CAPITULO III
SEMPER FI
Juan, los niños y el extraño que los había encontrado caminaron, o más bien, casi se arrastraron por la zanja hasta que empezó a meterse el sol. Aunque escucharon a lo lejos perros y voces de hombres, lo que confirmó a Juan que aquella cosa les había visto y dado aviso a alguien, no se vieron perturbados. El hombre los condujo a una zona bastante húmeda dentro del canal, seguramente porque ese sector del campo de amapolas había sido regado recientemente, y les habló en un español con cierto acento, pero bastante entendible:
--Embárrense de lodo.
--¿Qué?
--Cúbranse de lodo, revuélquense ustedes y sus cosas... ¡así!
El gringo comenzó a revolcarse en el barro hasta que quedó completamente batido, incluso su amarilla cabellera.
--¡Hagan esto!--instó el extranjero--¿O quieren acaso que los perros olfateen nuestra presencia y nos den alcance los "henchmen" que vienen tras nosotros? La mayoría de los canes pierden el rastro en la humedad...
Juan se dió cuenta de que no había remedio.
--Vamos niños, si nos cubrimos con el lodo, no podrán vernos y llevarnos adonde están los monstruos.
Bastó que les recordara acerca de los monstruos para que los niños obedecieran; de hecho, les causó bastante gracia el revolcarse, pues acabaron riéndose, aunque ateridos por la humedad y el frío aire que indicaba la llegada de la noche.
--Ahora, ¡silencio!--ordenó el norteamericano--let´s go!! this way!!
Siguieron por el canal un buen trecho y la noche se hizo presente; en lo alto del cielo, apareció una luna a la mitad que iluminaba bastante el camino, y se hizo el silencio. sólo se escuchaban los grillos y algún lejano aullido de perros salvajes.
El canal descendía hasta una cañada cubierta de maleza, ahí, Juan sintió que había libertad para hablar, toda vez que parecía que ya no los seguía nadie.
--¿Qué demonios eran esas cosas?
--Sincrocañones rusos autopropulsados, montados sobre vehículos artrópodos dotados de I.A. que funcionan a base de celdas de energía recargables de litio... es de lo más nuevo del Ejército Rojo, aunque ya los había visto... y enfrentado, en una versión un poco más anticuada, hace cinco años.
--Ya los conocías, entonces.--Dijo Juan, un tanto desconcertado ante tantas especificaciones técnicas--¿Quién eres?
--¡Ah, claro!--Dijo el norteamericano volviéndose hacia Juan y extendiéndole la mano--Will Walker, Sargento Primero del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos de América.
--Juan Gonzalez...--le estrechó la mano y sintió una gran fuerza proveniente del apretón que le dió el anglosajón--Pero, perdona, creo que Estados Unidos ya no existe.
--America--Juan recordó que los gringos monopolizaban el nombre del continente para su país--existirá hasta el día que caiga el último de nosotros... mira.
El norteamericano se quitó la gastada chamarra de piel que llevaba y quedó en una sucia y decolorada camiseta de mangas cortas verde olivo mostrándole en los antebrazos, tatuadas en una caligrafía estilizada en negro las palabras latinas: "SEMPER" en el brazo derecho y "FIDELIS" en el izquierdo.
--¿Lo ves?--se volvió a poner la chamarra--"Siempre fieles" "Always Faithful" el hecho de que no exista un Presidente o un Congreso y que los Rusos, Chinos, Brasileños, Indios y Musulmanes hayan generado el caos no implica que ya no exista la nación a la que servimos. ¿O acaso México no existe?
Reiniciaron la marcha y Juan le dijo, con tristeza.
--A decir verdad, creo que no, solo tenemos unos monos de trapo que aseguran ser el Presidente y los Diputados en Ciudad Renovación, pero en realidad esto es de todos contra todos, puros narcos y caciques controlando las ciudades y las regiones y matándose entre sí en sus guerras mientras los extranjeros se benefician...
El americano volteó hacia él mirándole como con lástima y no dijo más, pues frente a ellos se veía una luz tras un recodo, escuchándose un silbido que pretendía ser el trino de un ave, a lo que Walker contestó con otro sonido similar.
--Hemos llegado, véngan conmigo.
Tras dar vuelta y llegar a la luz, Juan se dió cuenta que el falso trino provenía de un hombre trepado en lo alto de un árbol frente a él, mientras que una serie de hombres salían de la maleza, todos igual de desaliñados que Walker, con los cabellos largos y desordenados y barbas descuidadas, aunque muchos de ellos lucían restos de uniformes y armaduras de combate complementadas con otras prendas y estaban armados hasta los dientes, aunque sus armas estaban viejas y desgastadas. Juan quedó impresionado: aquellos probablemente eran los últimos grandes guerreros norteamericanos, los famosos "Marines", incluso, conservaban un físico imponente, pese a que seguramente tenían años de no tener una comida decente y un médico cerca, y ahora los veía reducidos al estado de indigentes... no pudo evitar recordar una viejísima novela que leyó durante un tiempo que toda su familia debió permanecer escondida en un subterráneo, de un escritor italiano llamado Valerio Massimo Manfredi, según hizo memoria, que se titulaba "La Ultima Legión" y era una trepidante aventura acerca de unos guerreros romanos que escoltaban al exilio a Rómulo Augústulo, el último emperador occidental tras su abdicación ante Odoacro el bárbaro... ¿Acompañarían estos hombres al último presidente que así como en la historia, Rómulo llevaba la espada de Julio César, llevaría el sable de George Washington consigo?
Dejó de divagar, eso no era posible, el último presidente había sido depuesto hacía décadas, Estados Unidos había sido gobernado después por una Junta Militar que intentó enfrentarse a las rebeliones internas que se iniciaron y que empezaron a desmembrar al país y que contaron con el apoyo de las nuevas potencias... el sable de Washington, probablemente, seguramente ya estaba en los museos del Kremlin o de la Ciudad Prohibida, u ofrecido a Alá en La Meca como trofeo de guerra tras el saqueo de la capital estadounidense.
Los niños reaccionaron al ver a los extraños con su decadente aspecto pero con fusiles de alto poder abrazándose a su tío.
--¡Calma, niños!--Juan los tranquilizó.--Creo que estos extranjeros nos pueden ayudar.
--Corporal Jameson--Se dirigió Walker al primero que le salió al encuentro--Any news?
