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30 de diciembre de 2022

QATAR 2022, EL MUNDIAL DE LA INFAMIA

 El Mundial de Qatar ya está disponible en FIFA 23: todas las selecciones y  novedades - MeriStation

Acaba de terminar la Copa Mundial de Fútbol, celebrada en el Emirato de Qatar; país que no es más que parte del collar de satélites de Arabia Saudita, (junto a Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Omán o Bahrein) regido por una dinastía Al Thani, partidaria del Islam Salafista o Wahabbita, al igual que la familia Saud en Riad. Sin duda, ha sido un evento sobre el cual, desde el inicio, campeó la polémica.

Desde que, en 2010 las sedes de los campeonatos de 2018 y 2022 fueron asignados a Rusia y a Qatar, respectivamente, se desató el escándalo en contra de los dirigentes de la FIFA y de la UEFA: Joseph Blatter y Michel Platini, quienes recibieron al parecer, y como resultado de una investigación hecha por el FBI, dado que en Estados Unidos se triangularon los fondos, cuantiosas sumas tanto del Kremlin como de la Corte de Doha para asignar la sede de tales ediciones del campeonato tanto al Gigante Eslavo como al Emirato Árabe, ambos grandes potencias en el control de los energéticos.

Sin embargo, esto no cambió las cosas en el seno de la Federación deportiva más poderosa y rica del mundo; por el contrario, es claro que la administración del también suizo --igual que Blatter, aunque de lengua italiana-- Gianni Infantino, es quizá la culminación de una evolución de aquella hacia las tinieblas de la corrupción y la mercantilización más vil del deporte iniciada bajo el brasileño Joao Havelange durante su largo mandato al frente de la FIFA que abarcó desde fines de los 70 hasta fines de los 90. Infantino, es, además un cínico, un hipócrita y un verdadero mafioso, pero además, está seguro que contará con la impunidad necesaria, protegido de las monarquías islámicas, que, ha quedado claro, son la fuerza que se ha apoderado del balón; en el mundo musulmán podrá no jugarse el fútbol a un alto nivel, pero sin embargo, con sus petrodólares se han adueñado de los clubes más importantes de Europa: en el Real Madrid, el Barcelona, los dos Manchester, el City y el United, el Arsenal o el Paris Saint Germain, es frecuente ver que sus directivos lucen ataviados con túnicas y mantos como rememorando a los propietarios de gladiadores de hace 2,000 años, y los capitales mahometanos se ostentan en los membretes de los patrocinadores que aparecen impresos sobre las legendarias casacas de tales clubes históricos.

Y así, como recordando la Edad del Bronce, los estadios cataríes se construyeron a lomos de esclavos, trabajadores llegados de la India, Filipinas, Bangladesh o Indonesia sujetos a unos contratos perversamente maquillados por la Shari'a, o Derecho tradicional islámico, que encubren una relación de esclavitud, llevaron a que, se trabajara en las condiciones más deplorables y se contabilizara, según algunos, hasta más de 3,000 muertos, como en la antigüedad morían por centenas en la construcción de templos y palacios en el Egipto faraónico o en la Babilonia bíblica, mostrando cómo en Medio Oriente, las cosas no han cambiado desde hace más de tres milenios y el Islam sólo es un paganismo evolucionado que no respeta los derechos y las libertades humanas.

Mientras la FIFA de Infantino, como todas las grandes corporaciones ha asumido con fanatismo la bandera LGBTQ, y ha amenazado repetidamente con sancionar a México por un grito satírico de la afición al que se califica de homofóbico, sin embargo, no tuvo problema alguno en asignar la sede a un país regido por el fundamentalismo islámico donde tales conductas son perseguidas como delito capital, y ha hecho oídos sordos a las protestas en Irán por los derechos de las mujeres, siendo indiferente a la inminente ejecución de un seleccionado persa que apoyó a la féminas en su lucha contra la Shari'a (porque, a pesar de que la corriente Chiíta vigente en Irán es más "liberal" que la Sunnita-Wahabita de las monarquías peninsulares, de todos modos las mujeres están lejos de contar con plenitud de derechos)... la compra de voluntades, de manera descarada ostentada por el Presidente de la organización deportiva, aparte va más allá, se ha destapado cómo también Qatar y Marruecos --otra monarquía mahometana en ascenso-- han pagado cuantiosos sobornos a miembros del Parlamento Europeo a fin de lavar su imagen como violadores sistemáticos de derechos humanos, e incluso como patrocinadores del terrorismo salafista, a fin de asegurar no solo la sede de la justa mundialista, sino los sabrosos negocios en materia de gas natural y otros hidrocarburos ante la crisis energética provocada por las propias sanciones impuestas contra Rusia y que han terminado por tronar a Europa.

