Disiento de Juan Manuel de Prada en cuanto a su percepción sobre los deportes profesionales actuales a los que cataloga como meros "plebeyos" y "horteras" aduciendo que su finalidad es servir de formas de alienación o de idiotización de las masas; es cierto, son espectáculos masivos y también, se alejan de formas de actividad física o entretenimientos que en el pasado eran parte de ciertos estratos sociales: el deporte entre los griegos era diversión de aristócratas y era entendido como preparación para la guerra, en la América antigua, los deportes autóctonos como el "Juego de Pelota" o el "Lacroose" tenían también una finalidad ritual, mientras que en la Edad Media justas y torneos, de cuya resurrección hemos hablado ya aquí tenían una finalidad lúdica y de preparación marcial para los nobles, ni tiene el trasfondo cultural, filosófico y hasta religioso que tienen la hoy tan debatida tauromaquia; no, es cierto, los deportes actuales: fútbol, béisbol, basketball, rugby, etc. son producto de la Revolución Industrial y de la clase obrera surgida de la misma, que buscó tener algo qué hacer en sus tiempos libres.
Tiempos libres y oportunidad de ocio que tuvieron las clases trabajadoras llevaron a que estos juegos, surgidos o reglamentados durante el siglo XIX se convirtiesen no solamente en actividades practicadas como diversión y medios de tener una actividad física sana, sino en espectáculos que podían atraer públicos masivos y generar entretenimiento solo con verlos; sin embargo, esto no lleva a que, en automático sean actividades estúpidas o que todo aquel que guste de ellas lo sea; esto también es satanizar un rasgo de nuestra modernidad solo por el hecho de serlo; lo que no quita que a veces lo sea y sí sirvan como parte del panem et circens del que a veces se aprovechan los gobernantes y poderes fácticos para hacer de las suyas, como ha sido desde Roma, primera civilización en que surgió el deporte-espectáculo con los combates gladiatorios y las carreras de carros, precisamente cuando se dio oportunidad al ocio.
El deporte profesional, surgido pues como fuente de entretenimiento de masas, sin embargo, nos ha legado también historias y personajes mucho más profundos, detrás de tanta comercialización y corrupción que, desgraciadamente, han terminado por eclipsar y ensuciar los sueños de hombres como Pierre de Coubertain, Jules Rimet o el pedagogo Pestalozzi, que veían en el deporte un medio para la educación y la formación o conservación de valores como la caballerosidad, la búsqueda de la excelencia, la valentía, el compañerismo y la sana competencia; al lado de estos idealistas, desgraciadamente, perviven y se imponen más los nombres de gente nefasta como Vázquez Raña, Blatter o Armstrong. Sin embargo, estos deportes han producido verdaderos gigantes no solo en estas actividades, sino de la humanidad entera; tal es el caso de Vince Lombardi, quien más que entrenador en el fútbol americano, fue un verdadero filósofo, y el ahora fallecido Cassius Clay/Mohamhed Alí.
Mohamhed Alí, realmente fue un gran hombre; no solamente el más grande boxeador de la Historia:, pese a no ser invicto y haber otros con récords aún más impresionantes (piénsese en Julio César Chávez)-- también fue un verdadero crítico de la sociedad de su tiempo en EUA en plena lucha por la igualdad de las personas de origen africano respecto a los anglosajones, opositor a la guerra de Vietnam, autodidacta y dueño de una gran inteligencia que se expresaba tanto en su forma de pelear, parecida a la de un esgrimista y un bailarín, así como en su sarcasmo e ironía, así como dueño de una gran elocuencia, destaca por encima de muchos boxeadores de su tiempo y posteriores --en la actualidad, alguien a destacar es el filipino Manny Pacquiao, quien ha buscado superarse estudiando Derecho, haciendo una gran labor filantrópica y destacando en otros deportes, como el basketball y otras actividades como la actuación y la política, actuando valientemente como legislador, y aún así está a años luz de Alí-- filántropo y sobre todo un personaje muy humano, que detrás de su show de bocazas provocador y aparentemente soberbio ocultaba una gran humildad y un gran deseo de servir a los demás.
Convertido al Islam como muchos otros negros estadounidenses en los años sesenta como forma de protestar contra la hipocresía del Cristianismo puritano y protestante de muchos sureños racistas, Alí sin embargo fue una persona que no se conformó con obtener fama y fortuna para vivir los placeres como muchos otros compañeros de la profesión boxística, como es el caso actual de Floyd Money Mayweather y tantos más que incluso acaban en la miseria tras haber dilapidado las millonarias cantidades ganadas en los combates en autos, mansiones y mujeres entre otros vicios, quizo ser un referente, una inspiración, un ícono que llevase a muchos jóvenes a cambiar su vida y hacer mejor al mundo, quizo ayudar a otros en estado de necesidad, como aquella ocasión en que salvó a un hombre de suicidarse:
Y tenía muy claro el verdadero sentido de la vida, como se revela en esta entrevista en Inglaterra en los años 70:
Para ser un converso al Islam, Alí enuncia en este discurso un punto muy cristiano: el verdadero éxito de la vida, o su verdadero objetivo es buscar la santidad, la cual se logra no solo con una fe hueca, sino que se expresa a través de las obras, mismas que consisten en el servicio a los demás.
Fueron estos ideales, esta búsqueda constante de la excelencia en el box y en su vida personal lo que hizo trascendente a Alí, y por ello se le considera "el más grande" como él mismo se hacía llamar, el estar consciente de que necesitaba amarse a sí mismo previo a amar a los demás, y el no rendirse pese a ser afectado posteriormente por el Mal de Parkinson, quién sabe si afectado por una vida de golpes en el ring o por alguna predisposición genética, le llevaron a ser tan icónico y a pasar a la Historia como un símbolo del siglo XX y a ser un gigante que va más allá del deporte y que hasta en los cómics llegó a noquear a Súperman.
Un mundo como el de hoy, en que la hombría es despreciada, que la virilidad es detestada, que se huye de la violencia aún cuando sea justo recurrir a ella o enfrentarla, pese a que la naturaleza misma que nos rodea es inevitablemente violenta, que no aprecia ni busca la trascendencia y que se queda en lo material y lo efímero, que no busca la excelencia ni valora el esfuerzo, no merece a Alí, el gran púgil pertenece a otra época, a otra forma de ver la vida y comprender la realidad que resulta imposible ya para las nuevas generaciones tan superficiales quienes quedan más identificadas con Mayweather, que admira a los criminales y ve como sinónimo de éxito a los coches de lujo, la compañía de mujeres voluptuosas y los fajos de billetes y que tampoco comprende ni cree necesitar de la fe.
De él nos quedan sus frases y su estilo de combate: "Flotar como mariposa pero picar como una abeja", o qué tal "Imposible' es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. 'Imposible' no es un hecho, es una opinión. 'Imposible' no es una declaración, es un reto. 'Imposible' es potencial. 'Imposible' es Temporal, 'Imposible' no es nada."
Por ello, para mi, Mohamhed Alí será siempre un grande, y un ejemplo de vida. Todo un campeón, definitivamente, "el más grande".
DESCANSE EN PAZ.
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