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13 de agosto de 2020

TRAGEDIA EN BEIRUT



Gran conmoción ha causado en estos días lo ocurrido en Beirut, capital de Líbano; como bien es sabido, una poderosísima explosión sacudió el puerto de la ciudad fenicia, añadiéndose esta tragedia a la lista de acontecimientos que han marcado este 2020 como un año verdaderamente apocalíptico.

La narrativa oficial es que se suscitó un incendio en una bodega en la que se encontraban almacenados fuegos artificiales, y que además, también se encontraban ahí varias toneladas de nitrato de potasio, un químico que puede ser utilizado como materia prima tanto para fertilizantes como para explosivos. La realidad es que la explicación oficialmente brindada por las autoridades libanesas no parece convencer a nadie, y las redes sociales, comenzaron a poblarse de rumores y teorías conspirativas. Finalmente, los vídeos muestran detonaciones pequeñas al interior del almacén que fue el foco de la explosión, que, aunque podrían atribuirse a cohetes de fuegos artificiales, bien podría ser la detonación de municiones ahí depositadas.

Sin embargo, hay algo de fondo en las dudas presentadas ante lo sucedido: para empezar, el Gobierno, o más bien el Sistema Político de Líbano se ha venido estructurando por una extraña y antinatural alianza entre Cristianos Católicos Maronitas e Islamistas, principalmente del partido político --considerado fuera de las fronteras fenicias como grupo terrorista-- Hezbollah, de filiación Chiíta y por supuesto, apoyado por Irán. Es de recordar, además que este grupo ha declarado la guerra al Estado de Israel en el año 2006, Hezbollah cuenta con una fuerza militar potente que, en aquella ocasión, pudo darle pelea, y también, aplicó una muy cobarde estrategia de uso de escudos humanos con la población civil, a fin de mover a la opinión pública a su favor y, sobre todo, fomentar el crecimiento del Antisemitismo (o Antijudaísmo, más correctamente, recordando que muchos pueblos de Medio Oriente son de origen semita, y muchos Judíos actuales no son semitas realmente) en Occidente.

Además, ni Libaneses, ni ningún otro pueblo de Medio Oriente, ni tampoco los Israelíes, son especialmente dados a la pirotecnia en sus festejos, por lo que es dudoso que se tuviera un stock tan grande de esos materiales en un almacén de los muelles, y la trama de la empresa agrícola rusa quebrada  que abandonó el cargamento de nitrato de amonio parece entre compleja e improvisada para ser creída, tal pareciera que las autoridades fenicias prefirieron aparecer como negligentes antes que como protectores del terrorismo islámico internacional, cosa que tendría sentido.

Sin minimizar los daños colaterales sufridos por la población de Beirut y la evidente pérdida de vidas, en un evento que puede ser comparado con el 11 de septiembre de 2001, y si tomamos la posibilidad de que se tratara de un almacenamiento de armas de Hezbollah quizá pueda calificarse este evento como algo positivo a largo plazo: implica desarmar a una organización terrorista bastante poderosa y además, aliada de Irán, como parte de las milicias armadas en el "sistema de franquicias" que organizara el hoy fallecido Qasem Soleimani. Me atrevo a pensar que tales armas no solamente serían para esa milicia libanesa, sino para las fuerzas leales a Assad en Siria o algunos otros grupos militantes de la región promovidos por los persas como extensión de sus eternas ambiciones expansionistas en la región, siendo Beirut, y el Gobierno Libanés, controlado por los Chiítas, el encargado de la distribución.

De este modo, se cortaría un brazo de la fuerza intervencionista iraní y de los grupos terroristas islamistas en la región. ¿Acaso este evento no llevaría a obligar a Emiratos Arabes Unidos a aceptar la paz definitiva con Israel, un auténtico logro de Trump? Y del propio Benjamín Netanyahu, que ha logrado encarrilar, en los últimos años, a Israel, pese al abandono sufrido por parte de la administración de Obama, hacia la paz, primero que nada, por mostrar fuerza, segundo, porque ha navegado sin entrometerse en la evidente lucha entre las potencias regionales: Arabia, Irán y Turquía, por la supremacía islámica, y tercero, por dedicarse al desarrollo económico del país, a fin de alcanzar la autosuficiencia y dejar de depender de la ayuda estadounidense. Ahora, el hecho de que Emiratos Árabes Unidos haya aceptado reconocer a Israel, implica que los grupos terroristas que han utilizado a la existencia del Estado Judío como motivo para su actuación, se quedarán sin una fuente de financiamiento. Entre tanto, el Gobierno Libanés actual ha caído, ante las protestas de la población que por lo menos, le señalan de negligente y corrupto al permitir el almacenamiento del peligroso químico durante seis años sin medidas de seguridad. ¿Líbano se liberará de Hezbollah y su nefasta influencia política y el fantasma persa detrás suyo?

Como sea, los acontecimientos de Beirut demuestran que, pese a la Pandemia del Coronavirus COVID-19, la lucha por el poder mundial continúa, y es más, se ha recrudecido; por ahí se señala que hubo otros incendios algo sospechosos en otros edificios en otras partes del mundo, incluyendo China, incidentes, por supuesto, mucho menores a lo acontecido en Líbano, y aunque seguramente ante la alerta provocada por la explosión de Beirut, esto ahora parezca relacionado, cuando incendios hay en todo el mundo, todos los días, si tienen alguna relación, seguramente tendrían que ver igualmente con los reacomodos geopolíticos que suceden actualmente. Sin duda, estamos en medio de un periodo de cambios que serán históricos, y nos van a afectar a todos.


2 comentarios:

misteryhouse dijo...

Conclusión: Xi Jinping va a tener que aprender a no subestimar a sus enemigos. Y por nuestro bienestar hay que suplicarle a Dios que no permita que John Biden gane la presidente de Estados Unidos y que Donald Trump siga siendo el presidente.

Anónimo dijo...

mistery house
https://www.youtube.com/watch?v=ilSLc8mqPww

Liliana Robeson