En lo futbolístico, hemos visto un campeonato con un nivel de juego lamentable; pero es un reflejo de la ya imparable decadencia occidental, empezando por la crisis demográfica: durante décadas, el portero mexicano Antonio La Tota Carbajal fue el único jugador que apareció en cinco copas del mundo: Brasil 1950, Suiza 1954, Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966, hasta que fue empatado en la marca por el alemán Lothar Matthäus en Francia 1998, pero en este Mundial, aparecieron ya varios jugadores cumpliendo ese mismo récord: Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Andrés Guardado o Guillermo Ochoa, los más reconocidos.

Así, si bien es cierto que las modernas condiciones y un mejor nivel de vida, nuevas técnicas de acondicionamiento físico, mejoras en la alimentación y otros factores puedan hacer que un atleta a los 35 o más años de edad actualmente aún se encuentre en altas condiciones físicas para competir, es evidentemente que un veinteañero, aún así, tendrá más ventajas en el terreno... sin embargo, es claro que hay una falta de talento en nuevas generaciones que permitan un recambio en los integrantes de los seleccionados en este deporte. Pero sobre todo, de talento nativo, sobre todo en las potencias europeas: la selección francesa es la muestra clara de que, ante la bajísima natalidad de los galos nativos que ya empezó a afectar a Francia en las décadas de los 80 y 90, se ha tenido que recurrir a los talentos que provienen de las comunidades de origen inmigrante provenientes de las antiguas colonias africanas. Alemania, por su parte, pretendiendo mostrar diversidad, inclusión y multiculturalidad siguiendo las políticas de Merkel, tratando de acallar los ecos del pasado, presentó un combinado conformado igualmente por inmigrantes y pocos teutones, únicamente para llenar cuotas, pero cuyo desempeño en la cancha fue más que lamentable.

La copa la ganó Argentina, y esto no ha quedado exento de polémicas. Desde antes del inicio del torneo, tanto el Emir de Qatar como el Presidente de la FIFA dijeron que sería una lástima que, siendo ya la quinta y última copa mundial en la que participaba Lionel Messi (aunque los intereses comerciales, la falta de nuevas figuras y lo rentable que el sudamericano ha resultado, me hace temer que le dejarán llegar al torneo de 2026 aunque ahora tiene ya 35 años de edad), sin ganar el campeonato. la realidad es que el apogeo de Messi fue hace unos 10 años y era claro verlo en el campo apenas corriendo, cuando no, caminando; sin embargo, Argentina tuvo penaltis a favor marcados en todos y cada uno de sus partidos, exceptuando el primero en que perdió ante Arabia Saudita; ya no entraremos a detalles de los partidos, pero desde un principio hubo protestas de jugadores, como por ejemplo, de Portugal, en que decían que si la intención era que Messi fuera campeón, que se le diera la copa desde un principio, pues percibían que todo favorecía al seleccionado sudamericano.

Lo que resultó bastante molesto, incluso odioso fue la actitud de los argentinos, tanto jugadores como de muchos de sus aficionados. Siempre se ha dicho que los argentinos son soberbios y ególatras, el campeonato obtenido sólo corroboró esos defectos: tanto los jugadores como muchos hinchas se dedicaron a burlarse, insultar, amenazar, provocar, retar a quienes hacíamos alguna crítica, o no podíamos ocultar ciertamente, que no apoyábamos al combo rioplatense. Ya lo había dicho antes, lo que me genera animadversión contra la selección argentina de fútbol, y contra los aficionados argentinos son esas actitudes, yo admiro la escena rockera argentina, Borges me parece un escritor fuera de serie, y me simpatiza el seleccionado albiceleste de Rugby, pero algo pasa con los argentinos cuando se refiere al fútbol; gente incluso pretendidamente culta, pierde completamente los estribos y comienzan a comportarse como verdaderos energúmenos, violentos y carentes del más mínimo respeto hacia los demás. Esto se reflejó incluso en los festejos en Buenos Aires al arribo del equipo, con vandalismos, saqueos, muertos...

