Pues bien, el próximo día 28 de febrero termina el mandato constitucional del Gobernador de Jalisco, el Contador Público Emilio González Márquez, y con él, una etapa histórica en el estado en que la primera magistratura local estuvo a cargo de políticos emanados del Partido Acción Nacional (PAN) y que ha terminado con un balance realmente negativo.
A decir verdad, he de confesar que el gobierno de "Emilio" como comunmente es llamado, me pareció, si no el mejor, sí el menos peor de los tres mandatos panistas en Jalisco, que logró hacer más que sus antecesores, el Ingeniero Alberto Cárdenas Jiménez y el Abogado Francisco Ramírez Acuña, sobre todo en su segunda etapa, tras las elecciones intermedias del año 2009. Aún así, su administración estuvo plagada de vicios y errores, y ha dejado a Jalisco en una situación, no catastrófica como en la que se encuentran otras entidades mexicanas, como Tabasco --en bancarrota--, Coahuila, con un endeudamiento extremo, Michoacán y Guerrero, presas de la delincuencia organizada y donde la presencia de las autoridades constitucionales es prácticamente inexistente, o Morelos, donde día con día, las instituciones parecen irse desmoronando sin que las buenas intenciones del recién electo Gobernador Graco Ramírez se cristalicen en alguna recuperación, pero sí comprometida y que apuntaría a la necesidad de retomar el timón con energía, cosa que no veo vaya a suceder.
Los 18 años de panismo ocupando el antiguo y barroco Palacio de la Audiencia de Nueva Galicia, hoy Palacio de Gobierno, se pueden traducir en el intento de aplicar el programa del Neoconservadurismo Católico que terminó en descrédito, escándalos, corrupción e ineficacia que al final fueron castigados en las urnas con la devolución del poder al PRI, no por los votos de los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, --muy identificados con esa postura, aunque tampoco favorecieron con el sufragio a Fernando Guzmán, uno de los personajes más emblemáticos del Neoconservadurismo, sino al candidato de Izquierda Enrique Alfaro, quien, en una muestra del patetismo de las divisiones internas, confrontaciones y crisis del Panismo local, fue apoyado por el propio Gobernador y varios cuadros dirigentes del partido en una forma no tan velada como podría haberse esperado; incluso, el ex-alcalde de Tlajomulco ha fungido como defensor del mandatario saliente y culpado al PRI de lo que en realidad ha sido culpa del Gobierno Panista: un endeudamiento elevado del estado-- sino por los pobladores del resto de la entidad.
El fracaso ha sido rotundo. Los Panistas intentaron imponer la moral por decreto y no por ejemplo, incurriendo en hipocresías y falsedades, se aliaron con el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, (que insisto, ha sido el peor enemigo de la Iglesia Católica en México con su imprudencia, su lengua suelta y su falta de respeto a su propia investidura) y entre tanto, dilapidaron numerosos recursos públicos en donaciones, regalos y en general, , una disposición totalmente discrecional de los presupuestos. Desde 1995 colocaron como meta de su régimen la celebración de los Juegos Panamericanos, los que al final se celebraron, pero la construcción de la infraestructura se hizo en forma apresurada, con mucha oscuridad en las finanzas y ante el elevado costo de las obras, un endeudamiento bastante notorio; ciertamente, no nos encontramos en una situación similar a la de Grecia, que quedó sentenciada con la celebración de los Juegos Olímpicos de 2004, sin embargo, es claro que la economía jalisciense no estaba en situación de soportar la celebración del evento saliendo indemne.
La corrupción ha sido imparable, mientras que en materia de seguridad pública la situación ha ido empeorando progresivamente, como lo demostraron los narco bloqueos presentados durante el 2011 y el 2012 que afectaron al transporte público. En este rubro además se ha dejado crecer el problema con la desorganización de las rutas, la excesiva libertad de los permisionarios, la inclusión de políticos del PAN dentro del negocio del transporte que ha impedido la mejora de la materia en la ciudad de Guadalajara y en todo el estado, han sido algunos de los problemas más graves que se han presentado en los 18 años y en particular en el último sexenio panista.
