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4 de julio de 2020

DOS DERROTAS PARA OCCIDENTE: HONG KONG Y SANTA SOFÍA

Basílica de Santa Sofía aviva tensiones entre Turquía y Grecia

Santa Sofía:

Reccep Tayyip Erdogan, Presidente de Turquía, es uno de los enemigos más implacables de Occidente, y uno de los más astutos e inteligentes. si bien su intento de inmiscuir a la OTAN en el conflicto sirio, chantajeando a los otros miembros de la Alianza Atlántica con el tema migratorio, le salió mal ante la emergencia de la Pandemia del Coronavirus, actualmente ha sabido bien leer los signos de los tiempos y amenaza con asestar un certero golpe simbólico.

Lamentablemente, nadie en Occidente le ha dado importancia a lo que el líder otomano intenta hacer; pero para el mundo musulmán, si lo consigue, será una muestra de poder que le colocará como uno de los caudillos más importantes del Islam en la actualidad, y de paso, entre sus compatriotas hará que olviden su desastrosa gestión económica y su riesgosa política aventurera en el exterior. En su lucha por la supremacía regional con Irán y Arabia, esto le daría cierta ventaja al mostrarse como quien está dejando atrás la secularización y el intento de Mustafá Kemal Atatürk por convertir a Turquía en parte de Europa; por el contrario, esto será la muestra que el país se erige, de nueva cuenta, en la avanzada del Islam en contra de los Nazara (Nazarenos/Cristianos) o Frani ("Francos"/Occidentales).

Y qué mejor que refrendar la ocupación musulmana sobre Estambul, la antigua Nova Roma Constantinópolis, capital del Imperio Romano desde el año 330 d.C. a 1453 año en que los mujhaidines del Sultán Mohamhed II, la tomaron y convirtieron en capital de su Imperio, al que su nieto, Selim I, convertiría en Califato, elevando a la ciudad, con su nombre turco, derivado de la expresión griega es tein polein "hacia la ciudad", en centro del Islam Sunnita. Como muestra de esa victoria, el propio Mohamhed II decidió convertir a la Catedral de Santa Sofía, dedicada a la Santa Sabiduría de Dios, en la Mezquita principal de la ciudad, tapando con yeso blanco todos los mosaicos con los que, durante siglos, se decoraron sus muros, relatando las glorias rendidas por los Césares de Oriente a Cristo.

La Basílica de Santa Sofía fue construida por el Emperador Romano de Oriente César Flavio Pedro Sabbatio Justiniano I Augusto en el siglo VI d.C. Obra de los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio de Trales. Es en sí misma, junto al Coliseo y al Panteón, la mayor obra arquitectónica que dejaron los Romanos --lo de "Bizantinos" es una incorrección popularizada por Gibbon durante el siglo XVIII, el Imperio, hasta el fatídico 29 de mayo de 1453 se denominó Romano y Constantino XI Paleólogo Dragasés ostentó también los nombres de César y Augusto, como legítimo sucesor incontestado de este último en una línea no interrumpida desde el 27 a.C.-- superando todo lo previamente hecho; fue, hasta antes de la construcción de la Basílica de San Pedro actual, en el Vaticano, el mayor templo cristiano del orbe. Fue tal su magnificencia, que se cuenta que el propio Justiniano exclamó al inaugurarla "¡Salomón, te he superado!" pues sabía que había dejado al bíblico templo de Jerusalén al nivel de una capilla. Sobre todo la cúpula, bajo la cual, cada nuevo César recibía la corona de parte del Patriarca y era exhortado a ser mejor que Trajano y más feliz que Augusto quienes siglos antes le habían precedido, parece, aún hoy, pender de un hilo invisible que la sostiene desde el cielo. El Emperador, siguiendo la tradición desde los tiempos paganos, lo cual provocaría el cisma de Oriente, era el Christomimetes, es decir, la imagen de Cristo en la Tierra, y así lo corroboraba el inmenso rostro del Pantocrator que le contemplaba desde lo alto, hoy oculto bajo los decorados caligráficos islámicos con suras del Corán que no fueron retirados tras la conversión del templo en un espacio neutral, un museo, en 1934 por órdenes de Atatürk.

Para los islámicos, y en específico, los turcos, tan poco originales y que venían de un pasado bárbaro y nómada en las estepas del Asia Central, Santa Sofía se volvió un modelo arquitectónico a imitar, y así es posible ver a la Mezquita Azul construida por el Sultán Ahmed, que es una especie de copia de la antigua basílica romana, a la que agregaron los minaretes o torres para el llamado a la oración que ahora la caracterizan.

