He de reconocer que la reciente visita del Papa Francisco I a nuestro país me dejó sorprendido gratamente y ha motivado cierto cambio en mi apreciación a su figura y pontificado, aunque no dejo de ser cauteloso a este respecto.Me parece que lo hecho y dicho por Jorge Mario Bergoglio en estos días de la semana pasada que visitó tanto el Santuario de la Virgen de Guadalupe en la Ciudad de México, Morelia, capital del estado de Michoacán, Tuxtla y San Cristobal de las Casas en Chiapas, Ecatepec en el Estado de México y Ciudad Juárez, Chihuahua, manifestaron sin duda, la primera vez que el argentino actúa plenamente como Papa, haciéndolo en una línea muy similar a la de sus inmediatos predecesores: Benedicto XVI y San Juan Pablo II, claro, dentro de la línea del Concilio Vaticano II que ha condicionado el actuar general de la Iglesia desde la década de los 60, lo que por supuesto, lleva a gestos equívocos o ambiguos que no a todos convence, pero en general, creo que durante estos días no vimos a Bergoglio, si no a Su Santidad Francisco I, Servum Servorum Dei, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica Romana.
Incluso, creo que podría decirse que el pontífice, con tacha ex defectu tituli bien pudo quedar legitimado por lo hecho en nuestro país. Realmente, su accionar durante estos días fue muy diferente a lo que ya nos tenía acostumbrados; sin embargo, si bien es un exceso y erróneo caer en el catastrofismo tremendista de muchos Tradicionalistas que ven moros con tranchetes o pruebas irrefutables de que Bergoglio es "la bestia del Apocalipsis", tampoco es para que ahora confiemos en que estamos ante un Papa que se mantiene firmemente fiel a la doctrina y la tradición al estilo de un Pío XII o que cayó en el camino de Damasco y transformó su actuar en este sentido; podríamos decir sin embargo, que se trata de un pontífice que en líneas generales se mantiene en la continuidad del post-concilio, con desplantes y declaraciones, como las que hizo tras subirse al avión de regreso a Italia, respecto al virus del Zika o el uso de anticonceptivos que más que atribuirlos a una intención realmente revolucionaria o de transformar la doctrina inveterada de la Iglesia quizá podamos señalar como su causa, así francamente, a algún problema de imprudencia e irreflexión cuando pretende improvisar y no se encuentra debidamente asesorado, porque, hay que reconocerlo, el argentino carece de una formación docta en la Historia de la Iglesia, Teología y Filosofía a diferencia de los Papas anteriores; aunque no es de descartarse algún problema de salud mental que le hace dar bandazos, como en algunos sitios argentinos siempre se ha dicho del ahora Papa desde la época de su ejercicio arzobispal en Buenos Aires, e incluso mucho antes.
Primero lo positivo de la visita papal:
- La mejor señal de que el viaje y los dichos y hechos de Francisco I se ajustaron a la doctrina de la Iglesia fue el desencanto, cuando no el verdadero enojo de los medios "progresistas" mexicanos, que esperaban ver a un Papa "revolucionario" con declaraciones a favor de los divorciados o de los homosexuales y de una moral sexual relajada, no encontraron eso, se toparon con un Papa que una y otra vez refrendó la postura de siempre respecto a la familia y el matrimonio, señalando directamente los males y amenazas que la azotan actualmente; finalmente, no podía contradecirse de la declaración que acababa de firmar con el Patriarca Kiril en la Habana, donde ese punto se colocó como uno de los fundamentales.
- El Papa evitó igualmente enmarcar su visita como una dedicada al activismo político a favor de posturas ideológicas de Izquierda, los radicales, como los Ayotzinapos esperaban un espaldarazo a su causa y un ataque inmisericorde al gobierno de Peña Nieto. No lo hubo, el pontífice se condujo de manera diplomática y centrado además en un mensaje pastoral.
- Tampoco el Papa se colocó abiertamente a favor de la Teología de la Liberación; el gesto de rezar en la tumba de Samuel Ruiz queda en su esfera privada: bien pudo haber pedido a Dios misericordia para el difunto y exaltado obispo, aunque, como veremos, su mensaje para los indígenas no fue precisamente lo mejor del viaje.
- Tampoco los Neoconservadores católicos mexicanos encontraron un apoyo en el Papa ni que éste se identificara con ellos; por el contrario, grupos como el Yunque, los Legionarios de Cristo o el Opus Dei se esforzaron por acaparar la visita y lucir como la élite de la Iglesia Católica mexicana; mientras que el episodio del joven de clase alta (algunos dicen que se trató en realidad de la cantante pop Belinda, de quien hablaré más adelante) que tironeó al Papa en un intento de darle un abrazo, provocando que cayera sobre un discapacitado y que motivó una reacción justamente iracunda de parte del pontífice ilustró como ninguna el desagrado de éste con esas actitudes, poses e hipocresías.
