Con PREOCUPACIÓN, espero el día en que Jorge Mario Bergoglio arribe a tierras mexicanas, como bien saben, estimados lectores, yo no comparto ni un ápice del entusiasmo que muchos tienen por el Papa argentino, no lo he tenido desde el inicio de su pontificado en que mostró su hondo desprecio por la Liturgia y la Tradición bimilenaria de la Iglesia, así como su populismo peronista heredado de la convulsa y carnavalesca política argentina, ni sus aires revolucionarios y modernistas.
Incluso, desde su elección misma, como ya lo he plasmado aquí, creo que existen muchos elementos para poner en duda su legitimidad, dados los cuestionamientos que rodean por parte de expertos canonistas en torno a la validez de la renuncia de Benedicto XVI, o si éste en realidad sólo renunció al ejercicio material del papado, mientras que el sudamericano se encuentra, en cierta forma, ejerciendo una especie de delegación de las actividades materiales correspondientes al ministerio petrino y de ahí, algunos pueden aventurarse, que no se atreva al uso de todos los ornamentos papales ni a llamarse "Papa" sino crípticamente autodenominarse "Obispo de Roma", como reconociendo implícitamente que el alemán, hasta su muerte, continuará con el cargo papal. Como sea, estamos ante una situación anómala e inédita en la Historia de la Iglesia, pues cuando Celestino V renunció al Papado en la Edad Media lo hizo plenamente, volviendo a ser un simple eremita.
Me preocupa sobremanera lo que vaya a decir y más en la delicada coyuntura en que se encuentra México, y cómo va a visitar zonas donde especialmente sabe encontrará eco: el pobre estado de Chiapas, mismo que desde los años 60 ha estado dominado por obispos partidarios de la Teología de la Liberación y del Modernismo como Samuel Ruiz y Felipe Arizmendi, lo que ha redundado en una dramática reducción del Catolicismo en la entidad, hoy presa de las más variadas sectas protestantes importadas de EUA y hasta de una célula islámica chiíta financiada por Irán que han encontrado terreno fértil en una población indígena maya amargada por el recuerdo de sus lejanos tiempos de gloria que se reflejan en las ruinas de sus otrora ricas ciudades, depauperada desde la Independencia y marginada por el Liberalismo desde el siglo XIX, pero que conservan odios, rivalidades y rencores desde sus tiempos clásicos, hoy agravadas por las diferencias religiosas y partidistas. Irá a Ciudad Juárez, en la frontera con EUA, donde seguramente el tema de sus homilías será la migración, y también irá a Morelia, Michoacán, donde seguro se referirá a la violencia, para estar también en el centro del país, en el Estado de México y la capital de la república.
Bueno, y me dirán ¿de qué me preocupo? la Iglesia debe hablar de los temas de actualidad y verlos desde la óptica de la doctrina de Jesús, pero sin embargo, Bergoglio lo hará desde sus concepciones políticas, porque hablar de Dios es algo que casi no hace: habla de Justicia, de los pobres y del Medio Ambiente pero como lo hace cualquier demagogo de los que ahora imperan sobre el mundo y sobre temas de lo más trillados y que en realidad, son políticamente correctos, tanto así que hasta los más ricos del mundo, como Carlos Slim o Bill Gates hablan de ello y juran luchar contra la pobreza y la destrucción del ambiente, pese a que su riqueza se nutre de trabajadores mal pagados y de la depredación de recursos para sostener el consumismo.
Lo preocupante es que Bergoglio no hablará de Dios, ni defenderá la doctrina de la Iglesia Católica: su mensaje es meramente político, mundano, aceptado por los enemigos inveterados de la fe, que aplauden al argentino y lo pintan con los colores revolucionarios; así, Bergoglio ha causado escándalo con el vídeo en el que equipara al Cristianismo con otros credos, como el Judaísmo, el Budismo o el Islam, asegurando que todos son caminos que llevan hacia Dios igualmente, ignorando la sentencia de Jesucristo de llamarse a sí mismo "el camino, la verdad y la vida", e ignorando, por ejemplo, que el Budismo no es en sí una religión, puesto que no postula la existencia de una divinidad, sino un sistema filosófico, que si bien tiene un apartado trascendente o metafísico, lo es en un sentido diametralmente opuesto al cristiano, pues mientras éste sostiene a un Dios hecho hombre para la salvación del género humano del pecado, el Budismo asevera que el hombre puede hacerse un dios --un iluminado,-- mientras más ajeno e indiferente le es al mundo y a los demás.
