Hace unas semanas, el columnista Rubén Cortés del diario La Razón publicó un muy lúcido artículo sobre las dimensiones de Obama como Presidente de EUA, tras ocho años de mandato: el balance que hace es demoledor y lleva a preguntar por qué a la "comentocracia" mexicana y los medios en nuestro país sienten tal veneración por el mandatario norteamericano.
El realista retrato que el articulista mencionado hace del afroamericano es demoledor: ha sido un fracaso, que dejó todo en promesas o las cumplió a medias o mal, no duda de sus habilidades de orador, --y ha de incluirse aquí también las de su esposa Michelle-- pero no así de sus capacidades como Estadista. Recordemos: el Estadista (así, con mayúscula) toma decisiones y actúa con miras al futuro y no duda en actuar sin importar con la opinión pública o mayoritaria en contra, en contraste con el Político, para quien sus preocupaciones terminan en el siguiente proceso electoral; Obama, lo mismo que la gran mayoría sino es que la totalidad de los personajes de la vida pública en México, es un Político, y la verdad, probablemente en EUA ya no han contado con un liderazgo del calibre de un Estadista desde Ronald Reagan.
Reagan fue un Estadista y como tal quedó inmortalizado con la frase "¡Sr. Gorbachov: derribe ese muro!", pronunciado ante el muro de Berlín. Antes de él, quizá el último Estadista del lado Demócrata fueron John y Robert Kennedy, quienes pretendieron dirigir a su país a una era de liderazgo mundial y de limpieza de la política: lo primero, lo lograron, con la llegada del hombre a la Luna y vencer a la Rusia Soviética en la carrera espacial, lo segundo les costaría la vida.
Pero los mandatarios que van desde Bush padre a Obama han carecido de ese ímpetu y de visión: el primero de esta serie de Presidentes menores solo se concretó a recoger los frutos de la era Reagan, Clinton únicamente promocionó su figura personal y maquilló las cifras económicas, con ayuda de Alan Greenspan para generar la impresión de que EUA estaba en una etapa libre de problemas y de prosperidad inaudita, mas la realidad le estallaría a Bush Jr. que ante el reto económico no hizo más que hacerse de la vista gorda ante los malos manejos de las corporaciones financieras y ante el reto lanzado por el terrorismo islámico sólo lanzó guerras para expandir la Democracia que sembraron las semillas del caos y del auge del radicalismo musulmán al que pretendió combatir, mientras dejaba en claro las componendas tejidas con regímenes autocráticos como los de Arabia, Qatar y Emiratos; Obama, por su parte, solo ha sabido responder a base de discursos de excelente retórica a graves problemas heredados de sus antecesores o ha visto, durante su mandato, nacer y crecer otros nuevos.
Obama deja una sociedad con gran tensión étnica en un país que no ha podido conformar una identidad nacional propia real más allá de ideas políticas de "libertad y democracia" o económicas como "capitalismo" para unir a un conglomerado heterogéneo de inmigrantes que gravitan en torno a la población original de origen británico: ingleses, escoceses e irlandeses principalmente que hicieron la conquista y colonización original de Norteamérica en su costa este, con la imagen de las policías a nivel municipal y estatal por los suelos, pues se ha demostrado que la brutalidad, corrupción, racismo e impunidad de los agentes de la Ley campean a sus anchas, lo que también refleja la pésima capacitación para atender ciertas situaciones o desórdenes y la falta de protocolos adecuados para la actuación de los policías, lo que derrumba aquella idea forjada en Hollywood de abnegados y heroicos oficiales a los que no se escapa nada. Obama, en vez de impulsar reformas sobre el tema y fomentar una mejor policía ha impulsado el victimismo de los afroamericanos, iniciando un enfrentamiento mediático y abriendo la brecha racial, olvidando también los enormes índices de criminalidad entre sus hermanos de raza y sin proponer soluciones para ello.
Las reformas en seguridad social y sistema de salud no han cuajado y resultan incosteables, la promesa de una reforma migratoria ha sido un vil recurso electorero que se esgrime mientras se deporta a miles de hispanos que ilegalmente se encuentran en el país, o se les apapacha con prestaciones inmerecidas que significan costos para los contribuyentes y se les invita a la Convención del Partido Demócrata para acrecentar la demagogia y que los hispanos muerdan el anzuelo a la par que se les azuza contra los anglosajones representados por Trump; aparte, la respuesta del gobierno obamita contra el terrorismo islámico resulta débil, cuando no queda claro que la propia administración ha brindado su apoyo a los terroristas y generado el caos definitivo en Medio Oriente con el Estado Islámico, mientras igualmente, se ha buscado innecesariamente la confrontación con Rusia y China, reviviendo la Guerra Fría. Todos esos problemas el mandatario y su partido los tapa abriendo debates bizantinos sobre temas como la homosexualidad, los baños sin diferencia de sexos, animalismo y similares, generando distractores que consumen energías y espacios que deberían estar abocados a enfrentar los verdaderos problemas, nada pequeños a los que EUA se enfrenta mientras su poderío global mengua día con día.