--All quiet, Sarge.--dijo el interpelado, parándose firmes y haciendo el saludo militar ante su desastrado jefe, no sabía Juan si calificar aquello como locura o como fidelidad y nostalgia de parte de unos hombres que habían perdido su patria y su pueblo, aunque no dudó que la disciplina y el mantenerse como una fuerza de combate había tenido que ver con su sobrevivencia--No enemies, no wild animals in our perimetes.
--Great... Hey everybody, listen up!--elevó la voz Walker--I have found that near here about two miles from here is a warlord`s manor, so we must b careful, maybe is the warlord whose men killed twenty of our civilians two days ago, and also, I saw that the russkies are helping him with weapons... there are, at least two automatized artillery units, that is, two synchrocannions.
Se hizo el silencio, sólo uno de los hombres habló.
--Holy shit!
--Yeah, I know, Stewart!--continuó--We must be very careful, people, we don't have any EMP grenade, don't have heavy artillery, but, otherwise, we have our brains and our experience to avoid the danger...
--Sarge, license to speak--dijo otro soldado, de rostro demacrado pero pintado de camuflaje.
--Granted.
--What are we gonna do with the civilians? How can we protect'em from the syncs?
--Good question, Johnson, well, we need to move making big spaces, and not giving targets to the syncs. with an open formation and in small groups. So, people, go and prepare the civilians for tomorrow. We have a long journey to Queretaro, there, may we can buy some weapons to the chinese.
--Permission to speak, sir!--dijo otro soldado.
--Yes, Thorthon?
--Who are they?--Nadie, hasta ese momento, había reparado en Juan y los niños-- They seem to be "beanners" they are not americans.--Había un dejo claramente despectivo en su voz y en su cara, incluso, en la forma como apretó las manos contra su fusil automàtico. Walker, sin embargo, pareció dejarlo pasar.
--He is "Johnny" and the two kids there are his nephews, they were just running away from the syncs when I found them in the opium field up there. They are civilians and need our protection, so, they are part of our group now, understood?
Yes, sir!--Contestaronlos soldados al unísono, excepto Thorton.
--OK, troops, now, you can dismiss, extinguish any unnecessary light or fire, and make civilians to go to bed. Wilkins, Robbins, secure the perimeter and take first guard tonight. Thorthon, come here!
Ante la orden de Walker, los soldados fueron a desarrollar las tareas asignadas y se dispersaron. Thorthon, con su cara de enfado se acercó a su jefe.
--Listen, Thorthon, we are in a permanent state of war and you must obey me in everything, so, I don`t wanna know that you insulted or attacked this boy and his kids! Understood? If I notice that they suffered any form of racism, agression or attack from you, I will shoot your crapy southern ass until you get back to to your fucking godforsaken town in Alabama, even if it doesn`t exist anymore.
Thorthon miró a Juan y a los niños con cierto recelo.
--OK, sarge, it`s understood.
--Very well, private, I expect so.
Cuando Thorthon se alejò, Mariana habló hacia Walker.
--Ese hombre es malo...
--¿Tommy Thorthon?-- el sargento se acuclilló frente a la niña--¡No, que va! ¡Es sólo un "hilly billy" o sea, como dirían ustedes, un rancherazo! Es un excelente soldado y un buen chico pese a que se las da de rudo. ¡Vèngan conmigo!
Caminaron por otra pequeña senda hacia otra hondonada más abajo y ante ellos apareció un buen número de raídas y parchadas tiendas camuflajeadas, los soldados apagaban las fogatas, muy espaciadas unas de otras y pequeñas para generar poca luz. Había un buen número de personas, Juan creyó que serían más de doscientas, entre adultos y niños (estos no muy numerosos) y un buen número de adolescentes. La mayoría eran blancos, pero como en los soldados, tambièn encontrò cierta proporción de negros, todos vestían pobremente y escuchaban con cierto miedo las instrucciones de los soldados para el avance del dìa de mañana.
Se dirigieron a una tienda situada al centro. Dentro de ella, estaba un escabel plegable como mesa sobre la que estaba una tablet o computadora portátil, para mostrar mapas, una brùjula y mapas en papel, así como dos catres y bultos. Una làmpara elèctrica iluminaba el refugio (dichas lámparas y aparatos se recargaban durante el día con páneles solares portátiles que Juan vió plegados como una flor marchita al centro del campamento. Supuso que toda aquella impedimetna la cargarían sobre unos caballos y mulas que llevaban con ellos y que estaban amarrados junto a unas tiendas).
--Supongo que tendrás muchas preguntas...--dijo Walker, sentándose sobre el catre y quitándose las botas--Adelante, puedes hacerlas, pero que no sean muchas, debemos dormir.
Juan no paraba de examinar el interior de la tienda, y encontró una fotografía, sin duda de mejores tiempos, veía a un Walker más joven, vestido con su uniforme de gala azul marino y kepí blanco, sonriente y sin barba, con el pelo corto, a ambos lados de él, se encontraban otros dos marines, de evidente origen hispano.
--¿Por eso hablas tan bien el español, no?
--Ah sí--el norteamericano tomó una mirada nostálgica--Kevin Rodríguez y Michael González... fueron mis mejores amigos, incluso desde la infancia. Crecí en un barrio de Los Angeles rodeado de hispanos así que el Español siempre ha sido mi segundo idioma. Kev y Mike se enlistaron conmigo al mismo tiempo... a pesar de la rebelión de Martínez que sedujo a muchos hispanos y llevó a fundar la República de Aztlán, ellos y muchísimos más se mantuvieron leales, pero cayeron al final en la Batalla de Iowa... No pude hacer nada para salvarlos...--se le veía triste, pero cambió el tema rápidamente--¿Y qué hacían en el campo de amapolas tú y tus sobrinos?
--Señor...--se acercó Mariana--¿Hay algo de comer?
--¡Muy buena pregunta, darling!--le sonrió Walker--No tarda en llegar mi hermana Jillian, ella traerá algo de comer.
--Bueno,--comenzó Juan a narrar su historia--Venimos huyendo de la Ciudad de México, en particular de una de las pandillas que controlan lo que queda de la ciudad. Mi hermano, el papá de los niños, quiso oponerse a sus extorsiones y organizar a los vecinos contra los pandilleros, pero lo mataron; logré escondernos durante unos días, pero finalmente no ví otra forma de sobrevivir y salvar a los pequeños más que irnos.
--Tu hermano era valiente, o estúpido...
--Quizá las dos cosas.--Repuso Juan con una sonrisa triste--Nos dirigimos hacia el territorio que controla Claudio Valdez, otro de estos caciques criminales, pero del que he oído que ha cambiado en su forma de actuar y constituido un verdadero gobierno... En particular hemos oído...
