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20 de julio de 2009

40 AÑOS EN LA LUNA...

El genial científico norteamericano, Carl Sagan, ídolo de mi infancia (Sí, soy un nerd y qué, mientras, en los años 80, muchos tenían de ídolo a Michael Jordan o a Maradona, yo me fasciné con la ciencia gracias a su serie documental "Cosmos" con la que ese hombre genial intentó popularizar los conceptos y las incógnitas más importantes del Universo entre la teleaudiencia promedio) seguramente estaría muriendo hoy en día a consecuencia de depresión, sino es que eso fue lo que realmente causó su muerte y no una enfermedad degenerativa en los huesos que le abrió la puerta al cáncer, al ver que la exploración del espacio yace cada vez más olvidada, y más especialmente, por su patria, que todavía en aquellos años, con el programa de transbordadores espaciales y sondas no tripuladas, parecía encontrarse a la cabeza en la exploración de la "última frontera".

No es para menos, recuerdo cuando estaba en la primaria que era todavía todo un acontecimiento cada lanzamiento espacial de míticos nombres como el "Columbia" o el "Challenger", "Discovery" o "Atlantis", pero todo cambió tras la explosión, a pocos segundos del despegue, de la segunda de las naves mencionadas, donde, (también es cierto, durante la era Reagan la confianza desmedida de los gringos en sus logros espaciales les había llevado a caer en frivolidades y payasadas) iba la que iba a ser la primera maestra de primaria en el espacio.

Desde entonces muchos proyectos se frenaron y se cortaron presupuestos, lo que nos ha condenado a seguir atados a la Tierra, como diría Tolkien, para colmo, el derrumbe de la URSS provocó la ruina del segundo gran programa espacial, que, pese a sus logros en la construcción de estaciones espaciales, (programas Salyut y Mir) que han influenciado en la actual estación internacional, se encuentra prácticamente estancado en el Soyuz, eso sí, la nave espacial más confiable del mundo, pero que no es más que una especie de elevador hacia el mencionado puesto orbital. Si no hubiera sido por aquel desastre de 1986 ni por los devaneos políticos ni cambios históricos, es muy probable que las estimaciones de Sagan hubieran sido certeras, y para 1999 se hubiera podido llevar a cabo la misión tripulada a Marte, pues se hubiera contado con el desarrollo de los propulsores iónicos, la construcción a inicios de los 90 de la estación internacional como puerto espacial y astillero en el qué construir una nave libre de las limitantes de la gravedad terrestre, y todo con la colaboración entre rusos y norteamericanos, bajo el clima del deshielo propio de los ochenta.

Los años sesenta manifestaron una explosión en el desarrollo de la tecnología que permitió a los norteamericanos llegar a la Luna antes que los moscovitas, no hubo escrúpulos que valieran, pues el impulso no era el desarrollo de la ciencia en sí, sino simplemente el anotarse una victoria política sobre el rival ideológico y geopolítico, nada les importó el tener bajo su mando a uno de los científicos mimados de Hitler y Nazi declarado como Wherner Von Braun, a fin de que éste aplicara y perfeccionara la tecnología que había utilizado para pulverizar partes de Londres en el desarrollo del cohete espacial, finalmente el objetivo se cumplió, tampoco les importó el gasto, pues se empleó el 0.8% del PIB de Estados Unidos, y después, vino el abandono.

Un abandono tan repentino que hace que hoy en día, mucha gente incluso dude de que se llegó a la Luna y aparecen de nueva cuenta las teorías conspiratorias de que todo fue filmado en Hollywood, pero están las piedras traídas por los astronautas, el testimonio de los mismos, las explicaciones de los físicos y de detalles de la misión que nos dan la razón de los fenómenos que se perciben en las imagenes del alunizaje, y las mediciones que diariamente se hacen desde el observatorio de Greenwich, Inglaterra a los espejos colocados en la superficie lunar mediante rayos láser, todo ello rebate a los conspiranóicos (hay otros todavía más locos, que llegan a afirmar que los alemanes llegaron antes a la Luna, desde la época del Káiser Guillermo II y ahí ahora se encuentra el "Reich secreto" de los nazis que huyeron), las causas de ese abandono, en realidad, fueron 2:

1.- Se cumplió el objetivo político: llegar primero que los rusos, a la Luna.

