puede venir:

  • Fortalecimiento de los regímenes autoritarios sobre los democráticos, al resultar evidente que países como la propia China y Rusia fueron mucho más efectivos al combatir la epidemia que los democráticos... tanto en España como Italia, el Coronavirus se ha convertido en manzana de la discordia entre los partidos políticos, e incluso, al interior de las coaliciones gobernantes.
  • El probable derrumbe de la Unión Europea, No solo Serbia, sino también Italia se han manifestado como abandonados por el bloque continental, tras el ejemplo del Brexit, el Coronavirus ha sido tachado como consecuencia clara de la inmigración descontrolada y el comercio internacional sin cortapisas, fenómenos que contribuyeron a su expansión, mientras que Inglaterra se ve como un país que puede planear una estrategia efectiva de combate a la epidemia combinada con la salvaguarda de la Economía nacional. La Unión ha sido incapaz de plantear un mecanismo de coordinación entre sus miembros para el combate a la pandemia.
  • La inutilidad del Sistema de las Naciones Unidas, igualmente exhibida; Tampoco existe una estrategia global, incluso, hay quien dice que la Organización Mundial de la Salud, inundada de sobornos por Pekín, minimizó al principio lo que sucedía y tampoco ha orquestado esfuerzos conjuntos para detenerla.
  • Fortalecimiento del Nacionalismo y del Estado: Ante la Globalización que ha quedado mostrada como la principal causa de difusión de la pandemia y el rebase de las instancias internacionales, es que ha quedado claro que los movimientos nacionalistas se verán fortalecidos, así como la figura del Estado, ya que éste es quien ha planteado, en cada caso, la estrategia a seguir para combatir la expansión del virus, superando tanto a organizaciones internacionales como a intereses privados.
  • China y Rusia ascienden: Por las políticas implementadas, ambos colosos asiáticos se pueden erigir en los ganadores de la crisis, con renovados bríos para pesar en la economía mundial y en la influencia política que puedan ejercer sobre una Europa camino a la fragmentación y en otras regiones con un EUA cerrado en si mismo y potencias europeas irrelevantes.
  • Desprestigio de la Izquierda: A pesar de que el Coronavirus servirá de apoyo a los autoritarios, los regímenes de Izquierda, debido a su ceguera ideológica y su mezquindad, están precipitándose a perder el apoyo popular, debido al descarado interés, o la banalidad que mostraron en la expansión de la epidemia, los casos de España y México son claros: por un lado, ninguno de ambos regímenes detuvieron la realización de eventos masivos ni dieron importancia al tema, aunque en España reaccionaron ya que el virus se había expandido a un grado tal que tuvieron que avocarse a las mismas medidas extremas que en Italia; en México, la frivolidad de López Obrador hace que crezca el descontento en su contra y llena de más incertidumbre nuestro futuro.
Así, podemos ver algunos indicios de lo que puede venir, nada de esto se apega al supuesto plan de logias, clubes millonarios o empresarios ambiciosos centrado en el globalismo, que ha sido el primer afectado por la plaga. Todos, absolutamente todos, salimos perdiendo con esta plaga, y todos viviremos sus efectos de una u otra forma, pero definitivamente, el Coronavirus está abriendo el paso a un Nuevo Orden Mundial.

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