Ni se diga su posición hacia el Judaísmo, hecha para evitar confrontaciones y ganarse su aplauso mientras apoya a los Palestinos en contra de Israel, tal pareciera que les da con el garrote en una mano y les ofrece la zanahoria con la otra; renunciando a la conversión del Pueblo hebreo y a orar por ello, afirmando además que la vieja alianza establecida con Moisés no ha sido superada por Cristo, lo que ha motivado una acertada y deliciosamente irónica misiva de un judío converso que desnuda la deficiente formación teológica y la descarada intención de quedar bien del argentino a toda costa, aún de la propia doctrina que debe defender, y en la que debe confirmar a sus hermanos como ha sido desde San Pedro.
Sin embargo, la demagogia de Bergoglio, y su descarado apoyo a quienes buscan destruir la doctrina bimilenaria de la Iglesia no convence a todos: la asistencia a sus actos públicos en Roma se ha reducido ostensiblemente, mientras que en vísperas de su viaje a México, su persona no logra levantar la expectación ni el entusiasmo que lograra suscitar San Juan Pablo II en sus visitas a México, (cosa que se puede medir con el negocio de los souveniers); su derrota junto con todo el bloque Modernista en el pasado sínodo de la familia le llevó a tomar la decisión de visitar México, país del que anteriormente, y siguiendo la tradicional animadversión o menosprecio causado por los prejuicios de los argentinos hacia los mexicanos, se expresó de manera oprobiosa, sin duda para relanzar su pontificado y obtener credibilidad en un país en el que la figura papal, desde el pontífice Wojtila, ha sido venerada especialmente por un catolicismo simplón y promedio; ¿y cómo lo piensa hacer? Muy simple: sumándose al aluvión de críticas hacia la Administración de Peña Nieto y uniéndose al coro de la Izquierda que exagera los problemas de pobreza en México, pero que también encuentra en la crisis de la seguridad pública y en la desigualdad, estimulando la envidia y el resentimiento en este caso, unas circunstancias bastante aprovechables para ganar popularidad, con gestos como el ir a rezar ante la tumba de Samuel Ruiz, el finado Obispo de San Cristobal de las Casas, Chiapas, quien fuera un gran representante de la Teología de la Liberación --posición condenada por el propio Papa polaco, que bien sabía por lo que sucedía en su patria de los daños del Marxismo-- con lo que reivindica, como lo hizo con la beatificación del salvadoreño Monseñor Romero, tal doctrina herética, se burla de sus antecesores y justifica casos como el alzamiento zapatista de 1994 que encontró en el difunto prelado a uno de sus mayores impulsores; mientras la fe católica languidecía a favor de las sectas protestantes en la entidad.
El Gobierno de Peña, por su parte, ha cometido un grave error de cálculo, para las diferentes administraciones mexicanas desde José López Portillo y Pacheco en 1979, Carlos Salinas de Gortari, Zedillo y Fox, con las visitas de San Juan Pablo II y Calderón en 2012 con el viaje de Benedicto XVI, las visitas papales se convirtieron en un remanso que permitía legitimar su gestión durante etapas difíciles de las mismas, y creo que el gobierno actual pensó lo mismo con Bergoglio, pero la situación puede ser lo contrario: el argentino puede que, en vez de ser un mensajero de paz como dice una cursi canción que, como es tradición, la decadente Televisa promueve ante la visita pontificia, sea un sembrador de discordias, a Bergoglio, en realidad, esto no le interesa, mientras él promueva su persona y logre aplausos y sentirse como indiscutible líder mundial en estos tiempos enalteciendo su ego mientras posa con falsa humildad, todo irá de maravilla, el recuento de los daños que dejará su nefasto pontificado le tocará a su sucesor, como Nerón, piensa "que todo arda y perezca pero hasta después de que yo muera."
Oremos por la Iglesia y sí, también por el bonaerense para que corrija el rumbo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Este post me generará críticas como las que me he ganado en Facebook por externar mi posición sobre Bergoglio, no me importa, el Cristianismo gira en torno a Jesús, no en torno al pontífice en turno; muy probablemente, si ocurre una restauración de la Iglesia en la Tradición en el futuro, habrá de clarificarse muy bien los alcances y el carácter real del Papado a como eran antes de que la explosión mediática generara la actual papolatría.
