El 22 de noviembre de 1963, según me cuenta, mi madre se hallaba en la casa de sus papás preparando adornos de repostería para su pastel de bodas civiles: el 12 de diciembre de aquel año, día de su santo, se verificaría la boda en el Registro Civil, y el 25 de enero del año siguiente, la boda religiosa. Ese día, mi padre la iba a ir a visitar por la tarde, entre tanto, mientras preparaba la pasta de fondant, tenía prendida la TV, cuando interrumpieron el programa de revista para dar la noticia de que el Presidente de Estados Unidos: John Fitzgerald Kennedy, había sido asesinado de un disparo en la cabeza mientras realizaba una visita de trabajo a la ciudad de Dallas, en el estado de Texas y era trasladado en coche descubierto por una avenida. Durante la tarde, llegó mi padre y la familia comentaba acerca del tema, recordando que unos meses antes, el tío Santos (un pariente de mi papá que trabajaba con mi abuelo materno, y que fue el conducto por el que se conocieron) que era un asiduo lector de la revista Impacto, uno de los principales semanarios sobre política que vivió de los años 60 a 90 sus tiempos de gloria, hoy creo que ya está desaparecido, leía una nota sobre Kennedy y comentó: "Ese muchachito se está metiendo en cosas muy profundas, si no tiene cuidado, se lo van a tronar..."
Se han cumplido 50 años del asesinato del Presidente norteamericano de origen irlandés, la gente que, como mi madre, de alguna forma lo presenció, se acuerda de dónde estaba y qué estaba haciendo cuando ocurrió, lo que confirma su carácter de un evento histórico. Tras cinco décadas, la figura del mandatario se ha agigantado y la Historia de su asesinato continúa atrapada en el misterio y las más diversas versiones e incógnitas en torno a lo ocurrido, los motivos detrás del magnicidio, las preguntas de lo que hubiera ocurrido si el entonces joven presidente hubiese podido concluir su mandato de cuatro años y si hubiese sido reelecto.
Se han cumplido 50 años del asesinato del Presidente norteamericano de origen irlandés, la gente que, como mi madre, de alguna forma lo presenció, se acuerda de dónde estaba y qué estaba haciendo cuando ocurrió, lo que confirma su carácter de un evento histórico. Tras cinco décadas, la figura del mandatario se ha agigantado y la Historia de su asesinato continúa atrapada en el misterio y las más diversas versiones e incógnitas en torno a lo ocurrido, los motivos detrás del magnicidio, las preguntas de lo que hubiera ocurrido si el entonces joven presidente hubiese podido concluir su mandato de cuatro años y si hubiese sido reelecto.
La realidad es que Kennedy, al momento de su muerte no era tan querido ni tan seguido por la gente. La popularidad le vendría tras su muerte y más que popularidad se crearía el mito en torno a su figura, a grado tal que se le considera como el más grande gobernante de Estados Unidos, lo cual, realmente, no es cierto. La administración de Kennedy tendría grandes logros, pero también grandes fracasos y enormes vicios, el propio Jack, no era un hombre de grandes decisiones ni el colmo de la virtud; por el contrario, era un hombre de dudas hamletianas, frágil y enfermizo que sólo tardíamente adquirió una complexión atlética, adicto al sexo y a las anfetaminas, esposo infiel y habituado a los placeres, un tanto holgazán, contrario a la opinión general, Kennedy, si bien era egresado de Harvard, no era Abogado, sino Licenciado en Periodismo y tenía talento para las letras que le valió para ganar el premio Pulitzer por su libro Profiles in Courage, una colección de biografías de personajes históricos norteamericanos. Aun así, y pese a que su juventud le dotó de carisma, y que poseía un indudable valor personal, demostrado durante la Segunda Guerra Mundial, en que salvó de perecer a la tripulación de la torpedera que comandaba con su valor y acción, lo que le costó una dolorosa lesión en la espalda, ganó por escaso margen las elecciones presidenciales frente a Nixon, durante su gestión pesaron las sospechas sobre la corrupción de su padre Joseph y la manera en que su familia, en general, había pasado de la miseria a la riqueza en unas cuantas generaciones.
