Terminada la jornada electoral el pasado 9 de noviembre, el resultado: la obtención de mayor número de votos electorales por Trump que por Hillary Clinton, fue contundente: 306 votos electorales para el abanderado Republicano y 232 para la aspirante Demócrata.
Sin embargo, el proceso electoral aún no termina formalmente, pues falta la emisión de los votos electorales por el Colegio Electoral elegido, --recuérdese que es un sistema electoral indirecto, diseñado a fines del siglo XVIII para lidiar con el enorme analfabetismo entre los electores, y que en otras constituciones primitivas se diseñaron sistemas indirectos similares, como en las cartas constitucionales emanadas en la Revolución Francesa, o la de Cádiz en 1812 y en nuestro México en la carta propuesta en Apatzingán en 1814 y las primeras federales y centrales de 1824, 1836 y 1842.-- Hoy en día el sistema subsiste con mucha polémica que incluso he hablado aquí, pues el voto popular directo muchas veces no coincide con el resultado, como ocurre en el caso actual, en que al parecer los votantes en su mayoría se decantaron por la ex-primera dama, aunque no hay que soslayar que quizá un sistema así pueda ser mantenido ante nuevas formas de analfabetismo. Aparte, no se debe olvidar las denuncias de urnas electrónicas trucadas y algunas otras prácticas tendientes a hacer un fraude electoral favorable a la candidata del partido del burro. Por otro lado, se ha justificado la existencia del Colegio Electoral con las características del federalismo norteamericano, al ser una institución que garantiza que ninguna de las entidades federativas tenga un peso mayor que otras. Pensemos por un momento en compararlo con el caso mexicano, en el que las entidades más pobladas: Estado de México, la Ciudad de México, Jalisco o Veracruz, cuentan con un peso mucho mayor para partidos y son el foco de atención de las campañas, muy por encima de los estados menos poblados como las dos Baja Californias, Quintana Roo o Durango.
El Colegio se reunirá el próximo 6 de diciembre, donde se emitirán los votos electorales, para, posteriormente, a inicios de enero, el Congreso de EUA aprobará la elección hecha por el Colegio y designará al nuevo mandatario y su vicepresidente. Es por ello, que, en el inter, los partidarios de la Clinton pretenden sacudir las redes con la propuesta de presionar al Colegio para que los compromisarios del Partido Republicano lleguen a cambiar su intención de voto por la abanderada del Partido Demócrata, algo que, en teoría, puede ocurrir y sería perfectamente legal, aunque muy poco probable que ocurra, en todo caso, de llegar a considerar que Trump no está capacitado o se encuentra de alguna manera impedido para ejercer la presidencia de la república, cambiarían sus votos no a favor de la aspirante del partido rival, sino del propio, ungiendo a Michael Pence, el candidato a la vicepresidencia, o a algún otro eminente militante del elefante, como Mitt Rommney. Aún así, hay un 99.9% de seguridad que Trump será elevado a la primera magistratura.
Los resultados de la elección han representado un movimiento telúrico, un verdadero terremoto en EUA y más allá de sus fronteras: es la consagración de la crisis que está viviendo el modelo neoliberal y la globalización, así como las élites que se beneficiaron del estado de cosas, a la par que se marca toda una transición hacia otros modelos en muchas cosas: para empezar, marca el fin de la prensa tradicional, tanto escrita como televisiva como principal vehículo de información y formación de opinión: las grandes corporaciones mediáticas en Estados Unidos y el mundo apostaron por la ex-primera dama, y la derrota mostró, en toda su dimensión, que son ahora los medios alternativos como las redes sociales, blogs, diarios en línea, --por ejemplo: sitios como Breitbart o la Gaceta de Intereconomía, por ejemplo-- etc. Los resultados demostraron que la influencia de los diarios y las cadenas televisivas, sus presuntos "líderes de opinión" --piénsese en Jorge Ramos-- se está diluyendo poco a poco, y sólo ellos mismos pensaban que eran los verdaderos dueños de la información y de la opinión pública global.
Pero sobre todo, la victoria de Trump, junto con el Brexit, pone contra las cuerdas al progresismo, mismo que sin embargo, contará todavía con la fuerza en la generación de los Millenials, esto es, los nacidos entre 1984 y 1999, que en su mayoría son favorables a las posturas "liberales" y estatistas promovidas desde el espectro ideológico de la Socialdemocracia. ¿Porqué? Se trata de una generación de consentidos, de jóvenes que han gozado de una cultura de "apretar un botón", cierto, algo que ya se presentaba en la generación anterior, la llamada Generación X, sin embargo, como nunca estamos ante una generación de gente que ha crecido en la cultura del menor esfuerzo, en creer que el papel del Gobierno es ser un proveedor y un garante de que no existirá responsabilidad personal por las acciones propias, que ha vivido entre algodones y pide censura y silencio para todo aquello que resulte "ofensivo" o "violento", excepto ellos mismos que se han lanzado a violentas protestas en contra de los resultados electorales, lo cual, mejor que nunca, demuestra aquella máxima pronunciada por el escritor Isaac Asimov: "la violencia es el último recurso del incompetente".