Incluso, desde su elección misma, como ya lo he plasmado aquí, creo que existen muchos elementos para poner en duda su legitimidad, dados los cuestionamientos que rodean por parte de expertos canonistas en torno a la validez de la renuncia de Benedicto XVI, o si éste en realidad sólo renunció al ejercicio material del papado, mientras que el sudamericano se encuentra, en cierta forma, ejerciendo una especie de delegación de las actividades materiales correspondientes al ministerio petrino y de ahí, algunos pueden aventurarse, que no se atreva al uso de todos los ornamentos papales ni a llamarse "Papa" sino crípticamente autodenominarse "Obispo de Roma", como reconociendo implícitamente que el alemán, hasta su muerte, continuará con el cargo papal. Como sea, estamos ante una situación anómala e inédita en la Historia de la Iglesia, pues cuando Celestino V renunció al Papado en la Edad Media lo hizo plenamente, volviendo a ser un simple eremita.
Me preocupa sobremanera lo que vaya a decir y más en la delicada coyuntura en que se encuentra México, y cómo va a visitar zonas donde especialmente sabe encontrará eco: el pobre estado de Chiapas, mismo que desde los años 60 ha estado dominado por obispos partidarios de la Teología de la Liberación y del Modernismo como Samuel Ruiz y Felipe Arizmendi, lo que ha redundado en una dramática reducción del Catolicismo en la entidad, hoy presa de las más variadas sectas protestantes importadas de EUA y hasta de una célula islámica chiíta financiada por Irán que han encontrado terreno fértil en una población indígena maya amargada por el recuerdo de sus lejanos tiempos de gloria que se reflejan en las ruinas de sus otrora ricas ciudades, depauperada desde la Independencia y marginada por el Liberalismo desde el siglo XIX, pero que conservan odios, rivalidades y rencores desde sus tiempos clásicos, hoy agravadas por las diferencias religiosas y partidistas. Irá a Ciudad Juárez, en la frontera con EUA, donde seguramente el tema de sus homilías será la migración, y también irá a Morelia, Michoacán, donde seguro se referirá a la violencia, para estar también en el centro del país, en el Estado de México y la capital de la república.
Bueno, y me dirán ¿de qué me preocupo? la Iglesia debe hablar de los temas de actualidad y verlos desde la óptica de la doctrina de Jesús, pero sin embargo, Bergoglio lo hará desde sus concepciones políticas, porque hablar de Dios es algo que casi no hace: habla de Justicia, de los pobres y del Medio Ambiente pero como lo hace cualquier demagogo de los que ahora imperan sobre el mundo y sobre temas de lo más trillados y que en realidad, son políticamente correctos, tanto así que hasta los más ricos del mundo, como Carlos Slim o Bill Gates hablan de ello y juran luchar contra la pobreza y la destrucción del ambiente, pese a que su riqueza se nutre de trabajadores mal pagados y de la depredación de recursos para sostener el consumismo.
Lo preocupante es que Bergoglio no hablará de Dios, ni defenderá la doctrina de la Iglesia Católica: su mensaje es meramente político, mundano, aceptado por los enemigos inveterados de la fe, que aplauden al argentino y lo pintan con los colores revolucionarios; así, Bergoglio ha causado escándalo con el vídeo en el que equipara al Cristianismo con otros credos, como el Judaísmo, el Budismo o el Islam, asegurando que todos son caminos que llevan hacia Dios igualmente, ignorando la sentencia de Jesucristo de llamarse a sí mismo "el camino, la verdad y la vida", e ignorando, por ejemplo, que el Budismo no es en sí una religión, puesto que no postula la existencia de una divinidad, sino un sistema filosófico, que si bien tiene un apartado trascendente o metafísico, lo es en un sentido diametralmente opuesto al cristiano, pues mientras éste sostiene a un Dios hecho hombre para la salvación del género humano del pecado, el Budismo asevera que el hombre puede hacerse un dios --un iluminado,-- mientras más ajeno e indiferente le es al mundo y a los demás.