Kennedy era popular en unos cuantos círculos, pero mucha gente en la Unión Americana lo rechazaba: por un lado, era Católico y existían todavía en aquellos años hondos prejuicios "antipapistas" entre la población WASP (White, Anglosaxon, Protestant), Celta y no Anglosajón de raza, fue en realidad, y no Obama, el primer Presidente norteamericano en provenir de una minoría étnica, lo que se tradujo en su apoyo a la lucha por los derechos civiles de la población negra en los estados del sur, aunque muchos a su vez lo acusaron de tibieza, otros, por el contrario, le señalaban hasta de Comunista infiltrado y se opusieron a la manera negociada en la que resolvió la Crisis de los Misiles, que muchos compararon a los desacertados consejos de su padre, siendo embajador en Londres en 1938 a la administración británica de Jorge VI y Neville Chamberlain sobre Hitler que condujeron al "Pacto de Munich" con el que el dictador germano se anexó Checoslovaquia.
A pesar de sus grandes defectos, y sin llegar a ponerlo en un altar como el más grande presidente que ha tenido Estados Unidos --a mi parecer, le superan, y con mucho Lincoln, Theodore Roosevelt y Ronald Reagan-- "JFK" supo ser un líder en un momento decisivo de la Historia y oponerse con valor al proyecto liberticida del Comunismo, como lo demostró tanto en la "Crisis de los Misiles" como a la implantación de la dictadura de Fidel Castro en Cuba, aunque también mostró su rechazo a los exiliados cubanos tras el fracaso de bahía de Cochinos, a la vez que buscó limpiar la propia casa y acabar con aquellos poderes fácticos que retaban a la autoridad del Estado: por un lado, el "complejo militar-industrial" contra el que se quejó su antecesor, el General Eisenhower y que tanto había crecido en poder e influencia bajo los Gobiernos de Franklin D. Roosevelt y Truman, tanto a causa de la Guerra Mundial como de la de Corea, igualmente, buscó controlar la práctica autonomía de las agencias de inteligencia como la CIA y el FBI, ambos convertidos en "Estados dentro del Estado" y cacicazgos colocados por encima de la Ley, sobre todo en el último caso, coto de poder del temido J. Edgar Hoover, o la enorme corrupción de los sindicatos, como la American Federation of Labour, dirigida por el corrupto Jimmy Hoffa, y finalmente contra el Crimen Organizado, convertido en un verdadero cáncer desde los años veinte y la "Ley Seca" pero que había continuado y hasta aumentado su fuerza en torno al contrabando, la venta de armas, delitos financieros, el juego, la prostitución y el narcotráfico.
Mucho de esta Cruzada en que se convirtió la Administración Kennedy, llamada Camelot por el propio mandatario, como una búsqueda de un ideal de gobierno recto y preocupado por la justicia, como el del mítico Arturo, a la vez de una verdadera corte impregnada de modos caballerescos, aristocráticos y europeístas, que aún hoy genera en los norteamericanos una especie de fascinación por su rompimiento con los grises y a veces vulgares modos republicanos de antes y después de él, se debió a la intervención de su hermano menor: Robert Francis "Bobby" Kennedy.
A diferencia de John, Bobby era un hombre recto, tal vez duro e intransigente, sin embargo, idealista y comprometido con la Justicia y sus rígidos principios morales; católico ferviente, ha sido calumniado después tachándosele de hacer el "trabajo sucio" de la administración de su hermano o de haber sido responsable de la muerte de la actriz Marilyn Monroe, amante de Jack y a quien se le ha supuesto también haber tenido una relación con él sin bases, todo indica que Bobby rechazó los avances de la rubia y se limitó a pedirle que dejara a su hermano tras la ruptura de éste con ella, quien a consecuencia de esto se suicidaría, como se ha demostrado científicamente, con una sobredosis de barbitúricos.
