En días recientes, los sucesos que han acontecido en nuestra frontera sur ha provocado un enorme revuelo en toda nuestra sociedad mexicana. Para muchos, esto ha llevado a darle la razón al Presidente norteamericano Donald Trump y su postura ante la inmigración ilegal; otros más, sin embargo, llaman a abrirle las puertas a los inmigrantes, de manera indiscriminada haciendo eco de los eslógans que últimamente han sido promovidos por la Izquierda: "Ningún ser humano es ilegal", "las fronteras no existen", "nuestros hermanos centroamericanos", etc. Incluso se señala con el dedo flamígero de la acusación de fascista y de ser igual a Trump a quien ha mostrado su desacuerdo con permitir el paso a los inmigrantes hondureños y salvadoreños en general.
Este conflicto suscita el interés por observar numerosas aristas, que podemos ir desmenuzando para tener un panorama más claro sobre lo que está pasando y las consecuencias de estos hechos:
Primero: para los hispanistas radicales, la división de la América Hispana tras la disolución del Imperio Español en las primeras décadas del siglo XIX es irreal y obedeció a los intereses de las potencias rivales de España, principalmente Inglaterra; esto me parece una exageración, por un lado, aunque no carece de razón en algunos matices, pero que no alcanzan a desvirtuar que la Independencia, tarde que temprano, hubiera llegado: la accidentada geografía, la distinta procedencia y proporción de los colonizadores europeos en las diferentes regiones, y los recursos naturales con los que se encontraron, así como el número y desarrollo cultural de los pueblos indígenas presentes en las diferentes áreas, condicionaron diferencias, a veces enormes, entre los distintos países hispanoamericanos, es más, me atrevo a decir que un mexicano es más similar incluso, a un estadounidense o a un francés, que a un boliviano, en su forma de vida y costumbres --pues ha recibido más influencia de esos países, mientras que en el país del altiplano el factor indígena es preponderante por ejemplo,-- mientras que Argentina y Uruguay son sociedades con influencias europeas no ibéricas mayores a las presentes en Colombia o México. Las diferencias son hasta idiomáticas, pues el dialecto cubano a veces parece incomprensible para un regiomontano en México, y la influencia italiana en el dialecto argentino es palpable.
En este sentido, es claro que la distancia que separa a un centroamericano, sea guatemalteco, hondureño, nicaragüense o salvadoreño de un mexicano es mucho mayor que la anchura del cauce del río Suchiate, y la diferenciación en una región que ya desde los tiempos virreinales era ya denominada como Capitanía General de Guatemala, como distinta de la Nueva España, era real; simplemente, ha costado mucho trabajo y hasta sangre, la integración de Chiapas y la Península del Yucatán a México, dado que la herencia y presencia Maya en la zona, opuesta a la herencia indígena Nahua del centro del país y la Occidentalización preponderante en todo el resto de México, ha venido a ser definitoria de una identidad propia y muchas veces irreductible que no se ha integrado del todo en la nacionalidad común.
La integración pudo haberse dado, pero Centroamérica rompió con México tras la caída de Iturbide --promovida eso sí, por los intereses hegemónicos de EUA, que no deseaba un rival en el continente-- y a partir de ahí, su Historia, como ya lo narré al hablar del caso de Nicaragua en este espacio, es un largo rosario de dictaduras y anarquía, guerras civiles y entre los mini-Estados fallidos que surgieron de una fragmentación favorable a intereses de familias terratenientes y potentados.
Eso los ha convertido en verdaderas fábricas de miseria y violencia, la desmovilización de antiguos combatientes en los procesos de paz de la década de los noventa, en los cuales intervino México muchas veces como mediador o con sus buenos oficios, alimentó organizaciones criminales como las Maras que ahora imponen su ley a través de la fuerza, mientras que los gobiernos no dejan de padecer de una grave debilidad institucional que poco pueden hacer contra el poderío de estos grupos. La expulsión de personas que huyen del imperio criminal impuesto por esas pandillas que controlan el tráfico de drogas, armas y hasta de esas mismas personas que se ven expulsadas por las actividades criminales de las bandas que exigen pagos por protección, extorsionan y ahogan la economía, junto con la corrupción, ineficientes políticas de corte socialista y los monopolios económicos de unos cuantos.
