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1 de marzo de 2010

UN ENIGMA LLAMADO: MAXIMILIANO DE HABSBURGO

 

Este mes de marzo, en el "Santoral Cívico" mexicano viene a dedicarse a dos personajes que han sido fundamentales en nuestra historia: Benito Juárez, cuyo nacimiento se celebra el día 21 de marzo, y Lázaro Cárdenas, artífice de la nacionalización del petróleo el 18 de marzo de 1938.

En este post, he decidido dedicarme no a Juárez, sobre cuyo mito histórico hablé el año pasado, sino sobre su némesis, el Emperador Maximiliano I, quien además, es un verdadero enigma, desde su nacimiento hasta su muerte y más allá de ella y que confirma cómo las manipulaciones históricas convierten a un periodo muy estudiado y sobre el que se han escrito bibliotecas enteras, en un misterio completo y hace de los personajes verdaderos desconocidos, y en este caso, no solo estamos ante la manipulación de la "Historia Oficial" mexicana, sino también por parte de franceses y austriacos que han arrojado sobre la figura de este príncipe un velo enigmático y de interrogantes que ocultan al verdadero personaje, pese a que ya, en la actualidad, historiadores y literatos tratan de brindarnos una imagen más clara del mismo, lejos de apasionamientos e ideologías.

Cuando tenía unos 10 años de edad, allá por 1986-87, causó gran revuelo la publicación del libro "Noticias del Imperio" del escritor Fernando del Paso, actual Director de la Biblioteca Iberoamericana, aquí en Guadalajara; este señor parecía ser uno más de los escritores típicos de la segunda mitad del siglo XX, sus novelas anteriores: "José Trigo" y "Palinuro de México", parecían ir por la línea de la crítica subvencionada que los escritores como Octavio Paz (pese a ello, una verdadera gloria de las letras y la Filosofía en México) o Carlos Fuentes y Monsiváis hacían de los regímenes priístas, que sin embargo, les otorgaban premios, becas, cargos diplomáticos y sueldos, así, en la primera, trataba sobre la gran huelga ferrocarrilera de 1958 que amenazó al régimen postrevolucionario, y la segunda, sobre la juventud de los sesenta, protagonista de los movimientos de Izquierda que desembocaron en los hechos de Tlatelolco en 1968. Ninguno de esos libros tuvo gran éxito, pese a que se les ha reconocido como novelas muy bien escritas (aunque de fuerte carga ideológica) y el Sr. del Paso combinaba su trabajo con la pluma o la todavía máquina de escribir, con una discreta carrera como pintor abstracto. Sin embargo, llevaba, desde los años setenta, una investigación sobre la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa que culminó con la publicación de este libro, que sin duda marca un parteaguas en la forma en que ha sido abordado tan mitificado y polémico periodo de nuestra Historia nacional.

Siendo yo un ratón de biblioteca, al que interesaban más los libros, máxime cuando tratasen de ciencia o de Historia que jugar al fútbol o andar en bicicleta (lo confieso, núnca aprendí a andar sobre dos ruedas y siempre he tenido dificultades para manejar vehículos) a mis 10 años me sentí sumamente interesado por el libro de Del Paso, pese a que ya me había devorado el tomo de "México a Través de los Siglos" respecto al periodo y le pedí a mis papás que me lo compraran, finalmente, y cerca de Navidad, mi papá me lo compró y me lo regaló, y lo empecé a leer, devorándomelo en cosa de dos semanas.

Para quien no haya leído el libro, el mismo resulta tener una estructura extraña: no es ni novela ni ensayo, es una mezcla de los dos géneros, por un lado, cuenta con pasajes novelados de conversaciones o actuaciones de diversos personajes: Maximiliano y su Secretario José Luis Blasio, Max, Carlota y su profesor de español, Juárez y Lerdo de Tejada, el Coronel francés Du Pin, temible comandante contraguerrillro, Napoleón III y su esposa Eugenia de Montijo, etc. así como amplios capítulos donde Del Paso devela datos pocos conocidos y hasta chismes de la época y tesis que en ese momento causaron un shock total por su contenido y sus conclusiones y, además, monólogos ficticios, inspirados sin embargo en las relaciones de médicos y servidumbre del castillo belga de Bouchot, consistentes en los delirios de una Carlota anciana que lamenta su tragedia la muerte y a veces el desamor, del buen Max, a quien, sin embargo, amó hasta su muerte, en 1928.

Lo que, en mi óptica de estudiante de primaria y lector aficionado de la "Biblia de la Historia Oficial" como es México a Través de los Siglos, (pero también para muchísima gente, dado el revuelo provocado por el libro) fue como un balde de agua fría fue darme cuenta que la Historia no era como la pintaban, Del Paso se había ido no ya contra actuaciones debatibles de presidentes priístas en el pasado reciente, sino contra los fundamentos mismos del Estado moderno mexicano cimentados en Juárez y los liberales del siglo XIX, así, no duda en presentarnos a un "Benemérito" con un terrible complejo de inferioridad y envidioso de los casi 1.90 metros de estatura, cabellos y barba rubios y atletismo del príncipe germánico, extraordinariamente celoso del poder y ambicioso, rencoroso y vengativo, y por contraste, un Maximiliano idealista, seguidor del ideal romántico y deseoso de negociar con Juárez, enamorado de México, pues sigue la vocación universalista de los Habsburgo que les hacía renunciar a su origen para adoptar al país que gobernaban, culto y bienintencionado; de igual modo, nos muestra a unos Conservadores que no lo eran tanto en sentido negativo y sí más valientes y nacionalistas que los Liberales, defensores de los intereses norteamericanos.

