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4 de agosto de 2018

EL REDISEÑO DE MÉXICO

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Viendo las últimas noticias respecto a la conformación del Gabinete Presidencial de López Obrador, uno no puede más que sentir cierto pesimismo, más porque, al parecer, las ideas o decisiones que está tomando el futuro Presidente parecen más estar inspiradas por el deseo de establecer medidas de control político, el pago de cuotas y restablecer un centralismo que concentre nuevamente, todo el poder en el titular de la función ejecutiva.

Para empezar, veamos el ejemplo de la relación entre el Gobierno Federal y los estados. La subdivisión administrativa territorial del país siempre ha sido un problema, incluso desde la época virreinal, como ocurrió bajo el gobierno del Marqués de Villamanrique a inicios del siglo XVII y los conflictos de competencia entre las Audiencias de México y de Guadalajara, la subdivisión original del Virreinato de la Nueva España en Reinos o Gobernaciones, y posteriormente, con las Reformas Borbónicas, la adopción del sistema de Intendencias, para, más tarde, establecerse con la Constitución de Cádiz de 1812 una especie de proto-federalismo con las Diputaciones Provinciales, y el enfrentamiento entre Federalistas (Liberales) y Centralistas (Conservadores), imponiéndose un sistema federal en lo exterior pero fuertemente centralizado en lo real, tras el triunfo definitivo de Juárez en 1867. Hoy, López Obrador desea limitar la autonomía de los estados, --misma que se fue haciendo real a partir de 1994 con el debilitamiento del sistema priísta,-- mediante la designación de Delegados o Coordinadores designados por el Primer Mandatario y enviados a cada entidad para estar por encima de los Gobernadores.

La realidad es que el Federalismo tiene sus ventajas, pero hay que tomar en cuenta que es un sistema que enlaza con razones históricas y políticas que lo justifican: el primer sistema federal no fue EUA, sino Suiza, y se estableció por la diversidad étnica en el siglo XIV, cuando los cantones francófonos, germánicos e italianos se escindieron del Sacro Imperio Romano-Germánico. Posteriormente, los Países Bajos, cuando se independizaron del Imperio Español en el siglo XVII, establecieron igualmente un gobierno común que aglutinó a los pequeños estados neerlandeses. Este fue el modelo seguido por las Trece Colonias Británicas en Norteamérica para independizarse, y ambos esquemas fueron adoptados posteriormente: Tras el derrumbe del centralizado y anquilosado sistema zarista, la Rusia-URSS comunista adoptó el sistema federal a fin de responder a una mayor facilidad en la administración de un vastísimo territorio y la composición étnica diversa y compleja del mismo.

Alemania, por su parte, a partir de 1870 adoptó un federalismo como consecuencia de la unificación de los diferentes estados bajo el poder del Rey de Prusia, convertido en un Rey de Reyes o Emperador. Pero además, se dieron casos de la adopción de sistemas federalistas por causa de facilitar la administración de países con grandes territorios: Canadá, Brasil y Australia, por ejemplo.

En México, el Federalismo fue adoptado por mera imitación de los llamados "Liberales" al sistema estadounidense, reflejado hasta en el nombre oficial del país: Estados Unidos Mexicanos, partiendo de las Diputaciones Provinciales establecidas en el Imperio Español tras la carta gaditana de 1812, la realidad es que el mismo sólo contribuyó a consolidar cacicazgos locales, como el de Juan Alvarez que obtuvo la creación del estado de Guerrero como su feudo personal, o de Santiago Vidaurri en el entonces despoblado Nuevo León. Mucho de la derrota ante EUA en 1848 se debió precisamente al Federalismo y la desigual contribución a la defensa por los distintos estados, y los Gobernadores-caciques que vieron más por sus intereses particulares que por el de la Nación. Es por ello que, tras la derrota de los "Conservadores" tras el fusilamiento del Emperador Maximiliano, tanto Juárez como Lerdo y Porfirio Díaz conservaron el régimen federal sólo en las formas, mientras internamente quitaban y ponían gobernadores y las leyes locales eran meros clones de las federales, y además, implantaron una figura tendiente a supervisar las acciones de las autoridades estatales y municipales en diferentes regiones, misma que ya se contemplaba desde la Constitución de 1824 y que era la del Jefe Político, cargo con el que muchas veces premiaba a caciques o personajes influyentes que apoyaban a la represión guubernamental, razón por la cual en el constituyente de 1917 fueron eliminados.