Ante esto, como concluye el propio columnista, no es de extrañarse que surja un candidato como Trump; aunque Cortés cae nuevamente en lanzar epítetos negativos contra el ahora candidato del Partido Republicano, pero el empresario inmobiliario no está en realidad, cayendo en un discurso de odio ni ferocidad, como los medios de comunicación "progresistas" lo hacen ver, en mucho, el eslogan adoptado por el magnate para su campaña es ilustrativo "I am your Voice": Trump ha decidido ser la voz de aquella "mayoría silenciosa" que ha permanecido callada y que ha dejado que en los mandatos de Bush y Obama sean gobernados por elites que han hecho y deshecho al país e impuesto políticas adornadas de intelectualidad. Mentiríamos si dijéramos que Trump será un estadista, muy probablemente no lo será, pero representa al sector de gente sinceramente preocupada por los problemas de su país y que quiere resolverlos, cansado también de tanta corrección política; Trump, efectivamente, no será un tipo de maneras diplomáticas ni de oratoria barroca y adornada como el actual Presidente; pero al menos, no será hipócrita, con todo y los problemas que se deriven de ello, como ocurre con el caso de los padres del soldado musulmán que participaron en la Convención Demócrata y las declaraciones del abanderado del elefante.
Para muchos, la actitud de Trump no es ofensiva, sino un respiro de franqueza y de sinceridad en un tiempo en que expresar una opinión, emitir una ironía o sarcasmo, puede ser la puerta para ser víctima de ostracismo y condena ante políticos que han inventado un sinnúmero de vías para no decir la verdad, e inventado ofensas a tal o cual "grupo vulnerable" del que recopilan votos y apoyos, lo cual es cansino e hipócrita.
Del otro lado, se encuentra la Sra. Hillary Clinton, que llega con el apoyo en bloque de los medios masivos de comunicación: prensa, TV, articulistas y columnistas no solo en EUA, sino a nivel internacional; en México, La ex-primera dama es la candidata del Gobierno y de los medios, que todos los días nos tratan de convencer de sus bondades y que su triunfo sería positivo para México. Si vemos lo que fue el gran evento de arranque de la campaña, encontramos que igualmente el Partido del Burro cuenta con el apoyo de la farándula y los músicos no se quejan de que suenen sus temas amenizando los actos, a diferencia de lo ocurrido con Trump --recuérdese que fue un gobernante Demócrata: Kennedy, quien empoderó a Hollywood en la política norteamericana-- pero a pesar de la aparente fortaleza de la aspirante, su campaña empieza con problemas.
Para empezar, la Sra. Clinton no es la primera mujer candidata a la Presidencia de la República norteamericana: ya en el siglo XIX y antes de que se reconociera el derecho al voto de las mujeres en nuestro vecino del norte, la feminista Victoria Woodhull fundó un partido político por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y se lanzó a una campaña que se podría decir, fue simbólica, por la primera magistratura; recientemente, en 2012, en el proceso que llevaría a la reelección de Barry Soetoro, fue candidata --ahora sí, oficial-- la activista por el medio ambiente Jill Stein, por el Partido Verde de EUA. Claro, un partido minoritario que al parecer, para los medios mainstream no existe, junto con otros sobre los que hablé en este espacio ya con anterioridad. Este pequeño dato incómodo, por supuesto, no es dado a conocer porque reduce las ínfulas de la ex-secretaria de Estado.
En segundo lugar, apareció Julian Assange y Wikileaks, el famoso sitio que ha venido a ser uno de los mayores dolores de cabeza para EUA desde la Guerra de Irak y que ha llevado al albino australiano a estar recluido en la Embajada de Ecuador en Londres desde hace ya algunos años, ante el peligro de ser extraditado a EUA por filtrar y difundir información confidencial de Washington. Estas filtraciones han golpeado más duramente a la campaña de la candidata, todavía más que aquellas de sus famosos correos de su etapa como Secretaria de Estado y de los que salió el profesar diversas supersticiones como su adoración a Moloch y su inacción mientras el embajador Christopher Stevens y su personal de seguridad eran linchados por los grupos islamistas aliados a EUA y la OTAN en el derrocamiento de Ghaddafi.