Pero no solo eso, Del Paso nos muestra unnos aspectos que caen sobre el Archiduque de Austria que le hacen más que un hombre, una interrogante, he aquí los enigmas principales:

1.- ¿Fue Maximiliano hijo de Napoleón II?

Maximiliano y su hermano mayor Francisco José, emperador de Austria-Hungría (desde 1869) eran muy diferentes, el primero, amaba el lujo y tenía cierta calidez latina que su imperial hermano no tenía, éste, al igual que Felipe II de España, gustaba de la austeridad más completa, era parco y seco, en pocas palabras, era un Habsburgo al 100%: dormía en un catre y comía salchichas y se sentía incómodo en los bailes que presidía su hermosísima esposa, la famosa Sissí, mientras que a Max, todas esas vanalidades le encantaban.

Esta diferencia de carácter según algunos, venía de que no eran más que medio hermanos, puesto que su madre, la Archiduquesa Sofía, esposa del Archiduque Francisco Carlos, hermano del Emperador Fernando de Austria, según se rumoraba, había tenido un affaire de casi adolescentes con el hijo del conquistador de Europa: Napoleón II, hijo del corso con la princesa María Luisa de Austria,  y que prácticamente había vivido secuestrado en Viena desde la derrota de su padre. El mismo día que Max nacía en el Palacio de Schöburnn en la capital austriaca, y solo separados por una pared, el joven heredero del trono imperial francés moría de tuberculosis, aunque se maneja que fue envenenado por el genio diplomático de Klemens Von Metternich, Primer Ministro e impulsor del Congreso de Viena tras la derrota del emperador galo y que temía de que Franz-Napoleón, como era su nombre completo, al madurar se convirtiese en una pesadilla como su padre si intentaba reclamar el trono.

Claro, hay que ver que Maximiliano medía 1.90, era rubio, blanco y de ojos azules y de complexión atlética, además de mostrar el clásico prognatismo de los Habsburgo (labio inferior abultado y mandíbula saliente) mientras que Napoleón Bonaparte era de 1.55 de estatura, moreno, de cabellos castaño oscuro y ojos cafés, cara redonda y con tendencia a la gordura, por lo que si se trata de nieto y abuelo resulta dificil encontrarles el parecido; sin embargo, la genética hace trampa y aparecen los genes recesivos y dominantes, y algunos genes permanecen dormidos durante generaciones, mientras que otros se manifiestan, veamos aquí el retrato de Napoleón II, presunto padre del Emperador de México:



Como se ve, parecía más Habsburgo que Bonaparte, y el enigma no se aclarará hasta que haya un análisis de ADN que compruebe la paternidad del segundo hijo de la Archiduquesa Sofía de Wittelsbach, otra germánica y emparentada con los Habsburgo:




Lo que claramente, diluiría los genes latinos de Napoleón

Esto nos lleva al siguiente engima:

2.- ¿Era Maximiliano un personaje non-grato para monarcas y políticos europeos?

La respuesta es que muy probablemente lo era, primero, el rumor sobre su presunto origen Bonaparte parece  haber estado fundado, puesto que Francisco José y Max siempre tuvieron una relación dificil, y éste último siempre fue el favorito de Sofía, que comulgaba más con el romántico idealista Maximiliano que con el iracundo y autoritario primogénito; para colmo, Max sabía ganarse la popularidad, y cuando fue designado gobernador de la región de Lombardía y Venecia, posesión austriaca en 1857, adonde acudió ya casado con la bella princesa Carlota de Bélgica desarrolló un gobierno que aplicó un liberalismo moderado, desarrolló la educación y la cultura y respondió a las necesidades de los súbditos italianos, de quienes se ganó el apoyo, yendo, por un lado, en contra de las políticas e ideas del ultraconservador y absolutista Francisco José, y siendo un verdadero obstáculo para el movimiento unificador de Italia dirigido por Víctor Manuel II y el Conde Cavour de Piamonte, ya que en el Lombardo-Véneto hubo quienes se manifestaron a favor de la independencia, pero con Maximiliano como monarca, algo que preocupó muchísimo a Francisco José y que no agradó nada a Víctor Manuel, que aspiraba ser el héroe que uniría a todos los italianos para recuperar las glorias de sus antepasados romanos (y que le valdría ser merecedor del enorme, recargado y repostero monumento frente al Coliseo, conocido como el "pastel de bodas") Maximiliano fue retirado del gobierno y él se fue con Carlota a su castillo de Miramar, cercano a Trieste y ubicado en la frontera italo-croata en la actualidad, mientras también en Polonia los movimientos independentistas le querían como monarca y en Grecia se planteaba la salida a una crisis política con su nombramiento también como rey.