Muy probablemente, la causa de la muerte de John no fue otra más que pararle los pies a Bobby, quien, ciertamente, por la magia del nepotismo se había convertido en Procurador General de Estados Unidos, desempeñando el cargo con celo y siendo además el principal consejero del Presidente; no en balde, desde muy joven había sido su cerebro en las campañas políticas que le llevaron sucesivamente de una diputación federal al Senado y de ahí a la Casa Blanca; así, se dice que un mafioso, perseguido por la acción del joven Robert dijo que si a un perro se le cortaba la cola, todavía podía morder, pero si se le cortaba la cabeza, la cola dejaba de moverse, y eso fue lo que pasó: sin la cabeza --el Presidente-- la cola --el Procurador-- dejó de moverse; tras la muerte de John, Bobby continuó como Procurador bajo el interinato de Lyndon B. Johnson, que como Vicepresidente había asumido la primera magistratura, sin embargo, perdió su efectividad y afán combativo, postulándose después y ganando un escaño en el Senado por el estado de Nueva York... los negocios permanecieron intactos, hasta que en 1968 Bobby pretendió contender por la Presidencia de la República; cuando ganó las elecciones primarias del Partido Demócrata en California, lo que le abría paso para ganar la nominación de ese instituto político, todos aquellos que se habían visto afectados por su actuación como Fiscal de la Nación, temieron lo que pasaría con él al frente del Estado, por lo que, muy probablemente, los mismos que eliminaron a John decidieron la muerte de él.
La maldición de los Kennedy no ha sido tal, sino la habilidad pasmosa que tuvo esta familia para ganarse enemigos tanto internos como externos: los Castro cubanos, (no así la dirigencia comunista rusa, pues a la muerte de John, Nikita Khruschev envió una carta a la viuda Jackie, ofreciéndole su protección para ella y sus hijos, en dado caso de que se encontraran en peligro, según se ha logrado saber tiempo después... iluso el viejo revolucionario, pues unos años más tarde, en 1967, el Soviet Supremo le destituiría pues también el negociar en la Crisis de los Misiles provocó el descontento en su propio complejo militar-industrial, y en su lugar impondría al corrupto indolente de Brezhnev), los exiliados cubanos que querían una imprudente invasión a la isla para derrocar a Castro y que se fueron apoderando de Florida como su coto de poder particular, la mafia, los militares e industriales, los caciques del entramado de inteligencia, los propios rivales al interior del Partido Demócrata, como el propio Johnson, quien en la mañana del asesinato de Jack había sido advertido por éste que, en la campaña por la reelección no le acompañaría en la fórmula como Vicepresidente, los fanáticos protestantes y los supremacistas blancos, ¿porqué? Porque no quisieron jugar al sucio juego de la política tal y como Maquiavelo la describe, sino hacerlo un juego limpio y justo, tal vez porque nunca supieron en lo que se estaban metiendo, habiendo crecido como hijos de una adinerada familia y protegidos en una burbuja de cristal, o tal vez como abierto rechazo a la corrupción, influyentismo y porquería representada por su padre Joseph Kennedy y su abuelo y bisabuelo, quienes a base de esos trucos se hicieron de una inmensa fortuna y de influencia política.
¿Quién mató a los hermanos Kennedy? La tesis oficial que descarga en Lee Harvey Oswald, pintado como un inestable emocional y fanático marxista, la autoría intelectual y material del acto se tambalea, como puede verse en el documental que se presenta al inicio de esta entrada, o en el famoso vídeo de Zapruder, en que claramente se aprecia que el disparo final que acabó con la vida de JFK vino de frente a él y no por atrás, carece ya de toda credibilidad. Probablemente no se llegue a saber con certeza en el futuro próximo, tras haberse hecho durante estas cinco décadas una serie de operaciones de desinformación, clasificación y ocultamiento de la información; sin embargo, la Historia hará la Justicia que ni la Comisión Warren ni ningún presidente posterior en EUA ha podido hacer, después de todo, al final los asesinos de Julio César recibieron el oprobio de las generaciones siguientes y no pudieron ocultar su crimen, lo mismo ocurrió con Judas Iscariote, o con Booth, el actor sureño que mató a Lincoln. Lo que es cierto es que probablemente se trató de un golpe de Estado que truncó un interesante proyecto político, proyecto que quizá era más de Bobby que de Jack, y que probablemente significó, en el mundo occidental, el último intento por hermanar política y moral que han marchado separadas desde los escritos del secretario florentino en el siglo XVI. Dicho golpe de Estado permitió eliminar la distensión que tras la Crisis Cubana empezó a gestarse entre soviéticos y norteamericanos y prolongar otros veinte años la Guerra Fría, lo que benefició económicamente a muchos intereses: el embargo o bloqueo contra Cuba, iniciado como una medida defensiva por Kennedy durante la crisis se prolongó y ha sido uno de los factores que más ha beneficiado la permanencia de Fidel Castro en el poder y la Guerra de Vietnam comenzó con Lyndon B. Johnson en el poder.