Probablemente el nuevo mandatario no pondrá fin ni echará para atrás las reformas en torno a cuestiones de género y de homosexualismo, aborto y legalización de drogas; lo mismo que el nuevo Gobierno Británico de Theresa May no lo ha hecho: es algo muy difícil de hacer y más ante las reacciones violentas de los "progresistas"; pero irá poco a poco, empezando por retirar apoyos oficiales y económicos, con ello, la tendencia a favor de dichas posturas irá disminuyendo, así como su difusión más allá de EUA: en México es visible cómo el discurso de Andrés Manuel López Obrador, siempre considerado representante de la extrema Izquierda se empieza escorar hacia el centro y hacia posturas más conservadoras y nacionalistas; incluso sorprendió con un discurso en ese sentido pronunciado en TV al cerrarse las casillas en nuestro vecino del norte. Indudablemente, el político tabasqueño, que podrá estar obsesionado con obtener la presidencia, pero no es ningún tonto, pretende subirse al tren del ganador, y adoptar su discurso antisistema y contrario a lo políticamente correcto. No en balde, también, al día siguiente de la jornada electoral estadounidense, el Poder Legislativo mexicano rechazó la iniciativa de Peña en torno al "matrimonio" homosexual, nuestros políticos, que en mucho son imitadores de lo que sucede en otros lados --basta ver que cuando hablan de educación sacan a relucir a Finlandia, y cuando hablan de urbanismo, a Colombia-- ante su carencia de talentos y de conocimiento de la realidad mexicana, y si bajo el obamismo imitaban su visión progresista, ahora sin duda imitarán el discurso nacionalista y conservador del magnate.
Y es que las élites desconocieron lo que ocurría por debajo de ellas, desconocían el sentir de los campesinos, la gente del centro y sur de EUA que vive en ciudades pequeñas y pueblos, que mantiene la idiosincracia WASP impermeable ante las influencias de los inmigrantes, y que consideran que EUA es, ante todo, un país de cultura anglosajona, cristiano y con una identidad propia que se desdibujaba desde 1989 en los discursos buenistas y globalistas de Fukuyama y toda la andanada ideológica fomentada desde la Casa Blanca desde Clinton, sobre que las fronteras son artificiales, que el mercado lo regula todo y es la fuente de la paz, y que las fronteras "son artificiales" chocan con la realidad: las fronteras existen, y tan son conscientes de ello que la administración Obama ha sido la mayor enemiga de los inmigrantes ilegales con el número récord de deportaciones, simplemente por una cuestión económica: la migración excesiva aumenta la mano de obra y abarata los salarios. Hoy en día, la Globalización queda en entredicho y se muestra cómo los pueblos rechazan la integración en un modelo que pasa por encima de tradiciones, identidades e Historia para constituir un mundo basado en las simples reglas económicas.
Al día siguiente de la elección mi hermano se desahogaba en una conversación de Whatsapp planteando un panorama apocalíptico por todos los deportados que vendrían, y la cancelación del Tratado de Libre Comercio, en mucho, por que se ha dejado llevar por lo que plantearon los medios en México, que igualmente demonizaron a Trump y canonizaron a Hillary Clinton presentándola como la salvadora de México en una visión que parecía desconocer la idea de soberanía nacional y la necesidad de que nuestro país busque su independencia económica.
Empieza una nueva etapa, que será dura y difícil, probablemente al principio y topará con los círculos de élite del Progresismo que están lejos de estar muertos: con George Soros a la cabeza y todos los imperios de Wall Street que tratarán hasta lo imposible por continuar anatemizando a la figura del novel mandatario estadounidense, y aún por descarrilar su proyecto de gobierno y quién sabe si no hasta derrocándolo o poniendo en riesgo su vida misma; sin embargo, esto es solo el principio de lo que puede ser, un cambio geopolítico en que EUA ceda su lugar de hiperpotencia hegemónica a los otros actores en liza, como Rusia, China, la India o el Islam en su triple encarnación árabe, turca y persa, en Europa, se perfila el fin del experimento de la Unión Europea y de la OTAN, y de los gobiernos neoliberales y que le han abierto las puertas a la migración como el caso de Angela Merkel, ante el ascenso de la llamada "Derecha Alternativa" que tiene en Marine LePen a su más alta representante en la vecina Francia, y que ahora se encuentra alentada más que nunca a desbancar el orden existente para recuperar el regreso del sentido común.