Hoy, Erdogan se siente lo suficientemente fuerte para seguir deshaciendo la obra del militar que venciera a Churchill en Galípoli en la Primera Guerra Mundial y luego fuera el enterrador del último califato islámico. Finalmente, no ha tenido quién pare su populismo islamista en los últimos veinte años, supo destruir a la cúpula militar turca, que custodiaba el sistema laico y europeísta implantado por Kemal, ha debilitado a la oposición mientras ha abocado a los Turcos a reimplantar el Islam en sus formas más tradicionales, ha impulsado el ejercicio de cierto "poder blando" del país otomano a través de las telenovelas con las que vende una falsa imagen de cosmopolitismo y modernidad occidentalizada, a la vez que los Muecines vuelven a llamar a las oraciones en árabe y las mujeres a usar pañoletas sobre sus cabezas, a la vez que se apoyaba al ISIS contra el régimen, tan parecido al de Kemal, de Assad en Siria.

Ahora, Erdogan sabe muy bien que podrá convertir de nueva cuenta a Santa Sofía en mezquita sin que nadie en la comunidad internacional se oponga, ni la opinión pública occidental se moleste en modo alguno; nadie, ni siquiera la UNESCO, --organización que determinó que Jerusalén, por ejemplo, es una ciudad de Historia y tradición completamente islámicas, sin importar el papel mucho más fundamental que la antigua ciudad ha jugado para Judíos y Cristianos desde hace 3,000 años-- se manifestará en contra de que los mosaicos vuelvan a ser cubiertos por capas de yeso blanco para evitar la idolatría, según la iconoclastia islámica predicada en el Corán, si en Occidente, precisamente, de la mano de movimientos de corte Marxista como Antifa o Black Lives Matter se ha lanzado igualmente una campaña para la destrucción del legado artístico del pasado, por ser racista, homofóbico, heteropatriarcal, machista y opresor. Erdogán lanzará un mensaje que en Occidente no será entendido, pero que los musulmanes verán como signo inequívoco de victoria contra la otrora Cristiandad que se hunde en su propia decadencia sin ayuda de nadie.

La reconversión  de Santa Sofía en mezquita, esa sí, será un símbolo indudable de opresión del Islam contra un Occidente cobarde y una Iglesia apocada que, encabezada por Jorge Mario Bergoglio, prefiere hacer llamados ecumenistas para una alianza de credos a favor de la paz del timorato, en vez de defender la Verdad, la cual debería ser su misión.

La decisión ha sido aplazada por parte de un tribunal turco, pero no soy optimista, creo que el destino de Santa Sofía está ya sellado y Erdogan se saldrá con la suya; Occidente no se está derrumbando por la fortaleza material de sus enemigos, misma que aún es menor a la de nuestras principales potencias, sino por la renuncia a la lucha de nuestros líderes, por el rechazo a un fin trascendente y espiritual de las personas por parte de nosotros mismos y por nuestras --mejor que nunca aplicado el término-- discusiones bizantinas, nuestra propia ignorancia y el desprecio al conocimiento y a la razón de nuestros jóvenes, que se van únicamente por lo que les dictan las emociones, con las que son hábilmente manipulados por muchos intereses mezquinos.

Hong Kong:

Operación secreta de China comprando m2 en Hong Kong | …

Santa Sofía de Constantinopla no es el único caso que muestra la decadencia occidental y cómo nuestros enemigos sacan provecho de la debilidad de las grandes potencias de nuestro hemisferio, azotadas por el Coronavirus COVID-19 y por las retóricas frívolas del racismo, homosexualismo y feminismo desatadas por la Izquierda, que funge como verdadera quinta columna royéndonos por dentro, causando divisiones internas y la destrucción de los fundamentos filosóficos, ideológicos y religiosos a los que, en buena medida, debemos el desarrollo que hemos tenido, para sustituirlos por el vacío nihilista, la barbarie y la anarquía.

El Parlamento de la República Popular de China ha aprobado una nueva Ley de Seguridad Nacional para la Región Administrativa Especial de Hong Kong, poniendo virtual fin a la autonomía de esta antigua posesión británica y reduciéndola prácticamente al mismo estatus que cualquier otra de las grandes ciudades chinas que son polo de actividades financieras y comerciales.

La verdad, es un proceso que se veía venir, pero que ahora ha sido acelerado por Xi Jinping; como he dicho anteriormente, el actual mandatario chino ha decidido acelerar los pasos para la conversión de China en la potencia hegemónica mundial, trastocando los planes pausados que sus antecesores: Deng, Jiang y Hu habían seguido, le impulsa quizá su ambición personal de presentarse ante la Historia como el hombre bajo cuyo gobierno el Celeste Imperio se colocó en la cima del globo y el saber que se encuentra en un momento clave para lograrlo. Ni el Coronavirus lo ha detenido, al contrario, como ya lo he planteado aquí, pareciera que logró convertir al patógeno de amenaza en su contra, en arma para debilitar y distraer a las potencias occidentales, y en especial a EUA, con quien lleva librando, desde el ascenso al poder de Donald Trump, una guerra comercial... que parece ir ganando.