Por otro lado, imagínense la posición de Napoleón III, hijo de Luis Bonaparte, hermano menor de Napoleón y que fue impuesto por éste como Rey de Holanda, y de Hortensia Beuharians, hija de la emperatriz Josefina en su primer matrimonio, por lo que no era el legítimo heredero del gran corso al ser sólo su sobrino, de ser Maximiliano el nieto del conquistador, su legitimidad se encontraría comprometida.

Así que Max era un verdadero "pain in the ass" para Habsburgos y Bonapartes, tras su fachada de indolente y aparente desinterés por la política (tras su retiro del gobierno veneciano, se embarcó en un viaje científico alrededor del mundo, hay que recordar que Max había hecho carrera en la marina austriaca) estaban las ansias de llegar a reinar y gobernar un país de acuerdo con su ideal liberal moderado y a la vez católico, aparte del impulso de Carlota, que ella sí, era muy ambiciosa. Esto, y su posible origen familiar, le hacían un personaje poco querido en los círculos políticos europeos y qué mejor que mandarlo a América, lejos de las intrigas cortesanas y en unas circunstancias que aseguraban su fracaso, y qué mejor, su muerte...

Bueno, dada la extensión del tema, continuaremos en otra entrada, analizando estas inquietudes que deja el libro de "Noticias del Imperio" y que otros escritores, como el periodista Armando Fuentes Aguirre "Catón" tratan, este último en su libro "Juárez y Maximiliano, la Roca y el Ensueño", sin duda, el buen Max siempre será un tema fascinante para nuestra--la verdadera--Historia.




6 comentarios:

Anónimo dijo...

fascinante siempre la historia de maximiliano... por favor siempre publique más me interesa mucho.

Anónimo dijo...

Muy interesante. Me pregunto si de casualidad tiene conocimiento de algún libro o documento que mencione los nombres de quien acompañaba a Maximiliano cuando llegó a México.

Gracias

YORCH dijo...

Bueno, Fernando del Paso nos refiere el viaje a bordo de la Novara y menciona a los que acompañaron a Maximiliano y Carlota en su travesía hacia México.

otras obras sobre el tema, como la del Conde Egon de Corti también lo señalan.

Gracias por su comentario!!

Anónimo dijo...

Gracias. Pregunto porque el conocimiento que nos han pasado de mi familia materna es que somos descendientes del sastre de Maximiliano, pero sabemos muy poco al respecto y quisiéramos averiguar más. ¡Saludos!

Unknown dijo...

Gracias por tocar el tema de la "incomodidad" de Max, que si bien es sabido que no era querido por su hermano, nunca había (yo) reparado en el problema que representaba para los Bonaparte.

Unknown dijo...

Maximiliano siempre será un enigma para todo mundo, pero varios historiadores y escritores coinciden que si hubieran permitido gobernar más tiempo Max, podríamos haber visto muchísimos cambios positivos en el país, es cierto que bajo el cobijo de un emperador pero eso no equivale a un mal gobernador.

De hecho Max mandó a trazar y construir el Paseo de la Reforma, era poliglota y pretendía que en las escuelas se enseñaran diversos idiomas, se enfatizaran más por enseñar arte, cultura, historia y música, porque él sí era un hombre culto. Versiones más radicales mencionan que Juárez tomó parte de sus proyectos y los plasmó en sus Leyes de Reforma y en su línea de gobierno, puesto que debemos recordar que Max tenía una tendencia liberal y aunque sí era católico, pretendía limitar a la iglesia con el gobierno y la educación.

Por último, existen versiones que apuntan a que Maximiliano no murió fusilado en el Cerro de las Campanas, pues tanto Juárez como Max eran masones y en ese grupo o logia, uno de sus estatutos prohibe matar o herirse entre miembros, ya que se ven como hermanos. Mencionan que Juárez (para mí un dictador enfermo de poder que negoció con Estados Unidos para recuperar su silla presidencial) le perdonó la vida pero con la condición de que dejara el país y se cambiara su identidad, así que se fue a El Salvador y se autonombró Justo Armas, lo pueden verificar en esta liga: https://es.wikipedia.org/wiki/Justo_Armas

Yo no sé que tanto sea verdad o mentira sobre Maximiliano, pero a manera de resumen yo les comparto que lo admiro y aprecio por varias razones: era un hombre de letras, hablaba varios idiomas, gustaba de la cultura, la música y las artes en general. Disfrutaba la naturaleza y le interesaba la botánica y la clasificación de especies. Tenía ideas liberales y proyectos para impulsar la educación y la cultura en nuestro país.

Nadie sabe a ciencia cierta qué hubiera pasado si Max hubiera gobernado por más tiempo en México, por esa razón es un enigma y por eso mismo me interesa su vida. Tengo la fortuna de contar en mi colección de numismática con 1 peso y 50 centavos de la época de Maximiliano, preciosas monedas que forman parte de la breve historia de un Imperio en México.