Los correos ahora filtrados corresponden a la dirigencia nacional del Partido Demócrata Democrat National Committee, y exhiben cómo la precampaña y el proceso electoral interno del instituto político mencionado estuvieron cargados a favor de la Sra. Clinton, y cómo también se amarró con las principales cabezas de los medios de comunicación el apoyo para ella en detrimento de su rival interno y de Donald Trump, con lo que además se daña enormemente la credibilidad de los medios masivos tradicionales norteamericanos, igualmente, se refleja aquí cómo la élite financiera de Wall Street está abrumadoramente a favor de la abanderada Demócrata, lo que ha redundado en las donaciones recibidas por uno y otro candidato y los gastos de campaña erogados hasta ahora: para el caso del magnate inmobiliario, apenas se han donado $19,000 dólares, para el caso de la abogada, la cantidad ha sido de $48.5 millones de billetes verdes... y esto lo reconoce uno de los principales corifeos de los Clinton que es el Wall Street Journal; claro, en ese diario, el manejo de la información es que eso refleja la mayor confianza que brinda la supuestamente experimentada señora que desea volver al palacio presidencial de la Avenida Pensilvania, sin embargo muestra que su campaña ha sido un dispendio brutal que sin embargo, la tiene por abajo en las encuestas iniciales del proceso electoral, con 7 puntos porcentuales favorables al millonario neoyorkino.
Putin, ¿convidado de piedra?
Es un secreto a voces que Assange y Wikileaks tienen nexos con Rusia, tal y como se demuestra del refugio que el gobierno de Rafael Correa le ha dado al periodista australiano, siendo un firme aliado del Kremlin en Sudamérica, y el asilo concedido por Moscú al soplón Edward Snowden, siendo ambas sendas derrotas en el tablero estratégico para Obama ante el gran rival Putin.
No cabe duda que el líder ruso se ha convertido en una especie de líder del conservadurismo mundial, con su política de restauración de las tradiciones cristianas rusas y una reconciliación del pasado moscovita tanto por su vertiente comunista como por la zarista, finalmente, ambas fueron épocas de esplendor imperial para el gigante eslavo y a la par que se reivindica a Nicolás II reivindica a Stalin, Es muy posible que el magnate, que recientemente se ha decantado --no podemos negar que por conveniencia al saber que la "mayoría silenciosa" es favorable a esa tendencia,-- pero también porque sabe que EUA no está en condiciones de reiniciar una Guerra Fría con su rival histórico, por lo que se ha expresado en varias ocasiones en el sentido de tener el ánimo de reconstruir las relaciones con Moscú.
Lo curioso del caso es que el hecho de que los Demócratas acusen a Rusia de intervenir en el proceso electoral actual es casi una confesión de que EUA se ha derrumbado hasta cotas tercermundistas, es casi como las quejas que hacían regímenes de Izquierda en América Central en los años 80 o la consabida monserga de Nicolás Maduro quejándose de que Washington apoya a la oposición, así que, en vez de que esto obre contra Trump parece más bien una confesión de la debilidad del país tras los ocho años de la administración Obama que hasta poderes extranjeros intervienen en su política interna, lo cual por otro lado, es cierto, con la injerencia enorme de las monarquías árabes que llevaron a las Primaveras Arabes, o la fácil forma de ceder del gobierno ante los chantajes persas que terminaron en el pago de un jugoso soborno a Irán para obtener la liberación de prisioneros acusados de espionaje. Por otro lado, no es de dudarse que Rusia abiertamente simpatiza con Trump de la misma forma que simpatizó con el Brexit, y que ahora de tener a Erdogan catalogado como enemigo ahora lo aceptan como aliado de corazón contrito, en un juego que, sin duda, divierte bastante a Putin, quien está saliendo ganador del mismo.
La moneda está en el aire, mientras, nos espera una campaña sucia llena de polémicas y escándalos, ante la amenaza que representa Trump para el orden establecido de la Globalización que es representado por los Clinton; ante la posibilidad real de que el millonario inmobiliario gane, algunos medios en México empiezan a despertar y ofrecen una visión mucho más centrada y objetiva, incluso por voces autorizadas como Raymundo Riva Palacio que ha criticado igualmente a la Clinton, como verdadera enemiga de México, lejos de la demonización del personaje, nos llevan a concluir que es más bien nuestra responsabilidad el generar empleos y aprovechar el cambiante ámbito de nuestras circunstancias para lograr beneficios para nuestro país y competir en un panorama global cada vez más difícil y conflictivo.
1 comentario:
Se te extraña compatriota
Atte. C.S.d.G
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