--¿Del hogar del Padre Méndez?--Intervino, sorprendido el norteamericano.
--Sí, ¿por?--Juan se sorprendió más.
--Nosotros vamos hacia allá también... he de contarte lo que nos ha pasado, pero la historia es larga y caerá pesada con el estómago vacío...
En eso, una joven rubia hizo su entrada en la tienda, era alta, de cabellos rubios, peinados hacia atrás y agarrados en una larga trenza, pese a la suciedad que lucía en su cara, y sus ropas raídas y viejas: un largo vestido de algodón azul claro con estampado de flores algo desgastado y decolorado, sobre el cual lucía un delantal hecho con retazos de telas cosidos entre sí, era bastante bonita y lucía un porte digno, evidenciando el temple adquirido tras años de vivir en constantes dificultades. Traía en las manos tres conejos asados ensartados en unas varillas, pues habían estado asándose en un fuego, al entrar saludó a Walker, pero se sorprendió al ver a los visitantes.
--Will! Oh, I didn't know you are having company... Who are they?
--¡Ah!--Walker se incorporó--Ella es mi hermana Jill, él es Johnny y sus sobrinos, son mexicanos y huyen como nosotros. Los acabo de encontrar, también van rumbo al "Hogar del Padre Méndez".
--¿En serio? ¡No puedo creerlo!...--habló en un español tan correcto como el de su hermano Bueno, Tony me dijo que tenías gente contigo así que traje estos 3 bunnies,--la muchacha se alegró al ver a los niños--¡Pero qué niños tan bonitos! Pero están todos sucios, embarrados de lodo... Y tú y tu amigo también lo están Will, habrán de lavarse bien para cenar. ¡Véngan aquí niños!
Los dos pequeños voltearon a ver a su tío, quien asintió y sonrió a la anglosajona.
--Son algo tímidos, ya saben, los tiempos que vivimos hacen que deban tener precaución ante los extraños... ¡Anden, vayan con ella!
Los niños fueron con Jill, quien les limpió las caras y aún la cabeza con un trapo húmedo. Luego siguieron Will y Juan.
--¡Cómo me gustaría tomar un buen baño!--comenzó el ex-marine--Esperemos poder llegar a Qratro o cómo se llame y que los Chinos no nos molesten... podríamos entrar a a varios hoteles y descansar un poco...
--Eso se oye bien, pero depende que toda tu gente tenga una buena cantidad de oro.
--Lo tenemos, Johnny, ¡sí señor! Nos hemos alquilado a varios de los "tycoons" o caciques como les dices para sus guerritas y nos ha ido bien, gracias a ello hemos podido mantener el equipo ya los civiles que traemos.
Posteriormente se sentaron a la mesa y Will dió gracias, rezó, algo que sorprendió a Juan; hacía mucho que actos como ese en México eran mal vistos, cuando no, hasta perseguidos. El y los niños únicamente pudieron decir "amén", pues lo demás les pareció inentelegible, a pesar de que el hermano de Juan y su esposa se las ingeniaron para bautizar a los niños a escondidas y él sólo sabía rezar el Padrenuestro y el Avemaría, y cargaba consigo un rosario, como si fuese un amuleto, pues no sabía que con esas oraciones podía rezarlo.
Comenzaron a comer en silencio, el hambre que tenían era feroz y empezaron a devorar los conejos entre los cinco. Manuel se dirigió a Walker, el niño staba fascinado ante la presencia marcial del anglosajón y las armas que estaban en la tienda.
--¿Nos contarás tu historia?
Walker tomó un gran trago de agua de su vaso de plástico, se aclaró la garganta y sonrió con beneplácito.
--Por supuesto, kiddo, es diferente ahora que tenemos el estómago llenándose, Jill también podrá narrarles partes de lo que le pasó a ella.
Walker comenzó a narrar su historia.
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William Walker y su hermana Jillian eran originarios de Los Angeles, California, provenientes de una conservadora familia metodista de clase media anglosajona, que vió como su vecindario se fue hispanizando gradualmente, y a la vez, cómo el país entero se empobrecía mientras las potencias emergentes ascendían fulgurantemente.
A pesar de todo, los Walker nunca trataron mal a sus cada vez mayores vecinos hispanos, por el contrario, convivían abiertamente con ellos,sus hijos crecían rodeados de niños cuyos padres o incluso, bisabuelos y tatarabuelos habían sido mexicanos, cubanos, hondureños o salvadoreños, y que no habían olvidado sus raíces, pese a que muchos decían sentirse plenamente estadounidenses. El español, así, se hablaba en casa de los Walker en una forma tan fluída y común como el inglés. En particular, Will tenía dos amigos desde su infancia: Kevin Rodríguez y Michael González, con los que fue a la escuela primaria y secundaria, y posteriormente, los tres amigos decidieron incorporarse a las fuerzas armadas dentro del Cuerpo de Infantería de Marina.
Las fuerzas armadas de EUA, para ese entonces, se habían reducido de tamaño ante las sucesivas crisis financieras, e incluso, habían tenido que tener paradas a gran parte de sus flotas de guerra: submarinos, portaaviones, cruceros y fragatas se oxidaban en diques secos: no había dinero para sostener tantos buques, aunque derivaron gran parte de los recursos en la construcción de algunos barcos de nueva generación, con la idea de que al ser más modernos, no se necesitaría de tantos barcos; sin embargo, el ejército mantenía, y de hecho, había aumentado su influencia sobrela sociedad: la falta de empleos y el empobrecimiento de la población había llevado al ejército a convertirse en un vehículo para hacer carrera y el ascenso social, más cuando las guerras que engullían la mayor parte del presupuesto y que se desataron en Medio Oriente. EUA se lanzó a proteger a los regímenes leales de las constantes revoluciones en el mundo islámico y sobre todo a Israel, alrededor del cual había creado una serie de gobiernos leales que sirviesen de "colchón" o cinturón defensivo.