- El mensaje al episcopado mexicano fue duro, valiente y necesario: a los obispos mexicanos se les conoce por su mimetismo con la clase política mexicana, su afán de reconocimiento social y su capacidad para la intriga, en pocas palabras, por su cobardía y ser acomodaticios; siendo quizá muestra palpable de ello el gris Cardenal Norberto Rivera de la Ciudad de México. Una exhortación a que actúen con hombría no lo viene nada mal a los obispos de nuestro país... ni a nadie.
- El mensaje a la juventud, o sus referencias a la corrupción y al narcotráfico, sin volverlos mensajes políticos, se circunscribieron a sus causas profundas: la gravísima crisis moral y el alejamiento respecto a Dios de los jóvenes mexicanos y de muchas personas en un medio secularizado, materialista y pragmático.
- Francisco I demostró tener una fe mariana sincera... sigo sin entender por dónde encuentran algunos Tradicionalistas radicales, (a los que, como saben, he llamado Tradilocos) que el pontífice argentino se burló de la Virgen María al rezar frente a su imagen milagrosa de Guadalupe durante unos minutos... sí, estaban las cámaras de la TV, pero lo mismo ocurrió en su momento en la visita de San Juan Pablo II, hasta Pío XII fue numerosas veces captado por las cámaras orante y no lo señalan como protagonista. A mi parecer, incluso en ese momento el Papa tuvo una experiencia mística, basta ver cómo cayó derribado en la silla ante la imagen.
- La recepción al Papa en el Palacio Nacional manifiesta para muchos la agonía de la herencia nefasta de Benito Juárez y el Partido Liberal del siglo XIX cuyo jacobinismo costó mucha sangre, la destrucción de patrimonio histórico y artístico y numerosos mártires así como la generación de multitud de complejos y dobles morales en el mexicano; del laicismo hipócrita y antirreligioso que empezó a ser practicado por el masón zapoteca y otros rufianes como Valentín Gómez Farías parece que nos encaminamos hacia una actitud más abierta hacia el fenómeno religioso a pesar del "progresismo" reinante; el hecho de haber visto al Presidente Peña asistir a misa y comulgar --en mi opinión con mucha mayor sinceridad que otros políticos que se dieron cita en los actos papales--es una muestra de ello.
Pero ahora, veamos lo cuestionable:
- Como en todas las ocasiones anteriores que un Papa ha venido a México, ha habido dos entidades que han tratado de sacar raja del asunto: el Estado Mexicano, y más que nada el Gobierno en turno y el mundo de la farándula mexicana, cada vez más decadente y controlado por la empresa Televisa, que tampoco es ya lo que era hace 30 años. Organizaron un verdadero carnaval para recibir a Francisco I en el aeropuerto, intentaron controlar la agenda del pontífice y tapar aquello que no resultaba conveniente que viera, lo que nuevamente dejó malparado al Presidente Peña ante su escaso tino para su manejo de medios, quedando esta vez en evidencia el burdo intento de "taparle el ojo al macho".
- La Clase Política mexicana demostró ser un conjunto abigarrado de hipócritas deleznables, todos se oponen entre sí y luchan por el poder, pero al momento de simular lo que no son son exactamente iguales; todos ellos se estuvieron peleando por salir en la foto con el Papa y así no ganar su bendición apostólica, sino colocarse con ventaja en la campaña electoral permanente al obtener popularidad. Resulta particularmente chocante e incongruente que los políticos de Izquierdas parecían desesperados por tomarse la foto con Bergoglio mientras aprueban e impulsan iniciativas a favor del homosexualismo, la legalización de las drogas, el divorcio express y el aborto.
- Los abusos y la corrupción que quedaron patentes, por ejemplo, con el triste caso de la cantante Belinda --la misma que al parecer fue responsable de los tironeos hacia el pontífice-- quien al parecer es por ahora el interés amoroso de Silvano Aureoles, Gobernador izquierdista de Michoacán, quien hizo que su amada en turno fuese transportada en un helicóptero de la policía estatal hasta el evento papal, recordando que en su momento su partido, el PRD fue de los principales en criticar el uso que le daba el anterior titular de la Comisión Nacional del Agua, David Korenfeld, a la aeronave oficial de la dependencia para transportarse él y su familia a lugares de recreo, lo que precipitó la caída del funcionario, y que, viviendo el estado una crisis en materia de seguridad, uno de sus principales activos, como es la nave de ala rotatoria sea utilizada para que el mandatario local "quede bien" con la meretriz de su predilección en una forma por demás descarada, lo que demuestra cómo nuestra clase política ha perdido totalmente la vergüenza.