Esta legislación, que hace que los hongkoneses puedan ser apresados y procesados por las autoridades centrales chinas, se dirige sobre todo a suprimir de tajo toda oposición a los dictados de Pekín, y por supuesto, del Partido Comunista, introduce la vigilancia informática sobre la ciudad y el sistema de crédito social, poniendo límites a las libertades individuales de los ciudadanos. Además, el Gobierno Central ha designado autoridades directamente encargadas de la aplicación de la nueva ley, y se ha destinado a Zheng Yianxiong, un funcionario de seguridad conocido por ser uno de los más duros y represores, para ponerse al frente de la nueva dependencia de seguridad sobre Hong Kong, quien no dependerá de las autoridades locales, sino directamente de Pekín.

Ante esto, ¿cómo ha respondido la comunidad internacional? Con tibieza, pese a que esta Ley viola el Tratado Internacional con el que Reino Unido devolvía a la soberanía china la posesión tras 150 años de ocupación británica, en donde, hay que reconocerlo, los ingleses se portaron raramente como Imperio Generador, puesto que los chinos residentes en la ciudad no eran discriminados y se les dotó de un autogobierno democrático y amplias libertades económicas y personales, además de un sistema legal y de Justicia clonado del británico, la respuesta de Boris Johnson es plantear facilidades para que aquellos hongkoneses que quisieran huir de su tierra y trasladarse a Inglaterra lo hagan y adquieran en menor tiempo y con menos trámites, la ciudadanía británica.

Por otro lado, el Gobierno de Trump había apoyado las protestas de los hongkoneses contra las pretensiones del Gobierno Comunista para implementar esta Ley, lo cual suscitó la respuesta de Pekín en el sentido de que habría represalias... la pregunta está si en las protestas y vandalismos alentados por el Partido Demócrata y muchas grandes corporaciones en EUA iniciadas tras el asesinato de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis, no se encontrarán intereses chinos y esa alianza basada en la codicia establecida entre el Celeste Imperio y las grandes empresas, y la promesa que, de ganar Biden, se accederá a todas las pretensiones del coloso asiático y Washington se rendirá en la Guerra Comercial.

Incluso, resulta enorme el cinismo del régimen chino al señalar que la muerte de Floyd y la represión de las protestas por parte de las fuerzas del orden en EUA son muestras de que es en la potencia americana, y no en China, donde se violan sistemáticamente los derechos humanos y que el sistema norteamericano, así como el de los países occidentales en general, es el que está podrido... nadie dice ni hace nada en contra de esta muestra de falta absoluta de vergüenza por parte de la administración Xi.

¿Porqué la comunidad internacional no ha respondido con contundencia contra el totalitarismo pekinés que ahora ahoga los derechos fundamentales y las libertades en Hong Kong? Es muy sencillo:

  • Si bien la nueva legislación suprime las libertades políticas individuales de los habitantes del puerto, no socava las libertades económicas, en el mismo estilo que las mismas se mantienen en el resto de China. Es decir, esto no afecta a las grandes multinacionales que seguirán teniendo en Hong Kong su asiento y seguirán operando en ella y cotizando en su bolsa, para ellas, nada ha cambiado.
  • Las grandes empresas y fortunas occidentales están aliadas a China porque han establecido con ella un pacto de sinvergüenzas en que ambas partes salen beneficiadas; incluso, son las grandes compañías occidentales quienes aplauden y hasta alientan para que en nuestro hemisferio igualmente se suspendan o supriman libertades esenciales, como la libertad de expresión, bajo el pretexto de combatir el "discurso de odio" y ahí vemos, como ejemplo, el teatralizado boicot a Facebook de empresas como Adidas, Coca-Cola o Starbucks para pedir a Mark Zuckerberg que endurezca la censura, empresas que además financian a Anfifa o BLM, movimientos LGBT y feministas para vandalizar, destruir y agredir... en nombre del amor.
  • Hong Kong ya no tiene el atractivo de antaño; como China adoptó una economía de libre mercado, otras grandes ciudades, como Shanghai o Shenzhen, o Guangzhou, ofrecen las mismas condiciones para invertir que la antigua posesión inglesa, por lo que es sólo una ciudad más en la cadena de centros financieros, comerciales e industriales del gigante asiático; no habría un beneficio real para los grandes intereses económicos en que ésta mantenga su estatus especial.
  • El peso de China en la economía mundial; nadie hará realmente que China sea sancionada por sus negligencias y doloso silencio ante la expansión del Coronavirus, y mucho menos, por la situación de Hong Kong, sabiendo que las consecuencias pueden ser peligrosas; sólo el Gobierno de Australia ha tenido la valentía de pedir una investigación internacional contra China por la pandemia, y la Administración de Trump también lo ha planteado y se ha pronunciado contra lo ocurrido con la nueva ley; aún así, no se muestra contundencia y dudo mucho que ocurra, aparte que es posible que la isla-continente sea la más afectada cuando sea Pekín quien le imponga sanciones y no al contrario.
  • Trump y los demás gobernantes occidentales tienen cosas mucho más urgentes de qué preocuparse: la pandemia del Coronavirus COVID-19, que, pese a los rebrotes incluso en la capital, parece no quitarle ni el sueño ni la tranquilidad a Xi ni a su Gobierno, la crisis económica que va a golpear con todo, con innumerables quiebras, y que parece estar contenida en China, y las protestas violentas desatadas por la Izquierda en todos los países, dirigidas sobre todo contra la propia Historia y la herencia cultural de Occidente.
Así que Hong Kong ha caído, y nadie acudió en su ayuda... donde deben estar temblando debe ser Taiwán, que fue hecho a un lado por la OMS en el combate al Coronavirus pese a lo acertado de las medidas que adoptó, y fueron ninguneadas sus posiciones. Si nadie acudió a la ayuda de Hong Kong, un supuesto centro neurálgico de las finanzas internacionales, ¿qué pasará con Taiwán, al que muchos países no reconocen como Estado independiente siquiera?