Al interior de EUA sin embargo, las tensiones étnicas crecían, principalmente entre anglosajones y con ellos blancos de ascendencia europea, e hispanos, quienes poco a poco se convertían en la mayoría de la población, sobre todo en los estados del sur. Esa mayoría hispana llevó al poder al primer presidente hispano, quien además, propuso cambios urgentes y radicales para tratar de frenar la caida de un EUA endeudado hasta las nubes, principalmente con China, por lo que propuso y aceptó el desarme nuclear casi total con Rusia y China (quienes no eliminaron sus armas), y decidió dejar de apoyar militar y económicamente a Israel; lo cual, de inmediato, fue señalado como un acto de traición por los radicales. Se dieron alzamientos armados e incluso disturbios interétnicos, agravado además por el creciente poder de los señores del crimen, que se convirtieron en señores de la guerra o verdaderos señores feudales en México y que empezaron a establecer nexos con los locales, muchos de ellos funcionarios del ejército o gobierno norteamericano.
En ese contexto, se dio un golpe de Estado contra el presidente y se implantó un gobierno militar "de emergencia" dirigido por anglosajones con el apoyo de las milicias fundamentalistas; sin embargo, irónicamente, la necesidad de soldados llevó a que no se sacara a los soldados hispanos, a los que se les elevaron sueldos y prestaciones, y se disfrazó el carácter étnico del alzamiento, pues simplemente se acusó al presidente y su gobierno de inepto; por supuesto, se le asesinó.
En ese momento, estalló la Revolución Global Islámica y EUA, presionado y buscando recuperar su antigua posición, tuvo que enviar a sus fuerzas armadas. Walker y sus amigos partieron en el buque insignia de la armada norteamericana, el U.S.S. William Clinton, un portaaviones, para la invasión de Qatar, que se había pronunciado a favor de la revolución y del ataque contra Israel; pero antes de llegar al destino, se suscitó el levantamiento de los generales hispanos, enviados como carne de cañón a la invasión, en contra del gobierno militar.
La misma flota combatió entre sí. Walker y muchos otros, que se mantuvieron leales al régimen (entre ellos sus amigos) lograron regresar para encontrar a su país ardiendo en una Segunda Guerra Civil mientras Israel era arrasado en la "Segunda Shóa" y se establecía el Califato Ladénida en Jerusalén. Luego vino la disolución de la ONU y la intervención de las nuevas grandes potencias: Rusia, China, el Califato y Brasil (la India no quiso participar y rechazó el tratado) mediante el Tratado de Dubai, que selló el inicio de las "Guerras Norteamericanas", con el que se formó la "Misión para la Paz y Estabilidad en Norteamérica" M.P.E.N.A. y que justificó la intervención contra el gobierno militar estadounidense.
Aquella primera guerra norteamericana concluyó con la Batalla de Iowa. EUA reunió lo que quedaba de su otrora enorme poder militar y se defendió en una batalla cruentísima que duró una semana y en la que participaron más de 2 millones de hombres por bando: de un lado, las fuerzas armadas norteamericanas, del otro, las tropas de la M.P.E.N.A. y rebeldes y que concluyó con la derrota completa de los estadounidenses. Tras la destrucción de ese ejército, las tropas aliadas tuvieron camino libre hacia la costa este, mientras otras fuerzas de las mismas desembarcaban en Virginia y tomaban Nueva York y Washington tras sitios memorables que terminaron en horrendas escenas de saqueos y destrucción.
--Cuando se nos dió orden de retirarnos a través del radio, el almirante Robertson, Jefe del Cuerpo de Marines rompió en sollozos y simplemente nos dijo que huyéramos, que ya no había nada que hacer más que salvar nuestras vidas....--recordaba Walker--la escena era espantosa: muertos por todos lados, máquinas destruidas... todo, al fin había cesado el fuego. Al final, en nuestra posición, una fortificación en medio de la llanura, por la que parecía haber pasado un tornado, sólo quedábamos 6 hombres, cuando empezamos a defenderla 230 el primer día de combates, pero eso sí, no habíamos dejado pasar a los rusos, que estaban allá, frente a nosotros, relamiéndose las heridas.
--¿Y qué fue del almirante Johnson?--preguntó Manuel.
--Se suicidó después de hablar con nosotros, según supe después... pero entonces, entonces murieron mis amigos.
--¿Qué pasó?--el niño estaba extasiado ante las historias de heroismo del anglosajón.
--Kevin tomó una de las mantas blancas que estaban para cubrirnos en la noche y la amarró a su fusil. Se suponía que los rusos sabían ya del cese al fuego, pero, esos cerdos...--le temblaba la voz.--cuando se levantó del parapeto para ondear la bandera de paz, se descargó sobre nosotros una andanada de tiros del Primer Regimientos de Fusileros de Krasnodar... recuerdo muy bien esa unidad: granadas, balas, artillería auxiliar de la Infantería Pesada del 3er. Batallón de Guardias de San Petersburgo. Habíamos tirado nuestras armas al suelo, estábamos en una posición desprotegida y cuando cesaron los tiros, yo estaba tumbado, herido, busqué y hablé a mis amigos y a los otros tres soldados... estaban muertos.
Walker sacó de un bolsillo una bala de fusil de asalto, de gran calibre y que en la punta tenía grabado algo.
--¿Ven esto?
--¿Qué está escrito en la bala?
--El nombre del comandante ruso. Tras el fuego, los rusos se acercaron, y nos vieron tendidos. El comandante iba al frente y se quitó el casco, pude ver su rostro y leer el apellido escrito en el peto de su armadura. "M. Bulgakov"
--¿Mikhail Bulgakov?--preguntó Juan, sorprendido--El es ahora comandante de logística y aprovisionamiento de las fuerzas rusas en México.
--¡El mismo!--afirmó--He seguido su trayectoria, y esta bala, esta bala, ¡es para él! Se acercó un soldado y le dijo algo, él se exaltó y al ver que yo estaba vivo, ordenó ponerme en una camilla y llevarme, mientras me repetía en inglés, una y otra vez: "¡perdón, mi radio no servía, perdón, no tenía comunicación con el alto mando!" una y otra vez... yo lo miré, murmuré su nombre y lo maldije, y quedé inconsciente.
--Tres meses después--continuó Jill, pues su hermano estaba muy conmovido para continuar--Will salió del campo de prisioneros y empezó a buscarme a mí y a mis papás. Yo estuve entre los desplazados, a papá y mamá los habían matado ya tiempo atrás en una operación de limpieza étnica por Hispanos radicales y Chinos. Logré salvarme y finalmente, tras dos meses de búsqueda, me encontró en un campo de refugiados en Texas. Durante el camino, fue reuniendo antiguos marines, y la gente que huía se fue reuniendo con nosotros, buscando protección.
