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13 de febrero de 2016

EL REGRESO DE LOS X-FILES


Ya anteriormente hablé en este espacio acerca de la serie de TV The X Files y del impacto que supuso para el desarrollo de la Televisión en la década de los 90, también comenté cómo en el año 2002, cuando ocurrió su cancelación, se habló mucho de una razón política detrás de ello; después de todo, el serial era producido por la Cadena Fox, conocida por sus nexos con el Partido Republicano en EUA, y que las 9 temporadas en que el programa se mantuvo al aire coincidieron, casi en su totalidad, con los dos mandatos sucesivos de William Clinton al frente del Ejecutivo norteamericano, así como con el periodo de hegemonía unipolar del coloso del norte.

La cancelación del serial se daría tras los acontecimientos del 11 de septiembre del año 2001, y de que se planteara, que la temática del mismo incentivaba la desconfianza hacia el Gobierno; y es que, en efecto, la idea central de la producción de Chris Carter no era el tema de la vida extraterrestre y el posible contacto de ésta con nuestro planeta, ni las tan famosas y gustadas teorías de la conspiración, sino mas bien el esfuerzo de las autoridades por ocultar y maquillar los hechos incómodos y, en su lugar, buscar utilizar el miedo, la incertidumbre y la duda como medios para manipular a las masas y mantener vivo un sistema --la Democracia-- en apariencia centrado en el pueblo, en realidad, tendiente a perpetuar a ciertas élites en el poder: estas concentran en sus manos la información y el conocimiento de la verdad, y con ella, ejercen el control sobre el resto de la población.

Por supuesto, la Cadena Fox, al vincularse con los Republicanos, no podía seguir inspirando a los conspiranóicos y críticos de una administración emanada de dicho partido como era la de Bush Jr., menos cuando empezaron a aparecer teorías, algunas disparatadas, otras sensatas y serias, acerca de lo ocurrido en aquel aciago día que significó la destrucción del World Trade Center neoyorkino, pero ahora, en que nos encontramos ante la recta final de la administración Obama y el cada vez más próximo proceso electoral en EUA, con una fuerte candidata Demócrata como Hillary Clinton, aunque con un anciano y filomarxista como Bernie Sanders pisándole los talones, Fox tenía que impulsar de nuevo un show televisivo que tocaría precisamente las fibras sensibles del Gobierno de Soetoro: los enigmas detrás de la persona misma del mandatario, los extraños vínculos con las potencias islámicas del Golfo Pérsico, las medidas paranoicas impulsadas para la vigilancia de las comunicaciones de las personas, las medidas de "Estado Policial" con una cada vez mayor militarización de las policías que ha desembocado en frecuentes casos y escándalos de abuso de autoridad y de fuerza por parte de los agentes de la Ley y la búsqueda de la restricción del uso y comercio de armas en nuestro país vecino. Es decir, la reaparición en la pantalla chica de Mulder y Scully fue políticamente calculada.

Y no cabe duda que estamos ante un momento en que la incertidumbre lo domina todo: la crisis económica, el delicado conflicto permanente en Medio Oriente, la lucha de poder entre EUA que se resiste a dejar de ser hegemónico y las potencias emergentes, pero con una administración que parece buscar precisamente lo contrario, el extraño pontificado de Jorge Mario Bergoglio en la Iglesia Católica, la crisis económica y los alarmismos sanitarios desatados por la OMS en torno a la Influenza, el Dengue, la Chikunguya o el Zika, que parecen más bien ser exageraciones tendientes a lograr la adopción de determinadas políticas públicas, como el aborto a fin de incentivar el antinatalismo con intenciones meramente económicas; o bien, la tendencia a legalizar drogas o enervantes.

De esta manera, la aparición de una nueva minitemporada de 6 episodios, a la que probablemente seguirán otras, con un David Duchovny y una Gillian Anderson en madurez, pero que de manera admirable mantienen el desarrollo de sus personajes en plena continuidad con las temporadas anteriores y las dos películas producidas, una de ellas en el largo intervalo de 13 años, se centra precisamente en el aprovechamiento de la tecnología alienígena y del ocultamiento de la verdad, lo cual es un tópico fantástico, pero con una consecuencia muy real: la manipulación de las masas y el uso de medios para la vigilancia y manipulación de la población.

Es de agradecerse que haya vuelto éste, un serial televisivo inteligente y a la vez, ameno, pero que jamás deja indiferente a quien lo ve; como el paso de la edad es evidente, sobre todo en Duchovny, creo que deben empezar por plantear un reemplazo de la dupla protagonista, aunque, como en su momento se intentó con Robert Patrick y Annabeth Gish, una renovación del elenco, no surtió efectos ante los fans, pese a sus buenas actuaciones, dado que los fans se encontraban demasiado acostumbrados a los personajes de siempre.

Como sea, la aparición en los noventa de esta serie significó un cambio radical en la TV, su regreso triunfal es éxito seguro pese a estar rodeado de "hijos creativos" en la programación de las principales cadenas norteamericanas; su regreso no es falta de creatividad o comodidad, es en realidad, un homenaje a la obra seminal de la actual "Edad de Oro" de la Televisión.


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