No cabe duda: vivimos en tiempos interesantes.
El Colegio se reunirá el próximo 6 de diciembre, donde se emitirán los votos electorales, para, posteriormente, a inicios de enero, el Congreso de EUA aprobará la elección hecha por el Colegio y designará al nuevo mandatario y su vicepresidente. Es por ello, que, en el inter, los partidarios de la Clinton pretenden sacudir las redes con la propuesta de presionar al Colegio para que los compromisarios del Partido Republicano lleguen a cambiar su intención de voto por la abanderada del Partido Demócrata, algo que, en teoría, puede ocurrir y sería perfectamente legal, aunque muy poco probable que ocurra, en todo caso, de llegar a considerar que Trump no está capacitado o se encuentra de alguna manera impedido para ejercer la presidencia de la república, cambiarían sus votos no a favor de la aspirante del partido rival, sino del propio, ungiendo a Michael Pence, el candidato a la vicepresidencia, o a algún otro eminente militante del elefante, como Mitt Rommney. Aún así, hay un 99.9% de seguridad que Trump será elevado a la primera magistratura.
Los resultados de la elección han representado un movimiento telúrico, un verdadero terremoto en EUA y más allá de sus fronteras: es la consagración de la crisis que está viviendo el modelo neoliberal y la globalización, así como las élites que se beneficiaron del estado de cosas, a la par que se marca toda una transición hacia otros modelos en muchas cosas: para empezar, marca el fin de la prensa tradicional, tanto escrita como televisiva como principal vehículo de información y formación de opinión: las grandes corporaciones mediáticas en Estados Unidos y el mundo apostaron por la ex-primera dama, y la derrota mostró, en toda su dimensión, que son ahora los medios alternativos como las redes sociales, blogs, diarios en línea, --por ejemplo: sitios como Breitbart o la Gaceta de Intereconomía, por ejemplo-- etc. Los resultados demostraron que la influencia de los diarios y las cadenas televisivas, sus presuntos "líderes de opinión" --piénsese en Jorge Ramos-- se está diluyendo poco a poco, y sólo ellos mismos pensaban que eran los verdaderos dueños de la información y de la opinión pública global.
Pero sobre todo, la victoria de Trump, junto con el Brexit, pone contra las cuerdas al progresismo, mismo que sin embargo, contará todavía con la fuerza en la generación de los Millenials, esto es, los nacidos entre 1984 y 1999, que en su mayoría son favorables a las posturas "liberales" y estatistas promovidas desde el espectro ideológico de la Socialdemocracia. ¿Porqué? Se trata de una generación de consentidos, de jóvenes que han gozado de una cultura de "apretar un botón", cierto, algo que ya se presentaba en la generación anterior, la llamada Generación X, sin embargo, como nunca estamos ante una generación de gente que ha crecido en la cultura del menor esfuerzo, en creer que el papel del Gobierno es ser un proveedor y un garante de que no existirá responsabilidad personal por las acciones propias, que ha vivido entre algodones y pide censura y silencio para todo aquello que resulte "ofensivo" o "violento", excepto ellos mismos que se han lanzado a violentas protestas en contra de los resultados electorales, lo cual, mejor que nunca, demuestra aquella máxima pronunciada por el escritor Isaac Asimov: "la violencia es el último recurso del incompetente".
Probablemente el nuevo mandatario no pondrá fin ni echará para atrás las reformas en torno a cuestiones de género y de homosexualismo, aborto y legalización de drogas; lo mismo que el nuevo Gobierno Británico de Theresa May no lo ha hecho: es algo muy difícil de hacer y más ante las reacciones violentas de los "progresistas"; pero irá poco a poco, empezando por retirar apoyos oficiales y económicos, con ello, la tendencia a favor de dichas posturas irá disminuyendo, así como su difusión más allá de EUA: en México es visible cómo el discurso de Andrés Manuel López Obrador, siempre considerado representante de la extrema Izquierda se empieza escorar hacia el centro y hacia posturas más conservadoras y nacionalistas; incluso sorprendió con un discurso en ese sentido pronunciado en TV al cerrarse las casillas en nuestro vecino del norte. Indudablemente, el político tabasqueño, que podrá estar obsesionado con obtener la presidencia, pero no es ningún tonto, pretende subirse al tren del ganador, y adoptar su discurso antisistema y contrario a lo políticamente correcto. No en balde, también, al día siguiente de la jornada electoral estadounidense, el Poder Legislativo mexicano rechazó la iniciativa de Peña en torno al "matrimonio" homosexual, nuestros políticos, que en mucho son imitadores de lo que sucede en otros lados --basta ver que cuando hablan de educación sacan a relucir a Finlandia, y cuando hablan de urbanismo, a Colombia-- ante su carencia de talentos y de conocimiento de la realidad mexicana, y si bajo el obamismo imitaban su visión progresista, ahora sin duda imitarán el discurso nacionalista y conservador del magnate.