Se habían vuelto un grupo nómada, como muchos otros que huían de lo que había sido Estados Unidos, los civiles trabajaban como jornaleros u obreros para los caciques y grupos armados, los militares, como mercenarios. Al entrar a México, se enteraron de que en el Occidente del país, uno de los señores de la guerra, Claudio Valdez, había tomado el poder y protegía la labor de un clérigo: Daniel Méndez, que había fundado un lugar para gente de cualquier origen y condición social donde mediante el trabajo y la restauración del orden, se podía vivir en paz: "el Hogar del Padre Méndez", del cual Juan también había oído y a donde decidió huir con sus sobrinos tras el fracasado intento de su hermano por recuperar la vida en la ciudad.
Era hora de dormir: Will se reunió con sus hombres para planear la marcha del día siguente: 4 grupos de civiles que saldrían a diferentes horas, dos primeros y 2 después, y la retaguardia protegida por los soldados, que marcharían perfectamente camuflados, previniendo la aparición de las tropas de Valle y lo peor, los Sincrocañones, contra los que, según afirmaban, ya tenían experiencia de haber peleado.
--Si ellos vienen, quiero pelear.--Le dijo Juan.
--Eres un civil, Johnny.
--Enséñame a pelear.
--Tomará tiempo. Mientras, vamos a dormir.
Los niños durmieron profundamente, cerca de Jill, Juan, por su parte, durmió debido al cansancio, pero tuvo sueños pesados, de muerte...
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El escudo nacional, la bandera y membretes como el de "Fuerzas Federales de Apoyo" que lucían en los constados los 4 camiones artillados de transporte de tropas eran meros instrumentos para justificar el poder de los señores de la guerra y el narco que controlaban México, el gobierno, en sus tres niveles: federal, estatal y municipal, era una mera escenografía que existía para legitimar las acciones de los nuevos y verdaderos caciques, como el caso de los Valle, dueños de las Secretarías de Seguridad y Energía: Con Hugo en Nueva York, el mando del clan estaba en su primo Ricardo "el Rojo", y por ello, sobre los camiones ondeaba, en vez de la bandera blanca con la silueta de un alacrán azul, ondeban banderas negras con un alacrán rojo.
Los cuatro camiones o transportes, de fabricación rusa también, levitaban sobre cuatro grandes rotores situados a sus costados, manteniéndolos en vuelo rasante sobre los pastizales, que se agitaban a su paso, impulsados por potentes baterías de litio. En las partes de atrás de los camiones iban, en cada uno, cerca de veinte pistoleros, pero en vez de sus ropas ordinarias, lucían uniformes y armaduras de combate en color azul oscuro, portando armas largas, mientras otro se mentenía alerta operando la ametralladora pesada de la torreta, ante cualquier sospecha. Delante de los cuatro camiones marchaba, como una especie de demencial sabueso mecánico, uno de los dos sincrocañones que Bulgakov les había vendido. Se movía nerviosamente y parecía olfatear con sus sensores todos los alrededores en la búsqueda de posibles objetivos.
Detrás de los camiones, y en una tanqueta de mando, color azul oscuro también y que flotaba sobre un colchón de aire, se encontraba "el Rojo" y sus hombres de confianza, así como un oficial ruso, en realidad, georgiano, de apellido Arveladze y espesos bigotes negros encargado de controlar al sincrocañón y capacitar a los hombres de los Valle en su manejo, para tristeza de aquellos que esperaban que la atractiva teniente Irina Alexandrovna fuese la encargada de tal misión.
--Aún no detectamos ningún movimiento que indique la presencia de norteamericanos--dijo el georgiano en un español atropellado por su acento.
--Espero que pronto lo hagamos, ansío por probar el poder de fuego de ese juguete con blancos vivos, más si son Gringos... ¡pinches güeritos! Hubo un tiempo en que ellos persiguieron a nuestros paisanos, ahora es muy justo de parte nuestra buscarlos y balearlos!... ¡Oigan! ¿Dónde se encuentran esos mamones payasos que se sienten Drácula?
--Nos siguen, patrón--respondió uno de los matones, aquél al que llamaban "Pirado" con su cabello teñido con franjas rubias y más moreno que el asfalto--La vieja esa que los manda dijo que ni nos íbamos a dar cuenta.
El georgiano rió.
--Están a 200 metros atrás de nosotros, en la arboleda que se encuentra al sureste, supongo que esos "góticos" no quieren que les dé el sol, se han movido de bosque a bosque para tener la sombra. Nada escapa a los sensores del sincrocañón ni al sistema de ubicación satelital GLONASS, camarada.
--Pues espero que al sistema... ¿gónadas? no se le escape ningún pinche gringo ni tampoco, si están por ahí, los fugitivos que buscan los vampiritos esos... ¡ah, cómo me cagan con sus payasadas de chupasangres y la noche! Mejor encontrarlos y dárselos para que se larguen a la ch... ¿qué es eso?
De la tableta de control del georgiano surgió el sonido de una alarma. En la pantalla aparecieron dentro del mapa del área en que se movían, varios puntos rojos que se desplazaban debajo de un bosque situado al noroeste.
--Parece que son nuestros objetivos, camarada.--pulsó unos botones en la pantalla--solicitaré al satélite una ampliación del área y la pasaré a la pantalla principal de este vehículo.
Apareció en esta última una vista aérea, (en realidad desde el espacio, pero con gran aumento) y entre los claros de las ramas se veía avanzar caminando, a varias personas.
--Oooorale,--dijo "el Rojo"--¡Gringos a la vista!--Tomó el intercomunicador y habló a los camiones.--¡Ora sí, cabrones, tenemos a los gringos enfrente en esos bosquecillos, bájense y listos para avanzar, con cautela, ya saben, recuerden su labor patriótica: ¡Maten gringos, violen gringas y lo mismo vale para los putos negros y negras! jajajaja.
--¿Asigno los blancos al sincrocañón?--preguntó el georgiano.
--Hazlo, pero déjale algo a mis muchachos. Tienen ganas de matar.--Hizo una sonrisa que al georgiano le pareció sumamente desagradable.
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Walker fue alertado por el soldado Kyle Simmons, que se acercó con su tableta.
--Señor, nos han detectado.
--Era de esperarse.--se dirigió a Juan--Muy bien, Johnny, gracias a que Simmons supo crackearse el acceso al GLONASS ruso desde que se robó esa tableta, podemos estar seguros cuándo alguien conectado a ese sistema satelital nos observa.
--Y lo podemos ver... mira.--Juan señaló hacia el fondo del campo y se vió a lo lejos tanto al sincrocañón como a los camiones de transporte que se ponían en línea y comenzaban a bajarse los pistoleros.