¿Por qué ocurre eso con los argentinos? Tengo mi teoría: primero, el Fútbol se convirtió en un vínculo de unidad nacional para una población muy heterogénea; dentro de Hispanoamérica, Argentina es un caso especial, en que alrededor de un núcleo pequeño de población hispana, --al momento de la independencia, en todo el Virreinato del Río de la Plata apenas habitaban 400,000 personas, y en la capital, Buenos Aires, pese a que había sido fundada en 1580, apenas vivían 40,000, mientras que, en esa misma época, en la Nueva España habitaban cerca de seis millones de personas y la Ciudad de México contaba con casi 200,000 habitantes.-- se sumaron inmigrantes principalmente de Italia, Europa Central y Oriental, Judíos, Sirios, Turcos y de otras partes de Medio Oriente, e incluso Británicos, que adoptaron la Lengua Española, por lo que el apoyo al seleccionado de fútbol se convierte en un elemento de unidad nacional, sin que ninguno de los otros deportes de conjunto en los que los argentinos han alcanzado niveles de excelencia, y en los que han tenido un historial más limpio, como el rugby, el basquetbol, el waterpolo, el balonmano o el hockey sobre pasto femenil haya logrado eso, dado que son deportes más alejados del pueblo llano y más propios de clases sociales altas. 

Así, cualquier crítica al equipo será tomado como una especie de traición o ataque a un símbolo de unidad, y un ejemplo de ello es que, durante el Mundial pasado, celebrado en Rusia en 2018, el periodista argentino Flavio Azzaro fue incluso vetado por los medios de su país tras sus certeras críticas a Messi y a la intervención del padre de éste en la toma de decisiones de la selección, así como el boicot que se impulsó por parte de La Pulga, y el gamberro yerno de Maradona: El Kun Agüero, contra el Director Técnico Jorge Sampaoli, lo que precipitó el fracaso en aquella edición; sin embargo, Azzaro al verse vetado y atacado por sus colegas, decidió unirse al coro de alabanzas al rosarino, en el que sigue hasta hoy.

Pero además, el fútbol se ha convertido en la válvula de escape de las frustraciones de los argentinos, que recuerdan que en su momento, en la segunda mitad del siglo XIX y hasta 1950 pudiesen presumir ser un país rico, y contarse entre los miembros del mundo desarrollado para después, precipitarse en una espiral descendente de dictadores populistas y militares y el estancamiento económico, o la derrota ante Reino Unido en la Guerra de las Malvinas, con una Historia política llena de personajes de opereta como Rosas, Perón, Evita, Videla, Galtieri,  Alfonsín, Menem o Cristina Fernández de Kirchner ante quien se presenta como alternativa un histérico como Javier Milei. El triunfo en el fútbol viene a ser un consuelo a una Historia de fracasos ininterrumpidos, promesas rotas y a un peso geopolítico cada vez menor; de ahí sus reacciones desmedidas y el mito, de, pese a ser evidentemente favorecidos por las autoridades de la FIFA, de que se encuentran solos contra el mundo, víctimas de una conspiración... para los políticos argentinos, qué mejor que su gente se desfogue contra los mexicanos, españoles o ingleses, en vez de contra ellos.

Al final, el Mundial fue un reflejo del mundo actual:es evidente la decadencia occidental, una Europa que pierde su identidad, en que el talento escasea, y totalmente subordinada a intereses extranjeros, principalmente de las monarquías islámicas, que pudieron refrendar, incluso con un acto inexplicable para nosotros, pero que entre los mahometanos y en particular, pueblos semitas de la península arábiga tiene significado, con la colocación por parte del propio Emir catarí de su manto sobre los hombros de Messi antes de que levantase la copa, como muestra precisamente del dominio del monarca y el Clan Al-Thani reinante, sobre el jugador considerado como el más valioso del torneo.

También quedaría demostrada la corrupción galopante en las instituciones comunitarias europeas y aún en las privadas como la FIFA de raíz europea y ahora globales, y cómo precisamente, a través de la corrupción, el chantaje o la dominación a través de los energéticos, Europa ha ido cayendo ante la dominación de intereses externos... es muy curioso que en las tan conocidas teorías de la conspiración tan difundidas tras la pandemia y las vacunas del COVID, nadie hable de los intereses de familias como los Saud, o precisamente los Al-Thani, sino sigan señalando a familias que ya tienen un poder vestigial en el mundo actual como los Rotschild o los Rockefeller; otro poco y falta que incluyan a los Fuggar o a los Medici. Las familias musulmanas antes mencionadas tienen a su favor el ser prácticamente dueños de Estados Soberanos que están por completo: con su población y sus recursos, a su servicio.