¿Qué hubiera pasado si John Kennedy hubiese sobrevivido y no se hubiese dado su homicidio? Díficil saberlo, es algo que queda en el reino de las conjeturas; hay quien dice que los Kennedy ambicionaban asociar su apellido al cargo de Presidente de EUA y buscar una especie de sucesión dinástica, es probable al considerar los sueños de grandeza de Joseph Kennedy, propios de un Rodrigo Borgia, quien según algunos quiso convertir al Papado en herencia de su familia, y la manera en que manipuló y preparó a sus hijos para que buscaran sentarse en el sillón presidencial de la oficina oval, Joe no lo lograría al morir en acción en la Segunda Guerra Mundial a bordo de su bombardero, John lo lograría pero sería asesinado, Robert sería muerto a medio camino y Edward "Ted" Kennedy, temeroso tras el "incidente de Chappaquidick", buscaría en forma timorata la Presidencia en 1979 y al final se quedó en el Senado (sin que nadie, curiosamente, pudiera arrebatarle el escaño, de 1962 a 2009, año en que murió) con una actuación a veces destacada, a veces mediocre.
Pero esto no se detuvo ahí, el destino de su hijo John Jr. fue igualmente trágico y misterioso, muerto junto a su esposa y su cuñada en la avioneta que tripulaban en 1999, camino a una boda en Martha's Vineyard, supuestamente cayó al mar a consecuencias de la niebla, aunque hay que recordar que John-John, como era llamado por la prensa del corazón, había toda su vida aparecido como el "playboy millonario" indolente y frívolo, pero en sus últimos años estaba mostrando que aquello había sido un disfraz: de repente, comenzó a editar una revista sobre política: George, desde un punto de vista aristocrático y fino, pero crítico, y a hacer apariciones en las que dejaba entrever que tenía intenciones de entrar a participar activamente en los asuntos públicos del país...
¿Qué habría pasado si este joven, que causaba furor entre las damas dada su apostura y enternecía los recuerdos de los mayores por aquella escena del funeral de su padre en que, al paso del féretro, respetuosamente rinde el saludo militar, a sus 3 años de edad, hubiese incursionado en los terrenos políticos? Yo creo que hubiese buscado el escaño en el Senado por el estado de Nueva York en lugar de Hillary Clinton, y actualmente estaríamos hablando del Presidente Kennedy, en vez del desastre de Soetoro, aunque quién sabe cómo sería su gobierno, puesto que John Jr. continuaba con la tendencia, errónea que tuvo su padre, por cierto, de rodearse de personajes de la farándula a los que empoderó: en su época su cuñado el actor británico Peter Lawford, el cantante Frank Sinatra (relacionado con las mafias, por cierto) y demás miembros del llamado Rat Pack, grupo de faranduleros destacados por su disoluta vida y sus excesos, John Jr. por su parte, tenía entre sus amigos a Madonna, Sean Penn, Susan Sarandon, Oliver Stone y demás faranduleros seguidores del "Progresismo" de Izquierda a la vez que una lujosa vida de millonarios, una tendencia seguida por Obama quien, con poca fortuna, ha intentado imitar en su Gobierno a los Kennedy.
Algo que es seguro, y quizá no le convenía a muchos, es que sin duda John Jr. hubiera investigado la verdad sobre lo ocurrido con su padre y su tío.
Como sea, John F. Kennedy debe ser recordado por sus logros y virtudes más que por sus errores y defectos, o los de su padre: Su oposición a la guerra como vía de solución de las controversias internacionales y su búsqueda del entendimiento y la negociación, con firmeza, sin cobardías ni rendiciones, su defensa de la libertad como el bien humano supremo, la búsqueda de rectitud y moral en el quehacer político, el encarrerar a Estados Unidos, y a la humanidad entera, en la exploración y conquista del espacio exterior como el verdadero destino de los que habitamos este planeta, por ello, y por sus extraordinarios discursos de toma de posesión y frente al Muro de Berlín, cargados de un pensamiento profundo y serio sobre la libertad y contra la apatía de los ciudadanos, es que Kennedy debe ser recordado como la gran oportunidad perdida por EUA y el mundo:
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