--Muy bien... empieza el baile.--Tomó el radio y habló--Muy bien, de acuerdo a lo planeado: Wilkins, Rodgers, Buchowsky, ustedes y sus grupos lleven a los dos grupos de civiles bosque adentro, tírense al suelo en forma dispersa al escuchar los disparos y cuando termine la andanada dispérsense de nuevo en forma distinta, pues corregirá los blancos; Timmy y los demás del grupo I, ya saben, vengan conmigo, vamos a atacar los transportes, grupo II en retaguardia.--¿Vienes?--le espetó a Juan, que le miró sorprendido.
-¿Yo?
--Si quieres aprender a pelear, tienes que pelear.--Le tendió un fusil--Ten, sígueme y no te separes de mí.
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El sincrocañón se adelantó, hizo sus ruidos mecánicos y empezó a abrir fuego. Conforme a lo planeado, los dos grupos civiles se colocaron en forma dispersa y se tiraron al suelo. Alrededor de ellos se desató un infierno. Los árboles se reventaron, piedras hechas fragmentos que salieron volandoy el ensordecedor ruido de las balas de artillería que caìan y estallaban. La andanada cesó y el cabo Wilkins, sin tiempo de verificar si todos seguían con vida, gritó.
--¡Muy bien, gente, rápido, levántense y guaréscanse de nuevo en otro lado!
Los sobrinos de Juan, abrazados de Jill se metieron bajo una saliente de roca en un desnivel del terreno.
--¡Son los monstruos que vimos ayer!--gritó asustada Mariana--¿Y tío?
--El estará bien, pequeña--afirmó Jill, que no ocultaba su preocupación y miedo--¡Está con Willy y Willy sabe bien qué hacer! Una nueva andanada disparada por la bestia robótica los hizo callar.
Entre tanto, dentro del vehículo de "el Rojo" Valle, el Georgiano soltaba una imprecación en su idioma, lo que claramente no entendieron los demás, pero que por su actitud denotaba una gran molestia.
--¿Qué pasa?--Preguntó "el Rojo".
--Esta gente ya antes enfrentó a un sincrocañón... mire la pantalla, se dispersaron por el bosque, lo que minimiza el daño producido por los disparos, y cada pausa la aprovechan para cambiar de posición, aunque el sincrocañón cambia de blancos... ¡Mire, un grupo de los enemigos viene para acá en los pastizales!
--¡Joder! Parece que estos quieren dar pelea... ¡Que el sincro siga disparando contra esos cabrones y no pierda tiempo en defenderse!--Tomó el intercomunicador--¡Lupe! vayan al sincro y protéjanlo, se acerca un grupo de gringos tal vez a atacarlo, ¡recíbanlos como se merecen!
En el pastizal, casi arrastrandose, iban Walker y sus hombres; Juan se sentía lleno de adrenalina detrás del norteamericano, lo que bloqueaba el pensar en sus sobrinos, la hierba alta los cubría, y habían atado a sus botas hojas y plantas para hacer el menor ruido posible. Pasaron de largo el sincrocañón que estaba enfrascado en arrasar con las arboledas donde se ocultaban sus blancos y se dirigieron contra los hombres de los Valle, que vestidos con sus uniformes y armaduras policiacas azules destacaban en la maleza amarillenta.
--¿Dónde chingados están, gringos putos?...--mascullaba uno de los hombres de Valle, según el mapa que aparecía en sus gafas los tenía enfrente, pero no los veía. De repente, miró directamente a la boca de un cañón de fusil que salía de entre la hierba.--¡Mierda!--Gritó, comprendiendo que era demasiado tarde para reaccionar. Una única bala perforó las gafas y al ser expansiva, le destrozó de dentro hacia afuera la cabeza y todo su contenido; lo único que evitó que los sesos salieran desparramados por todos lados fue el casco.
--¿Chango? ¿Dónde estás, Chango?--dijo otro de los pistoleros, buscando al recién muerto, cuando sintió un agudo dolor en la ingle. Miró hacia abajo y vió que justo de la articulación de la armadura salía la sangre a borbotones, ya que le habían herido en la arteria. Se sintio débil y maredo y cayó de rodillas, encontrándose frente a un "marine" perfectamente camuflado que le sonrió cruelmente antes de rebanarle el cuello con el cuchillo y acelerar el final.
Uno a uno, los hombres de Valle empezaron a desaparecer, como tragados por la hierba, presas del pánico, los que aún no caían empezaron a disparar a todos lados, hiriéndose incluso entre ellos con "fuego amigo" ante el desconcierto.
"El Rojo" se dió cuenta de que se perfilaba un desastre y habló por el intercomunicador.
--¡Lupe! ¿Qué demonios está pasando?
--¡Patrón!--la voz se escuchaba presa del pánico--¡Estos no son gringuitos como los de siempre! ¡No sabemos ni de dónde salen! ¡Nos están poniendo una pu... Aaaaaaaarrrrghhhh!
En aquél momento, el tal Lupe recibía una ráfaga de ametralladora de Will a quemarropa, la armadura, de blindaje ligero, no resistió y todos los proyectiles la perforaron ante la asqueada y espantada mirada de Juan: estaba acostumbrado al sadismo de los Dark Bolts y demás pandillas de la ciudad, pero núnca a ver matar con frialdad y "profesionalismo", por así decirlo, como si se tratara de una tarea más que cumplir. Will volteó y miró a Juan, tremendamente pálido que contemplaba cómo el sicario se derrumbaba, intentaba decir algo pero con los pulmones inundados en su propia sangre le resultó imposible y murió.
--No vomites todavía, sino hasta que esto haya acabado. Ahora ¡muévete! vamos hacia el vehículo.--Habló hacia su intercomunicador.--Thorthon! Are you in position?
--Just arriving to it, sarge!
Tommy Thorthon se aproximaba, sin oposición alguna, a un costado del sincrocañón, que había agotado su munición y dejado de disparar, debía volver al vehículo de comando que arrastraba, en un remolque especial al sistema de recarga. El sincrocañón se percató de la proximidad del extraño y volteó su cabeza hacia el lado del que provenía la amenaza paa disparar la ametralladora que tenía al frente. Sin embargo, el soldado ya se encontraba encogido debajo de la "panza" del robot, por lo que quedaba fuera del alcance de radar de proximidad y de los sensores que detectaban minas subterráneas, pues éstas eran localizadas antes de llegar al punto para ametrallarlas y poder pasar por encima sin peligro.