Y es que las élites desconocieron lo que ocurría por debajo de ellas, desconocían el sentir de los campesinos, la gente del centro y sur de EUA que vive en ciudades pequeñas y pueblos, que mantiene la idiosincracia WASP impermeable ante las influencias de los inmigrantes, y que consideran que EUA es, ante todo, un país de cultura anglosajona, cristiano y con una identidad propia que se desdibujaba desde 1989 en los discursos buenistas y globalistas de Fukuyama y toda la andanada ideológica fomentada desde la Casa Blanca desde Clinton, sobre que las fronteras son artificiales, que el mercado lo regula todo y es la fuente de la paz, y que las fronteras "son artificiales" chocan con la realidad: las fronteras existen, y tan son conscientes de ello que la administración Obama ha sido la mayor enemiga de los inmigrantes ilegales con el número récord de deportaciones, simplemente por una cuestión económica: la migración excesiva aumenta la mano de obra y abarata los salarios. Hoy en día, la Globalización queda en entredicho y se muestra cómo los pueblos rechazan la integración en un modelo que pasa por encima de tradiciones, identidades e Historia para constituir un mundo basado en las simples reglas económicas.
Al día siguiente de la elección mi hermano se desahogaba en una conversación de Whatsapp planteando un panorama apocalíptico por todos los deportados que vendrían, y la cancelación del Tratado de Libre Comercio, en mucho, por que se ha dejado llevar por lo que plantearon los medios en México, que igualmente demonizaron a Trump y canonizaron a Hillary Clinton presentándola como la salvadora de México en una visión que parecía desconocer la idea de soberanía nacional y la necesidad de que nuestro país busque su independencia económica.
Empieza una nueva etapa, que será dura y difícil, probablemente al principio y topará con los círculos de élite del Progresismo que están lejos de estar muertos: con George Soros a la cabeza y todos los imperios de Wall Street que tratarán hasta lo imposible por continuar anatemizando a la figura del novel mandatario estadounidense, y aún por descarrilar su proyecto de gobierno y quién sabe si no hasta derrocándolo o poniendo en riesgo su vida misma; sin embargo, esto es solo el principio de lo que puede ser, un cambio geopolítico en que EUA ceda su lugar de hiperpotencia hegemónica a los otros actores en liza, como Rusia, China, la India o el Islam en su triple encarnación árabe, turca y persa, en Europa, se perfila el fin del experimento de la Unión Europea y de la OTAN, y de los gobiernos neoliberales y que le han abierto las puertas a la migración como el caso de Angela Merkel, ante el ascenso de la llamada "Derecha Alternativa" que tiene en Marine LePen a su más alta representante en la vecina Francia, y que ahora se encuentra alentada más que nunca a desbancar el orden existente para recuperar el regreso del sentido común.
No cabe duda: vivimos en tiempos interesantes.
6 comentarios:
No olvide el referendo italiano y la controversial elección austriaca que en mucho tambien pueden influir para el futuro de Europa. Además de las elecciones en Francia tambien las habrá en Holanda (donde Geert Wilders dará la batalla por la defensa de la identidad nacional) y en Alemania, donde es muy probable que Merkel gane nuevamente, pero partidos como PEGIDA y Alternativa para Alemania estan empezando a ganar terreno (con irónicamente una química como la canciller al mando del segundo).
Tambien sería bueno que (a su tiempo claro esta) hablara del efecto que esta teniendo Rodrigo Duterte en las relaciones entre las naciones asiáticas y su guerra contra el narcotráfico.
Una duda, porque nos basamos en el urbanismo colombiano, segun yo es igual del malo que el nuestro
YORCH debe estar de buen humor, Sarkozy fue eliminado de las elecciones
Qué cree que pasará con el eje bolivariano ahora que Trump es presidente? Por lo que tengo entendido ha dicho que dará marcha atrás a la apertura con Cuba y no tiene una muy buena impresión de la Venezuela chavista.
Sr. Yorch, ¿qué opina de la decisión de Trump de salirse del Tratado transpacífico?
Esperaremos su escrito sobre la muerte del dictador Fidel Castro.
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