Es clara la decadencia de Brasil como potencia en el deporte que le diera imagen a nivel mundial (hablaremos de la muerte de Pelé) quizá provocada por los cambios sociales que han ido operando en el país en los últimos 30 años que hacen que el patear un balón ya no resulte tan atractivo como vía de ascenso social, ante la apertura de nuevas y más opciones. Argentina, si es cierto que fue favorecida, como hay tantos indicios, solo reflejaría la realidad de un país dominado por la corrupción no solo en su vida política, sino incluso en la ética misma de sus ciudadanos, dispuestos a aprovechar dichas circunstancias y triquiñuelas y no tener escrúpulo alguno en ello, sin importar el costo o las consecuencias.

Norte y Centroamérica, por el contrario, muestran su anclaje en la mediocridad: Canadá, México y EUA sólo reflejan el estado de sociedades igualmente decadentes, corrompidas, bajo gobiernos ineptos, mezquinos y cada vez más autoritarios como son los de Trudeau, Biden y AMLO. Sus equipos nacionales formados por jugadores ya avejentados o que han llegado ahí por recomendaciones, intereses de medios o empresas y patrocinadores. Los resultados han sido patéticos.

A mi modo de ver, el panorama para el fútbol profesional luce con nubarrones: es claro que a nivel de selecciones nacionales, el deporte está cayendo en un nivel bajo, sin que los jugadores, directivos o entrenadores muestren el mismo interés que se tenía en él hasta la década de los 80, desde hace unos treinta años, por el contrario, la parte más lucrativa del deporte se ha orientado a nivel de clubes, donde las ganancias son cada vez mayores, se centra la difusión en medios y se multiplican los torneos; el mayor nivel de juego se aprecia en la Champions League organizada por la UEFA, un verdadero campeonato mundial, dado que en los clubes que en ella se enfrentan se juntan jugadores de los distintos países europeos, africanos, hispanoamericanos, estadounidenses e incluso provenientes del Medio Oriente y Asia. En el mundo globalizado, donde incluso los seleccionados resultan ser mercenarios que adoptan una bandera y una camiseta, dependiendo las posibilidades profesionales y económicas le puedan resultar mejores, se sepultan las ideas de patriotismo y lealtad. El jugador, pongamos el ejemplo: de origen nigeriano, adopta la nacionalidad francesa porque así tiene más posibilidades de participar en torneos internacionales que con el equipo de su país natal, entrar al seleccionado galo únicamente le sirve como escaparate para ser visto por los equipos profesionales principales de los países europeos: las primas y sueldos que gane como representante de Francia no son nada, lo que interesa es que aparecer en el equipo de les blues le permita ser contratado por el Manchester United, el Real Madrid, Barcelona, Juventus o Bayern München.

El fútbol como deporte ha muerto, lo que sigue ahora es el fútbol como negocio, como instrumento político y actividad de especulación financiera y comercial. Bienvenidos a una nueva era.

1 comentario:

Gerald Raith dijo...

Chè, "manito", no comparto que Messi "fuè", todavía ès. Hizo màs goles ,que semanas tiene el año en equipos de primera, jueguen como jueguen; no siempre el espectàculo sale perfecto, ni siquiera bien. Sì, parece que el juego se estanca, pero nubarrones pesimistas siempre hubo, y termina saliendo el sol cada dìa.
Sobre lo mal que caen los "argentos", y sì, pasa. Pero disimulà un poco la bronca, chè. La clave del argentino es que se tiene porte y "traza" pa`que lo "yamen" Señor, sin tener "un mango" en el bolsillo (ya lo dijo el tango). Y el que se da cuenta despuès, le da bronca.
La treintena -y si se quiere agregar algunas decenas, no hay problema-, pero no es significativo; se dieron cuando salieron a festejar entre 4 a 5 millones en el àrea metropolitana de Buenos Aires, y màs que nada en Capital.
Pero bueno, ya el pròximo Mundial lo tendrà Mèxico, USA y Canadà. Y lo disfrutaràn y paladareàn allì. Felìz 2023.