La cabeza volteaba para todos lados y el aparato empezó a moverse como un perro persiguiendo su cola, pero Thorthon, que comprendió la gracia de la escena seguía los movimientos del mecano, colocado a gatas debajo de él, activó e insertó una granada justo en la articulación en la que la pata izquierda de enmedio se unía al tórax de la máquina. No dañaría al denso blindaje de uranio empobrecido y cerámicas, pero se dió cuenta de un punto débil: una pequeña sección de manguera de aceite del sistema hidráulico de la pata que quedaba al descubierto en determinados movimientos. Una vez hecho esto, el soldado giró sobre su cuerpo y corrió velozmente, aventándose detrás de una roca que salía del suelo. El sincrocañón detectó su presencia, cortó cartucho de su ametralladora defensiva de la cabeza y justo cuando iba a disparar, la granada explotó.
Al principio, parecía que no pasaba nada, mas era evidente que el sistema de inteligencia artificial del robot estaba desconcertado ante la explosión y algo que sentía en su interior, así que de repente, pudo verse un chorro de un líquido negro y espeso salir de la articulación. La pata perdía rigidez y el aparato se inclinó del lado izquierdo, pues no podía sostener su peso con la pata dañada.
--¡Govnó (mierda)!--Gritó el georgiano en ruso al ver la información que aparecía en su tableta--La pata media del costado izquierda pierde presión de aceite, ¡el sincrocañón está dañado y no puede volver por municiones! ¡esos... esos "cammmrrones" ya habían peleado antes contra estas armas!
--¡Maldición!--excalmó el Rojo, tomó el intercomunicador y habló a los que quedaban de sus hombres.--¡Vuelvan a sus vehículos! Ustedes, los idiotas de las torretas, ¡cúbranlos, para eso tienen ametralladoras pesadas y lanzagranadas!
--Well done, Thorthon!--dijo Walker en voz baja por la radio.
--Thanks, Sarge!, guess I cannot move from here, because our mechanical and russian friend is quite angry, it's firing to everywhere, so I will stay here behind a rock until the machine waste all of it's bullets.
--Don't worry, it's time for us to do our job.
Una ráfaga de la ametralladora del vehículo que tenían enfrente interrumpió el avance.
--¡Johnny! ¿Estás bien?
Juan se había orinado en los pantalones.
--He tenido mejores momentos.
--No lo dudo.--Walker se permitió reir un poco--Necesito que rodees el vehículo y subas por detrás a la caja.
--¿En serio?
--Totalmente, ¿querías pelear, no? Yo distraeré al tipo.
Walker se levantó y empezó a disparar. El artillero se cubrió con el escudo de la torreta.
--¡Corre, Johnny!
Juan corrió hacia el vehículo por un costado y por instinto, abrió fuego contra los ocupantes de la cabina de mando, sin herirlos, antes de que ellos le dispararan con pistolas, lo que no pudieron hacer pues subieron las ventanillas blindadas. Llegó al extremo contrario del camión y subió, mientras el artillero estaba enfrascado en un intercambio de fuego con Walker. Se subió pero no se atrevió a disparar a matar, sino que llegó por detrás, y usando el fusil como si fuese un garrote le propinó un buen golpe al pistolero en la cabeza, mas el casco le defendió. Este, medio aturdido, se volvió y le lanzó un puñetazo a Juan en la cara, que alcanzó a esquivar.
--Pero si eres el wey al que buscan los vampiritos ñoños...--le dijo el matón, que desenvainaba su cuchillo--Aparte de todo eres un traidor lamehuevos de esos gringuitos mierda.
Walker esperaba ver ya a Juan al mando de la ametralladora, mas no era así.
--¡Johnny!, ¿Qué haces?
Dio un brinco y se trepó a la defensa del transporte, quedando su cara a la altura del parabrisas, donde el conductor lo vio con cara de sorpresa y enojo, indicando a su compañero que abriera la ventanilla y con la pistola eliminase al molesto gringo que se pegaba como mosquito al vidrio. Walker lo percibió, se agarró con ambas manos a la parte superior de la cabina y estaba desarmado, pues el fusil lo llevaba a la espalda, y justo cuando el pistolero sacò el brazo, Walker se balanceó y le dió una patada. El asesino soltó el arma, que fue a caer entre la hierba, pero entonces intentó agarrarle el pie, pero el marine volvió a patear y se subió más al techo de la cabina. El pistolero decidió que no le quedaba más que hacer lo mismo, mientras el conductor empezaba a hacer que el levitante transporte se inclinara a un lado y otro para hacer que el anglosajón se resbalara y cayera.
Mientras Juan esquivaba las cuchilladas que le lanzaba el sicario, tenía agarrado el fusil de la culata y el cañón y se defendía con él como podía.. Logró en un momento enganchar el cuchillo en un asa que tenía el fusil en su parte superior, lo jaló hacia él y logró quitárselo al asesino, el arma blanca resbaló hacia atrás en una de las inclinaciones del vehículo. El sicario, furioso, comenzó a golpear a Juan , quien a su vez, intentó golpearlo con el fusil, pero también se le cayó en otro bandazo del transporte. El y su atacante cayeron al piso y Juna vió, a su derecha , relumbrar al cuchillo, a cierta distancia de su mano, así que intentó arrastrarse hasta él. El sicario se percató de lo mismo e intentó ganarle; Juan logró agararlo, pero la fuerte mano del pistolero se cerró sobre la suya.
Entre tanto, Walker había logrado encaramarse al techo de la cabina y sujetarse del escudo de la torreta, pero el copiloto del transporte intentaba jalarlo de los pies, resistiendo, gracias a los guanteletes de su armadura, los pisotones que el marine le daba.
--¡Estabiliza el vehículo, wey!--gritó al conductor--¡Así podré subirme para acabar con este güero maldito!
El conductor así lo hizo y el sicaro le dió un fuerte tirón a Walker de los pies, éste resbaló pero se puso bocarriba y pateó fuertemente al pistolero en la nariz, la sangre brotó de inmediato, asì como una serie de imprecaciones. Walker tuvo tiempo de ponerse de pie y de un salto, meterse en la torreta y apuntar la ametralladora pesada a la cabeza del sicario.
--Say cheese, asshole--dijo, apretando el gatillo. La cabeza del matón desapareció, con todo y casco ante la ráfaga de proyectiles de grueso calibre. El cadáver decapitado se desplomó y quedó colgando justo enfrente del conductor, que emitió un alarido de terror ante la espantosa vision, pues luego resbaló y cayó, pintando de rojo al vidrio blindado.