2.- Enviar a 3 individuos a recorrer los 300,000 km que separan a la Tierra de nuestro satélite natural en un viaje de 6 días ida y vuelta y estar sobre la superficie lunar solo unas horas, es extraordinariamente caro, y la economía mundial, a partir de los años 70 inició un periodo de achaques del que no ha salido, por el contrario, hoy nos encontramos ante la recesión más grande desde 1929, con lo que la exploración espacial, que no aporta beneficios inmediatos, pese al desarrollo en aeronáutica, comunicaciones, informática y otros rubros que han sido consecuencia de los viajes espaciales de los 60, sino que resulta deficictaria, dista mucho de ser una prioridad para los gobiernos, especialmente el norteamericano, más preocupado en cómo salir de ésta que en otra cosa, abrumado por un endeudamiento público inmenso, .

No hace falta poner cifras, simplemente veamos, sale de la Tierra un cohete de 111 metros de altura, y regresa un diminuto módulo que originalmente se situaba a la punta de todo el conjunto, lo demás, se destruye o abandona en la alta atmósfera, en órbita terrestre o alrededor de la Luna,es un inmenso desperdiciadero.

Los pobres rusos no han conseguido avanzar casi nada, la ruina de su economía estatista tras el desmembramiento de la URSS los llevó a abandonar sus sueños de gloria cósmica: su transbordador espacial "Buran" que parecía ser mejor que el norteamericano en muchos aspectos sólo realizó un vuelo de prueba a control remoto para después ser arrumbado en un hangar que se destruyó como consecuencia de la falta de mantenimiento, mientras que su propulsor, el cohete reutilizable "Energía" que resultaba ser un gran avance tecnológico, ha quedado en el limbo; entre tanto, la Rusia de Pútin sigue limitada al Soyuz e intenta renacer su programa espacial, comenzando la construcción de un nuevo cosmódromo en suelo ruso, en vez de las viejas instalaciones de Baikonur, que ahora pertenecen a Kazajastán, y por las que Rusia paga renta a su antigua provincia.

EUA, por su parte, ante la crisis económica, ve reducido su presupuesto a la exploración espacial, la tónica, en los años siguientes seguirán siendo las naves no tripuladas y los vuelos orbitales arrendando a los rusos lugares en el Soyuz o utilizando el cohete Aries, una vuelta a un concepto similar al Gemini de los sesenta, pero el regreso a la Luna, o el viaje a Marte se ven muy pero muy lejanos, mientras que los transbordadores se encuentran viejos, sin mantenimiento adecuado y a punto de ser cancelados.

Los Europeos, por su parte, se encuentran avocados a una completa utilización comercial del espacio y se han limitado a lanzar satélites y algunas sondas no tripulados; al igual que en muchas otras instituciones europeas, la ESA o Agencia Espacial Europea adolece de la falta de acuerdos y planteamiento de políticas comunes y decisiones consensadas, que terminaron por cancelar el proyecto del Transbordador Hermes en los 90 y limitarse a colaborar en la construcción de la Estación Espacial Internacional, simplemente, no hay futuro con los europeos.

China sin embargo, aparece como la nueva potencia espacial, con un proyecto que se encuentra en un estadío similar al norteamericano en los 60, ya han enviado dos cápsulas tripuladas a órbita y hablan seriamente de llegar a la Luna para el 2020... ¿lo veremos? nuevamente, el impulso de este proyecto es el orgullo nacional y el demostrar el ascenso del Imperio Asiatico como potencia mundial incuestionable, pero ¿qué pasará cuando se logre el objetivo político? ¿Todo quedará ahí, igual que con los norteamericanos?

Sagan decía que la exploración espacial sería una vía para lograr la unidad de la humanidad en torno a un objetivo común, algo que exige una visión a largo, muy largo plazo, y que implica al final beneficios para todos, pero no para nosotros, sino para las generaciones venideras. Es una apuesta por el futuro, lamentablemente, si algo han demostrado nuestros políticos y gobernantes, no solo en México, sino en el mundo, es su falta de visión, de comprensión de la inmensidad del mundo, por no decir su vasta ignorancia, y su mezquindad; lo que menos les importa es el futuro, solo les importa el ejercer el poder aquí y ahora.

Mientras sigamos así, los sueños de Sagan, Asimov, Arthur C. Clarke, y hasta George Lucas, y de quienes aprendimos a ilusionarnos con ellos, seguirán siendo sueños, y cada vez más lejos de ser realizados.