De igual manera el Gobierno ha sido incapaz de enfrentarse al mayor cacicazgo de todo el estado: la Universidad de Guadalajara controlada por Raúl Padilla López y su camarilla, y que se ha convertido en un Estado dentro del Estado, y cuya mayor preocupación no ha sido la educación superior, sino la creación de una fuerza capaz de influir en la toma de decisiones políticas en la entidad, el otorgamiento de prebendas y canonjías, y el monopolio de los organismos y dependencias públicas, nutridas con egresados y académicos salidos de sus aulas. La influencia de la universidad o del grupo de Padilla, mejor dicho, se hizo patente incluso en los gobiernos panistas, que se pensarían, habrían sido más refractarios a ese poder; cuando se pretendió derribar a Padilla, el intento fracasó, llevándose la vida de Carlos Briseño, y el Gobierno cedió en numerosas ocasiones a la verdadera extorsión que ejerció la universidad para exigir más y más presupuesto, mismo que se gasta sin que haya fiscalización o control en la actuación de la casa de estudios sobre los fondos públicos que eroga y que muchas veces no se ven reflejado en la mejora de instalaciones y capacitación de los docentes. Lo que sí es posible ver es un constante ascenso en las prestaciones de una elite de académicos cuyo trabajo, muchas veces, es inexistente pero resultan ser beneficiarios y parte de las intrigas políticas promovidas por el cacique.
La protección al medio ambiente ha sido otro de los rubros peor llevados por los gobiernos albiazules, en 18 años, el Bosque de la Primavera conoció dos terribles incendios, probablemente relacionados con el desordenado crecimiento de la mancha urbana de Guadalajara, verdadero negocio en auge trabado entre políticos e inmobiliarias. La situación, además, no parece mejorar por lo pronto, sino lo contrario.
La ciudad se llenó de proyectos ambiciosos pero que resultaron irrealizables: la Torre del milenio, de la cual sólo quedó un agujero enorme con las obras de cimentación a medio concluir junto al centro comercial Plaza del Sol, Puerta Guadalajara, desarrollo de viviendas, negocios y unidades administrativas en la salida norte de la ciudad, sólo quedó en la primera piedra, y la demolición de casas en la zona del Parque Morelos, que ha quedado como un área abandonada y a merced de delincuentes, vándalos y la incuria. Ni se construyó ahí la Villa Panamericana, misma que se encuentra tambaleándose ante la amenaza de ser demolida, por su construcción apresurada y contraria al ambiente, ni se ha hecho nada con la zona de las demoliciones.
A pesar de todo esto, ha de reconocerse lo bueno que se hizo durante este tiempo: indudablemente las administraciones panistas fueron más exitosas en el ámbito rural que en la zona metropolitana, la región de los Altos ha conocido un aumento en su productividad agrícola, de la misma forma, el turismo ha crecido hacia nuestro estado, y se han atraído inversiones, lo que ha permitido sostener cierta creación de empleos, el Hotel RIU es un reflejo de ello. Se ha construido una importante infraestructura vial, aunque se ha abandonado a otras formas de transporte y el olvido recae sobre el peatón. Sin embargo, la imagen negativa de Emilio y sus errores y vicios: su alcoholismo, el famoso episodio de "la mentada", (retratado al inicio de este post) y la galopante corrupción ha tenido un mayor peso que los puntos positivos.
Sin embargo, no todo fue culpa de Emilio o de sus dos antecesores panistas, ni es culpa de este partido político en forma exclusiva, en mucho ha colaborado para esta situación la pésima actuación del Poder Legislativo en Jalisco en los últimos 18 años, donde PRI e Izquierda se dedicaron a bloquear, por sistema, a las iniciativas de los gobiernos, fueran las que fueran, y de igual manera, la corrupción en la que participaron tanto parlamentarios como ayuntamientos de la oposición. Hoy en día, es mucho peor el desprestigio del Congreso del Estado que el del Poder Ejecutivo en Jalisco.