Hoy en día, AMLO propone por un lado una mayor descentralización del Gobierno Federal, a la vez que plantea establecer Coordinadores regionales que representarían al Ejecutivo en cada estado, frente a cada gobernador. En un principio, la idea parece buena y sensata: por un lado, las dependencias federales en cada entidad federativa eran representadas cada una por un delegado particular, lo cual multiplicaba la burocracia, un representante común en cada estado, llevaría a facilitar la toma de decisiones y la interlocución entre cada estado y la capital. Por otro lado, es claro que el debilitamiento de los lazos y candados fácticos con los que el Presidente controlaba a los Gobernadores estatales en el pasado fue propiciando que los gobiernos locales cayeran en el dispendio y los excesos o surgieran cacicazgos u "hombres fuertes" locales; en el caso particular de Jalisco, tenemos el mandato de Emilio González, sin duda el más corrupto de las últimas décadas y el inmenso poder adquirido por Raúl Padilla, ex-Rector de la Universidad de Guadalajara y a la que sigue manejando como un verdadero señorío feudal, con jerarquía de vasallajes incluida.

La lista de Gobernadores que ejercieron como tiranuelos locales y ladrones consumados en estos últimos 24 años es larga: José Murat y Gabino Cué en Oaxaca, Javier Duarte en Veracruz, los hermanos Moreira en Coahuila, César Duarte en Chihuahua, etc. Ante esta situación, no parece errónea la idea de ponerles una especie de supervisor que verifique el adecuado ejercicio de los recursos financieros que el Gobierno Federal proporciona a los estados (en México, a diferencia de, por ejemplo, EUA, la Federación es la que obtiene la mayor parte de la recaudación fiscal y luego nutre a los gobiernos estatales y municipales, mientras que en el vecino del norte, son los gobiernos locales los que sostienen con sus participaciones la mayor parte de los recursos del gobierno de la unión); sin embargo, en México todo esto debe leerse desde un punto de vista político y más en el caso de un sujeto visceral y sectario como Obrador, seguido por legiones de resentidos e intereses de grupo insatisfechos. Hace unos meses, el Rector de la universidad en la que imparto clases

Los Coordinadores regionales no serán sino instrumentos de chantaje de parte del Presidente, o su grupo (la verdad, ante su evidente senilidad, temo más a la gente que le rodea que a él mismo) para ejercer presión sobre los mandatarios locales restringiéndoles o soltándoles el presupuesto. Por ello, esto es muy peligroso, y puede ser que, en dado caso, se den alianzas o arreglos entre gobernadores y coordinadores, para hacer negocios en conjunto, sobre todo cuando los coordinadores pueden aspirar al mandato local o viceversa, porque puede ser que sea mucho más atractivo ser coordinador y estar en gracia del mesías-presidente que un gobernador sin capacidad para disponer por sí mismo de las participaciones federales asignadas para el estado.

López Obrador tendrá capacidad incluso para reformar o manipular la constitución federal a placer, sin embargo, no se planteará el reformar, de fondo, al Federalismo mexicano, y eso que, realmente, es urgente encontrar mecanismos para hacerlo funcional, recordando además, que la fiscalización de la actividad de los gobernadores debería estar a cargo de los Legislativos locales, siempre y cuándo resulten funcionales y capaces de cumplir con sus funciones y no caigan en lo que ha sido tradicional: la negociación de la aplicación de la Ley.

Es urgente que se replantee el federalismo mexicano, hace unos meses, tuve oportunidad de estar en una conferencia sobre nuevos modelos de combate al crimen organizado, y se señalaba cómo en el caso de Canadá, el federalismo, mismo que nació ante la necesidad de autonomía de la parte francófona, y de descentralización administrativa ante la vastedad territorial del país norteño, está estructurado en relaciones de colaboración y subsidiariedad; en el caso mexicano, el federalismo establece cuadros de competencias cerrados en los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, sin que una esfera pueda intervenir en la otra. Sin embargo, parece que no hay proyectos que caminen en este sentido, pese a que ello podría mejorar mucho la prestación de muchos servicios y solución de problemas.