Ni se diga su posición hacia el Judaísmo, hecha para evitar confrontaciones y ganarse su aplauso mientras apoya a los Palestinos en contra de Israel, tal pareciera que les da con el garrote en una mano y les ofrece la zanahoria con la otra; renunciando a la conversión del Pueblo hebreo y a orar por ello, afirmando además que la vieja alianza establecida con Moisés no ha sido superada por Cristo, lo que ha motivado una acertada y deliciosamente irónica misiva de un judío converso que desnuda la deficiente formación teológica y la descarada intención de quedar bien del argentino a toda costa, aún de la propia doctrina que debe defender, y en la que debe confirmar a sus hermanos como ha sido desde San Pedro.
Sin embargo, la demagogia de Bergoglio, y su descarado apoyo a quienes buscan destruir la doctrina bimilenaria de la Iglesia no convence a todos: la asistencia a sus actos públicos en Roma se ha reducido ostensiblemente, mientras que en vísperas de su viaje a México, su persona no logra levantar la expectación ni el entusiasmo que lograra suscitar San Juan Pablo II en sus visitas a México, (cosa que se puede medir con el negocio de los souveniers); su derrota junto con todo el bloque Modernista en el pasado sínodo de la familia le llevó a tomar la decisión de visitar México, país del que anteriormente, y siguiendo la tradicional animadversión o menosprecio causado por los prejuicios de los argentinos hacia los mexicanos, se expresó de manera oprobiosa, sin duda para relanzar su pontificado y obtener credibilidad en un país en el que la figura papal, desde el pontífice Wojtila, ha sido venerada especialmente por un catolicismo simplón y promedio; ¿y cómo lo piensa hacer? Muy simple: sumándose al aluvión de críticas hacia la Administración de Peña Nieto y uniéndose al coro de la Izquierda que exagera los problemas de pobreza en México, pero que también encuentra en la crisis de la seguridad pública y en la desigualdad, estimulando la envidia y el resentimiento en este caso, unas circunstancias bastante aprovechables para ganar popularidad, con gestos como el ir a rezar ante la tumba de Samuel Ruiz, el finado Obispo de San Cristobal de las Casas, Chiapas, quien fuera un gran representante de la Teología de la Liberación --posición condenada por el propio Papa polaco, que bien sabía por lo que sucedía en su patria de los daños del Marxismo-- con lo que reivindica, como lo hizo con la beatificación del salvadoreño Monseñor Romero, tal doctrina herética, se burla de sus antecesores y justifica casos como el alzamiento zapatista de 1994 que encontró en el difunto prelado a uno de sus mayores impulsores; mientras la fe católica languidecía a favor de las sectas protestantes en la entidad.
El Gobierno de Peña, por su parte, ha cometido un grave error de cálculo, para las diferentes administraciones mexicanas desde José López Portillo y Pacheco en 1979, Carlos Salinas de Gortari, Zedillo y Fox, con las visitas de San Juan Pablo II y Calderón en 2012 con el viaje de Benedicto XVI, las visitas papales se convirtieron en un remanso que permitía legitimar su gestión durante etapas difíciles de las mismas, y creo que el gobierno actual pensó lo mismo con Bergoglio, pero la situación puede ser lo contrario: el argentino puede que, en vez de ser un mensajero de paz como dice una cursi canción que, como es tradición, la decadente Televisa promueve ante la visita pontificia, sea un sembrador de discordias, a Bergoglio, en realidad, esto no le interesa, mientras él promueva su persona y logre aplausos y sentirse como indiscutible líder mundial en estos tiempos enalteciendo su ego mientras posa con falsa humildad, todo irá de maravilla, el recuento de los daños que dejará su nefasto pontificado le tocará a su sucesor, como Nerón, piensa "que todo arda y perezca pero hasta después de que yo muera."
Oremos por la Iglesia y sí, también por el bonaerense para que corrija el rumbo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Este post me generará críticas como las que me he ganado en Facebook por externar mi posición sobre Bergoglio, no me importa, el Cristianismo gira en torno a Jesús, no en torno al pontífice en turno; muy probablemente, si ocurre una restauración de la Iglesia en la Tradición en el futuro, habrá de clarificarse muy bien los alcances y el carácter real del Papado a como eran antes de que la explosión mediática generara la actual papolatría.
4 comentarios:
Disculpa, si quisiera citarte para un trabajo de la universidad que estoy realizando, bajo que nombre podría hacerlo?
Con mi pseudónimo, y con la dirección de este blog.
Señor Yorch, perdone la imprudencia y lo banal que pueda resulatarle esta pregunta, pero, ¿ha escuchado hablar del anime/manga Hetalia?
Tenga un muy buen dia :3!
Publicar un comentario