El panorama, con el ascenso de Aristóteles Sandoval del PRI a partir del 1 de marzo, no parece ser muy halagüeño, es un reflejo de la crisis de liderazgo que, aunque es un mal que afecta a todo Occidente y a México, en Jalisco es claramente patente en lo particular: Aristóteles ganó en un proceso electoral en el que los candidatos resultaron bastante flacos y él no resulta la mejor de las opciones, aunque las otras dos competidoras, tampoco resultaban buenas. Para empezar, el gobierno priísta será rehén del grupo de Padilla de la Universidad de Guadalajara, pues el propio nuevo Gobernador, como gran parte de su equipo, provienen de la política estudiantil surgida y promovida al interior de la mencionada institución educativa. Y por otro lado, es claro que la oposición, fundamentalmente de manos de su líder Enrique Alfaro Ramírez, ex priísta y con antecedentes de pertenecer a un grupo rival por el control de la universidad pública del estado, será una constante fuente de bloqueos y ataques sin que se vea por el interés de Jalisco, sino impulsados por motivaciones meramente electoreras.
Ante todo esto, cada quien puede tener sus propias visiones y valoraciones a lo que fue el mandato de Emilio González y del Partido Acción Nacional en Jalisco; lo que sí, mucha gente parece tener la impresión de que se ha perdido tiempo y que al seno de la federación mexicana, Jalisco ha sido rebasado por otros estados y se ha caído en un ambiente de estancamiento que está dejando empeorar los problemas; la situación es delicada y exige tomar decisiones urgentes y firmes, yo en lo particular, soy escéptico ante el futuro que aparece ante nosotros.
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Fe de Eratas:
Respecto a las entradas anteriores sobre la Decena Trágica, cometí un error, a Victoriano Huerta no lo reclutó como voluntario en el ejército el General Miguel Negrete, sino el General Donato Guerra.
2 comentarios:
Es un post interesante, pero me quedan algunas dudas. La primera es sobre la corrupción. ¿Qué "modalidad" de corrupción abundó? ¿nepotismo, tráfico de influencias o desviación de recursos? Hay preguntas que quizás no derivan del post, digo, de manera directa. Por ejemplo: ¿En qué consistió la denominada Gran Alianza? ¿porqué el gobierno no pudo construir siquiera, un estadio olímpico para los Panamericanos y en cambio rentó el estadio de Jorge Vergara? ¿cuántas asociaciones civiles pseudo conservadoras abusaron de los recursos públicos? Y, finalmente, tengo la impresión que la oposición PRI -pseudo izquierdas poco pesó en Jalisco como para bloquear las iniciativas del "ejecutivo," quizás esto pasó en los primeros años del gobierno de Cárdenas, el resto fue una notoria división en Acción Nacional y una escandalosa ineptitud de los "ejecutivos" para la operación política.
Yo diría que la corrupción que se dio fue desviación de recursos y el uso discresional de los mismos, licitaciones y negocios directos hechos como la relación gobierno-Vergara para los Panamericanos, especulación inmobiliaria, con las inconclusas obras de presas, como Arcediano, otorgamiento de licencias de urbanización a empresas de políticos (Casas-GEO y Raymundo Gómez Flores), el Macro-Bus como negocio privado del gobernador y su secretario de vialidad, etc. Y creo que tienes razón, Anselm en cuanto a la pésima operación política de los Secretarios de Gobierno que se tuvo en los tres gobiernos sucesivos panistas.Otro aspecto importante fueron los desvíos a organizaciones pseudoconservadoras que en realidad no tuvieron actividad alguna y probablemente solo fueron fachadas de negocios privados con el uso del erario. Por otro lado, la corrupción, todavía más pedestre, que se presentó en el Poder Legislativo y fue aumentando de legislatura a legislatura, fue independiente de lo ocurrido en el Gobierno y de un nivel espantoso, desde lo hecho por el Auditor Superior del Estado a la contratación de aviadores...
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