En resumen, tanto el caso de Santa Sofía como el de Hong Kong ilustran la debilidad de Occidente que es aprovechada por sus enemigos: el Islam y China y sus ambiciones hegemónicas. En ambos casos, tanto Xi como Erdogan han lanzado retos que no son contestados, saben por tanto que siempre pueden ir más allá, y que cuando se intente reaccionar en su contra, ya será demasiado tarde.

6 comentarios:

Doctor Ortiz Treviño dijo...

Coincido con este planteamiento. Vamos a ver si España resiste la tentación del PSOE de hacer de la Catedral una mezquita que se construyó sobre una iglesia católica visigoda.

misteryhouse dijo...

Aunque hay algo que me llama la atención de los tres líderes que quieren desbancar a los países occidentales como potencias mundiales: Vladimir Putin, Xi Jinping y Erdogan se están sintiendo necesarios para llevar a sus respectivos países a la gloria. Y, recordando a Porfirio Díaz o a Julio César, eso tarde o temprano puede salir muy mal en el largo plazo, sobre todo cuando llega el momento de elegir sucesión y los tres se sientan eternos. Así que el futuro tampoco está escrito.

YORCH dijo...

Doctor: es lo de temerse ante el entreguismo que la Izquierda tiene hacia el Islam, en quien ven una reivindicación de pueblos que fueron sometidos al colonialismo europeo por un lado, y por otro, una prefiguración de la Revolución mundial en la Jihad.

Misteryhouse: en efecto, la Rusia postsoviética ha sido incapaz de establecer un marco institucional; habrá que ver si la nueva constitución que prepara Putin establece un régimen permanente que dependa de instituciones y leyes y no de su persona; de lo contrario, el día que falte él, el país se sumirá en el caos; en China, Xi ha demolido el entramado institucional que había sido construido para asegurar la permanencia del régimen sin depender de la figura de un "hombre fuerte" como habían sido Mao y Deng, pero el actual presidente ha estado construyendo de nueva cuenta un régimen que gira en torno a él mismo, que ha concentrado en sus manos todo el poder, incluso reformando la Constitución para permitir reelegirse indefinidamente, lo cual, a la larga, pasará factura. Y en cuanto a Erdogan, él es muy similar a un dictador bananero, y la esperanza está en que su pésimo manejo de la economía y el alto costo de sus aventuras expansionistas lleven a un fortalecimiento de la oposición, pues el sistema democrático aún no muere del todo. De lo contrario, puede que deje a Turquía en vías de reislamizarse.

Anónimo dijo...

Rusia ha estado atenta respecto a lo de Santa Sofia.

https://www.infobae.com/america/agencias/2020/07/06/rusia-expresa-su-preocupacion-por-intenciones-turcas-para-de-santa-sofia/


Igual en España se están hartando de los robos (varios hechos por marroquíes)

https://www.abc.es/espana/abci-grupo-vecinos-toman-justicia-mano-contra-ladrones-202006221518_video.html

Anónimo dijo...

Comparar un epicentro civilizatorio de cristiandad como lo fue Constantinopla con una narco colonia de la piratearía británica es un despropósito.

Saludos

YORCH dijo...

El propósito del artículo no era comparar Hong Kong con Constantinopla, indudablemente el primero salió de algo tan abyecto como la Guerra del Opio, sin embargo, resulta claro el mensaje dado por China de aplastar un enclave que para bien o para mal, había adoptado muchos modos y valores occidentales, mientras que lo ocurrido en Constantinopla es un evidente mensaje de supremacía del Islam dado por Erdogan.