- La tendencia de siempre, desde el siglo XVI, de la Iglesia Mexicana por considerar y tratar a los indígenas como perpetuos menores de edad y especímenes exóticos. La debatida postura de Juan Ginés de Sepúlveda, que era partidario de una total integración de los nativos americanos a la sociedad europea transplantada por los Conquistadores a este lado del Atlántico fue derrotada por la postura excesivamente sobreprotectora de Fray Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga o Fray Toribio de Benavente Motolinía. Si bien en un principio esto redundó en evitar abusos a los vencidos y el respeto a sus propiedades, costumbres y cultura, a largo plazo permitió la marginación de los indígenas y su existencia como sociedades paralelas a la Occidental constituída por criollos y mestizos; hasta ahora, la dificultad para la integración de los indígenas a los esquemas económicos, políticos y sociales mexicanos constituye tanto una enorme herida abierta en la sociedad como un lastre para el desarrollo de los indígenas y del país; Francisco I en su discurso de San Cristobal de las Casas, desgraciadamente, continúa con esta visión que ha hecho de nuestra población nativa --reconociendo que hay excepciones-- un conjunto de atenidos a la caridad eclesiástica o gubernamental, reacios al cambio, convenientemente situados en la pobreza para seguir siendo sujetos de la asistencia social, conformistas y perezosos.
- La evidente descristianización de nuestra sociedad: los recorridos del Papa por las calles de la Ciudad de México destacaron el vacío o la menor asistencia de personas a lo que se veía con San Juan Pablo II o lo visto con Benedicto XVI en León, Guanajuato. La Izquierda con su gobierno basado, en el decir de Pío Moa en la trilogía de trola, choriceo y puterío, ha surtido efecto en la población de la capital del país, seducida por la oferta de placeres sin freno que ofrece la Izquierda con su permisividad y fobia a los principios morales pese a que tenga convertida a la antigua Tenochtitlan en un muladar. Por supuesto, que alguien llegue a hablar de Dios choca contra quienes se encuentran sumergidos en un discurso que prima el materialismo y el hedonismo.
- Las propias ambigüedades e imprudencias de Bergoglio; si bien durante la visita el Papa se comportó como tal, esto debe presumirse a una febril y acertada actividad de sus asesores que no dejaron que el argentino incurriese en sus conocidos patinazos, también es muy claro que el pontífice decidió no salirse del guión, quizá porque al toparse con el corazón católico de México decidió no abonar al ambiente confuso y de conflicto en que está nuestro país, no sucedió esto, sin embargo, en el vuelo de regreso a Roma, donde el Papa volvió a sus espontáneas ruedas de prensa improvisadas, donde volvió a liarla, demostrando su, en realidad, escasa preparación y pobres conocimientos teológicos y doctrinales: el haber aludido a un mito urbano como el que el Papa Pablo VI haya autorizado el uso de anticonceptivos a monjas en Africa ante el peligro de ser violadas, o de recomendar el preservativo como mal menor para prevenir contagios del Virus Zika hizo las delicias de nuestra prensa de izquierdas sedienta de encontrar en el pontífice un aval a sus porquerías, la verdad no llega a tanto: Bergoglio, me parece, es un ignorante e imprudente, que no por ello es menos peligroso, cuya elección al papado me sigue pareciendo terriblemente errónea y que causará un sinnúmero de daños a la Iglesia, que no podremos aquilatar sino hasta después de su pontificado.
Así transcurrió la visita de Francisco I a nuestro país; reitero, me hizo cambiar de opinión respecto a él, con matices; me veo obligado a reconocerle cierta legitimidad y su sincera devoción mariana y preocupación por el estado actual de la Iglesia y de la sociedad; sin embargo, queda patente que el hábito papal blanco le queda grande, como queda patente el estado de crisis que vive la sociedad mexicana no solo en el aspecto económico o político, carente de liderazgos capaces y con proyecto a largo plazo, o en materia de seguridad; estos problemas son consecuencia de la grave crisis en materia moral y religiosa que vivimos, con un alejamiento cada vez mayor de nuestras raíces Cristianas por un lado, y la adopción de modelos hedonistas y materialistas importados del "mundo desarrollado", pensando que por imitar seremos iguales a ellos, han socavado nuestras fortalezas y parecemos un barco de papel a la deriva en la corriente, cada vez más cerca de hundirnos.
En eso fue muy claro el Papa Francisco I, y desgraciadamente, será lo menos recordado de su visita.
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