Sin embargo, el éxodo masivo que vemos en estos días es evidente que dista de ser espontáneo; es comparable quizá al desvergonzado envío que hizo a inicios de los 80 Fidel Castro de convictos cubanos que fueron sacados de las cárceles y puestos en balsas con destino a Miami y que sirvió de inspiración para el clásico Scarface de Brian de Palma, aunque en esta ocasión esto viene aparejado con intereses y fines político-electorales en EUA: Estas personas salieron de Honduras, El Salvador con un itinerario marcado, y la mayoría parecen hasta entrenados, las mujeres y niños que les acompañaban hasta nuestra frontera sur, han dado la vuelta y regresado a su lugar de origen, mientras que un contingente mayoritariamente masculino continúa su marcha hacia el norte.
Se habla que, detrás de la organización de esta marcha se encuentra George Soros y toda la élite financiera y empresarial que se encuentra enfrentada al Presidente Trump en nuestro vecino del norte, presionados ante lo que parece, será una espectacular victoria del Partido Republicano en las elecciones legislativas a celebrarse en los próximos días en EUA, y que implicaría que Trump tendría la mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso y el camino despejado a su reelección en 2020; no es de dudarse que tenga algo que ver, y que los mandatarios centroamericanos y muchos grupos que han sido los verdaderos beneficiarios de la ayuda económica norteamericana --que ahora el neoyorkino pretende recortar-- se hayan prestado a la organización de los contingentes. Más sospechosa y vergonzante parece la actitud del Presidente Electo mexicano: Andrés Manuel López Obrador y toda la caterva izquierdo-progresista que le es adicta: se habla no sólo de dejar pasar a la caravana y brindarle "apoyo humanitario", sino incluso de que se les daría visas de trabajo a sus integrantes en el país, cuando, en total contradicción dentro de su discurso de demagogo, ha hablado de la según él terrible crisis que padece México y la virtual "bancarrota" con la que le deja el país el Presidente Peña, (para luego afirmar que por lo contrario, lo recibe estable y con buenos números) sin poder asegurar el bienestar de sus connacionales.
Cabe señalar cómo no solo de parte del Gobierno actual, del entrante y de numerosos usuarios de redes sociales que se dejan llevar por una falta compasión y una buena dosis de hipocresía --hablan de que no hay fronteras, pero cuando se van de shopping a San Antonio, no dudan en ir a hacer fila en el consulado norteamericano para sacar la visa, no los veo cruzando el desierto, solicitando los servicios de un pollero o plantarse frente a la garita fronteriza para protestar por la existencia de una línea divisoria entre los territorios nacionales de ambos países, ni tampoco los he visto recibir refugiados o migrantes del istmo en sus casas o darles trabajo-- existe muy poca empatía para con los elementos de los servicios de seguridad mexicanos que han sido agredidos por los miembros de la caravana, ni preocupación por el respeto al Estado de Derecho en México y la protección de los nacionales ante todo.
En resumidas cuentas, yo veo con suma preocupación lo que está ocurriendo: tal parece que los poderes fácticos que han controlado a la poderosa economía y política de Washington no están dudando en acometer medidas extremas, desesperadas, de manipulación de la opinión para intentar arrancar una mayoría en el Poder Legislativo de EUA. Incluso llegando a supuestos atentados con artefactos presuntamente explosivos hacia los domicilios de los Clinton, Obama, Soros, la CNN, Robert de Niro y otros críticos a Trump y partidarios del "progresismo", pretendiendo hacer creer que la "extrema derecha" está atacando a los "defensores de la libertad", cuando han sido estos los que no han dudado en ejercer la violencia y agredir a militantes pro-vida, religiosos o conservadores y hasta a legisladores republicanos. Con la caravana, lo que pretenden hacer es que Trump no dudará en sacar a las fuerzas del orden y remitirlas a la frontera con México, a fin de evitar lo que, en realidad, parece ser un conato de invasión en toda la regla de una verdadera horda vandálica. Ante ello, lanzarán el grito de que el mandatario actúa de manera racista y violenta, cuando sólo actuará defendiendo la Soberanía Nacional. Sin embargo, creo que van a fracasar.
Por el contrario, la opinión pública norteamericana parece que no solamente mantiene la aceptación de los votantes que sufragaron por Trump en ese sentido, sino que incluso, el número de sus adeptos ha aumentado; las mejoras económicas, el éxito en la negociación en Corea, la cada vez mayor marginación respecto de las guerras de Medio Oriente, y la renegociación, ventajosísima para EUA, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ha aumentado las simpatías del norteamericano promedio hacia el otrora empresario inmobiliario, mientras que la violencia, el hartazgo hacia lo "políticamente correcto" y el indignante intento de destruir la reputación y vida del Juez Kavannaugh en su camino a la Suprema Corte, han alienado para muchos al Partido Demócrata de manera definitiva, por lo que creo, el Partido Republicano ganará la mayoría de las dos cámaras legislativas. Aunque por supuesto, esto no parará a los "progresistas" en su campaña de acoso y derribo contra Trump.