Pero además de todo esto, existen indicios de por dónde vendrá su gobierno. La reunión que acaba de tener con José Antonio Meade, el ex-candidato presidencial del PRI --y por quien voté, según lo anuncié aquí-- a quien al parecer dará algún cargo, y los anuncios de la inclusión en el gabinete de muchos personajes reciclados de los últimos cinco sexenios: Moctezuma Barragán, que participó en el Gobierno de Zedillo, Olga Sánchez Cordero, aupada a la Suprema Corte en el mismo periodo, Manuel Bartlett, Secretario de Gobernación bajo Salinas, --Independientemente de sus polémicas, ¿un octogenario que siempre ha estado en puestos políticos, entenderá de las innovaciones en materia de Energía al pasar por la empresa estatal dedicada a la energía eléctrica?-- Juan Ramón de la Fuente, Secretario de Salud con Zedillo, o Germán Martínez, quien fuera Secretario de la Función Pública con Calderón y Dirigente del PAN, parecen decir que el Gobierno de AMLO será una especie de gobierno de coalición, en el que en realidad se transluce que llegó al poder impulsado por la Clase Política Mexicana en pleno. Las elecciones, como lo dice Juan Manuel de Prada, son solo un medio para obtener legitimidad y hacer creer a la población que cuenta en la toma de decisiones; éstas, en realidad, están ya determinadas desde hace mucho.

Y esto no es una conspiración en oscuras logias y ritos secretos; no, los verdaderos "iluminati" pueden verse en cualquier padrón de proveedores, siguiendo al mismo autor, desde 1789, con la llegada de la Burguesía al poder, significó que el dinero, el poder económico, controla a la política. Así que no esperemos muchos cambios verdaderos con respecto a Peña Nieto, quien ya adoptaba políticas "progresistas" en torno a los temas de vida y familia, dictados por el Banco Mundial y demás, y lo mismo continuará con el Peje, por lo que no creo que haya muchos cambios en lo económico, o no al menos, en una forma radical, lo que sí, habrá un retorno a formas más autoritarias y centralizadas de ejercicio del poder, y también de control económico, aunque sin perder la tendencia de las reformas.

¿Porqué? Porque la Clase Política se dio cuenta que la democratización o liberalización de México estaba desordenando el país, así que, --con cierta "buena intención", ha decidido que urge recuperar algo de autoridad en el país.-- El problema es que tendremos un gobierno en el que los poderes fácticos: el empresariado y el crimen organizado, imperarán como nunca antes, pero generando un orden que lo único que hará será fosilizar y aletargar la irremediable descomposición del Estado y la sociedad mexicana, si no es que incluso, la acelera ante su muy posible fracaso por las fricciones internas y ambiciones personales y grupales presentes.

Veamos qué pasa...


2 comentarios:

MIKE dijo...

López tendrá que cuidarse las espaldas, pues si el mesías de Macuspana de verdad comprendiera la historia del país, sabría que ha estado caracterizada por la traición. Ebrard, Monreal, Bartlett, Barbosa, Espino, Cazares, Padierna, Bejarano y demás basura política que hoy lo acompaña no dudará en darle la espalda o en conspirar contra el como ya lo han hecho con otros en el pasado.

La verdad la única dicha que tendré durante la presidencia del peje va a ser ver las caras de todos sus solovinos ilusos cuando no cumpla ni el 10% de sus promesas, aunque le echará la culpa a la mafia del poder, a los pirruris, al imperio, al águila mocha o cualquier otra pendejada, perdón por el lenguaje pero es la realidad, y probablemente todavía tenga suficientes fanáticos para cuando acabe el sexenio y dirán “que no lo dejaron gobernar” o “que lo intentó pero la mafia era demasiado fuerte”. Lamentable el estado del país.

misteryhouse dijo...

Todo lo que se plantea en el texto la verdad es algo que ya me había planteado. López Obrador intenta tener el control de todo para hacer su gobierno, sin embargo, y con los argumentos históricos pertinentes, esto no funciona a la larga. El gobierno del "hombre fuerte" tarde o temprano termina por caer y la actual crisis no es otra cosa sino que no hay hombre fuerte y no se ha madurado lo suficiente como para dar vuelta a la página.
Además de todo, la Constitución Moral que pretende impulsar no es sino otra cosa que querer tener el control de la población mediante un código de conducta. En lugar de buscar tener instituciones más fuertes que sirvan de contrapeso al poder ejecutivo, desde tener más control sobre la población, del mismo modo que en el pasado lo hizo Lázaro Cárdenas.
También creo que es necesario empezar a decir que es el Foro de Sao Paulo, grupo que aglutina a todos los partidos de izquierda de Latinoamérica, del que MORENA es miembro con el evidente beneplácito de López Obrador, y que ha llevado al poder a basura política como Hugo Chávez, Evo Morales, Nicolas Maduro, Lula da Silva, Nestor Kirchner, Michelle Bachelet, Cristina Fernández de Kirchner, Daniel Ortega, etc. Yo ya he tratado el tema en mi blog, pero creo que no ha tenido la difusión suficiente. Se vienen tiempos difíciles y creo que es necesario estar prevenidos del nido de alacranes que una mayoría por rabia ha llevado al poder sin tomar en cuenta las posibles funestas consecuencias.