Juan y su oponente, mientras, se habían puesto de pie y forcejeaban con el cuchillo, escupiendo sangre producto de los golpes y dirigiéndose miradas de verdadero odio. El sicario le dió un tremendo cabezaso, aprovechando el casco y Juan cayó adolorido, descalabrado.
--Le llevaré tu corazón a la vampiresa.--dijo el sicario--quizá me dé una gran cantidad de oro por él.--Tomó el cuchillo a dos manos, como sacerdote azteca a punto de hacer el sacrificio, cuando el fuerte sonido de una descarga rasgó el aire y abrió como una flor al tórax del tipo, rociando a Juan con sangre y pedazos de tejidos, como un aspersor. El cuchillo cayó, sin fuerza y el cuerpo sin vida también, a punto de caerle encima a Juan, que rodó a un lado.
Juan no resistió y vomitó todo lo que tenía en el estómago al intentar incorporarse.
--¡Johnny! Debiste dispararle sin pensarlo cuando lo tenía distraído.
No pudo evitar mirar al norteamericano con cierto asco.
--Algunos no tenemos vocación de asesino.
Walker no dijo nada, se limitó a apuntar hacia donde corría el conductor despavorido tras haber visto el fin de su copiloto.Accionó el lanzagranadas y la silueta que huía desapareció en un estallido. Sólo quedó una mancha ceniza sobre la hierba despedazada y quemada.
--¿Sabes conducir?--Le preguntó Walker sin entonación--Sube a la cabina, yo manejaré la ametralladora. Debemos inutilizar el sincrocañón y a los vehículos.
Tommy Thorthon seguía sin poder salir de su escondite. El robot se había quedado sin municiones de ningún tipo, pero estaba ahí, medio sosteniéndose sobre 5 patas, y amenazante. Daba la impresión que su inteligencia artificial era lo bastante desarrollada como para incluso, simular ciertas emociones, como en este caso, la ira. Tommy se movía y el sinccrocañón lanzaba hacia él su pata delantera, como queriendo golpearlo o cortarlo, o parecía querer embestirlo. Pero en eso, se escuchó un zumbido. El vehículo, conducido por Juan, se acercaba a toda velocidad. Con la palanca derecha y la izquierda adccionaba los rotores y los orientaba para dar la dirección del transporte, mientras con el pedal aceleraba. El limpiaparabrisas accionado, había despejado la sangrienta mancha del vidrio, y arriba, desde la torreta, Walker abría fuego contra el sincrocañón. Dos granadas impactaron yparecía que no hacían mella en él, que se movía para defenderse ante la nueva amenaza. Al acercarse, Juan aceleró aún más y embistió de costado al robot, justo donde la pata dañada que le colgaba como un miembro muerto. El impacto fue brutal. Walker se encogió dentro de la torreta para impedir salir despedido y Juan se había puesto el cinturón y no chocó contra el parabrisas.
El sincrocañón quedó bocaarriba, como una cucaracha, sostenido sobre los barriles que contenia sus cañones y los cartuchos vacíos de municiones. El mecano, desesperado ahora, movía, igual que aquel insecto rastrero, sus cinco patas sanas, (a decir verdad, después del golpe ninguna lo estaba del todo, se habían enchuecado) hacia todos lados, como intentando volver a ponerse en pie, lo que resultaba imposible.
--Come on, Tommy! get inside te truck!--gritó Walker.
Thorthon corrió hacia el vehículo, evitando las patas, pero antes, le lanzó un escupitajo al lente de la cámara de la cabeza, órgano de visión del robot.
Entró a la cabina y se encontró con Juan. Thorthon no pudo evitar sentirse mal por haberse expresado despectivamente de él y sus sobrinos la noche anterior.
--I never expected to say this... but, thank you, beanner...
Juan no hizo expresión alguna.--You're welcome, gringo.
Dirigió el transporte hacia atrás y se enfilaron contra los otros vehículos. Los demás marines, dispersos por el campo, intercambiaban disparos con los sicarios que se retiraban atropelladamente hacia el tanque de mando del Rojo.
--¿Ya valió madres todo esto!¡Vámonos!--Decía por la radio.
--Y el sincrocañón?--Preguntó el georgiano.
--Ese cacharro no sirvió de nada, ¡Le partieron su madre!... Pero lo que costó... ¡Lo que costó esa pinche basura! Luego volveremos por él...
Con el lanzagranadas, Walker destruyò los rotores de los otros transportes, que fueron abandonados. De los 60 hombres de los Valle que acudieron aquel día al combate, 35 yacían muertos, y otros 10 estaban heridos, incluso de gravedad. De los hombres de Walker, sólo 4 resultaron heridos. El contraste entre el orden, la estrategia y la astucia de los marines con el simple ímpetu asesino de unos matarifes fue total.
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Lo que sí tuvieron que lamentar fue la muerte de 8 civiles y las heridas a otros 10 a consecuencia del bombardeo del sincrocañón. También perdieron parte de las provisiones, del equipo y algunas mulas, aunque obtuvieron el transporte, las municiones y las raciones de comida y agua para 40 hombres que llevaba consigo en la parte de atrás.
Juan estaba aturdido... se sentía no sabía si alegre o no por haber vencido a los hombres de los Valle, por otro lado, estaba preocupado, ellos también sabían que huía de los Dark Bolts por lo que le dijo el sicario, y se sentía asqueado por la matanza y triste al ver el bosquecilo arrasado por las granadas disparadas por el sincrocañón. Lo que más le conmovió fue ver a los deudos de los muertos llorar, así como a los parientes de los heridos; para él, en ese momento no eran norteamericanos, desplazados, extranjeros, eran seres humanos como él; incluso, recordó a los sicarios de los Valle y en los Dark Bolts, alguna vez, pensó, habían sido niños como Manuel y Mariana, pero algo, algo terrible los volvió como animales. Frente a él, apareció Jill, con los niños abrazados, que le miraron horrorizados y llorosos.
--Tío....--Fue todo lo que Mariana osó decir.
Juan no dijo nada, se dirigió a una piedra sobre la cual había una palangana con agua y se miró reflejado en ella: estaba completamente cubierto de sangre, propia y ajena, empezó a lavarse en forma histérica y de repente, rompió a llorar al sentir sobre él todo el horror, todo el espanto de la época que le había tocado vivir.
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En el próximo capítulo visitaremos al General Bulgakov, en el frente norteamericano, para una toma de decisiones crucial.