Pero, en contraste, me preocupa la situación de México que queda reflejada en estos acontecimientos: seguimos, como lo hemos venido siendo desde la malhadada actuación de Joel R. Poinsett a inicios de nuestra vida independiente, y bajo Benito Juárez, siendo rehenes de la política de Estados Unidos, hasta de sus propias luchas internas. Creo que lo que intentan los grupos contrarios a la actual administración estadounidense, es cercar a su propio país con un Canadá, cada vez más camino de precipitarse en el abismo del vicio y la anarquía moral por un perturbado como Justin Trudeau que no sabe lo que hace ni los alcances que tendrán sus medidas que no conducen a los habitantes del país de la hoja de maple a la libertad, sino al vicio y a la decadencia, y por el otro lado a un México entregado a un régimen de Izquierda que, por sus posturas de feminismo extremo, aborto e ideología de género, se encuadra dentro de la agenda globalista.
Así, ni el Gobierno de Peña, ni el entrante de AMLO, son capaces de defender la Soberanía Nacional de México, ni la seguridad ni los intereses del Estado y la sociedad mexicanas. Por el contrario, como ha sido tónica de muchos gobiernos desde la Independencia, los mismos parecen subordinarse a intereses ajenos a cambio de gozar del poder en el país con el apoyo firme del norte, desde Porfirio Díaz, no hemos tenido un Gobierno que realmente vea por los intereses y la seguridad de México, sino que se han contentado con ser lacayos de poderes extraños a los que el país les importa un pepino, salvo usarnos como instrumento para sus fines mezquinos.
Lo peor es ver que muchos en la opinión pública en México no se dan cuenta de esto, sino que se han tragado el fácil discurso sentimental de que las fronteras no existen y ningún ser humano es ilegal, esas frases implican la abolición del Derecho, del patriotismo, y de todo orden, por la primacía de la emoción y el sentimiento, del subjetivismo y de seres que han renunciado a la razón por todo aquello que la mercadotecnia y la propaganda han estimulado, signos inequívocos de la decadencia de una sociedad que prefiere dejarse arrastrar por los listillos que se benefician del caos.
6 comentarios:
Y lo peor es que según algunos reportes en la caravana viene gente que ni es de Centroamérica como africanos y musulmanes, entre ellos militantes del ISIS que algunos fueron detenidos en Guatemala. Según el vicepresidente Pence fue también apoyada por las dictaduras castrista y chavista. El Peje se esta disparando él solo en el pie y cuando no haya dinero para los ninis y los trabajos estén en manos de esta gente va a acabar como Merkel y demás en Europa sin saber que hacer, pero bueno que se esperaba de un izquierdista, totalmente alérgico a la lógica y los hechos.
Y todavía hay ilusos que creen que esto está de alguna forma orquestado por Trump para ganar votantes ¡caray! Si a quien obviamente beneficia es a los demócratas que les prometerán el sol y la luna con tal de tenerlos como votantes y así fraudulentamente amañar elecciones.
Por cierto YORCH, ¿qué opina de la campaña electoral en Brasil? Sin duda el resultado será decisivo para visualizar el futuro del continente.
Si gana Bolsonaro, será una gran señal de esperanza de que el "Progresismo" va a ir en retroceso, y que incluso, se puede dar una mutación en México con un giro hacia el conservadurismo; recordemos que nuestros políticos distan de ser brillantes, se guían por lo que ven que pasa en otros lados: si ven que en Suecia todos se suicidan, ellos promueven el suicidio porque creen que eso es lo que hace primermundista a un país, pero si ven que la tendencia va en sentido contrario, se adhieren a ella, lo que les importa es su supervivencia y siguen la ruta que se pone de moda.
Hablando de eso, la chapulina Gaby Cuevas se reunió con el pelele co-presidente Sánchez y dijo que estaba haciendo un gesto muy humano al recibir a todos los “refugiados” varados en el Mediterráneo que Italia y Malta rechazaron.
Ya pronto estaremos como Suecia si el Peje y su gente continúan con la agenda globalista de la inmigración en masa.
Ojalá y el posible triunfo de Bolsonaro inspire a otros como él o como José Antonio Kast a romper con la dictadura políticamente correcta de la izquierda “progresista” y desafiar el mundialismo.
Y que conste que no tengo nada contra hondureños, salvadoreños, guatemaltecos o nicaragüenses pero esta gente entró a nuestro país de una manera violenta, agrediendo a nuestros policías y a chiapanecos que no están en mucho mejores condiciones que ellos, dejan un cochinero después de irse y maldicen a México y a Estados Unidos a pesar de la acogida. Al final, me temo que la mayoría no lograrán entrar a EU, porque ahí sí hay un gobierno que se preocupa por sus ciudadanos, y terminarán varados aquí, la mayoría tampoco encontrará una manera de ganarse la vida honestamente, y los que sí puedan le quitarán oportunidades a nuestros ciudadanos, y acabarán mendigando en nuestras calles o siendo parte de algún cártel o bandas de extorsionadores, asaltantes, secuestradores, etc. Si además hay elementos del islam radical entre ellos, corremos el riesgo de tener además que preocuparnos por posibles atentados o la creación de “sociedades paralelas” como en Europa.
Y cuentan con todo el respaldo tanto de la administración saliente de Peña como de la entrante de Obrador (que ya invitó a nada más y nada menos que al mismísimo chófer-presidente a su toma de protesta) y de todos nuestros “representantes” políticos y de nuestra comentocracia mexicana, que no recibirán a ninguno en sus ranchos o mansiones alambradas y con seguridad privada las 24 horas pero tienen el descaro de llamarnos racistas y xenófobos si nos negamos a acogerlos ¡Y además una buena parte de la población les cree todo lo que dicen y repiten sus consignas como grabadoras! Aunque varios parecen estar abriendo los ojos ante esta abierta invasión a nuestra nación, me temo que no reaccionaremos hasta que ya sea demasiado tarde.
Tengo por lo menos dos opiniones acerca de este tema. La primera la explico de la siguiente manera: tengo un vecino que es un desobligado y tiene hijos a los que no mantiene; a los hijos de este truhán me ayudan con algunas cosas de mi casa (lavar la ropa, cortar el pasto, lavar los trates, etc.) y de buenas a primeras mi vecino llega con un acuerdo en el que yo me tengo que hacer cargo de la manutención de sus hijos porque el sencillamente no quiere hacerlo, y yo lo mando al diablo; pues eso mismo ocurre con la caravana de migrantes, y la explicación más simple de los acuerdos migratorios que quieren que se firmen con el gobierno de Estados Unidos.
En el punto en el que López Obrador cometió la estupidez de decir que en este país se van a dar visas para los centroamericanos cuando ni siquiera podemos dar oportunidades que valgan la pena para los connacionales. Definitivamente es un demagogo y la verdad es que sí se contradice en su discurso, pues así como la Chimoltrufia "como digo una cosa, digo otra". Además, la generación de empleos va a quedar en entredicho si se cancela el NAICM con su dichosa consulta, que por cierto, pienso que es más falsa que una moneda de tres pesos, que solo es para avalar la negativa de construir la obra iniciada por la saliente administración de Peña Nieto, y que su cancelación va a llevar a que los inversionistas extranjeros desconfíen de su gobierno. Y sin inversiones, no va a poder generar trabajos para nosotros los mexicanos, ¿cómo le va a hacer en el caso de los centroamericanos? Definitivamente no se en que rayos estaba pensando la gente que votó por López Obrador.
La caravana de migrantes ahora sí que se voló la barda. Fíjense que un chico grabó en vídeo las inmediaciones del Estadio Corregidora en Querétaro y la verdad es para morirse de coraje lo que encontró: botellas de agua y jugo completamente llenas (y el jugo es uno de esos orgánicos que se ve que es caro), paquetes de galletas enteros y un pollo casi completo junto a un kilo de tortillas también casi completo. Eso sí: una caja de pizza (que compran con el dinero que la gente les da en lugar de comerse la comida que les donan) y unas botellas de tequila vacías. En los desastres naturales aquí en nuestro país nunca ha visto eso. "Con hambre no hay mal pan" dice el dicho, pero la verdad es que dudo que hasta hayan pasado hambre en su vida porque cuando de veras te las has visto negras para llevar comida a la mesa te comes lo que caiga, así sea caviar o frijoles (y de hecho una señora dijo que los frijoles son comida para cerdo). También se han encontrado ropa y cobijas que les han donado en contenedores de basura (cosa que van a lamentar cuando vayan en la región norte del país, donde el clima no es muy benévolo que digamos). No sé por qué, pero la verdad es que Donald Trump tiene toda la razón del mundo al decir que no los quiere en su país. Son muy malagradecidos, eso queda claro.
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